Apocalítico hero (Parte cuarta)
Asn y Yio se sienten alarmadas tras la salida de Joss del campamento. Ambas necesitan charlar para tranquilizarse en una de las primeras charlas sinceras que mantienen la una con la otra.
I (Yio)
La forma impetuosa en la que Joss dejó el campamento me dejó angustiada. Asn se dio cuenta de ello al mirarme a los ojos; tampoco ella parecía cómoda con la situación, de hecho le llamó a gritos para que volviese. Joss giró su cabeza para mirar hacia el campamento mientras iniciaba el descenso por el escarpado sendero hacia el valle, pero no vaciló en continuar y abandonarnos. Quizá a mí no me vió retorciéndome las manos nerviosa y pensando que se iba para no regresar jamás, allí parada en el promontorio y muy preocupada por el destino de todos nosotros: me había acostumbrado a su presencia y al mando firme que ejercía Joss sobre las decisiones que afectaban a nuestra seguridad, tan acertadas siempre. Fui una estúpida al insinuarle siquiera que él podía estar pensando en mis mis hijas para sucias pretensiones. Me recriminé a mi misma no conocer lo suficiente a esas alturas a Joss, ¿cómo podía haber pensado eso de él?, ¿no nos cuidaba lo suficiente?, ¿no nos había tratado con respeto hasta entonces? Necesitaba verle de nuevo para pedirle encarecidamente disculpas. Necesitaba verle en definitiva; tenerle cerca.
Por otro lado Joss dejó entrever que tenía sus preferencias sexuales, y allí no nos encontrábamos además de las chicas otras mujeres que no fuésemos Asn y yo. ¿Podía Joss estar por Asn? ¿O lo estaría por mí? Con ella solía hablar más y yo a veces parecía no existir. Yo extrañaba a mi marido pero empezaba a tener sensaciones encontradas en lo afectivo. Necesitaba sentirme querida de nuevo, sentir una abrazo varonil.
II
-¿Crees que volverá? -preguntó Yio a su compañera Asn.
-Estoy convencida, Joss nunca abandonaría a sus hijos -respondió Asn, aunque albergase mil dudas en su interior.
-¿Y adónde habrá ido?
-A cazar, o a explorar… No te preocupes, no nos abandonará- tranquilizó Asn a su compañera.
-¿Le quieres? -quiso saber Yio sorpresivamente.
-¿A quién? - se hizo falsamente la ingenua Asn.
-A Joss, por supuesto -aclaró Yio.
-Todos le queremos -respondió Asn.
-No me refiero a eso, lo sabes.
-¿Que si le amo? Puede que sí. Estoy confusa. Pero imagino que a ti te sucede lo mismo.
Yio no lo negó, pero permaneció en silencio unos segundos para después decir:
-Ambas hemos perdido a nuestros maridos, él ha perdido a su mujer…, han pasado tantas cosas y estamos tan ocupados en nuestras preocupaciones que casi ninguno hemos reparado en las pérdidas. Admito que junto a Joss me siento segura y siento que mis hijos lo están, así que me arrepiento de haber sido tan estúpida de haberle acusado y si es necesario saldré yo sola en su búsqueda para que regrese después de hablar con él.
-No creo que sea buena idea -dijo Asn-, lo mejor es que ambas nos quedemos en el campamento, permanezcamos vigilantes y cuidemos del grupo. Joss ha tenido un arranque de ira, es posible, pero volverá.