Apocalipsis VI
Se pone interesante la vida en la granja
Al día siguiente, Javier dormía plácidamente, cuando su puerta se abrió con sigilo y apareció su abuela, Rosario. Le miró sonriente, lujuriosa al ver su polla aún flácida. No podía creer todo lo que se parecía a su difunto hijo. Se acercó a él y se colocó entre sus piernas para darle un buen despertar. Con una sonrisa en la boca se colocó a cuatro patas entre sus piernas con la cara en su polla. Se relamió. Con sumo cuidado de no despertarlo aún, le agarró la polla con ambas manos y comenzó a lamerla. Rosario, le empezó a tocar la polla a Javier suavemente, con deseo y arrojo, comenzando a masturbar a Javier suavemente mientras él comenzaba a gemir en sueños.
Javier: ¡Mmmmhhh!
Rosario seguía con su tratamiento a la polla de Javier cuando, empezó a lamerla desde los huevos hasta la punta, sin metérsela en la boca y sin dejar de masturbarlo suavemente, hasta que Javier, que se fue despertando. Cuando despertó, se encontró con Rosario entre sus piernas con su polla en las manos, pajeándolo y lamiéndole los huevos.
Javier: ¡Qué buen despertar! – gimió.
Rosario: ¿Te gusta la paja de mami, hijo? – dijo sensualmente lamiéndole la cabeza de la polla.
Javier: ¡Mucho, mami! – gimió rápido al entender su juego - ¡Sigue, me pone tenerte entre mis piernas pajeándome, guarra!
Rosario: Tu mami te va a vaciar estos huevos, cariño – dijo lamiéndolos sin dejar de pajearle cada vez más rápido.
Javier: ¡Oh sí, sigue pajeándome, guarra, no pares y sácame la leche! – gimió.
Javier se dejaba hacer. Rosario no paraba de aumentar el ritmo de la paja sin dejar de lamerlo y siempre mirándole a los ojos, esos ojos que eran cómo los de su hijo. Luego de unos minutos cuando Rosario aumentó la intensidad de la paja, Javier le avisó que se iba a correr.
Javier: ¡Oh sí, mami, me voy a correr, guarra! – gimió.
Rosario: ¡Córrete en la cara de la puta de tu mami, cariño, baña mi cara con tu rica leche! – le pidió colocando la cabeza de su polla frente a su cara mientras abría la boca y sacaba la lengua.
Javier: ¡Oh sí, me corro, puta, me vacío en tu cara, zorra, sí, toma leche, toma la leche de tu hijo, puta! – gimió.
Rosario: ¡Oh sí, riega la carita de mami con tu leche, sí, no pares de dármela toda, sí, me encanta!
Javier se corrió abundantemente en la cara de su abuela, que recibía toda la corrida de su nieto con placer en su boca y cara. Cuando Javier terminó de correrse, Rosario le limpió la polla con la lengua y se levantó de la cama, dejando a Javier levantarse sonriente.
Javier: ¿Has cumplido otra fantasía, abuela? – dijo divertido.
Rosario: Una de muchas – rio – Siempre soñé con despertarlo con una paja y que se corriera en mi cara, me hacía sentir muy puta, pero muy cachonda a la vez – dijo nostálgica – Gracias por cumplírmela – dijo dándole un casto beso en los labios sonriendo y saliendo de la habitación.
Javier la miraba divertido, dejo que su abuela saliera en sus pensamientos y se dirigió al baño a asearse, dónde lo aseó Isabel y bajó a la cocina a desayunar. Nuevamente Lucía intentó que Javier la usara y acercarse a él, pero Javier se alejaba. Luego de desayunar, se fue con Olga a cazar, dejando a una llorosa Lucía que no entendía por qué la trataba así. Estando cazando, Olga iba sonriente con Javier y se podría decir que parecían unos tortolitos paseando por el campo. Estando esperando a ver si algún animal caía en la trampa, Javier miró a Olga y la vio sonrojarse y apartar la mirada de él.
Javier: ¿Me estabas mirando? – dijo tierno por su sonrojo.
Olga: No puedo evitarlo – dijo algo tímida – Siempre lo he hecho y tenerte cerca me provoca muchas emociones.
Javier: No hace falta que seas tan tímida – dijo tierno – no te voy a comer, puedes mirarme siempre que quieras.
Olga: Me encantaría que me comieses – dijo mirándolo con deseo.
Javier le agarró la cara y Olga lo besó tiernamente, pero Javier al sentir sus labios contra los suyos intensificó el beso para sorpresa grata de Olga que gimió al sentir la lengua de su amado jugar suavemente con la suya dentro de su boca. Ambos empezaron una lenta batalla de lenguas haciendo que Olga se agarrara al cuello de Javier cómo si su vida dependiera de ello. Javier la guio hasta un árbol y la apoyó. Olga, al sentirse en un sándwich, se calentó y empezó a restregarse con Javier, notando cómo le crecía la polla en su muslo.
Javier: Me vuelves loco, cariño – dijo separándose un poco de ella y mirándola a los ojos.
Olga: Y tú a mí, mi amor – gimió – me vuelves loca de amor, de deseo – gemía entre besos.
Javier siguió besándola cada vez con mayor ardor, empezando a magrear sus tetas por debajo de la camiseta, notando sus erectos pezones. Olga gemía y gemía entre besos y caricias, no dejaba sus manos quietas, las llevaba de la nuca de su amado, a sus brazos y espalda hasta su culo, para apretarlo y atraerlo aún más contra ella.
Javier: No me voy a ir a ningún lado – dijo contra sus labios, divertido.
Olga: La mayor distancia que quiero tener contigo es de un milímetro – susurró mirando sus ojos antes de volver a besarlo apasionadamente.
Olga intensificó el contacto entre ambos, cosa que Javier aprovechó para agarrar del culo a la chica y subírsela encima a horcajadas. Olga no paraba de restregarse con su polla dura. Javier, con paciencia, fue subiendo su calentura y con habilidad fue desnudándola. Olga se dejaba hacer cada vez más caliente. Javier tocó su coño mojado y se apartó de ella para hacer que se tumbara.
Javier: Te voy a comer el coño, cariño – dijo travieso mientras se arrodillaba entre sus piernas.
Olga: ¡Ufff sí, cómemelo, me tienes ardiendo, mi amor! – gemía.
Javier comenzó a bajar por su cuello con besos suaves y lametones hasta sus tetas, dónde se paró para comérselas, lamerlas y morderlas, sacando gemidos de placer a Olga.
Olga: ¡Oh sí, mi amor, cómeme las tetas, cómete las tetas de tu mujer!
Javier, luego de unos minutos de comerle las tetas, bajó por su vientre con besos suaves y bajó por cada una de sus piernas, lamiéndolas hasta sus pies, dónde comenzó a lamer y chupar cada dedo. Viendo que Olga ya estaba desesperada, subió de nuevo por sus piernas hasta llegar a su coño.
Javier: Ahora sí, cariño, disfruta de una buena comida de coño – dijo travieso antes de darle el primer lametón.
Olga: ¡Oh sí, mi amor, cómeme el coño, cómeme tu coño, sí, que bien usas tu lengua, amor, más, más, no pares!
Javier comenzó a lamerle el coño de arriba abajo arrancando suspiros y gemidos de placer a Olga, que se derretía de amor y placer. Pronto Javier comenzó a morderle el clítoris y a ser un poco más brusco con ella, agarrándola con una mano de sus tetas, pellizcando sus pezones y con la otra empezando a masturbarla sin dejar de comerla el coño.
Olga: ¡Oh sí, mi amor, me matas de placer, sigue, sigue, más! – gimió agarrando de la cabeza a su amado y apretándolo más contra su coño.
Olga empezó a agarrarle la polla a Javier, hasta que unos minutos después, con una habilidad desconocida para Javier, lo empujó un poco, lo justo para darse la vuelta debajo de él y quedar en posición de 69. Javier, sorprendido, siguió comiéndole el coño mientras Olga le bajaba completamente los pantalones deportivos que llevaba y agarraba su polla empezando a pajearle. Olga, luego de un par de sacudidas, se llevó su polla a la boca, comenzando una profunda y suave mamada.
Javier: ¡Eso es putita, cómeme la polla! – gimió volviendo a comerle el coño.
Olga: ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg!
Olga comenzó a hacerle una garganta profunda a Javier, dejando incrustada su polla unos segundos en su garganta para volver a sacarla y repetir la acción. Siguieron con el 69, un rato más, hasta que Olga ya no aguantó más y se corrió en la boca de su amado en un orgasmo muy intenso. Cuando Javier lo notó, se levantó y se colocó entre sus piernas mientras Olga, presa del orgasmo, no se dio cuenta.
Javier: Voy a hacerte mía – susurró en su oído.
Olga: ¡Sí, mi amor, hazme tuya! – gimió mirándole a los ojos cuando notó la dura polla de su amado en la entrada de su coño.
Javier la metió la polla hasta que chocó con su himen y fue más despacio, metiéndole la polla mientras notaba como su coño se abría, recibiéndolo. Cuando ya la hubo metido del todo, Olga gritó.
Olga: ¡Por fin! Toda tu polla dentro de mí – gimió feliz y dolorida – Duele, pero me encanta, no pares, ¡fóllame, folla a tu mujer, a tu puta, sí, que polla tienes!
Javier comenzó a follarla a un ritmo suave, al ser su primera vez, para que se acostumbrara a su polla. Luego de unos minutos, cuando notó que el coño de ella estaba muy empapado de flujos y que su polla resbalaba bien, aumentó el ritmo a una velocidad vertiginosa, follándosela salvajemente.
Olga: ¡Oh sí! ¡Me encanta tu polla, me encanta como me follas, mi semental, no pares, oh sí! ¡Dame más! ¡Oh sí! ¡Fóllame!
Javier: Eres una puta estrecha – gimió en su oído – tienes el coño empapado ¡Oh sí! ¡Cómo me quiere ordeñar la polla, zorra!
Javier colocó las piernas de Olga sobre sus hombros mientras la follaba, haciendo la penetración aún más profunda. Cuando Javier estaba a punto de correrse, bajó sus piernas e intento apartarse, pero ella no le dejó, haciéndole la pinza con las piernas.
Javier: ¡Oh sí, me encanta follarte, zorra, sí me voy a correr! – gimió intentando sacarla!
Olga: ¡Oh sí, mi amor! ¡Dame toda tu leche dentro de mi coño! ¡La quiero toda!
Javier: ¡Déjame salir! ¡Me voy a correr ya! ¡Me corro! ¡Toma toda mi leche, puta!
Olga: ¡Oh sí, mi amor! ¡Dámela toda, toda tu leche para tu mujer, sí, me corro, sí! ¡Siento toda tu leche en mi útero! – gritó de placer.
Javier se corría en el fondo del coño de Olga, quién recibía la descarga de leche de él gustosa, mientras se corría simultáneamente. Olga, feliz, cuando terminó de correrse se abrazó a Javier, quién se tumbó exhausto al lado de ella. Cuando hubieron recuperado la respiración, Javier, cabreado, le recriminó lo que había hecho.
Javier: ¡Cómo puedes ser tan irresponsable! ¿No sabes que puedes quedar embarazada?
Olga: Perdón, mi amor, pero no he podido evitarlo, deseo toda tu leche dentro de mis agujeros y en todo mi cuerpo, y no me importa quedarme embarazada ni ser la madre de tus hijos, te amo mi amor – dijo enamorada y para nada arrepentida de sus actos.
Javier: No puedes estar hablando en serio – dijo incrédulo.
Olga: Muy en serio, mi amor – dijo mirándole a los ojos enamorada - Mira, sí, pude estar con cualquier otro, lo he intentado para poder olvidarte, pero no puedo.
Javier: ¿No que no habías estado con nadie? – dijo cabreado.
Olga: Bueno, lo intenté, quedé con algunos chicos para poder tener algo con ellos, pero no funcionó, ninguno de ellos eras tú – dijo sincera.
Javier: Eres una puta, y encima mentirosa – dijo cabreado.
Javier cogió a Olga y la colocó a cuatro patas. Viendo los restos de semen y sangre que salían de su coño. Sacó unas cuerdas de una bolsa que tenía preparada para atar la caza y la ató al árbol, abierta de piernas. Olga se dejaba hacer sumisa.
Olga: ¿Qué me vas a hacer, mi amor?
Javier: Castigarte por mentirosa, puta.
Javier empezó a acariciar sus piernas, a la vez que le mordía el culo. Olga gemía de placer. Cuando ya llevaba un rato así, Javier empezó a lamerle el culo y pellizcarle las tetas. Olga se dejaba hacer. Javier, sin dejar de lamerle el culo, le empezó a introducir un dedo en el culo, mientras le metía dos dedos en el coño.
Olga: ¡Oh sí, me encanta!
Olga no sabía que iba a hacer Javier, pero estaba encantada con lo que le estaba haciendo, sentía mucho placer. Javier, después de un rato preparándole el ojete para que se dilatara, empezó a pasar su polla desde el coño hasta el culo.
Olga: ¡Me encanta! ¿Qué me haces, mi amor? ¡Me vuelves loca! – gemía.
Javier: ¿Te gusta? Pues esto te va a encantar – dijo empezando a meterle la polla en su ojete.
Javier le metió la polla en el culo de una estocada, lentamente para hacerla el menor daño posible, pero de una vez. Olga sentía el dolor más placentero de su vida siendo ensartada por el culo por su amado, se sentía totalmente suya, y sentir a Javier partirle el culo le daba mucho placer, un placer que jamás se imaginó.
Olga: ¡Oh sí, me encanta, no pares de romperme el culo, mi amor, oh sí! ¡Me encanta como me follas mi culo, mi amor, no pares, dame más, oh sí! ¡Fóllame entera, sí!
Javier: Eres muy puta – dijo caliente – ¡Que culazo tienes, perra! ¡Oh sí, te voy a dejar bien follada, zorra, no te vas a poder sentar en una semana!
Javier se follaba el culo de Olga mientras la azotaba, marcando el ritmo, y la pellizcaba los pezones, ocasionándole muchísimo placer. Olga se moría de gusto, le encantaba ser usada por su amado, su semental, su hombre.
Olga: ¡Oh sí, me encanta, no pares de azotarme ni pellizcarme, mi amor, oh sí! ¡Me encanta como me tratas, mi amor, no pares, dame más, más, sí, me corro, sí, oh sí! ¡No pares de follarme!
Javier le empezó a meter varios dedos en su coño mientras aumentaba el ritmo de la follada. Olga se moría de placer, se corría como nunca pensó que podía hacerlo.
Olga: ¡Oh sí, me corro, no pares, dame más, oh sí, fóllame! ¡Nunca dejes de follarme!
Los gritos de Olga se oían en toda la zona. Javier estaba tan sorprendido como caliente, no se imaginaba a Olga así de puta. Javier estuvo follando a Olga un rato más, hasta que se corrió en su culo mientras le moría el cuello.
Javier: ¡Oh sí! ¡Toma mi leche, puta, toda en tu culo de perra! ¡Oh sí, me corro, en tu culo, sí, toma toda mi leche!
Olga: ¡Oh sí! ¡Dámela toda, vacía tus huevos en mí, en tu mujer, en tu puta! ¡Me corro!
Ambos se corrieron a la vez. Cuando se corrieron, Javier la desató y ambos se tumbaron en el suelo, que quedó hecho un asco, lleno de mierda y semen que salían del culo de ella y de sangre que goteaba de su coño.
Olga: ¡Me has hecho completamente tuya! Te amo – dijo feliz besándolo.
Javier: ¿Te ha gustado?
Olga: ¡Mucho! Eres un semental – dijo besándolo profundamente – Nunca dejes de hacerme tuya, amor.
Javier: Nunca – prometió entre besos - ¿Estás bien?
Olga: Perfectamente, mi amor, estoy en el cielo – dijo besándolo sin parar.
Ambos estuvieron dándose arrumacos un rato más, pero, aunque Olga insistió, Javier no quiso repetir y ambos se vistieron, recogieron la caza y volvieron a casa. Al llegar, Javier encontró a una muy celosa Lucía en el salón. Lucía, mostrando sus celos al ver entrar a la melosa pareja, se sentó entre ellos en el sofá y empezó a restregar sus manos contra la polla de Javier, quien se resistió. Viendo que su ataque no tenía éxito, Lucía se fue a la cocina, llorosa. Javier la siguió y la encontró de espaldas a él, mirando a la encimera. Se acercó sigilosamente y se sacó su dura polla.
Javier: ¿De verdad crees que te voy a follar cuando tú quieras? – dijo asustándola.
Lucía: Amo – dijo sobresaltada – No lo había oído – dijo intentando darse la vuelta sin éxito.
Javier no dijo nada, simplemente se colocó detrás suya arrinconándola contra la encimera. Lucía, instintivamente abrió sus piernas colocando la polla de Javier entre los pliegues de su coño.
Lucía: Amo – gimió.
Javier siguió sin decir nada y empezó a moverse cómo si se la estuviera follando, haciendo a Lucía gemir más aún. Lucía creía que Javier se la iba a follar, por eso a cada movimiento de cadera de Javier intentaba colocar su polla en la entrada de su coño, pero Javier, hábilmente, esquivaba metérsela.
Lucía: Amo, por favor – gimió.
Javier: Yo me follo a quién quiero y cuando quiero – susurró en su oído.
Lucía: Amo, me tiene cuando quiera – gimió intentando meterse sin éxito la polla de Javier – No me haga sufrir, por favor, ¡hazme tuya! – dijo al borde del orgasmo.
Javier: No voy a follarme a una puta que no respeta a su amo – dijo apartándose de ella y saliendo de la cocina.
Lucía: Amo – dijo sorprendida – No me desprecie – dijo empezando a llorar amargamente.
Javier subía las escaleras derecho a su habitación, sintiéndose una basura, pero no podía evitarlo, aún sentía mucho rencor hacia su prima por su comportamiento, dejando a una llorosa y triste Lucía, echa un ovillo, en el suelo de la cocina. Rachel lo vio subir y pensó que esa sería su oportunidad, mientras él iba al baño ella lo esperó en la puerta de su habitación. Cuando Javier la vio allí sentada, le sonrió tiernamente y la agarró del brazo, levantándola y llevándola dentro de su habitación.
Javier: ¿Quieres darme las buenas noches? – dijo travieso.
Rachel: Sí, mi amor – dijo abrazándolo del cuello y besándolo apasionadamente.
Rachel le comenzó a besar cada vez con más pasión, llevando a su hermano a la cama para sentarse frente a él, teniendo a la altura de su boca su gran polla, erecta. La miró con deseo y le agarró la polla mirándole a los ojos con deseo, lujuria y amor.
Rachel: Amor, voy a comértela – dijo dándole un lametón a la punta de su polla.
Javier: ¡Hazlo, putita! – le ordenó.
Rachel: ¡Me voy a poner las botas, mi amor!
Rachel comenzó a lamerle la polla de arriba abajo. Cuando la tuvo bien ensalivada, miró a Javier, y con una sonrisa pervertida, se tragó lentamente la polla de su amado entera sin dejar de mirarle a los ojos, mientras le tocaba los huevos con ambas manos.
Javier: ¡Oh sí, que bien que la comes, puta! – gimió cachondo – ¡Eres una mamona de primera!
Rachel empezó a subir el ritmo de la mamada mientras con una mano le masturbaba al mismo tiempo que Javier le metía mano tocando y pellizcando los pezones, calentándola aún más. Cuando Javier tuvo la polla bien dura y bien ensalivada quitó a su hermana de su polla, que sorprendida observó cómo su amado hermano la tumbó en la cama colocándose encima de ella. Rachel comenzó a besarlo mientras le masturbaba. Javier abandonó la boca de su hermana y bajó lamiendo su cuello hasta sus tetas y comenzó a comérselas sacándole gemidos cada vez más fuertes de placer.
Rachel: Me encanta que me comas las tetas, mi amor – gimió caliente - ¡Oh sí, no pares, mi vida!
Javier: Eres muy guarra, no te he tocado apenas y ya estás chorreando – dijo al meterle mano por el coño y notarlo encharcado.
Rachel: ¡Tú me pones así, mi amor, no pares! – gemía.
Javier fue bajando desde sus tetas a su coño y se colocó entre sus piernas y fue lamiendo toda su piel, pero sin tocar su coño, bajando por sus piernas. Rachel estaba desesperada.
Rachel: ¡Me encanta, mi amor, no pares! – gemía – ¡No aguanto más mi amor, no me hagas sufrir! ¡Cómeme el coño!
Javier la dejó sufrir un poco más hasta que sin previo aviso le empezó a comer el coño a su hermana.
Rachel: ¡Oh sí, me encanta, mi amor, no pares, oh sí, que lengua tienes, oh sí! ¡Me vuelves loca, mi amor! – gemía cachonda perdida.
Javier quería que se corriera, que se sometiera, pero Rachel quería que se la follara, que la hiciera suya, no aguantaba más. Rachel, desesperada, empujó a su hermano de su coño e hizo que se tumbara encima suyo.
Rachel: ¡Vamos mi amor! Quiero que me hagas tuya– pedía cachonda perdida.
Javier: ¿En serio? – dijo provocador.
Rachel: Completamente, ¡hazme tuya! – pidió.
Javier, comenzó a pasar el glande por el coño de Rachel, mientras le comía las tetas y Rachel no paraba de gemir. Luego de unos minutos torturándola así, Javier le introdujo la punta de la polla en el coño a Rachel.
Rachel: ¡Oh sí!
Javier la metió hasta que chocó con su himen y fue más despacio, metiéndole la polla mientras notaba como su coño se abría, recibiéndolo. Cuando ya la hubo metido del todo, Rachel gritó.
Rachel: ¡Por fin! ¡Toda tu polla dentro de mí! – gimió feliz y dolorida – Duele, ¡pero me encanta, no pares! ¡Fóllame con tu dura polla!
Javier comenzó a follarla a un ritmo suave, al ser su primera vez, para que se acostumbrara a su polla. Luego de unos minutos, cuando notó que el coño de ella estaba muy empapado de flujos y que su polla resbalaba bien, aumentó el ritmo a una velocidad vertiginosa, follándosela salvajemente, clavándole su polla hasta el fondo de su juvenil coño.
Rachel: ¡Oh sí! ¡Me encanta tu polla! – gimió cachonda – ¡Me encanta como me follas, mi amor, no pares, me corro! ¡Dame más! ¡Oh sí! ¡Fóllame!
Javier: Eres una puta estrecha – gimió caliente – Tienes el coño hambriento ¡Oh sí! Cómo me quiere ordeñar la polla, zorrita.
Javier tenía las piernas de Rachel sobre sus hombros mientras la follaba. Cuando estaba a punto de correrse, bajó sus piernas e intento apartarse, pero ella no le dejó, haciéndole la pinza con las piernas. Unos minutos después, Javier se quitó a su hermana de encima ante su sorpresa y la colocó de espaldas a él y empezó a acariciar sus piernas, mientras Rachel gemía de placer. Cuando ya llevaba un rato así, Javier empezó a lamerle el culo. Rachel, sorprendida, se dejaba hacer. Javier, sin dejar de lamerle el culo, le empezó a introducir un dedo en el culo, mientras le metía dos dedos en el coño.
Rachel: ¡Oh sí, me encanta! – gemía.
Rachel no sabía que iba a hacer su hermano, pero estaba encantada con lo que le estaba haciendo, sentía mucho placer. Javier, después de un rato preparándole el ojete para que se dilatara, empezó a pasar su polla desde el coño hasta el culo.
Rachel: ¡Me encanta! ¿Qué me haces, mi amor?
Javier: ¿Te gusta? Pues esto te va a encantar.
Javier le metió la polla en el culo de una estocada, lentamente para hacerla el menor daño posible, pero de una vez. Rachel sentía el dolor más placentero de su vida siendo ensartada por el culo por su amado, se sentía totalmente suya, y sentir a su hermano partirle el culo le daba mucho placer, un placer que jamás se imaginó.
Rachel: ¡Oh sí, me encanta, no pares de romperme el culo, mi amor, oh sí! ¡Me encanta como me follas mi culo, mi amor, no pares, dame más! ¡Oh sí! ¡Fóllame!
Javier: Eres muy puta, hermanita – gimió caliente – ¡Que culazo tienes, perra! ¡Oh sí!
Javier se follaba el culo de su hermana mientras la azotaba, marcando el ritmo, y la pellizcaba los pezones, ocasionándole muchísimo placer. Rachel se moría de gusto, le encantaba ser usada por su amado, su semental, su todo.
Rachel: ¡Oh sí, me encanta, no pares de azotarme ni pellizcarme, mi amor, oh sí! ¡Me encanta como me tratas, mi amor, no pares, dame más! ¡Oh sí! ¡Fóllame el culo, reviéntamelo a pollazos, azótame!
Javier complacía a su hermana en todo lo que le pedía y la empezó a meter varios dedos en su coño mientras aumentaba el ritmo de la follada. Rachel se moría de placer, se corría como nunca pensó que podía hacerlo.
Rachel: ¡Oh sí! ¡Me corro, no pares, dame más fuerte, más duro, mi amor! ¡Oh sí! ¡Fóllame! ¡Nunca dejes de follarme!
Los gritos de Rachel se oían en toda la casa. Javier muy caliente, y estuvo follando a Rachel un rato más por el culo, hasta que le sacó la polla de su culo y la volvió a ensartar por su coño sin miramientos, bestialmente hasta correrse.
Javier: ¡Oh sí, me encanta follar tu estrecho coño, putita! ¡No voy a tardar en correrme, puta!
Rachel: ¡Oh sí, mi amor! ¡Dame toda tu leche dentro de mi coño! ¡La quiero toda! – dijo haciéndole la pinza de nuevo.
Javier: ¡Déjame salir! Me voy a correr ya. ¡Me corro! ¡Toma toda mi leche, puta!
Rachel: ¡Oh sí! ¡Me corro, mi amor! ¡Dame tu leche, dale tu leche a tu mujer, a tu puta, sí! ¡Siento toda tu leche en mi útero!
Javier se corría en el fondo del coño de Rachel, quién recibía la descarga de semen de él gustosa, mientras se corría simultáneamente. Rachel, feliz, cuando terminó de correrse se abrazó a su hermano, quién se tumbó exhausto al lado de ella. Cuando hubieron recuperado la respiración, Javier, le recriminó lo que había hecho.
Javier: ¿Estás loca? Puedes quedarte embarazada – le recriminó - ¡Eres muy joven!
Rachel: Estoy loca, pero por ti, mi amor – dijo besándolo apasionadamente – No me importa darte hijos y en cuanto a si soy joven, ¡mejor! Así te puedo dar muchos hijos – dijo riendo feliz.
Javier: No sabes lo que dices – dijo contrariado.
Rachel: Sé perfectamente lo que digo, y no lo he hecho por lo que dijo la radio de que hay que procrear – dijo leyéndole la mente – Es mi sueño desde niña – confesó – ser no solo tu mujer sino la madre de tus hijos – dijo mirándole seria a los ojos.
Javier: Deberíamos dormir.
Rachel: Buenas noches, amor – dijo besándole y acurrucándose a su lado.
Ambos se acostaron a dormir plácidamente, sobre todo Rachel, quién no podía quitar la sonrisa de felicidad de su cara. Al día siguiente y durante al menos una semana las cosas siguieron su curso, pero Javier tenía una idea en mente: follarse a sus hermanas a la vez.