Apoyado por su pequeña prima

La tristeza que sentía me pone en bandeja a la pequeña prima de mi mujer

Hace algo más de 9 años decidí mudarme a un pueblecito de apenas 600 habitantes en busca de encontrar paz y tranquilidad. Allí conocí a la persona más bondadosa que jamás he conocido. Pero La vida es dura, demasiado en muchos casos. En el mío en particular, la vida me hizo perder a la persona más importante de mi vida, la qué más he amado con diferencia. Ella era de esa clase de personas que cada cosa mala que nos ocurría la podía convertía en buenas. Mi mujer, a la que añoro con toda mi alma, sabía escuchar, sabía darme consejos, sabía hacerme sentir bien. Por ella, gracias a ella, soy quien soy hoy día. Después de esta "presentación" ( los nombres los voy a obviar) voy a lo que me ocurrió...

Mi mujer faltó hace unos meses debido a una leucemia. Estuvimos 3 años peleando contra la enfermedad. Cómo este relato va de sexo haré mención que durante todo ese tiempo no tuvimos sexo. Aunque bien es cierto que hasta la enfermedad tuvimo mucho y buen sexo. Ella era muy abierta en ese sentido y me enseñó mucho. Lo único que no le gustaba mucho era el sexo anal. Aunque algunas veces cuando se lo pedía ella aceptaba. También en alguna ocasión fuimos a clubes donde hicimos varios intercambios de pareja, algún trío e incluso me convenció para hacer el Trio con un transexual. La verdad es que lo disfruté mucho. En una ocasión, grabamos un vídeo para un conocido creador de videos porno y quiso probar hacer un squirting. El tío que grabó era una máquina y no solo lo consiguió, si no que me enseñó a provocarlo yo. También nos enseño a conseguir un orgasmo prostático, lo cual recomiendo a todos los hombres. También nos gustaba ver películas y vídeos porno y masturbarnos primero cada uno por su cuenta, después ayudándonos y terminar con un buen polvo.  Tampoco yo tuve con otra mujer, a pesar de que ella varias veces me dijo que entendería que buscase un desahogo. Nos dejó un vacío tremendo. El día de su velatorio, muchos fueron los que acudieron, al igual que el día del entierro. Yo estuve perdido mentalmente durante varias semanas. Ni siquiera era capaz de volver a casa. Cuando por fin decidí hacerlo y volver, muchos fueron los que vinieron a saludarme, a mostrar apoyo y a interesarse por mi. Entre ellos se encontraban una prima de mi mujer que al enterarse vino con su marido y con su hija. Siemprr nos hemos llevado de maravilla. A la niña, q cuenta ahora con 19 años, mi mujer la crió. Siempre ha pasado por mi casa como si fuese la suya. Montones de veces se ha quedado a dormir y siempre ha tenido nuestra confianza. Por poner nombres, a ella la llamaré Loli. Mi nombre será Manu. Ese día estuvimos largo tiempo hablando, ellos tratando de consolarme, yo deshecho en lágrimas. A la hora de marcharse, Loli me preguntó si se quedaba conmigo a cenar. Ella me prepararía un delicioso plato pues estudia cocina. Le dije que por supuesto. Sus padres también aceptaron. Así que nos quedamos los dos solos en casa. He aquí la conversación durante la cena:

Loli: Manu, sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras.

Yo: gracias cariño, aunque ni siquiera yo sé que debo hacer. Estoy desolado y no sé que camino debo seguir.

Loli: tú no te preocupes, mis padres y yo te ayudaremos en todo. Yo también la hecho mucho de menos... Te acuerdas cuando vinimos con la tarta para celebrar su cumpleaños? La ayudamos entre todos para que pasase un día estupendo, diferente. Y ademas.... Pero Manu, no llores!.

Manu: si que me acuerdo. Fue especial para ella. Ella te quería con locura. Era tu madrina y habría dado su vida por tí y...

No pude continuar hablando, roto por los recuerdos.

Loli me abrazó y susurrando me dijo:

Loli: estoy aquí contigo. Voy a llamar a mis padres y les diré que me quedo a dormir contigo. No pienso dejarte solo estando así.

Manu: pero Loli, cariño, solo dispongo de una cama!!! La otra está ocupada con las cosas de mi mujer.

Loli: me quedo y no hay más que hablar!!!

Manu: de acuerdo, te dejo la cama y yo me quedo en el sofá.

Continuará!