Aprender a Obedecer (2)
Natalia (Gata) debe acostumbrarse a distintas humillaciones
Aprender a Obedecer (2).
Luego de pasar la noche en la celda, en la cual apenas pudo dormir a causa de los dolores provocados por los castigos recibidos y su nueva condición, escuchó pasos que se acercaban.
-Levántate que es hora de comenzar la tarea. Luego de desayunar tienes que continuar con tu trabajo de cortar leña. Espero que no sea necesario castigarte nuevamente.-
Natalia rápidamente se incorporó y acompañando a Gonzalo a la cocina se dispuso a desayunar.
-Sé que la vida aquí no será fácil, pero debes acostumbrarte a trabajar y obedecer. Tu padre me ha encargado que te eduque al respecto.-.
-¿Mi padre? No puede ser.-
-Dime si es cierto o no que no estudias, no trabajas, no haces las cosas de la casa y te la pasas vagoneando todo el día.-
-Bueno es cierto que no trabajo ni estudio pero -
No supo que agregar.
-Cortar leña no es un trabajo para una mujer y mucho menos desnuda y azotada en sus partes íntimas si se rebela.-
-Puede ser que no sea el trabajo para una mujer pero sí para ti y lo harás como yo mando. Caso contrario ese culito sufrirá nuevos azotes.-
-Apenas puedo sentarme. No tiene derecho a hacerme esto.-
-¿Recuerdas lo que has firmado?-
-No lo firmé libremente. Me obligó.-
-Pero lo firmaste. Ahora basta de charla Gata y a trabajar.-
-¡No me llame Gata, soy Natalia!
Una fuerte palmada resonó en el magullado culo de la joven que no puedo evitar un quejido
-Calla y a trabajar si no quieres más castigos.-
Nuevamente debió resignarse a cortar leña. Antes del mediodía su cuerpo estaba bañado en sudor, momento en que Gonzalo fue a buscarla.-
-Estás sucia como una puerca. Te bañarás y prepararás el almuerzo. Estoy hambriento. ¡Vamos! ¡Apúrate!
Al borde de las lágrimas de dirigió a la ducha. Se bañó, secó y de inmediato se dirigió a la cocina a preparar el almuerzo.
Nunca había sido su debilidad cocinar pero comprendió que lo mejor era esforzarse. No quería que Gonzalo pudiera molestarse.
Terminada la limpieza de la cocina, escuchó decir:
-Ahora me la vas a chupar hasta que vacíe mis huevos en tu boca. Por ser la primera vez que recibes mi leche, te dejaré que no la escupas y te laves la boca. Luego irás a trabajar.-
-No voy a chupar su pija y mucho menos recibir la leche en mi boca.-
-Mira Gata, no quiero volver a castigarte que esta vez será más fuerte. Si tu adiestrador, como de ahora en más me llamarás, te ordena algo lo cumples y se acabó. Si no, sabes a lo que te expones.-
-Pero ¿Por qué me hacen esto?-
-Porque eres desobediente y la única manera de que aprendas es así, con mano firme.-
-¿Y por qué tengo que estar desnuda mostrando mis intimidades?-
-Primero porque me gusta ver mujeres con buen cuerpo, culo y tetas firmes, desnudas y segundo para poder castigarte si no obedeces.-
Natalia, resignada se dirigió a cortar leña. Nunca hubiera pensado hacer semejante trabajo de esta forma y debía buscar la manera de escapar de ese encierro.
Luego de varias horas de tarea su "adiestrador" fue a buscarla.
-Otra vez sucia como una puerca. Báñate y luego ven a la sala que quiero mostrarte unos videos.-
Luego de tomar una ducha reparador se dirigió a la sala. Allí estaba Gonzalo.
-Siéntate aquí que quiero mostrarte unos videos de chicas que se portan mal y que deben ser castigadas. Así puedes tener una idea más acabada de lo que puede sucederte si intentas desobedecer, escaparte o cometer cualquier falta.-
La pantalla mostraba distintas escenas en las cuales las mujeres eran castigadas de las maneras más crueles y también violadas reiteradamente. Natalia comenzó a sollozar. Se veía reducida a la esclavitud, con trabajos pesados y torturada de todas las maneras posibles y violada tanto por atrás como por delante.-
-Esto es una muestra. Quiero que comprendas que no tienes alternativas. Deberás obedecer y dejar que haga contigo lo que quiera, absolutamente lo que quiera.-
-Tenga piedad de mí. Yo no le hice nada para que me trate así.-
-A mí no, pero tu familia no opina lo mismo. Por eso estás aquí. En cuanto demuestres obediencia ciega a mis caprichos y dejes que haga con tu cuerpo lo que quiera, entonces estarás en condiciones de volver a tu casa y comportarte como una persona mayor y no como una pendeja boluda.-
-Ahora prepara la cena y te vas a dormir. Quiero que mañana estés descansada. No será necesario cortar más leña y saldemos a caminar por el parque de esta casa.-
Natalia se sintió aliviada. Por lo menos no tendría ese trabajo tan pesado. Luego de terminar en la cocina, Gonzalo la llevó a la celda y le esposó los brazos en la espalda.
Te he puesto una colchoneta en piso para que te acuestes en ella. Puedes cubrirte con esta manta.-
Casi inconcientemente Natalia respondió con un ¡Gracias Señor! Pero fue corregida de inmediato por Gonzalo.
-Gracias entrenador por cuidar a Gata. Así debes responder.-
Natalia repitió la frase mientras la vergonzante situación le hacía subir el color de sus mejillas.
Durmió sin dificultad durante toda la noche. Al despertarse Gonzalo estaba en la celda y había retirado la manta.
-Creo que es hora que dejes de ser virgen. Una buena penetrada te predispondrá para la caminata.-
Si bien Natalia había ofrecido su concha para aliviar los castigos, ahora no quería ser violada, pero su situación no le permitía defenderse. Con las manos esposadas en la espalda y echada desnuda en la colchoneta, cualquier intento de resistencia era inútil.
-Quiero que pongas tus manos debajo del culo, abras y levantes las piernas para mostrarme la concha.-
Aunque vaciló un momento, obedeció. Todavía le dolían los azotes recibidos.
Gonzalo lentamente comenzó a masajear las tetas y pasar un dedo por la concha y tocar el clítoris de la joven que permanecía inmóvil. Luego se quitó la ropa y una pija dura y erecta apareció a los ojos de la joven.
Se puso en posición y comenzó a adentrarse en la vagina que por efecto de magreo estaba bastante lubricada. Lentamente fue empujando hasta romper el himen y clavarla hasta el fondo. Natalia permanecía con los ojos cerrados.
Estuvo bombeando un rato y cuando notaba que se acercaba la eyaculación, retiró la pija de la vagina para echar el semen sobre los pelos del pubis. No quería embarazarlas y todavía no le había colocado el DIU.
Mientras tanto Natalia lloraba en silencio por la impotencia de su violación y porque sentía que no podía hacer nada por remediar la situación.
-¿Ves el semen que hay en los pelos del pubis? Eso no es higiénico. Quiero que te los afeites y siempre tenga la conchita depilada. Además vendrá un médico a colocarte un DIU para cogerte sin peligro de embarazo.-
-¿Me va a seguir cogiendo así? ¿Me va a tratar como a una puta?-
-Como a una puta no, porque no pago por cogerte, lo haré gratis y todas las veces que quiera, lo cual no impide que te castigue si te portas mal. ¿Ahora entiendes por qué no pudiste sobornarme ofreciéndome tu concha? La puedo usar cuando quiera sin pedir permiso a nadie.-
Natalia no supo que contestar. Simplemente se le hizo un nudo en la garganta. No tenía salida.
Luego de desayunar, Gonzalo le colocó unos grilletes en los tobillos, le esposó las muñecas y le colocó un collar con una cadena. Tomó una fusta y le ordenó salir al parque.
-¿Me va exponer así desnuda y encadenada? ¿Así tendré que andar por el parque?-
¡Claro! ¿Cómo quieres estar? Quiero mirarte el movimiento del culo mientras caminas, tocarte las tetas si me place o ponerte un dedo en la concha si lo creo satisfactorio. Para eso debes estar desnuda y con restricciones de movimiento. Vamos, anda.-
Natalia salió al parque. Era enorme, con muchos árboles y corría una brisa que le erizaba la piel y le endurecía los pezones. Habían caminado solamente unos metros cuando sintió la mano de Gonzalo en su culo.
-¡Qué buen culo tienes! Mira que he paseado muchas jóvenes por este parque y que he tocado cantidad de culos, pero éste está muy bueno.-
Natalia caminaba lo más rápido que le permitían los grilletes de los tobillos. Se miró las tetas y aun tenía las marcas de los azotes recibidos y sus pezones sus pezones estaban turgentes. Parecían que querían escapar de las tetas. Esperaba que Gonzalo no lo notara, porque seguramente abusaría de ellos, pero se equivocó.
Poco después los dedos del hombre apretaban y retorcían las puntas color cereza de sus tetas. ¿Le dolía el pellizco? ¡Claro que le dolía, en especial porque había recibido un azote justo en los pezones y ahora eran magreados por Gonzalo! A pesar de todo evitó quejarse.
Luego de una hora de caminata se detuvieron. Gonzalo le ordenó que se acostara boca arriba, con las manos, esposadas, en el culo y las piernas estiradas.
-No tienes ninguna marca en el vientre. Diez azotes con la fusta dejarán unas hermosas marcas.-
-Mi entrenador. No me castigue. He hecho todo lo que pidió, no me quejé cuando me retorció los pezones. ¿Por qué me castiga ahora?-
-Simplemente por gusto, para dejarte unas rayas rojas sobre esa piel tan blanca. Aquí va el primero.-
El dolor fue intenso. De la garganta de Natalia salió lo que podría llamarse un aullido. Sus ojos se humedecieron. Segundos después hacía impacto el segundo azote. Así hasta completar los diez. Ahora Natalia lloraba desconsoladamente. El dolor era intenso.
Gonzalo estaba satisfecho. Estaba entrenando bien a su pupila. Se propuso que en la mañana siguiente la penetraría por el culo, así la última barrera de resistencia caería. Gozaba anticipadamente humillando de esa manera a Gata.
Efectivamente al despertarla en la mañana siguiente le anunció:
-Dentro de poco tiempo te voy a sodomizar. Por lo tanto lávate bien porque no quiero ensuciarme contigo.-
-Pero pero ¿No le ha alcanzado con todo lo que sufrido?-
-No, no me ha alcanzado. Ya te he dicho que debo lograr que obedezcas todo lo que te sea ordenado y nada mejor que humillarte para lograrlo. Recuerda, aquí no eres más que un pedazo de carne.-
Natalia no estaba horrorizada por ser sodomizada. Eso quizás fuera lo de menos. Tampoco que le doliera mucho esa primera penetración anal. Lo que más le dolía era la impotencia de tener que obedecer. "Ahora harás tal cosa, luego tal otra, ahora te la meteré por el culo". Ella siempre había hecho lo que quería y ahora se encontraba que debía hacer lo que otro quisiera, cómo quisiera y en el momento que quisiera. No se iba a dejar avasallar, por lo que respondió:
-No voy a permitir que me la meta por atrás. ¡De ninguna manera!-
Gonzalo no respondió con la palabra, lo hizo con un fuerte puñetazo por debajo de la cintura de Gata. Por la sorpresa y el dolor, aparte de lanzar un quejido, Natalia se dobló sobre su cintura y cayó al suelo. No esperaba semejante golpe.
-¿Todavía no has aprendido a comportarte? Demoraré sodomizarte. Primero te castigaré.-
Casi sin darle tiempo a reaccionar, le ató los tobillos y la izó suspendida de los mismos. Ahora Natalia trataba de zafarse de la posición pero rápidamente le ató firmemente los brazos en la espalda. Ahora se balanceaba con su cabeza escasos 50 centímetros del suelo.
-Gata, te he dicho que me molestan tus impertinencias. Unos azotes en el culo y en los muslos te harán recordar que me debes obediencia.-
-No, no quise decir eso. Métamela por el culo pero no azote.-
-Es tarde. El látigo te hará reflexionar mejor.-
El primer azote, muy fuerte, cayó en los glúteos de Natalia, que aun conservaban marcas de castigos anteriores. Sus ojos se nublaron por las lágrimas que los inundaron.
Continuará.