Apocalipsis VII

Sexo entre hermanos

A la semana siguiente, Javier dormía plácidamente, cómo cada mañana, cuando su puerta se abrió con sigilo y apareció su abuela, Rosario, esta vez. Le miró sonriente, lujuriosa al ver su polla aún flácida. No podía creer todo lo que se parecía a su difunto hijo. Se acercó a él y se colocó entre sus piernas para darle un buen despertar. Con una sonrisa en la boca se colocó a cuatro patas entre sus piernas con la cara en su polla. Se relamió. Con sumo cuidado de no despertarlo aún, le agarró la polla con ambas manos y comenzó a lamerla. Rosario, le empezó a tocar la polla a Javier suavemente, con deseo y arrojo, comenzando a masturbar a Javier suavemente mientras él comenzaba a gemir en sueños.

Javier: ¡Mmmmhhh!

Rosario seguía con su tratamiento a la polla de Javier cuando, empezó a lamerla desde los huevos hasta la punta, sin metérsela en la boca y sin dejar de masturbarlo suavemente, hasta que colocó sus enormes tetas rodeando la polla de su nieto, empezando una lenta cubana. Luego de unos minutos de este tratamiento, Javier se fue despertando. Cuando despertó, se encontró con Rosario entre sus piernas con su polla en las manos, pajeándolo y lamiéndole los huevos.

Javier: ¡Qué buen despertar! – gimió.

Rosario: ¿Te gusta la paja con las tetas de mami, hijo? – dijo sensualmente lamiéndole la cabeza de la polla - ¿Te gusta tener a mami haciéndote una cubana con sus enormes tetazas?

Javier: ¡Mucho, mami! – gimió rápido al entender su juego - ¡Sigue, me pone tenerte entre mis piernas pajeándome con esas tetazas, guarra!

Rosario: Tu mami quiere que uses sus tetas, cariño – dijo lamiéndole la punta de la polla sin dejar de pajearle con sus tetas cada vez más rápido.

Javier: ¡Oh sí, sigue pajeándome con tus tetazas, guarra, no pares y sácame la leche, sí, me encantan tus tetazas de guarra, mami! – gimió.

Javier se dejaba hacer. Rosario no paraba de aumentar el ritmo de la cubana sin dejar de lamerlo y siempre mirándole a los ojos, esos ojos que eran cómo los de su hijo. Luego de unos minutos cuando Rosario aumentó la intensidad de la cubana, Javier le avisó que se iba a correr.

Javier: ¡Oh sí, mami, me voy a correr, guarra! – gimió.

Rosario: ¡Córrete en las tetazas de la puta de tu mami, cariño! – le pidió sin dejar de pajearlo con sus tetas.

Javier: ¡Oh sí, me corro, puta, me vacío en tus tetazas, zorra, sí, toma leche, toma la leche de tu hijo, puta! – gimió.

Rosario: ¡Oh sí, riega las tetazas de mami con tu leche, sí, no pares de dármela toda, sí, me encanta!

Javier se corrió abundantemente en las tetas de su abuela, que recibía toda la corrida de su nieto con placer en su cara, tetas y cuello. Cuando Javier terminó de correrse, Rosario le limpió la polla con la lengua y se levantó de la cama, dejando a Javier levantarse sonriente.

Javier: ¿Has cumplido otra fantasía, abuela? – dijo divertido.

Rosario: Una de muchas – rio – Gracias por cumplírmela – dijo dándole un casto beso en los labios sonriendo y saliendo de la habitación.

Javier la miraba divertido, dejo que su abuela saliera en sus pensamientos y se dirigió al baño a asearse, dónde lo aseó Isabel y bajó a la cocina a desayunar. Nuevamente Lucía intentó que Javier la usara y acercarse a él, pero Javier se alejaba. Luego de desayunar, se fue a cuidar al ganado, esta vez solo y luego fue a su habitación, para encontrarse a sus hermanas esperándolo.

Javier: Hola – dijo sonriente - ¿Pasa algo? – dijo despistado.

Mariana: Amor, nos pediste a ambas que viniéramos hoy después del desayuno.

Rachel: Sí, ¿pasa algo?

Javier: Veréis, os quiero pedir algo, obviamente no es una obligación, si no queréis hacerlo no pasa nada…

Mariana: Hacer, ¿qué? – dijo temerosa.

Rachel: Sí, no te andes con rodeos, amor, dilo – dijo intrigada.

Javier: Quiero hacer un trio con vosotras – soltó de golpe.

Mariana: ¡Ah! ¡Qué susto! Pensaba que ibas a pedirnos algo malo.

Rachel: Sí, ya pensaba que ibas a decir que nos abandonabas o algo así – dijo aliviada cómo su hermana.

Javier: Os acabo de pedir hacer un trio con vosotras dos – dijo señalándolas – Mis hermanas – enfatizó – Y, ¿no os escandalizáis? – dijo sorprendido.

Mariana: ¿Por qué? Te amamos y haríamos cualquier cosa por ti, por satisfacerte, por cuidarte. Te compartimos a diario, por lo menos así no tengo que esperar para que me hagas tuya – dijo sonriente.

Rachel: Nunca nos vamos a escandalizar con nada de lo que nos pidas, amor – dijo sonriéndole amorosamente – Estamos siempre dispuestas para ti – dijo besándolo.

Sin saber cómo, Javier se vio rodeado de sus hermanas, que lo besaban y acariciaban con ternura y pasión. Las manos de Javier rápidamente pasaron por todos sus cuerpos, de las tetas de Rachel al culo de Mariana y viceversa. Mariana comenzó a acariciar la polla de su hermano mientras Rachel se concentraba en sus huevos y en su culo. Javier las separó de él unos instantes para contemplar sus cuerpos desnudos extasiado mientras ellas hacían lo mismo.

Rachel: ¡Que pollón, mi amor!

Mariana: ¡Nos vas a partir en dos a pollazos con esa polla, mi vida! – dijo deseosa.

Javier: Vosotras también estáis muy buenas, putas. Acércate – le pidió a Rachel y ella se acercó y se puso delante de Javier – Me encantan tus tetas, puta – dijo acariciándole los pechos.

Rachel: ¡Mmm, mi amor! Me alegro que te gusten, mi vida – gemía mientras su hermano le magreaba las tetas a placer.

Javier: Tú mastúrbate mientras juego con esta putita, puta – le ordenó a Mariana.

Mariana se sentó en una silla al lado de la cama y empezó a pajearse mirando como Javier hacía suya a su hermana y deseosa de su turno. Rachel se mantuvo sumisa, gimiendo y gritando de placer los gritos que amenazaban con salir de su boca ante las caricias de su hermano, quien la tocaba el cuerpo, lentamente, enloqueciéndola, pero también se daba cuenta de que no podía parar de mirarle la polla.

Javier: ¿Quieres polla, putita?

Rachel: Sí, mi amor, ¡dame ese pollón! Lo necesito – gimió colocándose de rodillas.

Javier: ¿Tanto te gusta? ¡Vamos puta, traga polla! ¿No es esto lo que quieres, perra? Te vas a hartar hoy a polla, zorrita – dijo metiendo su polla en su deseosa boca.

Rachel se sorprendió por la brusquedad, pero aceptó encantada la polla de su hermano. La deseaba muchísimo. Cada día más.

Javier: ¡Vamos chupa, puta chupa pollas! Para esto es para lo único que sirves, perra – decía caliente – Mira como comes polla, como una puta – gemía sujetándole la cabeza para que se la tragase entera.

Javier le follaba la boca de manera bestial, haciendo que Rachel tuviera que aguantar las ganas de vomitar varias veces. Rachel parecía hambrienta de polla, y aumentó el ritmo de la mamada y la manera en la que se tragaba la polla de su hermano, hasta que se corrió en la garganta de Rachel por la intensa mamada que le estaba dando, abundantemente. Rachel recibió gustosa toda la corrida de su amado, uniéndose a él en un orgasmo. Cuando Javier terminó de correrse, dejó de apretar la cabeza de su hermana contra su polla, pero ella seguía chupando y tragando los restos de semen que quedaban.

Javier: ¿Tanto te gusta mi polla? – dijo riendo.

Rachel: Quiero terminar de beber tu leche, mi amor – decía sin dejar de lamer la polla de él – no creía que pudiera hacerte esto alguna vez, mi vida – dijo amorosa.

Javier: Esto aún no ha acabado.

Rachel se levantó y le comenzó a besar, le comenzó a masturbar y ante la atenta mirada de él, bajó de nuevo acariciando su cuerpo y comenzó a lamerle la polla de arriba abajo, colocada de rodillas. Cuando la tuvo bien ensalivada, miró a Javier, y con una sonrisa pervertida, se tragó lentamente la polla de su amado entera sin dejar de mirarle a los ojos.

Javier: ¡Oh sí! ¡Qué bien la comes, putita! – gimió cachondo – ¡Eres una mamona de primera!

Rachel empezó a subir el ritmo de la mamada mientras con una mano se masturbaba al mismo tiempo que su hermano le metía mano y le tocaba y pellizcaba los pezones, calentándola aún más. Cuando Javier tuvo la polla bien dura y bien ensalivada, Rachel se subió a la cama a cuatro patas. Mariana no dejaba de masturbarse, pero aguantaba su corrida para correrse con la polla de su hermano.

Javier: ¿Qué se supone que vas a hacer? – dijo divertido restregándole la polla por el coño.

Rachel: ¿Yo? Nada, pero tú me vas a hacer tuya, no aguanto más – gemía - ¡Tú me pones así, mi amor, no pares! – decía entre gemidos – ¡Te deseo, te amo!

Rachel se dio la vuelta y comenzó a besarlo mientras se masturbaba. Javier comenzó a comerle las tetas sacándole gemidos cada vez más fuertes de placer. Poco a poco, Javier se colocó entre sus piernas y fue lamiendo toda su piel, pero sin tocar su coño. Rachel estaba desesperada.

Rachel: ¡Me encanta, mi amor, no pares, no aguanto más mi amor, no me hagas sufrir! ¡Cómeme el coño!

Javier la dejó sufrir un poco más hasta que sin previo aviso le empezó a comer el coño.

Rachel: ¡Oh sí, mi amor, no pares, que lengua tienes, oh sí! ¡Me vuelves loca, mi amor! – gemía cachonda perdida.

Javier quería que se corriera, que se sometiera, pero Rachel quería que se la follara, que la hiciera suya, no aguantaba más, por lo que, desesperada, hizo que se colocara encima de ella entre sus piernas.

Rachel: ¡Vamos, mi amor! Quiero que me hagas tuya– gemía cachonda perdida - ¡Hazme tuya!

Javier, comenzó a pasar el glande por el coño de Ana, mientras le comía las tetas y ella no paraba de gemir. Luego de unos minutos torturándola así, Javier le introdujo la punta de la polla en el coño a su hermana, notándolo muy estrecho.

Rachel: ¡Oh sí! ¡Por fin, mi amor!

Javier se puso encima de ella y la metió hasta el tope. Fue más despacio, metiéndole la polla mientras notaba como su coño se abría, recibiéndolo. Cuando ya la hubo metido del todo, Rachel gritó.

Rachel: ¡Oh sí, toda tu polla dentro de mí! – gimió cachonda – ¡Vamos, mi amor, me encanta, no pares, fóllame!

Javier comenzó a follarla a un ritmo suave, para que se acostumbrara a su polla. Luego de unos minutos, cuando notó que el coño de ella estaba muy empapado de flujos y que su polla resbalaba bien, aumentó el ritmo a una velocidad vertiginosa, follándosela salvajemente mientras Mariana les observaba masturbándose y pellizcándose los pezones.

Rachel: ¡Oh sí, me encanta tu polla, me encanta como me follas, mi amor, no pares! ¡Dame más! ¡Oh sí! ¡Fóllame! ¡Me encanta!

Javier: ¿Te gusta? Pues esto te va a encantar – dijo sacándole la polla de su coño y colocándola en su ojete.

Javier le metió la polla en el culo de una estocada, lentamente para hacerla el menor daño posible, pero de una vez. Rachel sentía el dolor más placentero de su vida siendo ensartada por el culo por su amado, se sentía totalmente suya, y sentir a su hermano partirle el culo le daba mucho placer, era adictivo.

Rachel: ¡Oh sí, me encanta, no pares de romperme el culo, mi amor, oh sí! ¡Me encanta como me follas mi culo, mi amor, no pares, dame más! ¡Oh sí! ¡Fóllame!

Javier: ¡Que culazo tienes, perra! ¡Oh sí!

Javier se la sacó del culo para ponerla de nuevo a cuatro patas y volver a ensartar su culo con su polla y se follaba el culo de su hermana mientras la azotaba, marcando el ritmo, y la pellizcaba los pezones, ocasionándole muchísimo placer. Rachel se moría de gusto, le encantaba ser usada por su amado, su semental, su todo.

Rachel: ¡Oh sí, me encanta, no pares de azotarme ni de pellizcarme, mi amor, oh sí! ¡Me encanta como me tratas, mi amor, no pares, dame más! ¡Oh sí! ¡Fóllame, me corro, sí, sí, sí!

Javier le empezó a meter varios dedos en su coño mientras aumentaba el ritmo de la follada. Rachel se moría de placer, se corría como nunca pensó que podía hacerlo. Javier comenzó a follarla alternativamente el culo y el coño.

Rachel: ¡Oh sí! ¡Me corro, no pares! ¡Dame más! ¡Oh sí! ¡Fóllame! ¡Nunca dejes de follarme!

Los gritos de Rachel resonaban en la habitación tapando los gemidos de Mariana. Javier no paraba de aumentar el ritmo de la follada intercambiando intermitentemente de agujero. Cuando estaba a punto de correrse, bajó sus piernas e intento apartarse, pero ella no le dejó, haciéndole la pinza con las piernas.

Rachel: ¡Oh sí, mi amor! ¡Dame toda tu leche dentro de mi coño! ¡La quiero toda!

Javier: ¡Me voy a correr ya, me corro! ¡Toma toda mi leche, puta!

Rachel: ¡Oh sí! ¡Me corro, mi amor! Siento toda tu leche en mi útero.

Javier se corría en el fondo del coño de su hermana, quién recibía la descarga de leche de él gustosa, mientras se corría simultáneamente. Rachel, feliz, cuando terminó de correrse se abrazó a su hermano, quién se tumbó exhausto al lado de ella.

Javier: ¿Te ha gustado, perrita? – dijo pellizcando su pezón.

Rachel: Mucho, mi amor – dijo amorosa mientras lo besaba - Eres todo un semental, mi amor ¡Qué follada me has dado! – dijo contenta y enamorada.

Javier: Me alegro – dijo divertido – Pero has desobedecido una orden mía. Eso requiere un castigo que luego te daré. Ahora tú – dijo a Mariana – acércate.

Mariana se acercó rauda, para acto seguido, Javier ponerla violentamente en la cama, colocarla a cuatro patas al lado de Rachel y atar a ambas de pies y manos al cabecero y pies de la cama.

Javier: ¡Silencio! – ordenó – Calladitas y cómo os sienta correros, os largáis de aquí para no volver, ¿entendido? – dijo azotándolas.

Rachel/ Mariana: Sí, amor.

Javier comenzó a acariciar sus cuerpos, empezando por las tetas de ambas, bajando por la espalda y perdiéndose en los culos y coños de ambas, que empezaron a gemir sin poder evitarlo.

Javier: ¿Estáis cachondas? – dijo tocando sus anegados coños de flujos.

Mariana: Sí, amor, llevo mucho deseando esto, y ver como te folla a nuestra hermana me ha puesto muy cachonda – dijo entre gemidos.

Rachel: Ni se imagina cuanto, amo – dijo con una cara de viciosa que puso cachondo a Javier.

Javier: Bien, pero antes de empezar quiero ver como os liais entre vosotras – dijo poniéndose apoyado de pie en su armario – y si queréis está – dijo cogiéndose la polla – deberéis esforzaros por jugar entre vosotras – dijo travieso.

Rachel/ Mariana: Sí, amor – dijeron ambas deseosas de su polla.

Mariana, más cachonda de lo que querría reconocer, besó apasionadamente a su hermana, mientras Javier no dejaba de mirarlas con la polla en la mano y ambas pellizcaban los pezones de la otra.

Mariana: ¡Qué puta eres, zorra! ¡No te importa liarte con tu hermana para que te folle nuestro hombre, puta!

Rachel: ¡Tú también eres muy puta, ambas queremos lo mismo, hermanita!

Ambas hermanas, después de besarse y magrearse enteras con mucha lascivia y mirando con caras de putas viciosas a Javier, se colocaron en la cama en posición de 69 y empezaron a comerse los coños y los culos, preparándoselos a Javier para que los reventara.

Javier: ¡Así me gusta, buenas putas! Prepararme bien los agujeros si queréis que os los reviente a pollazos – dijo masturbándose lentamente.

Ambas hermanas, siguieron comiendo se los coños y los culos, mientras se metían al principio 2 dedos en sus agujeros para después meterse todo el puño, aguantando los orgasmos que amenazaban por salir y hacerlas explotar en cualquier momento. Después de unos minutos así, Javier se apiadó de ellas.

Javier: Bien, dejar eso y venir a comerme la polla, zorras, a ver si sois capaces de usar bien vuestras bocas – dijo cogiendo a Mariana y ensartando su polla en su hambrienta boca – y tú, cómeme los huevos, puta – le dijo a Rachel.

Rachel se colocó debajo lamiéndole sus huevos mientras Mariana se ponía a comerle la polla a Javier.

Mariana: ¡Qué polla más rica tienes, amor! ¡Me encanta! ¡No puedo dejar de comerla!

Rachel: ¡Qué huevos tienes, amor, que ricos! ¡Te vamos a vaciar entero!

Javier seguía dejándose hacer. Entre las dos putas, le pusieron la polla a Javier como una roca, durísima. Cuando estuvo bien dura y ensalivada, él las empujó, colocó a Mariana contra la cama y de una estocada le penetró el coño empezando a follarla violentamente sin dejar de pellizcar sus pezones duramente.

Mariana: ¡Oh sí! ¡Me encanta! ¡Qué pollón tienes, amor! ¡No dejes nunca de follarme!

Rachel: ¡Cállate, puta, y cómeme el coño!

Rachel, más cachonda de lo que querría reconocer, se colocó delante de su hermana, mientras Javier no dejaba de follar a Mariana a un ritmo salvaje.

Mariana: ¡Qué puta eres, zorra! – gritó antes de que su hermana le callara la boca con su coño - ¡Mmmmmhhh!

Rachel: ¡Qué buena lengua tienes, hermanita! ¡Me da mucho morbo hacer un trío con mi amor y contigo, puta!

Javier estaba disfrutando, pero luego de unos minutos, se cansó y de un empujón quitó a Rachel de encima y la puso encima de su hermana con las piernas abiertas.

Javier: Bien, putas, ahora os voy a follar de verdad, sin miramientos, y por todos vuestros agujeros, mientras me follo a una quiero que la otra se masturbe – les ordenó, penetrando el culo de Rachel de una estocada - ¡Oh sí! ¡Me encanta tu culo, puta! ¡Estáis buenísimas, putas! ¡Os voy a reventar todos vuestros agujeros, por putas viciosas! ¡Os podéis correr, putas!

Rachel: ¡Oh sí! ¡Me encanta, amor! ¡Me corro, sí, oh sí, sí! ¡No pares, dame más, más! ¡Me partes el culo en dos con su polla, amor! ¡Me corro!

Mariana: ¡Oh sí, amo, me corro! ¡Rómpele el culo! ¡Mira cómo tienes a tu puta, amor, encharcada! – decía masturbándose violentamente.

Javier siguió follándole el culo a Rachel mientras le pellizcaba los pezones y la azotaba. Cada poco tiempo cambiaba de agujero y le follaba el coño. Mariana a siguió masturbándose esperando su turno, viendo como su amado se follaba a su hermana y Ana no paraba de correrse. Cuando pasaron unos minutos, Javier cambió su objetivo y se empezó a follar a Mariana por el coño.

Mariana: ¡Oh sí! ¡Me encanta, amor! ¡Me corro, sí, sí, sí! ¡No pares, dame más, más! ¡Me partes el coño en dos con su polla, amor, no dejes de follarme! ¡Me corro! ¡Eres todo un semental, amor!

Rachel: ¡Oh sí, amor! ¡Rómpele el coño a esta puta! ¡Eres el mejor follador del planeta, amor! – decía masturbándose.

Javier: ¡Oh sí! ¡Me encanta tu coño, puta! ¡Me ponéis muy cachondo, perras! – dijo azotando a ambas - ¡Os voy a dejar bien folladas, perras!

Javier siguió follándole el coño a Mariana mientras le pellizcaba los pezones. Cada poco tiempo cambiaba de agujero y le follaba el culo. Rachel siguió masturbándose esperando su turno, viendo como su amado se follaba a su hermana y Mariana no paraba de correrse. Cuando pasaron unos minutos, Javier estaba a punto de correrse, le sacó la polla a Mariana y las puso a las dos de rodillas en el suelo.

Javier: ¿Queréis leche, putas? ¡Tomar leche, zorras! ¡Oh sí, me corro en vuestras caras, perras, sí, tomar leche, sí!

Mariana: ¡Danos leche, amor, estamos sedientas!

Rachel: ¡Saca toda tu leche, amor! ¡Danos de beber!

Javier se corrió en la cara, tetas y boca de sus putas. Cuando se terminó de correr, las hermanas se empezaron a lamer la una a la otra los restos de la corrida de su amor. Cuando se bebieron toda la leche de Javier, mientras se tocaban, se tumbaron riendo en la cama con Javier entre medias de ellas, bien abrazados.

Javier: ¿Estáis contentas? ¡Me habéis ordeñado, perras! – dijo riendo.

Mariana: Ese era el plan, amor – dijo traviesa – Nos ha gustado cumplirte esta fantasía – dijo mirándose cómplice con su hermana.

Rachel: Sí, amor, queríamos toda, toda su leche – dijo pícara – Siempre que quieras repetir, lo haremos encantadas – dijo sonriendo - ¿Te ha gustado?

Javier: ¡Mucho! Pero sintiéndolo mucho, putas, es hora de salir, hay cosas que hacer– dijo riendo mientras señalaba fuera.

Javier y sus hermanas, salieron de la habitación para realizar sus quehaceres diarios. Lucía se sentía apartada y cada día lo soportaba menos, Javier ni la miraba. Estaba sumida en una depresión y pronto decidiría hacer una tontería.