Apocalipsis XIII

Sigue la vida en la granja con lagunas sorpresas

Luego de un par de meses en los que se folló a todas sus mujeres para embarazarlas, incluidas a su tía y su abuela se encontraba Javier volviendo de pescar solo cuando se encontró en el salón de la casa a todas sus mujeres. Le pareció raro. Se sentó en el sillón con todas mirándole con sonrisas radiantes.

Javier: ¿Pasa algo? – dijo curioso.

Cinthia: Pasa que somos inmensamente felices, amor – dijo sonriente.

Javier: Y yo que me alegro, pero, ¿y eso? – dijo curioso.

Olga: Verás amor, lo que pasa es que la familia va a aumentar – dijo sonriente.

Javier: ¿Qué? – dijo sorprendido.

Mariana: Estamos embarazadas – dijo sonriente.

Javier se quedó sin palabras. Iba a ser padre, él. No se lo podía creer, las palabras de su hermana mayor retumbaban en su cabeza. Todas le miraban sonrientes esperando su rección. De repente, se levantó con una sonrisa de oreja a oreja y todas se lanzaron a abrazarle en un abrazo grupal. Todos sonreían y las futuras madres lloraban de emoción al verlo tan contento.

Javier: ¿Quiénes estáis embarazadas? – dijo sin perder la sonrisa mientras se apartaba, eufórico.

Olga: Yo – dijo acariciándose la barriguita – Tenía un retraso de casi dos meses, me hice la prueba y dio positivo – dijo mirándole embelesada.

Javier: ¿Por eso me pedisteis en mi última ida a la ciudad que trajera predictor? – dijo sorprendido.

Mariana: Sí – dijo sonriente – Yo estoy de mes y medio, amor – dijo acariciándose la barriga.

Lucía: Yo de dos meses – dijo haciendo lo mismo mientras lo miraba con amor.

Rachel: Yo estoy de un mes – dijo imitando a su hermana y prima.

Isabel: Yo estoy de mes y medio, amo – dijo sonriente, acariciándose la barriguita mientras lo miraba con devoción.

Cinthia: Yo estoy de dos meses, amor – dijo sonriente imitando a las demás – Vas a tener muchos hijos.

Rosario: La única que no estoy embarazada soy yo, pero porque ya no puedo, llevo meses sin que me venga la menstruación, ya estoy menopaúsica – dijo con resignación – Estoy feliz por todos, ¡me vais a hacer bisabuela! – dijo con alegría.

Javier: ¿No quieres ser madre, abuela? – dijo curioso.

Rosario: Gustarme sí me gustaría, pero ya no puedo, me hice el test por si acaso, pero llevo sin menstruación desde antes del accidente – dijo melancólica – Pero seré la mejor bisabuela del mundo – dijo sonriente.

Javier: De eso no hay duda – dijo sonriendo.

Javier besó a cada una de ellas con amor, con devoción, con ternura. Le iban a hacer padre. Todas compartieron sin pudor, abrazos, besos y caricias en sus vientres. Rosario miraba feliz a todos, eran una bonita familia después de todo. Comieron y festejaron las futuras llegadas al mundo con alegría, riendo, cantando, bailando, todos relajados. Por la noche, se fueron todos a dormir, cansados, excepto Lucía y Olga, que se quedaron rezagadas y se miraron con complicidad. Javier subió a su habitación y se dispuso a dormir cuando la puerta de su habitación se abrió de par en par para dejar paso a Lucía y Olga, quienes tras cerrar la puerta se acostaron cada una a un lado de él.

Javier: ¿Qué hacéis aquí? – dijo divertido.

Olga: Venimos a descargar tus huevos, amor – dijo con lujuria mientras bajaba su cabeza a lamerle la polla de arriba abajo.

Lucía: Sí, tus esclavas están listas para servirte, amo – dijo mirándole con sensualidad y deseo a la vez que le besaba con ardor.

Javier: Ya es hora de que me comas la polla, puta – dijo agarrándole la cabeza a Olga para, sin previo aviso meterle la polla en su boca, haciéndola gemir - ¡Oh sí, puta, traga polla, sí, así, entera! – gemía.

Olga: ¡Mmmmmhhhggg! – gemía aguantando las arcadas - ¡Mmmmmhhhggg! ¡Mmmmmhhhggg!

Javier empezó a follarle la boca lentamente a Olga al mismo tiempo que la agarraba del pelo y ella se agarraba a su culo, mientras Lucía comenzaba a masturbarse mirando el espectáculo. Olga estaba acostumbrada a ese sexo tan salvaje, pues Javier incrementaba la velocidad de la follada a su boca a cada embestida. Javier le incrustaba la polla en su garganta y se la dejaba incrustada unos segundos para volver a sacarla entera y volver a metérsela. Olga estaba muy cachonda por ese trato. Luego de unos minutos, Javier le sacó la polla de la boca y la tumbó en la cama con ambas piernas bien abiertas, dejando expuesto su coño mientras Lucía se masturbaba al lado.

Javier: Veamos si estás lista para que te use, putón – dijo abriéndole las piernas y metiéndole la mano en su coño - ¡Estás empapada, perra! – dijo sonriendo travieso – Es bueno para ti.

Olga: Amo – gimió desesperada – no aguanto más.

Javier: Entonces no te haré esperar más – dijo colocándose encima suya, pero sin hacerla daño - ¿Te gusta sentirla? – dijo agarrándose la polla y restregándosela por el coño empapado.

Olga: ¡Oh sí, amo! – gimió.

Javier: Me alegro por ti, putón – dijo incrustándole su polla entera, de un empellón, en su coño.

Olga: ¡Oh sí, amo, hazme tuya, sí, sí, que pollón tiene, amo, sí, deme más, más, más, sí, así, duro, duro! – gemía.

Javier: Puedes correrte, perra, grita cómo la puta que eres mientras te corres para mí– gemía mientras comenzaba a follarla con violencia.

Olga: ¡Oh sí, amo, me corro, su putón se corre, sí, sigue, quiero más, su puta quiere más, sí, deme con su pollón bien duro, bien fuerte, sí, sí, más, así, duro, me corro! – gemía.

Olga se corría como loca mientras Javier no paraba de embestirla como loco. Javier notaba el coño de Olga más estrecho y resbaladizo según se corría como una gata en celo, pidiendo, suplicándole más. Lucía seguía masturbándose y estaba a punto de correrse, cosa que Javier notó.

Javier: Ven aquí, putita, ayúdame a callar los berridos de esta puta – ordenó sin dejar de follarse a Olga.

Lucía: Sí, amo.

Lucía se levantó de la cama en dónde estaba sentada masturbándose, viéndolos, para dirigirse a ellos y, entendiendo lo que le pedía Javier, colocarse sentada en la cara de Olga, callando sus gritos de placer.

Lucía: ¡Oh sí, putita, usa tu lengua en mi coño, sí, así, estoy a punto, zorrita, sigue! – gimió.

Olga: ¡Mmmmhhhhggg! – gemía sin dejar de comerle el coño a la rubia.

Javier: ¡Vamos, putita, quiero que te corras en la cara de esta guarra, sí, me encanta follarla, sí, córrete en su cara! – ordenó embistiéndola cada vez más violento y empezando a pellizcarla los pezones.

Lucía: ¡Oh sí, putita, me corro en tu cara, sí, sí, sí, no pares de usar tu lengua! – gimió

Olga: ¡Mmmmhhhhggg! – gemía recibiendo en su cara la corrida de la rubia, pero sin dejar de comerle el coño.

Javier siguió follando a Olga con violencia haciéndola encadenar orgasmos brutales mientras la rubia seguía sentada encima de la cara de ella, recibiendo una muy buena comida de coño. Lucía se corría cada vez que Javier se lo ordenaba, no sabía por qué, pero se ponía como loca cuando le ordenaba algo. Luego de unos minutos, Javier empujó suavemente a Lucía de encima de Olga quedando sentada en la almohada con las piernas abiertas y colocó a Olga a cuatro patas frente a las piernas abiertas de la rubia.

Javier: ¡Oh sí, me encanta follarte, putón! – gimió volviéndola a embestir por el coño de un empellón y girando su cara la besó con pasión.

Olga: ¡Oh sí, amo, y a su puta le encanta que la uses, oh sí, me llegas más profundo, oh sí, más, más! – gemía contra sus labios.

Javier: Ahora síguele comiéndole el coño a Lucía – ordenó dejándole la polla incrustada en el fondo de su coño – mientras te uso, putón, y, ¡tienes prohibido correrte! – ordenó embistiéndola de nuevo violento.

Lucía: ¡Oh sí, zorrita, vuelve a usar tu lengua en mi coño! – gimió cogiendo la cabeza de la morena y dirigiéndola a su coño mientras miraba con infinito deseo a Javier.

Olga: ¡Mmmmhhhhggg! – gemía - ¡Mmmmhhhhggg!

Javier comenzó a follarla de nuevo muy violentamente, llegándole muy profundo, mientras la azotaba y pellizcaba sus pezones, notando como su coño se empapaba más y más. Olga estaba en el cielo, nunca en su vida había disfrutado tanto del sexo. Lucía apretaba la cabeza de la morena contra su coño, pero miraba a Javier, solo a él, observando cómo se follaba a Olga. Luego de unos minutos de intensa follada, Javier se compadeció de Olga.

Javier: ¡Eres una buena puta, putón! – gimió azotándola.

Olga: ¡Mmmmhhhhggg! ¡Mmmmhhhhggg! ¡Mmmmhhhhggg! – gemía - ¡Mmmmhhhhggg!

Javier: Quiero que os corráis las dos, ¡ahora! – ordenó tirando del pelo de Olga para separarla del coño de la rubia, dejándole la polla incrustada en su coño.

Lucía: ¡Oh sí, me corro como una puta, sí, sí, sí, no puedo más, me corro! – gritó corriéndose como loca mientras se masturbaba con furia mirando a Javier, haciendo un skirt.

Olga: ¡Oh sí, me corro, amo, su puta se corre, sí, sí, sí, no puedo más, sí, me encanta, sí, sí, sí! – gritaba teniendo el orgasmo más brutal de su vida antes de colapsar y desmayarse de tanto placer.

Javier al darse cuenta de que Olga se acababa de desmayar la apartó con cuidado y la tumbó en la cama mientras Lucía seguía presa de su orgasmo sin darse cuenta de nada. Javier se colocó entre sus piernas y sin darle tiempo a reaccionar y darse cuenta de lo que pasaba, la penetró de una estocada su coño encharcado, empezando a follarla salvajemente mientras le comía las tetas con fuerza.

Javier: ¡Ahora te toca a ti, puta! – gimió mientras le mordía un pezón y le pellizcaba el otro con rudeza.

Lucía: ¡Oh sí, amo, no pares, fóllame, folla a tu puta, a tu perra, sí, úsame como a la más vulgar puta! – gritó de placer mientras atraía a Javier del culo con fuerza para que se la follara más profundo.

Javier: ¡Oh sí! ¡Qué buena estás, puta, sí, toma polla, guarra, sí, mírate siendo usada como una puta, toma rabo! – gimió sin dejar de jugar con sus tetas.

Lucía: ¡Oh sí, úsame, amo, úsame, sí, me corro, me corro, sí, no pares! – gritó corriéndose como loca sin dejar de ser follada por Javier.

Durante unos minutos intensos, Javier folló el coño de Lucía con pasión, con violencia, con rudeza, mientras mordía y pellizcaba sus pezones e intercambiaba besos apasionados con ella, jugando con sus lenguas mientras ella encadenaba orgasmos brutales. Olga despertó y se quedó tumbada, viendo cómo Javier follaba tan salvajemente a la rubia. Javier se dio cuenta y le sacó la polla del coño a Lucía para colocarla al lado de la morena, que la besó con lujuria mientras ambas miraban a Javier, que empezó a pajearse.

Javier: ¡Sois un par de putas! – gimió pajeándose frente a sus caras.

Lucía: Sí, somos un par de putas sedientas de tu leche, amo – gimió entre besos.

Olga: Sí, amo, danos tu rica leche, báñanos con ella – gimió.

Javier: ¡Oh sí, putas, me voy a correr en vuestras caras de perras viciosas, sí, tomar leche, sí, me corro, sí, sí, sí! – gimió.

Lucía: ¡Oh sí, amo, córrete en nuestras caras, sí, danos tu leche! – gimió.

Olga: ¡Sí, báñanos con tu leche, amo, dánosla toda! – gimió.

Javier se corrió como un animal en celo en las caras de ambas, que recibían la descarga de leche mientras no dejaban de besarse lujuriosamente ni de tocarse las tetas. Cuando Javier se corrió, se tumbó exhausto en la cama y ambas empezaron a lamerse de la cara de la otra la corrida de Javier con ansia, saboreando con lujuria su leche y, cuando se limpiaron con sus lenguas, se colocaron cada una a un lado de él.

Javier: ¿Os ha gustado? – dijo curioso.

Lucía: Muchísimo – dijo sonriente – Eres todo un semental.

Olga: Sí, estoy de acuerdo – le sonrió.

Javier: Me alegro – dijo sonriendo con arrogancia.

Lucía: Amo, ¿nos dejas jugar un poco? – dijo traviesa.

Javier: ¿Jugar? – dijo divertido.

Olga: Jugar – dijo acariciando las tetas de la rubia.

Ambas, luego de sonreírse cómplices, se colocaron delante de Javier, de rodillas en la cama y comenzaron a besarse juguetonamente mientras empezaban a acariciar sus tetas, mutuamente. Lo hacían despacio, de manera sexy y sensual. Querían volver a provocar a Javier, quién las observaba con lujuria y diversión. Durante un buen rato, ambas jugaron con sus cuerpos, se rozaban las tetas, se las estrujaban con sensualidad, se tocaban los coños gimiendo mientras se besaban con pasión y lujuria, haciendo que Javier volviera a tener una erección. Ambas se miraron cómplices y lujuriosas.

Lucía: Creo que necesitas mimos de tus putas, amo – dijo traviesa.

Javier: ¿Tú crees? – dijo con la polla en la mano.

Olga: Sí, amo, déjanos ocuparnos a nosotras – dijo pícara.

Al no obtener respuesta, ambas se pusieron manos a la obra. Olga se sitió a un lado de Javier y Lucía al otro, mientras Javier abría las piernas. Ambas empezaron a acariciarlo. Cuando Lucía miró su polla, la engulló con gula hasta los huevos, dejándola ahí unos segundos y volviéndosela a sacar para volver a repetir. Olga le puso sus tetas para que se las comiera Javier, cosa que él hizo con gula, pero al ver a la rubia comerle la polla con tanta ansia a Javier, le dio envidia y se colocó sentada encima de la cara de él, dándole a comer su coño mientras bajaba a comerle la polla a Javier con la rubia.

Olga: Lo siento por mi atrevimiento, amo, pero lo necesito – gimió – Use su lengua – dijo antes de lamerle la polla.

Lucía, al ver a la morena, se sacó la polla de Javier de la boca y la dejo espacio mientras le lamía los huevos, cosa que Olga aprovechó para incrustarse toda la polla entera en la garganta, chocando con los labios de la rubia. Lucía la miró sorprendida.

Lucía: ¡Serás puta! – acusó lujuriosa cogiendo su cabeza y no dejándola sacarla - ¡Cómele la polla, putón!

Javier: ¡Mmmmmmhhhh! – gemía.

Olga: ¡Mmmmmhhhhgggg! ¡Mmmmmhhhhgggg! ¡Mmmmmhhhhgggg! – gemía intentando respirar.

Javier comenzó a comerle el coño a Olga al mismo tiempo que ambas mujeres le comían la polla y los huevos a él. Ambas se turnaban para comerle la polla y los huevos, incluso a veces compartían lamidas a toda la polla de Javier mientras ambas respiraban y se lamían sus lenguas, llegando incluso a besarse apasionadamente en varias ocasiones, dándole más morbo la situación. Luego de unos minutos en los que ambas no dejaron de comerle la polla ni un solo instante y de que Olga se corriera un par de veces en la boca de Javier, ambas se quitaron de encima, colocándose a cuatro patas, abiertas de piernas.

Olga: Amo, úsenos – pidió.

Lucía: A su antojo, amo, cómo quiera, por dónde quiera – pidió.

Javier sin decir ni una sola palabra, sonrió pícaro mientras se colocaba detrás de ambas mujeres que miraban hacia el cabecero de la cama mientras se sentían expuestas, observadas por Javier. Javier empezó a acariciar a ambas mujeres con cada mano, sacándole suspiros de placer, antes de con una mano empezar a masturbar a Olga, tanto por el coño como por el culo, mientras hundía su lengua en el coño y en el culo de Lucía, lamiéndolo y succionándolo, haciendo gemir a ambas con mayor intensidad.

Olga: ¡Oh sí, amo, no pare, use sus dedos, sí! – gimió.

Lucía: ¡Oh sí, amo, sí! ¡Qué bien usas tu lengua, sí, me encanta! – gimió.

Ambas recibieron las caricias de Javier con placer. Mientras Javier daba un buen repaso a ambos coños y culos con su boca y mano ambas se miraron y cómplices empezaron a besarse. Alcanzaron una enorme excitación por el morbo. Javier se dio cuenta y paró para observarlas, que ajenas a que eran observadas, daban rienda suelta a su pasión besándose, jugando con sus lenguas y sus tetas, acariciándoselas mutuamente. Ambas notaron que Javier había parado, pero ninguna se esperaba qué iba a hacer. Javier con la polla erecta se colocó detrás de Lucía para, de una estocada lenta, pero profunda, penetrarla por el culo.

Lucía: ¡Oh, amo, me estás partiendo el culo, amo, me encanta! – gimió.

Javier: ¡Cállale la boca a esta puta! – le ordenó a Olga que rauda comenzó a besarla mientras le pellizcaba los pezones.

Javier comenzó a follarle el culo lentamente, pero profundo. Olga intento acallar los gritos de placer y dolor de la rubia con caricias y besos. Lucía estaba muy cachonda, sintiendo como Javier la follaba por el culo, sentía muchísimo placer. A los pocos minutos, Lucía ya se había acostumbrado a la polla de Javier y ya disfrutaba plenamente de la follada anal. Javier, viendo como le había costado a Lucía que le follara el culo, empezó a dilatar el culo de Olga, que le miró con deseo notando como jugaba con sus dedos en su ojete, metiendo y sacándolos.

Olga: ¡Oh sí, amo, me encanta cómo me tocas! – gimió.

Lucía: ¡Oh sí, amo, sí, folla mi culo, el culo de tu puta, de tu guarra, de tu esclava, oh sí, reviéntamelo, sí, sí, sí, me encanta! – gritaba.

Javier: ¡Oh sí, me encanta tu culo, puta, eres una guarra viciosa, perra, oh sí, te voy a reventar el culo a pollazos, puta! – gemía incrementando el ritmo de la follada y azotándola.

Lucía: ¡Me encanta como me partes el culo, sí, no pares, me voy a correr! – gritaba como loca.

Javier: ¡Córrete para tu amo, puta! – gemía incrementando el ritmo de la follada sin dejar de masturbar a Olga.

Lucía: ¡Oh sí, amo, me corro, tu puta se corre, sí, no dejes de follarme nunca, amo, sí, sí, sí, me corro! – gritaba.

Olga observaba masturbándose la escena. Javier siguió follando a Lucía por el culo unos minutos más, al principio follándola profundo y con fuerza, pero viendo cómo se corría y disfrutaba Lucía la empezó a follar violentamente, dejándole varias veces incrustada la polla en el fondo de su culo y dándole varios orgasmos, antes de cambiar de agujero y de mujer, para follarle el culo a Olga. Olga lo esperaba con ansia y en cuanto notó que Javier le colocaba su polla en la entrada de su ojete, se empaló ella sola con violencia, dando un grito enorme, mitad de placer, mitad de dolor.

Olga: ¡Oh sí, amo, no pares, fóllame sin miramientos, amo, así, sí, sí, sí! – gritó mientras movía su culo follándoselo ella misma.

Javier: ¡Qué buen culo tienes, puta! – gemía azotándola.

Olga: ¡Oh sí, amo, sí, que pollón tiene, sí, me encanta, me corro, sí, sí, sí, nunca deje de follarme, amo, sí, me encanta, sí! – gritó.

Javier: ¡Oh sí, eres una guarra, oh sí, te voy a reventar el culo a pollazos, puta! – gemía empezando a follarla y azotándola - ¡Tú! Devuélvele el placer a Olga – ordenó a Lucía.

Lucía: Sí, amo – gimió mientras se masturbaba.

Lucía comenzó a comerle las tetas a la morena con fuerza, mordiéndole los pezones y pellizcándoselos, haciéndole a Olga correrse de placer al sentir la doble estimulación. Javier comenzó a follar violentamente, con estocadas muy profundas y fuertes, el culo de Olga que encadenaba orgasmos brutales como nunca antes. Javier no paraba de follar a Olga, hasta que luego de unos minutos en los que ella tuvo varios orgasmos seguidos, le sacó la polla del culo y agarró a ambas del brazo para colocarlas de rodillas en el suelo.

Javier: Ahora os voy a llenar la cara de leche mientras os besáis, ¡putas! – ordenó empezando a pajearse.

Olga: ¡Oh sí, amo, llénanos de leche! – gimió.

Lucía: ¡Oh sí, amo, danos toda tu leche! – gimió.

Javier: ¡Oh sí, sois un par de putas! – gimió viendo cómo se morreaban lascivamente - ¡Me corro, putas, sí, tomar leche, sí, sí, me corro!

Javier se corrió como un animal en celo en las caras de ambas, que recibían la descarga de leche mientras no dejaban de besarse lujuriosamente ni de tocarse las tetas mientras le miraban. Cuando Javier se corrió, se tumbó exhausto en la cama y ambas empezaron a lamerse de la cara de la otra la corrida de Javier con ansia, saboreando con lujuria su leche y, cuando se limpiaron con sus lenguas, se colocaron cada una a un lado de él.

Javier: Sois unas buenas putas – dijo sonriendo - ¿Os ha gustado? – dijo curioso.

Lucía: Muchísimo – dijo sonriente – Soy adicta a ti, mi amor.

Olga: Siempre nos encanta que nos hagas tuyas – dijo sonriente abrazándose amorosa a él.

Javier: A mí también me encanta follaros, mis amores – dijo sonriente atrayéndolas a él con sus brazos.

Lucía: Eres único, amor – dijo mirándolo con amor y ternura.

Olga: ¿Podemos dormir contigo? – dijo mimosa.

Javier: Siempre que queráis – dijo sonriente mientras las besaba a ambas.

Lucía: Entonces siempre – dijo pícara mientras le besaba.

Ambas le sonreían mientras se recuperaban del esfuerzo. Luego, ambas se relajaron cada una a un lado de Javier y se durmieron plácidamente.