Apocalipsis XIV

Final de la historia

Un día, ya con todas sus mujeres embarazadas, se presentó Javier en la habitación de Lucía después de cenar, encontrándose con Mariana tumbada en la cama, mientras la rubia le comía el coño con gula. Javier se puso cachondo con la imagen y las interrumpió.

Javier: Ya veo que os lo pasáis muy bien sin mí, putas – dijo divertido.

Lucía: ¡Amor! – dijo dejando de comerle el coño a Mariana - ¿Deseas algo de tu puta?

Javier: Venía a relajarme, pero primero os voy a ver a vosotras, me apetece ahora ver una buena tortilla – dijo riendo mientras se sentaba en una silla en una esquina de la habitación.

Mariana: Disfruta entonces, mi amor – dijo guiñándole un ojo.

Lucía con una sonrisa pícara, bajo sensualmente entre las piernas de su prima y se colocó entre sus piernas, con la cara delante de su coño y comenzó a pasar su lengua por su coño, haciéndola gemir.

Mariana: ¡Oh sí, que bien usas la lengua, zorra! – gemía.

Lucía: Prepárate, puta, voy a comerte el coño y vas a chorrear – dijo cachonda por la situación.

Lucía comenzó a comerle el coño más intensamente a su prima, haciéndola gemir. Javier observaba caliente el espectáculo que ambas le daban. Mariana disfrutaba de la comida de coño de su prima mientras la agarraba del pelo y la hundía aún más en su coño. Lucía le comía con gula el coño, debía reconocer que le estaba gustando comerle el coño a Mariana con su amado mirándola.

Mariana: ¡Oh sí, cómeme el coño, zorra, sí, así! ¡Qué bien usas tu lengua, zorra! – gemía.

Lucía siguió comiéndole el coño a Mariana hasta que empezó a correrse salvajemente. Cuando su hermana se corrió, Javier se levantó de la silla y se acercó a ambas para corroborar que Lucía también estaba cachonda. Javier cogió a Mariana del pelo y la levantó con dureza y la empujó a la cama al lado de su prima y la colocó en la misma postura.

Javier: ¿No crees que tienes que devolverle el favor a Lucía, hermanita? – dijo levantándola de la cama del brazo y colocándola encima de ella.

Mariana: Como mi hombre ordene – dijo con voz post orgásmica – Prepárate zorra, te voy a comer entera.

Lucía: A ver si es verdad, puta.

Mariana comenzó a besarla apasionadamente, saboreando su sabor de la boca de su prima, fue bajando lenta y sensualmente por su cuello a sus tetas y empezó a comérselas y a morderlas con suavidad.

Lucía: ¡Oh sí, cómeme las tetas, puta, déjamelas listas para mi hombre, sí! – gimió.

Mariana: Nuestro hombre se pondrá las botas, entonces – dijo mordiéndole el pezón con mayor intensidad.

Mariana subió de las tetas de su amiga para volver a besarla con lengua, mirando a Javier sensualmente, mientras Lucía suspiraba en el beso de su prima. Javier se volvió a sentar mirando como su hermana calentaba a su prima, más todavía, bajando de nuevo a sus tetas para lamerlas y pellizcarlas. Cuando los gemidos de Lucía subieron de tono, Mariana bajó con su lengua por su cuerpo hasta su coño y empezó a lamerlo.

Lucía: ¡Oh sí, me encanta, sigue comiéndome el coño, puta, déjalo listo para que mi hombre me lo rompa! – gimió.

Mariana: Creo que nuestro hombre nos va a romper el coño a ambas – dijo mirando pícaramente a un excitado Javier.

Javier: No lo dudes, puta – dijo sacando su polla dura de su encierro.

Lucía: ¡Sigue comiéndome el coño, puta! – dijo agarrando sus pelos y apretando su cara contra su coño encharcado por la visión de la polla dura de su amado.

Mariana se vio presionada contra el coño mojado de su prima y, después de la sorpresa, comenzó a devorarle el coño con ardor. Javier lo veía ahora excitado cómo Lucía le daba de comer su coño a su hermana. Lucía miraba a su amado y colapsó excitada por su mirada de deseo.

Lucía: ¡Oh sí, cómeme el coño, sí, me corro, putita, me corro, sí, sí! – gemía.

Mariana: ¡Mmmmhhhggggg! – gemía.

Vio Javier como se corría Lucía y decidió seguir con el juego. Se volvió a levantar de la silla y cogía de los pelos a su hermana para sujetarla mientras tiraba de Lucía posicionándola tumbada en la cama y colocó a su hermana encima a horcajadas.

Javier: Ya está bien de juegos, quiero una tortilla – les advirtió - ¡hacerlo! – les ordenó.

Lucía/ Mariana: Sí, mi amor.

Mariana se colocó con las piernas abiertas en forma de V y se entrelazó con las piernas de Lucía, que se incorporó en la cama para pellizcarle los pezones a su prima y ambas se rozaron los coños suavemente.

Lucía: ¡Oh sí, me encanta la sensación de un coño rozando el mío! – gimió.

Mariana: ¡Oh sí, a mí también, sí! – gimió.

Mariana empezó a moverse, haciendo la tijera, mientras su prima echaba a cabeza para atrás por el placer. Unos segundos después, ya desatada, Lucía subió la cabeza y mirando a Mariana le agarró del culo y tiró contra ella, profundizando el roce.

Lucía: ¡Oh sí, quiero más, quiero correrme mirando tu cara de puta! – gemía.

Mariana: ¡Y yo también, zorra, sigue moviendo tu culo, perra! – gemía.

Lucía y Mariana profundizaron el contacto de sus mojados coños, empezaron a gemir más ruidosamente. En ese momento entró a la habitación Rachel que, al ver la escena, no dudó en colocarse junto a su amado y tras agarrarle la polla, besarlo, para segundos después ponerse de rodillas y engullir su polla.

Javier: ¡Oh sí, cómeme la polla putita, sí, prepáramela para follaros a las tres! – gimió - ¡Seguid! - les ordenó.

Lucía/Mariana: ¡Oh sí, mi amor! ¡Cómo tu desees, sí! – gemían.

Rachel: ¡Mmmmmhhhggg! – gemía.

Ambas empezaron a intensificar, no solo su roce de coños, sino también sus manoseos entre ellas. Lucía comenzó a tocar, acariciar y pellizcarle las tetas a Mariana mientras le agarraba del culo y le cogía una teta con fuerza. Javier, seguía recibiendo la mamada de su hermana pequeña, Rachel.

Lucía: ¡Oh sí, me encanta, puta, estás muy buena, sí, no quiero parar, sí, sigue guarra! – gemía.

Mariana: ¡Oh, sí, sí, me encanta, quiero más! – gemía.

Lucía pellizcó con dureza los pezones de Mariana, haciéndola gritar de placer, pero le calló la boca metiéndole los cuatro dedos en su boca. Mariana, como respuesta, le metió un par de dedos en su culo a Lucía haciéndola gemir ruidosamente y que se rozara más intensamente. Tras unos minutos así, ambas se corrieron como putas cachondas mientras gritaban mirándose entre ellas y a Javier.

Lucía: ¡Oh sí, me corro, puta, me corro, sí, sí! ¡Javier! – gritó de placer.

Mariana: ¡Oh sí, sí, sí, me corro, sí, sí! ¡Javier! – gritó extasiada.

Javier viendo como ambas se corrían se quitó a su hermana pequeña de entre sus piernas y se dirigió a la cama llevando a Rachel con él. Se sentó en medio de la cama cuando se apartaron Mariana y Lucía y sentó encima suyo a Rachel que se clavó la polla de su hermano en el fondo de su coño lenta y sensualmente sin dejar de mirarle a los ojos con amor y devoción.

Javier: ¡Vamos putas, seguid! – les ordenó a su hermana y prima – Y tú, ¡muéstrame cómo te correr con mi polla en tu coño, puta! – exigió a su hermana pequeña.

Rachel: ¡Oh sí, amor, sí, te voy a follar, mi amor, te hago mío, sí, sí! – gemía empezando a moverse.

Mariana y Lucía continuaron lamiéndose y jugando con sus coños mientras observaban a Rachel cabalgar a Javier con pasión, con amor. Eso les puso más cachondas. Rachel cabalgaba a su hermano al principio lenta y sensualmente, pero según pasaba el tiempo y aumentaba su calentura, la cabalgada era más salvaje, cómo si su vida dependiera de ello.

Rachel: ¡Oh sí, mi amor, te amo mi amor, amo tu polla, me encantas! – gemía mientras cabalgaba - ¡Oh sí, cómeme las tetas, amor, sí, son tuyas, sí! – gemía notando como su amado hermano le comía las tetas.

Mariana: ¡Oh sí, zorra, sigue moviéndote así, sí! – gemía.

Lucía: ¡Tienes el coño chorreando, perra, sí! – gemía.

Rachel cada vez cabalgaba más rápido a Javier, mientras que él no dejaba de comerle las tetas y la ponía muy cachonda. Javier comenzó a azotarla, cosa que Rachel recibió encantada, pues se corrió al sentir las palmadas de su amado hermano en su culo. Javier, al ver cómo se corría la levantó de encima suyo, la tumbó en la cama al lado de su hermana y su prima y la penetró de una estocada brusca su coño, comenzando a follarla salvajemente. Mariana comenzó a comerle la boca a su hermana mientras Lucía le comía las tetas.

Javier: ¡Oh sí, me encanta follarte duro, putita, sí, que coñito tienes, guarra, sí, eres muy puta! – gemía sin dejar de follarla.

Rachel: ¡Oh sí, mi amor, sigue usando a tu mujercita, sí, me corro, amor, me corro, sí, sí, me encantas! – gemía - ¡Vamos par de putas, seguid comiéndome! – gimió mientras le comía la boca a su hermana con lujuria.

Mariana: ¡Vamos zorrita, dame lengua, sí! – gemía.

Lucía: ¡Tienes las tetas más grandes, guarra! – gemía.

Javier siguió follándose a su hermana pequeña sin descanso durante mucho rato, intensa y salvajemente, mientras su hermana se corría sin parar, encadenando orgasmos brutales. Luego de unos minutos muy intensos, Rachel cayó desmayada tras un último orgasmo impresionantemente salvaje, dónde se corrió entre convulsiones, con los ojos en blanco y gritando de placer. Javier, al darse cuenta, le sacó la polla despacio y la dejó acostada para coger y colocarse detrás de Lucía y clavarle la polla de una estocada en su encharcado coño mientras le agarraba las tetas.

Javier: ¡Ahora os voy a follar a vosotras, putas! – gemía.

Lucía: ¡Oh sí, mi amor, folla a tu puta, a tu mujer, a tu esclava, dame polla, amor, dame fuerte, así, así, más, te necesito, lo necesito, oh sí, sí, me corro! – gritaba de placer.

Javier: ¡Calla la boca de esta puta, hermanita! – gemía sin dejar de follarla.

Mariana: ¡Cómo ordenes, amor mío! – gemía mientras la besaba sin descanso con lujuria, con lascivia.

Lucía: ¡Mmmmmhhhggggg! – gemía.

Javier se follaba a Lucía con violencia, sin descanso, por su coño empapado mientras ella y Mariana se comían las bocas con auténtica pasión. Javier, al tener a su disposición ambos coños, el de su hermana y el de Lucía, intercambiaba de uno a otro, sacándole la polla a su prima para metérsela a su hermana por el coño de una estocada, follarla salvajemente unos minutos y volver a embestir a su prima por el coño.

Javier: ¡Oh sí, tomar polla, putas! – gemía.

Mariana: ¡Mmmmmmhhhggggggg! – gemía.

Lucía: ¡Mmmmmmmmggggghhhhhh! – gemía.

Ambas se corrían como locas cuando tenían la polla de su amado en el fondo de su coño mientras la otra la besaba sensualmente, les daba mucho morbo. Rachel, poco a poco fue despertando y al ver como su hermano follaba a su hermana y a su prima, se colocó de rodillas en la cama y comenzó a masturbarse como loca.

Rachel: ¡Vamos, mi amor, folla duro a esas putas! – gemía - ¡Lo necesitamos!

Javier, tras ver como su hermana pequeña se masturbaba con violencia mientras le miraba, empezó a azotar el culo de Lucía, excitado y morboso. Rachel fue hacia su hermano y al principio le comió la boca, pero tras unos segundos de tener una guerra de lenguas en sus bocas, Rachel se colocó detrás y agarrando el culo de su hermano con fuerza, comenzó a imitar el movimiento de su hermano mientras le mordía el cuello. Ese ataque por parte de su hermana le puso muy cachondo y cómo no quería correrse tan pronto, le sacó la polla a su hermana Mariana del coño, colocó a Rachel a cuatro patas en la cama y a su hermana y a su prima al lado, en la misma postura.

Javier: Os voy a follar esos culos de zorras que tenéis – dijo colocándose detrás de Rachel.

Rachel: Lo estamos deseando, amor – dijo mirándole con deseo, moviendo su culito.

Mariana: Sí, necesitamos tu polla en todos nuestros agujeros – dijo dándose ella misma un azote.

Lucía: Complácenos, amor, fóllanos bien folladas, como solo tú sabes hacerlo – le suplicó con deseo.

Javier le colocó la polla entre las nalgas de su hermanita y tras darle un sonoro azote y dejar su polla en la entrada de su culo, ella solita comenzó a empalarse con su polla, lenta y sensualmente, gimiendo de placer al notar como la polla de su amado hermano le abría el culo. Mariana y Lucía comenzaron a masturbarse el coño mientras se metían un par de dedos en su ojete, para abrirlos, con sus cabezas pegadas al colchón.

Javier: ¡Toma polla, puta! – gemía - ¡Me encanta tu culito, perra! – gimió azotándola.

Rachel: ¡Oh sí, mi amor, y a mí que me lo rompas, sí, tengo toda tu polla dentro, sí, me has abierto el culo, sí, dame polla, rómpeme el culo a pollazos, amor, sí! – gemía pidiéndole caña.

Javier le empezó a follar el culo a su hermana pequeña cada vez con mayor intensidad, haciéndola gritar de placer mientras ella misma se masturbaba al mismo tiempo que él la azotaba con rudeza y le pellizcaba los pezones con fuerza. Mariana y Lucía se masturbaban mirando. Rachel disfrutaba como loca de la follada de su hermano. Javier estuvo un rato follando a su hermana pequeña, haciéndola correrse sin descanso, hasta que la vio cansada y le sacó la polla del culo para colocarse detrás de Lucía y la ensartó de una estocada su ojete, hasta el fondo, notando como le abría el culo.

Javier: ¡Toma polla, perra! – gemía - ¡Eres tan puta que te corres con solo metértela, putón! – gimió azotándola notando como se corría.

Lucía: ¡Oh sí, mi amor, mi amo, rómpeme el culo, úsame, no importa que seas brusco, me encanta, sí, ábreme el culo, sí, fóllame, rómpeme el culo a pollazos, mi amor, sí! – gemía pidiéndole caña.

Javier empezó de una a follarle el culo a Lucía con una velocidad salvaje sin dejar de azotarla con fuerza. Lucía recibía cada embestida con un grito de placer, implorando más mientras se pellizcaba ella misma los pezones con rudeza. Rachel descansaba con una cara de felicidad inmensa después de la follada de su amado hermano. Mariana se masturbaba sin llegar a correrse, esperando con ansia su turno. Javier seguía follando como un animal en celo a Lucía por el culo, haciendo que ella se corriera sin parar.

Lucía: ¡Oh sí, mi amor, me corro, sí, me corro, no dejo de correrme, sí, sí, sí! – gemía.

Javier se había dado cuenta de que últimamente, desde que estaba embarazada, Lucía se corría más, disfrutaba más. Se aprovechó de eso hasta límites insospechados, pues ella hacía todo lo que él le pedía, sin importar lo que fuera. Luego de unos minutos, la dejó descansar al notar como caía agotada en la cama, le sacó la polla del culo y se dirigió a su hermana Mariana. Miró las sábanas por un momento y se dio cuenta de que ninguna echaba heces, entendiendo que venían preparadas, eso le puso más cachondo. Cogió su polla y enfiló el culo gordo de su hermana que tanto le gustaba, para ensartarle la polla de una violenta estocada, haciéndola gritar de dolor y placer.

Javier: ¡Toma polla, puta! – gemía - ¡Estabais preparadas para que os lo follase, perras! – gimió azotándola con fuerza.

Mariana: ¡Oh sí, mi amor, tus putas siempre te complacerán, sí, te conocemos bien, sí, sabemos lo que deseas, lo que necesitas, sí, sí, no dejes de follarme, sí, sí, me encanta, me corro, sí, tengo toda tu polla dentro, sí, sí, sí, dame polla, rómpeme el culo a pollazos, amor, sí! – gemía pidiéndole caña.

Lucía: Sí, mi amor, tus putas siempre están preparadas para complacer tus deseos – dijo sin fuerzas, pero sonriendo feliz mientras le miraba.

Rachel: Nosotras deseamos tenerte en todo nuestro cuerpo, mi vida – dijo sonriendo feliz y enamorada.

Javier folló a su hermana mayor con más violencia, con más pasión, con más deseo, más morboso luego de escuchar sus confesiones. Mariana no paraba de correrse, disfrutando como siempre de la follada que le regalaba su amado hermano. Javier no supo cuánto tiempo se folló a su hermana mayor, tal vez horas, tal vez minutos, pero a él le parecieron segundos, porque luego de muchas embestidas violentas y varios orgasmos brutales de su hermana, iba a correrse. Sacó la polla del culo de su hermana mayor y automáticamente las tres se juntaron en medio de la cama, juntando sus caras, sacando sus lenguas y abriendo las bocas. Javier comenzó a pajearse con violencia frente a sus caras de viciosas.

Javier: ¡Oh sí, me voy a correr en vuestras caras de putas viciosas! – gimió.

Mariana: ¡Vamos mi amor, danos tu rica leche, la queremos toda! – gemía masturbándose.

Lucía: ¡Sí, mi amor, tus putas quieren que les des de beber, sí! – gemía masturbándose también.

Rachel: ¡Vamos, danos de beber, mi semental! – gimió pellizcándose los pezones con fuerza.

Javier: ¡Oh sí, me corro, sí, tomar leche, putas viciosas, sí, me corro en vuestras caras de viciosas, perras, sí, sí! – gimió.

Mariana: ¡Oh sí, mi amor, danos tu leche, sí, me corro! – gemía.

Lucía: ¡Riéganos con tu deliciosa leche, sí! – gemía corriéndose.

Rachel: ¡Sí, más leche, sí! – gemía corriéndose.

Javier se corrió como un animal en celo, loco de placer y morbo, en la cara, boca y tetas de las tres muchachas, que se corrían como locas al sentir cómo su amado les llenaba de leche. Luego de correrse, Lucía le limpió la polla a base de lametones para luego, unas a otras, lamerse la corrida de Javier de sus cuerpos sudorosos. Lucía le lamía la leche del cuerpo a Mariana, que lamía la corrida del cuerpo de su hermana, quién lamía la corrida del cuerpo de Lucía. Javier las miraba sonriendo divertido. Cuando acabaron, se tumbaron al lado de él, menos Lucía que se tumbó encima.

Javier: ¿Os ha gustado? – dijo curioso.

Mariana: ¡Mucho! – reía mientras lo besaba.

Lucía: No ha encantado – dijo besando su pecho con amor.

Rachel: Eres todo un semental – dijo amorosa mientras le besaba el cuello.

Javier: Desde que estáis embarazadas, estáis más fogosas – dijo serio.

Mariana: Es que nuestras hormonas nos piden un único antojo, tú – dijo mirándolo enamorada.

Lucía: Y la única manera de conseguirlo es ponerte muy cachondo – dijo divertida y morbosa.

Rachel: Para que nos folles bien folladas y nos des tu leche – dijo lamiéndole la oreja.

Javier: Pues conseguís vuestro objetivo – dijo riendo – Seguid así, me encanta que seáis tan fogosas – dijo mirándolas a todas – Bueno, vamos a descansar, que ha sido un día duro.

Así, en la cama grande de la habitación de Lucía, durmieron los cuatro, contentos, felices, extenuados de placer. La vida era plena para todos los habitantes de la casa.

EPÍLOGO

Cinco años después, Javier se encontraba en la granja, en el salón, viendo como sus hijos jugaban en el parque de juegos que había preparado para ellos, vigilados de cerca por una divertida Rosario, que, al no poder tener hijos, cuidaba a sus nietos con sumo amor y devoción. Cinthia e Isabel estaban en la cocina, preparando la comida, ambas lucían tripita de tres y cinco meses respectivamente, estaban felices de darle un nuevo hijo a Javier, que ya tenía dos hijos con cada una de ellas. Mariana, Rachel y Olga se habían ido a cuidar a los animales y a la huerta, dado que Javier estaba en reposo por una caída cazando. También lucían barriguitas de dos, cuatro y siete meses de embarazo, habiendo tenido ya cada una tres, dos y tres hijos, respectivamente. Lucía se encontraba en el baño, preparándole unos ungüentos caseros para su recuperación, también con una barriguita de cuatro meses de embarazo tras haber tenido ya tres hijos. En el hogar no podía haber más felicidad. Habían conseguido sobrevivir y estaban criando a sus hijos y nietos sanos y salvos. Lo habían conseguido.

Cinthia : Un hijo llamado Carlos de 2 años y una niña llamada Mónica de 3 añitos. Esperaba otro niño al que pondrían Ramón.

Isabel : Dos hijas mellizas llamadas Rocío y Esmeralda de 3 añitos. Esperaba un niño al que le pondrían Carmelo.

Mariana: Dos hijos mellizos, la parejita, el niño llamado Francisco y la niña llamada Manuela, ambos de 3 añitos, y otro hijo de 1 añito llamado José. Esperaba otra niña al que pondrían Leticia.

Lucía: Dos hijas gemelas llamadas Lilian y Ginebra, ambas de 3 añitos, y otro hijo de 1 añito llamado Iván. Esperaba otro niño al que pondrían Juan.

Rachel: Un hijo llamado Roberto de 3 años y una niña llamada Carla de 1 añito. Esperaba otro niño al que pondrían Víctor.

Olga: Dos hijos mellizos, la parejita, el niño llamado Jorge y la niña llamada María, ambos de 3 añitos, y otra hija de 1 añito llamada Carmen. Esperaba otro niño al que pondrían Santiago.

Eran una familia numerosa, una familia sana, una familia feliz. No tenían problemas con los "caminantes", todo iba bien.