Aposté a mi mujer en la bolera (2)

Tras la apuesta de la bolera aun nos esperaban muchas sorpresas más

APOSTÉ A MI MUJER EN LA BOLERA 2 (Cont)

Miguela no me respondió únicamente me miraba con una sonrisa de niña traviesa que me aturdió más aún la mente por lo que tomé la bola, cerré los ojos y la lancé con fuerza a fallar. Fernando dio una palmada enérgica, no tiré ni un solo bolo en la primera tirada y de esa manera intentaba presionar a Miguela para que me ayudase a tomar una decisión en la segunda ronda. Fue inútil, ella no cambió la expresión de su rostro por lo que no pude adivinar si quería que ganara o no. Le volví a preguntar, ¿Qué hago? Y ella volvió a no responder. Me inundaba la duda, no sabia si ella deseaba estar con Fernando íntimamente aquella noche o si esperaba que yo ganase para librarla de aquella tonta apuesta. Pero, y yo, ¿deseaba que Fernando se la follara o no? Eso ya daba igual. Muy nervioso, agarré la bola cerré los ojos y lancé muy despacio. Me di rápidamente la vuelta y sin dar explicaciones me dirigí hacia la salida sin volverme ni una sola vez a mirar ni al marcador ni a la pista. Los demás participantes, ajenos al tema me miraban con caras raras y sin articular palabra alguna debido a la sorprendente reacción que tuve.

Ya en el aparcamiento, sentado frente al volante de nuestro coche, esperaba a que los hechos se sucedieran. No tenia ni idea de si había ganado o no la apuesta, no pude ver las caras de Fernando ni de Miguela, y tampoco escuché comentario alguno mientras me alejaba hacia la salida y me perdía entre la tormenta de ruido que provocaban el resto de personas repartidas en las distintas pistas. Yo visitaba desde mi móvil nuestra web personal http://swinger.es.kz y pensaba que todo lo que imaginábamos el día de su creación se podía hacer realidad esa noche. Se abrió la puerta del coche y el corazón me botó en el pecho a la par que la polla se me puso medio dura. Era Miguela, se sentó al lado mío sin dirigirme la palabra. Le pregunté qué había ocurrido, ¿había ganado? Ella me respondió enfadada que si tan importante era el resultado no tendría que haberme marchado de esa forma ya que el resto de compañeros de partida se lo tomaron muy mal y a ella le tocó dar las falsas explicaciones pertinentes para encubrir mi mal comportamiento. Le pedí perdón y le expliqué que estaba muy nervioso y que jamás volvería a ocurrir, le pregunté de nuevo por el resultado de la partida y volvió a negarme la información. Para suavizar la situación, me acerqué y la besé en el cuello mientras veía como se le erizaban los pezones a través de la tela, ella dirigió su mano a mi paquete y empezó a tocar mi polla semidura debido a la situación tan morbosa y la visita que anteriormente hice a nuestra web personal leyendo los comentarios de los amigo en el foro. Pensé que querría sexo tras la tensión acumulada pero su reacción fue muy distinta. Se volvió hacia mi con una mirada fulminante y me dijo que a quién había visto en el parking para ponerme así de caliente, ¿Acaso había visto a alguna tía que me pusiera así de cachondo?, le traté de explicar que se me empalmó nada más entrar ella en el coche pero fue inútil.

Durante el regreso a casa no paró de recriminarme que me gustaban otras mujeres y que a ella ni la miraba, me decía que con aquella actitud no la respetaba lo más mínimo y que le parecía increíble que fuesen otros hombres lo que se pusieran cachondos al verla o al tocarla. Yo enseguida le regañé por aquella actitud pero ella continuaba con su cantinela hasta que por fin vislumbré el tema de fondo. De un momento a otro estaba relatándome todo lo que había sucedido en la bolera frente a mis ojos sin yo darme cuenta. Cuando Fernando la abrazaba tras una buena buena jugada aprovechaba para frotar su polla contra ella por lo que pudo notar que estaba empalmadísimo. Cuando yo lanzaba, Fernando la miraba y le hacia guiños incluso un par de veces se acercó a ella por detrás para pegarle la polla en su culo y hacerle comentarios sobre su ropa y sus tetas, todo ello de manera disimulada pero de común acuerdo. Ahora me explicaba que no me respondiese a mi preginta, ella también dudaba. Le pregunté si se había puesto cachonda con la actitud de Fernando y su respuesta fue rápida, metió la mano en el bolso y sacó su tanga acercándomelo a la cara. Se lo arrebaté de la mano porque no veía la carretera y con mis dedos pude notar que estaban empapadas, sus flujos hacían que mis dedos resbalaran, mi nariz notase su aroma a hembra en celo y mi polla se empalmase del todo pensando que Fernando había logrado calentarla de aquel modo. Le pedí que le desabrochase los vaqueros y metí mi mano hasta su coñito sin la resistencia de las bragas. Noté la humedad que ya había dejado en la entrepierna del pantalón y el mar de jugos que inundaban su chocho, ella se mordió el labio inferior y se acomodó en el sillón, quería que le acariciase el coño con los dedos. Mi polla estaba durísima y mi mente muy caliente al preguntarme que estaría imaginando Miguela mientras la masturbaba. De pronto noté como su mano buscaba mi polla, le ayudé a sacármela y comenzó a acariciarla y a hablar haciendo que mi sorpresa fuese mayúscula ya que me trataba como si yo fuese Fernando. Me gemía, me llamaba, me susurraba guarradas como si Fernando llevase el coche y yo no estuviese allí. Decía cosas como que le ponía cachonda ser infiel con el mejor amigo de Miguel, que lo que estaba tocando era una polla y no lo que Miguel tenia…. Y a mi… en vez de enfadarme me ponía mucho más caliente oírla decir todo aquello, me emocioné tanto que estuvimos un par de sustos mientras conducía. Deseaba llegar a casa y follármela por todos sus dilatados agujeros. Incluso, para calentarnos aún más podíamos tener cibersexo con alguien conocido que hubiésemos conocido a través de nuestra web http://swinger.es.kz .

Aparcamos y con los pantalones medio bajados nos dirigíamos hacia casa dándonos besos y restregando nuestros cuerpos calientes, deseaba tirarme a aquella mujer que me resultaba casi extraña al hablarme como si no fuese yo. Me quedaba claro que le hubiese encantado follar con Fernando o al menos, seguir con él un poquito más el juego tan cachondo que habían iniciado en la bolera. Entonces le pregunté si le hubiese gustado darle sus bragas húmedas a Fernando para que él las hubiese olido en recompensa por sus achuchones en los bolos. Ella me respondió que sí, y que pensaba dárselas ahora mismo y me señaló con el dedo donde hacia donde estaba aparcado su coche en frente de nuestra puerta. Miré hacia el patio y lo vi esperando sentado en los escalones de la entrada. El corazón me dio un vuelco por enésima vez aquella noche. ¿Acaso perdí la partida?, pregunté, a lo que Miguela respondió, Y eso qué importa ahora,.

Entramos los tres en silencio en casa. Ella cogió de la mano a Fernando y lo dirigió hacia uno de los sillones del salón donde se sentó. Miguela se dirigió hacia mi y agarrándome también de la mano me dirigió a unos escasos treinta centímetros frente a Fernando y me dijo, Ahora tú eres Fernando. Y agachándose un poco le dijo a nuestro amigo, Y ahora tu eres Miguel, ¿de acuerdo?. Los dos asentimos con la cabeza mientras ella puso una luz más tenue donde apenas podíamos ver nuestras siluetas en la oscuridad del salón. Se acercó de nuevo a nosotros y Miguela le dio las bragas que antes me enseñó a nuestro amigo diciéndole, Toma y disfruta con ellas así es como Fernando me ha puesto en la bolera. Aquello iba en serio, teníamos que meternos cada uno en nuestro papel lo antes posible, Miguela le había dado sus bragas a él imaginando que era yo quien iba a olerlas y a chupar los flujos que le hizo segregar nuestro amigo en la bolera, así que, debía prepararme para ser Fernando desde aquel mismo momento.

Allí de pie podía ver como mi amigo olía sus bragas mientras no nos quitaba ojo frente a él. Miguela desabrochó mis pantalones del todo y comenzó a tocar mi polla que estaba durísima. Se agachó dejando su hermoso culo embutido dentro de los vaqueros a escasos centímetros de nuestro amigo, se giró hacia él y le dijo, Miguel, huele y come toda la humedad que tengo en el coño por vuestra culpa mientras le doy la bienvenida a Fernando con unos besitos en su rica y tremenda polla. Nuestro amigo no lo dudó, se acercó a ella y comenzó a comerle el coño y el culo a través del pantalón mientras ella me deleitaba con una de las mejores mamadas que jamás me había hecho. Mi mente comenzó a trabajar. ¿De verás ella imaginaba que yo era Fernando y que el que estaba oliendo y comiendo sus pantalones era yo?. ¿Lo de hacerme esa mamada tan rica podía deberse a que se imaginaba que era la polla de Fernando la que le entraba en la boca?. El éxtasis que me provocaba su lengua hizo que dejase de pensar y me abandonase al placer, ya todo daba igual, desde ese momento yo era Fernando y mi amigo era el cornudo de Miguel, qué divertido.

Miguela se saco mi polla de la boca y miró hacia atrás donde Fernando la lamía ávidamente la entrepierna de sus pantalones y le dijo, ¿Oye vas a ser tan maricón toda la noche?, ¿no piensas bajarme los pantalones nunca para comerme el coño en condiciones?. Nuestro amigo miró con cara de asombro y enseguida comenzó a bajarle los vaqueros muy poco a poco. Miguela me miró con mi polla en su mano y me dijo, Lo siento Fernando, mi marido siempre ha sido un poco maricón, no se lo tomes a mal, ¿quieres que siga chupando tu polla?. Yo asentí con la cabeza. En ese momento me di cuenta de que ella deseaba que yo tomase el papel de Fernando en seguida y pasase a ser el macho dominante, es decir, ella quería que su marido disfrazado de Fernando mandase en aquel trío tan inusual. Le puse la mano en la cabeza y le acompañaba en el ritmo mientras me mamaba la polla, miré detrás de ella y vi como mi amigo disfrutaba comiéndo el coño y el culo depilado a mi mujer mientras ella empezaba a gemir y a dar grititos. Debía estar disfrutando el cabron de mi amigo Fernando metiéndole la lengua en el coño, de vez en cuando algún dedo y recibiendo todos sus jugos en la boca, a la vez, yo disfrutaba de la vista y de la tremenda chupada que Miguela me proporcionaba.

Sacando mi polla de su boca dijo, Que pollón tienes Fernando, Miguel acércate. Mi amigo dejó de chuparle el coño y se levantó del sillón con un bulto en sus pantalones más que notable. Definitivamente había disfrutado tanto haciendo de mí como yo haciendo de él. Miguela le ordenó que se colocase de rodillas y ella se puso detrás de mí. Comenzó a pajearme delicadamente y a hablar desde mi espalda, ¿Ves Miguel que polla tan hermosa tiene Fernando?. Mi amigo respondió que sí en voz alta mientras miraba como la mano de Miguela pajeaba mi polla a la altura de su cara. Miguela comenzó a hablar de nuevo, Quiero que le comas la polla Fernando, es nuestro invitado y si quieres que me folle debes pagarle con una buena mamada. Yo me asusté, aquello seguro que rompería el juego, mi amigo nunca me chuparía la polla a mi, si embargo, no tardé en notar la calentura de su boca rodeándome la polla. Increíble, mi amigo metido en mi personaje me estaba haciendo una mamada mientras Miguela me pajeaba desde atrás. Ella me susurró al oído, No te preocupes ya te dije que Miguel siempre ha sido un poco maricón. Su mamada era muy buena , Miguela me besaba la espalda y yo le acariciaba su culo con mis manos hacia atrás. Miguela se puso frente a mi, ordenó a nuestro amigo que se sentase en el suelo y mientras nos besábamos él nos chupaba a ambos. Claro está que prefería su coño y su culo a mis huevos pero no los abandonaba durante demasiado tiempo. Ella me dijo, Esto no lo imaginábamos ni en la mayor fantasía de nuestra web personal http://swinger.es.kz

Fuimos hacia la habitación agarrados de la mano de ella, mi amigo aun estaba vestido con un bulto enorme en el pantalón, no se quejó. Miguela no llevaba pantalón y yo iba totalmente desnudo. Al llegar a la habitación Miguela me tiró sobre la cama y comenzó a desnudar a mi amigo. Yo mientras me pajeaba mirándolos, en definitiva estaba viendo como Miguela me desnudaba a mi mismo aunque aquel hombre en la realidad se llamase Fernando. Le bajó los pantalones y le quitó la camiseta, por mucha imaginación que ella tuviese en algún momento se daba cuenta que no era yo el que tenia aquel dorso tan atlético y aquel paquete tan abultado. Ella lo acariciaba como nunca me acarició a mi, disfrutaba de su vientre plano, de sus pectorales duros y de su paquete rozándole el coño. Mi amigo igualmente le acariciaba el culo, le besaba el cuello y le pidió permiso para desabrochar la camisa y después el sujetador. Gozaba muchísimo, su sueño de acariciar y comerle las tetas a Miguela se había cumplido. Las agarraba, las apretaba, las chupaba, hasta que Miguela gritaba suavemente con una mezcla de placer y dolor. En un momento dado, Miguela bajó sus calzoncillos dejando libre una gran polla muy venosa y con un capullo reluciente. Hasta ese momento Miguela nunca le había visto la sexo a nuestro amigo y menos aun se la había tocado pero no pudo esconder su cara de asombro cuando libre de la presión del calzoncillo la gran herramienta de nuestro amigo apuntaba directamente hacia su vientre. Miguela le sujetó con fuerza eñ miembro y comenzó a acariciarlo. De vez en cuando se llevaba la mano a la boca para enjugarla con saliva y lograr así que resbalase mejor sobre la polla de nuestro amigo. Él no paraba de besarla y de acariciarle todo el cuerpo, yo en ese momento parecía invisible, les dejaba hacer mientras me pajeaba tirado en la amplitud de nuestra cama. Cerré los ojos y dejaba que los gemidos y los susurros acariciaran mi mente y el morbo fue creciendo dentro de mi. Abrí un momento los ojos y preferí no volver a cerrarlos cuando vi aquella estampa, Miguela le chupaba la polla delicadamente sentada en el borde de la cama.

Tras un buen rato comiéndosela se tumbo de lado junto a mi y comenzó a besarme cuando de pronto me dijo, Tengo una regla básica… mmmm… sólo permito que me folle mi maridito. Y entonces soltó un leve gemido y comenzó a moverse ritmicamente. Estaba claro que nuestro amigo ya se la había metido y le estaba dedicando una buena follada a juzgar por la expresión de su cara. Le pregunté que qué había sido de su regla básica, la de que sólo se la folle su marido a lo que ella contestó, Ahora es Miguel quien me está follando ¿recuerdas?. Eso es lo que siempre habia soñado ver desde que comenzamos a crear nuestra wen http://swinger.es.kz y nunca creí que fuese un amigo quien lo hiciese realidad.

Me besaba, me acariciaba… se la estaba follando a mi lado, le veía la cara de placer con los ojos entornados y a mi me producía un morbo tremendo y un seudo placer artificial al pensar que la estaban haciendo disfrutar a lo grande poniéndome los cuernos mientras yo lo veía todo. Se puso a cuatro pies y pidió que me colocase frente a ella para hacerme una mamada mientras él se la seguía follando desde atrás. Era fantástico, el ritmo que nuestro amigo le daba a su coño era el mismo que ella le comunicaba a mi polla, si se la follaba más violentamente me la mamaba de forma más salvaje y al contrario si aminoraba el ritmo de las embestidas. Los gemidos se mezclaban, estábamos muriendo de placer los tres juntos. Para ser la primera vez está saliendo todo muy bien y estamos disfrutando todos sin tapujos. La cara de mi amigo era de placer total y el sudor empezaba a resbalarle por el pecho. En ese preciso momento Miguela decidió que su regla había llegado a su fin por lo que se dio la vuelta y me ofreció el culo y acercó su boca a la polla de él.

Su coño estaba muy húmedo y caliente, además, el tamaño y grosor de la polla de nuestro amigo había dilatado tanto el sexo de Miguela que mi polla apenas rozaba las paredes de su enorme chocho. Por detrás Fernando, por favor métela por detrás…, me dijo mientras tenia la boca llena de polla de nuestro amante, y así lo hice, nuestro amigo le estuvo acariciando y lubricando con saliva el culito mientras se la follaba a cuatro pies y le lo había dejado húmedo y preparado para ser penetrado por mi, estuve a punto de darle las gracias. Evidentemente, ni ella ni yo sentíamos placer mientras le follaba el chocho debido a lo abierto que le había dejado el coño nuestro amigo por lo que meterla por su culo me pareció una buena idea. Acerqué mi polla a la entrada de su culo y poco a poco fue introduciéndose sin demasiada resistencia hasta que se la metí completamente, ella soltó un grito de placer que animó a mi amigo a cambiar de postura. Mientras yo seguía follando su culo, él se colocó con cierto esfuerzo debajo de Miguela y la penetro por su coño suavemente. Yo notaba como su polla entraba y salía del coño de mi mujer a través de la fina barrera de carne que separa el culo de su vagina. El placer era por tanto triple, en primer lugar estaba teniendo muy buen sexo anal con Miguela, a su vez, notaba el placer de rozarme con la polla de mi amigo a través de la fina carne que nos separaba e incluso nos rozábamos los huevos en cada embestida y por ultimo disfrutaba al ver como mi mujer encadenaba un orgasmo tras otro subiendo la intensidad y el tono de voz cada vez que alcanzaba uno nuevo.

Entonces fue cuando nuestro amigo dijo, Ya no aguanto más, y Miguela casi gritó, Quiero que mi marido se corra dentro. Sin esperar aclaración alguna me corrí dentro de su culo y escuché como mi amigo gemía y se retorcía de placer introduciendo lo máximo posible su polla en Miguela mientras se vaciaba dentro de su coño. Los espasmos de nuestras pollas se comunicaban a través de su fina carne. Nos incorporamos, a ella le chorreaba nuestro semen por todos sus placenteros agujeros, jugaba con sus dedos restregándoselo por el cuerpo dando la sensación de que disfrutaba plenamente con aquello, y le pregunté, Cuando dijiste lo de correrse dentro ¿a quién te referías?, ella me contestó lo mismo que cuando llegamos a casa, Y eso qué importa ahora.

No sé si volveré a recuperar la amistad de Fernando, lo que es seguro es que esa noche entre los tres logramos la partida perfecta tan ansiada en cada partida de bolos.

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