Aprende
Mi profesor me recibe en su casa y me da una lección que no podré olvidar...
A las 9 en punto estaba en la puerta llamado al timbre. Él vestido solamente con un vaquero me hizo pasar examinando mi atuendo de arriba abajo.
¿Esto es lo más provocativo que tenías en el armario? Vamos a tener que llevarte de compras. Por el momento te arreglaré este desaguisado - Se acercó a la cocina y cogió unas tijeras al volver comenzó a recortar mi ropa a su antojo mientras la llevaba puesta Esta falda es demasiado larga, tiene que verse ese precioso tanga cada vez que te sientes. Y que me dices de este escote. ¡Solo se ven la mitad de tus enormes senos! Quiero que se vea todo menos tu pezón. Además quiero que se vean también por debajo.
Yo estaba tan asustada que no me atrevía a hablar. Mientras notaba el filo de las tijeras y sus manos recorriendo mi cuerpo y destrozando mi ropa.
Sabes que se el fin de semana empiezan las vacaciones. Te quedarás en mi casa hasta que se acaben. Son solo un par de semanas tras las cuales decidiré que hacer contigo. ¿Entendido?
Sí, claro. Logré decir con voz queda.
Lo primero déjame la maleta. No vas a estar ahí quieta con eso.
Cogió mi maleta y la metió en un armario bajo llave. Se sentó en el sofá y me dedicó una lasciva sonrisa:
Ven aquí, encanto.
Obedecí y sus manos me rodearon colocándose una en mi cintura y la otra en mi seno.
¿Sabes por qué estás aquí?
No.
Estás aquí porque voy a disfrutar de estos enormes senos que he estado viendo todo el año y vas a hacerme todas las cosas que he imaginado.
Al terminar su frase pellizcó levemente mi pezón haciendo que un gemido escapara de mi garganta. Me cogió más fuerte el pecho y lo sacó de la camiseta. Comenzó a lamerlo y a morderlo mientras su otra mano se colaba entre mis piernas y me arrancaba el tanga. Cuando notó la humedad creciente en mi sexo me levantó del sofá y me puso sobre la mesa, haciendo que mis pechos mezclaran la tibieza de sus manos con la fría caricia del cristal.
Con una fuerza inusitada me penetró bruscamente. Una sacudida de dolor y placer recorrió mi espalda y comencé a tener el primer orgasmo de la noche. Él sonrió aviesamente y siguió penetrándome mientras sus dedos jugaban con mis pechos.
Cuando volvió a sentir que estaba a punto de correrme bajó el ritmo.
No te has ganado un segundo orgasmo. Para eso tendrás que demostrarme que vas a obedecerme. ¿Vas a obedecerme?
Sí, por favor no pares, haré lo que me pidas.
Delante de ti hay un pequeño mando. Si lo enciendes conectarás mi cámara de video. Si lo haces te permitiré correr y si no te torturaré con este lento movimiento o incluso con detenerme. Al terminar la frase dejó de mover sus caderas para dar mayor énfasis a su amenaza. Así que tu decides.
Mis manos temblorosas se acercaron al mando y pulsaron el botón de grabar.
Muy bien, ahora dile a la cámara quien eres.
Soy Sara.
Bien Sara, te has ganado tu premio.
Comenzó a mover sus caderas con un ritmo infernal que me llevó al más absoluto de los orgasmos en un momento. Antes de darme tiempo a reaccionar tras la extenuación me penetró analmente de un solo empellón. Un grito de dolor y sendas lágrimas recorrieron mis mejillas.
Ahora voy a enseñarte a correrte también así.
El dolor estaba suprimiendo la excitación así que él colocó algo metálico en mis pezones que comenzó a vibrar era como si me mordieran levemente. Él cogió la cadenita que unía ambos pechos y la colocó en una esquina de la mesa que combinado con su movimiento pellizcaba mis pechos y los hacía botar. Comencé a gotear de nuevo por mi sexo pese al dolor que producía su pene en mi ano. Noté como se corría dentro de mi y me llenaba. En ese momento introdujo dos de sus dedos en mi sexo y yo también me corrí.
Muy bien. Dijo mientras me daba una palmadita en el trasero sacando su sexo de mi interior Tráeme algo para lavarme y hazme la cena Luego seguiremos con la lección.
(Continuara )