Apocalipsis V

Sigue la vida en la granja

Al día siguiente, Javier dormía plácidamente, cuando su puerta se abrió con sigilo y apareció Mariana, desnuda. Le miró sonriente, enamorada, lujuriosa al ver su polla aún flácida. Se acercó a él y se colocó entre sus piernas para darle un buen despertar. Con una sonrisa en la boca se colocó a cuatro patas entre sus piernas con la cara en su polla. La olió y se relamió. Con sumo cuidado de no despertarlo aún, le agarró la polla con ambas manos y comenzó a lamerla.

Mariana: Mi amor, despierta, tienes que ir a trabajar – decía intentando despertar a Javier entre lamidas - Se ve tan guapo cuando está durmiendo plácidamente – susurró enamorada - ¡Dios! ¡Qué cuerpo! ¡Qué bueno está! ¡Qué polla tiene!

Mariana, le empezó a tocar la polla a Javier suavemente, con deseo y arrojo, comenzando a masturbar a Javier suavemente mientras él comenzaba a gemir en sueños.

Javier: ¡Mmmmhhh!

Mariana: Disfruta, mi amor – susurró.

Mariana seguía con su tratamiento a la polla de Javier cuando, ya no pudo aguantar más y comenzó a comerle la polla. Al principio le daba lamidas desde los huevos hasta la punta, pero luego se fue tragando poco a poco toda la polla de su amado hermano, que se fue despertando mientras Mariana le comía la polla. Cuando despertó, se encontró con Mariana entre sus piernas y su polla en el fondo de su garganta.

Javier: ¡Vamos puta, traga polla! ¿No es esto lo que quieres, perra? Te vas a hartar hoy a polla zorra. ¡Qué buen despertar, puta! – gimió incrustando su polla en la garganta de Mariana, quién se sorprendió por la brusquedad, pero aceptó encantada la polla de su hermano - ¡Vamos chupa, puta chupa pollas!

Javier le follaba la boca de manera bestial, haciendo que Mariana tuviera que aguantar las ganas de vomitar varias veces hasta que, se corrió en la garganta de Mariana abundantemente. Mariana recibió gustosa toda la corrida de su amado, uniéndose a él en un orgasmo. Cuando Javier terminó de correrse, dejó de apretar la cabeza de Mariana contra su polla, pero ella seguía chupando y tragando los restos de semen que quedaban.

Javier: ¿Tienes hambre? – dijo divertido.

Mariana: De tu leche, mi amor – decía sin dejar de lamer la polla de él – He venido a por mí desayuno – dijo terminando de lamerle la polla.

Javier la miraba divertido, dejo que Mariana se saciara. Cuando terminó, fue a la ducha luego de despedirse con un apasionado beso de su hermana y un sonoro azote, y esta vez se sorprendió de ver a su tía esperándolo en la puerta del baño.

Javier: ¿Qué haces aquí? ¿Hay alguien en el baño?

Isabel: No, amo – dijo bajando la mirada – Solo pensaba esperarlo para saber si dejaría que su esclava lo bañe hoy.

Javier se quedó sorprendido, no sabía cómo reaccionar. Tras unos segundos de duda decidió dejar las cosas fluir para ver cómo actuaba su tía y entró al baño. Isabel tomó su silencio cómo una afirmación y entre al baño con él. Isabel, ante la sorpresa se Javier, se acercó a la bañera y se la preparó mientras Javier no daba crédito a sus ojos. Isabel, sin ningún remilgo, como si fuera la cosa más natural del mundo, una vez preparado el baño, se acercó a Javier.

Isabel: ¿Desea el amo orinar?

Javier: Sí – dijo atónito pensando que le dejaría ir al baño tranquilo.

Isabel: No se preocupe, amo – dijo con una sonrisa dulce.

Isabel, sorprendiendo a Javier una vez más, le giró en dirección a la taza del váter y abriendo la tapa le agarró la polla por detrás. Javier la miró atónito, pero Isabel apuntó al váter y siseó suavemente haciendo que Javier involuntariamente comenzase a orinar. Isabel sostuvo la polla de Javier mientras meaba. Cuando terminó, se la sacudió y le soltó haciendo que Javier la mirase sorprendido.

Isabel: No sabía si el amo quería orinar en su puta o no – dijo disculpándose - ¿le he fallado? – dijo mirándolo con preocupación.

Javier: No, tranquila – dijo tranquilizándola.

Isabel: En ese caso, su puta le bañará, amo – dijo llevándolo a la bañera e invitándolo a entrar.

Javier entró a la bañera para sorprenderse gratamente en que la temperatura del agua era perfecta. Isabel, según se colocó Javier en la bañera, se arrodilló delante de la bañera y con una dulzura que Javier nunca pensó que tuviera, Isabel lo aseó. Con destreza, Isabel bañó a su sobrino y le mimó. Javier observaba sorprendido el comportamiento de su tía, nunca imaginó que una mujer tan fuerte y tan dura como era su tía en carácter tuviera esa dulzura. Isabel le lavó el cuerpo, entero, dejando para el final la polla y los huevos de Javier, que con suma delicadeza los cogió y los limpió con concentración. Luego de asearlo y de que Javier pudiera reprimir una erección al ver la cara de su tía en su polla, Isabel se echó para atrás dejando un hueco para que Javier saliera. Isabel seguía de rodillas.

Isabel: Ya puede salir, amo – dijo mirando al suelo.

Javier no dijo nada, pero salió de la bañera y se colocó de pie junto a su tía, quién levantó la mirada para buscar una toalla y agarrarla para, sorprendiendo de nuevo a Javier, comenzar a secarlo.

Isabel: No se preocupe, amo, su esclava sabe cuidarle – dijo malinterpretando su cara de sorpresa.

Javier: No es eso – dijo volviendo en sí – No me esperaba esto.

Isabel: Siento no haberlo hecho antes – se disculpó – pero el amo no dijo nada y su esclava no sabía cómo actuar.

Javier se quedó callado sopesando su respuesta. Mientras Isabel terminaba de secarlo, meditó sus palabras. Se dio cuenta de que su tía era de verdad sumisa y pensó en lo suertudo de su tío al tener a semejante mujer y encima de todo, sumisa. Sin quererlo comenzó a darle un repaso a su cuerpo y no pudo evitar tener una erección al contemplar su gran culo. Isabel se quedó sorprendida al ver cómo delante de ella, la polla de su sobrino se ponía muy dura. Le encantó, pero cómo no le dijo nada no se lanzó a ella como una posesa cómo ella quería hacer.

Isabel: El amo está seco – informó - ¿quiere que me ocupe de esto? – dijo tocando suavemente la polla.

Javier: No, gracias – dijo quitándola, para disgusto de su tía.

Sin mediar palabra, Javier salió a la cocina a desayunar, seguido de una contrariada Isabel. Nada más entrar se encontró a Lucía que rauda se acercó a servirle. Lucía le sirvió un desayuno completo con huevos, bacón, salchichas, un café, zumo y leche.

Lucía: Buenos días, amo, su desayuno está dispuesto – dijo poniéndolo encima de la mesa.

Javier: Gracias – dijo sin mirarla, cosa que le extrañó a Lucía.

Javier comenzó a desayunar mientras iban bajando cada una de sus mujeres y todas les saludaban con un sonoro y apasionado beso en la boca, excepto su abuela, que le dio los buenos días con un beso tierno en la mejilla. Lucía se sentía preocupada al notar la frialdad con la que Javier la trataba y se sentía contrariada, no sabía el por qué. Cuando Javier terminó de desayunar, se despidió de todas sus mujeres con otro beso y un magreo menos de su tía, su prima y su abuela. De su abuela se despidió con un beso en la mejilla y agarrándole las tetas, y de Lucía se despidió con un escueto “adiós”.

Lucía: Espera, amo, tengo que ir hoy a ayudarte a pescar – dijo levantándose para vestirse.

Javier: No te preocupes, hoy viene tu madre conmigo a ayudarme, tú quédate aquí colocando mi habitación – dijo sorprendiendo a todas.

Isabel: Sí, amo – dijo sorprendida, pero rauda fue a vestirse.

Lucía: ¿Por qué?

Javier: No tengo porque darte explicaciones – dijo en tono duro – pero quiero que te encargues de limpiar y colocar mi habitación – dijo serio - ¡Sin rechistar! – dijo cuando vio que iba a protestar.

Lucía: Sí, amo – dijo triste y preocupada, pues él no quería estar con ella.

Ante la mirada sorprendida de todas y una mirada llorosa y suplicante de Lucía, Isabel y Javier se fueron al rio cercano a pescar. Isabel no sabía por qué él había actuado así, primero no deja que le haga ni una paja o mamada y ahora le ordena que fuera con él a pasar el día pescando. Isabel iba detrás de él no podía negar que le gustaba demasiado su sobrino, no dejaba de mirar su espalda ancha, sus brazos musculados, su culo prieto y respingón, sus piernas torneadas. Isabel babeaba por él. Javier, ajeno a su escrutinio, la condujo al rio y ambos se pusieron a pescar. Isabel aprovechó para provocar a Javier. Aprovechaba cualquier momento o movimiento para ponerse en pompa, sacando su culazo envuelto en unos leggins ajustados. Javier miraba divertido y algo excitado su comportamiento hasta que Isabel, al notar la mirada de Javier en su culo, se mojó el coño y quedó al descubierto que no llevaba ropa interior.

Javier: ¿No llevas ropa interior?

Isabel: No, amo, una puta siempre debe de estar dispuesta para que su dueño la use – dijo mostrando que tampoco llevaba sujetador al moverse libremente sus tetas al girarse.

Javier: ¿Te gusta provocarme? – dijo mirándola con seriedad.

Isabel: Sí, amo – dijo con la mirada gacha.

Javier: Sigue con lo que estás haciendo – le ordenó.

Isabel: Sí, amo – dijo volviendo a agacharse a colocar las redes.

Continuaron así un buen rato, con Isabel provocando a Javier con poses excesivas, mostrando su gran culo y su perfecta figura. Javier, caliente por ver hasta dónde llegaba la sumisión de su tía, le ordenó ir a por unas bayas al lado del rio, cerca de un árbol grande y alto. Una vez ella llegó allí, Javier, sigiloso se le acercó por detrás. Isabel no lo sintió hasta que tuvo su aliento en su oído.

Isabel: Amo, no lo había oído – dijo sin girarse, gratamente sorprendida al notar una erección en su culo.

Javier: ¿Encuentras las bayas?

Isabel: No, amo – dijo restregándole su culo por la polla.

Javier: Necesitas agacharte más para poder encontrarlas – dijo agarrándola de los hombros y haciendo que quedara con el culo en pompa más pegado a su polla - ¿Las ves?

Isabel: No, amo – gimió.

Javier: Necesitas más ayuda entonces – dijo restregándole la polla por su coño mojado y la raja de su gran culo.

Isabel: Sí, amo, su ayuda es bienvenida – gimió.

Javier: Ni se te ocurra correrte – le ordenó.

Isabel intento por todos los medios que su calentura no se disparara por lo que Javier le hacía, pero sus intentos fueron en vano cuando él le agarró con una mano su culo y con la otra le pellizcó suavemente su pezón. Se corrió cómo una perra en celo, jadeando y babeando.

Isabel: ¡Oh sí, amo, perdón, su puta se corre, oh sí, no puedo evitarlo, sí, me corro, sí! – gimió y sollozó.

Javier: Eres una puta que debe aprender modales – dijo autoritario cogiéndola del brazo cuando acabó su orgasmo.

Isabel: Sí, amo, enséñeme – gimió caliente aún al notar cómo su sobrino le ataba al árbol después de desnudarla.

Javier: No sé qué clase de dueño tenías antes, pero yo quiero una puta obediente – dijo serio mientras terminaba de atarla – No te muevas o no te tocaré jamás – dijo agachándose a la altura de su culo – Ahora vas a saber lo que es bueno, puta.

Javier mordió duramente el culo de su tía haciéndola gritar. Isabel no esperaba ese ataque tan violento, pero le encantaba el sexo duro, su coño se mojó más aún. Isabel notó como Javier empezó a meter un dedo entero en su ojete, azotándola muy fuerte.

Javier: Si quieres correrte debes ganártelo, zorra – dijo mordiéndola de nuevo el culo – Primero tienes que aguantar todo lo que te haga – le avisó.

Isabel: Sí, amo – gimió descompuesta por el placer.

Javier la cambió de posición y la colocó sobre una roca cerca del rio con las piernas abiertas y el culo levantado. Isabel no sabía lo que su sobrino tenía en mente, pero pronto supo lo que le esperaba. Javier, sin vacilación, le metió dos dedos en su coño mientras con su otra mano jugueteaba en su culo. Javier la miraba a los ojos para ver sus reacciones.

Isabel: ¡Oh, amo, sí! – gritó.

Javier, poco a poco, comenzó a mover sus dedos con habilidad dentro del coño de su tía. Javier jugueteó con un dedo en su ojete mientras seguía follándole el coño con los dedos. Luego de unos minutos de dulce tortura, Javier comenzó a torturar de verdad a su tía. Sin que ella lo esperara, le metió los cinco dedos en su coño.

Isabel ¡Oh, amo! – gritó - ¡Qué me hace, sí, oh, oh!

Isabel contenía las ganas de correrse para complacer a su amo. Javier, empezó a follarle con todos los dedos de su mano, profundamente, sin llegar a meter el puño y moviéndose en círculos dentro de ella. Javier, luego de unos minutos torturándola, se chupó los dedos de la otra mano y empezó a juguetear con su esfínter, llegando a meter un dedo dentro de su culo mientras no dejaba de follarla el coño con la otra mano.

Isabel ¡Oh, amo, sí! – gritó.

Javier, siguió torturándola, esta vez empezando a meter dedo por dedo en el culo de su tía. Isabel notó cómo su sobrino le abría el culo sin dejar de follarle el coño con su otra mano. Javier empezó a meterle todos los dedos en su culo, hasta que lo tuvo bien dilatado para, de sorpresa, meterle hasta la muñeca en su culo. Isabel, entre la sorpresa, la extrema excitación por sentirse humillada, vejada y sometida y la lujuria, se corrió como nunca, violentamente.

Isabel ¡Oh, amo, sí, no pare, amo, use a su puta, sí, sí, sí, no aguanto más, amo, me corro, sí, me corro! – gritaba descontrolada presa de una lujuria irrefrenable.

Javier, olvidando lo que le había dicho antes y presa de una lujuria enorme que corría por sus venas, se sacó su polla erecta y apuntó con ella al culo de su tía y tras sacar su mano, la empaló de una violenta estocada.

Isabel ¡Oh, amo! – gritó - ¡hazme tuya, castiga a la puta de su esclava, sí, fólleme el culo, amo, me encanta!

Javier no se movió, le dejó la polla dentro de su culo, le sacó los dedos del coño y le agarró fuertemente los pezones, tirándole de ellos con violencia. Isabel ante ese ataque prolongó su orgasmo unos segundos más, presa del mayor éxtasis de su vida. Javier empezó a darle estocadas profundas y violentas a un ritmo pausado, sacando gritos de placer de su tía.

Isabel: ¡Oh sí, amo, me encanta, castigue a su puta, sí, sí, sí, deme más polla! – gritaba salida y lujuriosa - ¡Pellizca mis pezones, sí, me encanta!

Javier no decía nada, solo la follaba sin dejar de pellizcar sus pezones. Isabel se dejaba hacer encantada, hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto, ni siquiera con su difunto marido. Javier dejó de pellizcarle los pezones y se llevó una mano a su boca para meterle los dedos hasta la campanilla. Isabel aguantaba las arcadas con estoicidad, pero su excitación aumentaba enormemente. Su sobrino si que sabía humillarla, poseerla.

Isabel: ¡Oh sí, amo, me encanta, juegue con su puta, sí, sí, sí, deme más polla! – gritaba.

Javier, viendo cómo reaccionaba su tía y poseído por un morbo que nunca había sentido, le sacó la polla, la colocó a cuatro patas sobre el suelo y mientras la volvía a penetrar de una sola estocada, le llevó ambas manos a su boca abriéndosela y metiéndole todos los dedos en ella.

Javier: ¿Esto es lo que quieres, puta? – le dijo al oído - ¡Eres una puta perversa!

Isabel: ¡Oh sí, amo, eso quiero! – gritaba de placer - ¡Quiero que juegue con su puta, sí, sí, sí! – gritaba salida y lujuriosa - ¡Utilice a su puta!

Javier: ¿Eres mía, puta? – le dijo al oído.

Isabel: ¡Oh sí, amo, totalmente suya! – gritaba de placer.

Javier: ¿Me vas a satisfacer en todo, puta? – le dijo al oído.

Isabel: ¡Oh sí, amo, en todo! – gritaba de placer - ¡No dejes nunca de follar a su puta!

Javier siguió follando a su tía muy profundamente por el culo mientras le metía todos los dedos de las manos en la boca. Isabel babeaba de placer y tenía los ojos en blanco por el inmenso placer que sentía, estaba a punto de quedarse desmayada. Javier, luego de unos minutos de intensísima follada anal a su tía, no pudo aguantar más el morbo que sentía y se corrió bestialmente en su culo.

Javier: ¡Oh sí, puta, me encanta tu ojete, sí, voy a correrme, oh sí! ¡Cómo me exprimes la polla con tu ojete, perra! – gemía.

Isabel: ¡Oh sí, amo, córrase en su puta, lléneme los intestinos de su leche, sí, deme toda su leche! – gritaba de placer.

Javier: ¡Oh sí, puta, me voy a correr en tu ojete, sí, toma leche, sí, me corro, sí, sí, toma lefa, perra, sí!

Isabel: ¡Sí, sí, amo, córrase en mi culo, sí, llénemelo de su leche, sí, sí, sí, me corro, sí, sí!

Javier se corrió como un animal en celo en el culo de su tía que recibía en éxtasis cada uno de los lefazos que le daba su sobrino. Era tanto el nivel de placer que recibía y soportaba Isabel que no solo se corrió como nunca antes, sino que se desmayó de placer. Javier, luego de recuperarse de su orgasmo, le sacó la polla del culo a su tía, saliendo restos de heces y semen. Se fijó en su tía y se dio cuenta de que estaba desmayada. Con calma, la cogió en brazos y la llevó a la orilla del río, dónde la aseo y limpió. Miró su cara y vio la felicidad que su tía desbordaba. Minutos más tarde, Isabel despertó y tras unos segundos en los que tenía una sonrisa radiante, en cuanto le miró, para sorpresa de Javier, su tía se puso a llorar desconsoladamente.

Javier: ¿Qué te pasa? – dijo sorprendido sin saber qué hacer por el arranque de su tía.

Isabel: ¡Lo siento, amo! ¡Perdóneme! – le pidió entre lágrimas – He sido una mala esclava – hipaba entre llanto.

Javier: No pasa nada, no te preocupes – dijo abrazándola en un intento por que dejara de llorar.

Isabel: Pero, ¡le he fallado! – dijo aferrándose a su abrazo cómo si su vida dependiera de ello.

Javier: No me has fallado, tranquilízate – le pidió tranquilamente.

Isabel: No puedo, amo. Le he fallado – dijo con dolor entre lágrimas – ¡Me va a repudiar!

Javier: ¡Cállate! – ordenó y para su sorpresa su tía se calmó al instante, asustada – No te voy a repudiar, relájate – dijo suavemente acariciando su pelo – No me has fallado, solo quería probar si era capaz de darte placer, y lo he conseguido. No me importa que te hayas corrido sin mi permiso, solo quería probar.

Isabel: Me has matado de placer, amo – dijo mirándole con ojos llorosos, pero con una sonrisa de felicidad – Nunca he sentido tanto placer, ni me he sentido tan humillada y usada o expuesta. ¡Me ha encantado!

Javier: Entonces no hay motivo por el que llorar – la calmó sonriendo – Yo soy novato en estas cosas – refiriéndose al sadomasoquismo – necesito que me guíen y saber si sientes placer o no.

Isabel: No se preocupe, amo, le ayudaré en todo lo que necesite – le dijo cariñosa mientras le pasaba la nariz por su cara mimosa – Además, es usted un semental – dijo mirándole con deseo.

Javier: Me alegro, porque satisfacer a tantas mujeres no es fácil – dijo divertido – Llevaba tiempo queriendo follar tu culo, me obsesionó desde pequeño - confesó.

Isabel: Fóllamelo cuando quieras, amo, es suyo – dijo feliz - ¿Entonces no me va a repudiar?

Javier: Solo si no me haces una buena mamada ahora mismo – le ordenó pellizcándole un pezón.

Isabel, pegando un gemido, no perdió tiempo y agarró la polla morcillona de Javier con una mano mientras bajaba lamiendo su pecho. La polla de Javier estaba llena de restos de heces y semen, pero a ella no le importó, ella se encargaría de limpiarle la polla a su amo. Con mimo, cuando llegó a su polla, comenzó a lamerla de arriba abajo, asegurándose de limpiar hasta el último resto. Javier miraba atento cómo ella le lamía y limpiaba la polla sin decir nada ni hacer el más mínimo gesto de asco, al contrario, lo hacía gustosa. Isabel se aplicaba en lamerle la polla, por eso, en cuanto la tuvo erecta, sin previo aviso y para grata sorpresa de Isabel, Javier le incrustó la polla en su garganta, provocándole grandes arcadas.

Javier: ¿Te gusta mi polla? Ahora la vas a saborear, ¡puta! – gimió mientras la empezaba a follar profundamente la boca.

Isabel: ¡Mmmmmmhhhggggg! ¡Mmmmmmhhhggggg! – gemía.

Javier comenzó a follarle la boca a su tía de manera profunda, dejándole incrustada durante unos segundos su polla totalmente en el fondo de su garganta, provocando gemidos de placer en su tía, que aguantaba estoicamente las arcadas. Javier, al principio, le agarraba de la cabeza para evitar que Isabel se escapara de su ataque, pero luego de unos minutos de follarle la boca, Javier decidió sacársela y dejarla respirar, cuando Isabel, notando que se la quería sacar, le agarró del culo fuerte contra ella con ambas manos, con fuerza mientras le miraba a los ojos entre suplicante y lujuriosa.

Javier: ¿No quieres que deje de follarte la boca, puta? – gimió.

Isabel: ¡Mmmmmmhhhggggg! ¡Mmmmmmhhhggggg! – gemía mirándole a los ojos.

Javier, viendo cómo era prácticamente imposible zafarse de ella, incrementó su ataque a su garganta incrustando aún más profundo su polla. A Isabel se le saltaban las lágrimas a causa de la brutal follada de boca que le daba ahora Javier, pero aguantaba con ganas de beberse hasta la última gota de leche de su amo, deseaba probarla. Y así sucedió cuando, luego de unos minutos de intensa follada bucal, Javier no aguantó más la excitación y agarrando el pelo de su tía y colocándoselo cómo si tuviera una coleta, la agarró fuerte contra su polla, chocando la barbilla de su tía contra sus huevos y se corrió bestialmente en la garganta de su tía.

Javier: ¡Oh sí, toma polla, puta! – gimió - ¡Te vas a llevar toda mi leche directa a tu estómago, perra, oh sí, tómala toda, ya sale, sí, toma leche, bébetela toda, sí, sí, me corro!

Isabel: ¡Mmmmmmhhhggggg! ¡Mmmmmmhhhggggg! ¡Mmmmmmhhhggggg!  ¡Mmmmmmhhhggggg!  ¡Mmmmmmhhhggggg! – gemía sin dejar de mirarle a los ojos.

Javier se corrió en la garganta de su tía como un animal en celo, presa de una excitación y un morbo enorme al ver a su tía con una cara de puta desorejada mientras le follaba la boca. Isabel recibía gustosa la leche de su amo mientras juntaba sus muslos presa de un orgasmo brutal, solo de recibir semejante descarga de leche en su garganta. Luego de terminar de correrse Javier, Isabel tragó toda la leche que le calló en la garganta y se sacó la polla de su sobrino de la boca, dejando un rastro de babas y semen, para poder respirar, tras lo cual y sin dejar de mirarle a los ojos le lamió la polla mientras le agarraba los huevos limpiando cualquier rastro de semen. Luego le enseñó la boca a Javier mostrando los restos de su corrida y ante sus ojos se lo tragó con auténtico deseo.

Javier: ¿Te gusta mi corrida o es puro vicio? – dijo curioso y divertido.

Isabel: Tú me vicias, amo – dijo relamiéndose - ¡Deliciosa! – dijo sonriente.

Javier: ¿Por qué ese arrebato? – dijo curioso - ¿Querías beberte mi corrida o lo has hecho por complacerme?

Isabel: La verdad lo deseaba, amo – dijo sincera – Mi hija me contó lo rica y sabrosa que era tu leche, tu polla, y deseaba probarla, deseaba que me alimentaras con ella – confesó.

Javier: ¿Lucía y tú os contáis todo?

Isabel: Sí, amo. Intento ser una amiga para mi hija además de su madre. Nos contamos todo y le aconsejo en todo.

Javier: Eso está muy bien – dijo serio.

Isabel: ¿Desea algo más de su puta? – dijo agarrando su polla flácida.

Javier: Por el momento no – dijo riendo - ¡Me has dejado seco! Vamos a seguir pescando y luego puede que te reviente el coño a pollazos si te portas bien – dijo pellizcándole los pezones.

Isabel: Lo estoy deseando, amo – gimió mientras le miraba con deseo infinito a los ojos.

Javier e Isabel se colocaron la ropa y siguieron pescando el resto de la mañana. A medio día comieron algo de arroz con verduras que se habían llevado antes de salir. Por la tarde siguieron pescando logrando Javier pescar la mitad de lo que había conseguido pescar Isabel. Javier era nuevo en el mundo del sadomasoquismo, pero pensó que debía gratificar de alguna manera a su tía por aplicarse tanto. La miró detenidamente mientras estaba de espaldas a él. No podía negar que, aunque no tenía tantas tetas como el resto de su familia, su tía estaba muy buena. Avanzó hasta ella sigilosamente y se colocó a su espalda, agarrándola por la cintura.

Isabel: ¡Amo! No lo he escuchado llegar hasta aquí – dijo algo asustada, pero gratamente sorprendida.

Javier: Veo que has pescado muy bien – dijo pegándole a él.

Isabel: Amo – susurró notando las manos traviesas de su sobrino subiendo por su estómago.

Javier: Te mereces un premio – dijo dándole la vuelta.

Javier besó apasionadamente a su tía que respondió gustosa al beso. Isabel se pegó al cuerpo de Javier con verdadera ansia. Se besaron con ardor, jugando sensualmente con sus lenguas mientras Javier le amasaba el culo con fuerza y ella se colgaba de su cuello como una quinceañera al amor de su vida.

Javier: ¿Te gustan mis besos? – dijo separándose un poco de ella, pero sin soltarla.

Isabel: Mucho, amo – confesó – Son irresistibles, como usted – dijo lamiendo sus labios como una gata en celo.

Javier: Prepárate para disfrutar, puta – dijo mordiendo el lóbulo de su oreja – Tienes permiso para correrte todo lo que quieras.

Isabel: ¡Amo! - gimió.

Javier desnudó a Isabel completamente sin dejar de besarla o tocarla, haciendo que la excitación de Isabel no dejara de aumentar. Isabel se dejaba hacer encantada, sin dejar de manosear el pecho y los brazos y hombros de su amo. Una vez desnuda, Javier la tumbó cuidadosamente en el suelo y le abrió las piernas. Con una sonrisa lujuriosa, comenzó a besar con ardor a su tía y a bajar desde sus labios a su cuello, lamiéndolo.

Isabel: ¡Oh sí, amo! – gemía.

Javier siguió bajando hasta sus tetas, comenzando a lamer sus pezones lentamente, sin dejar de amasarlas con algo de fuerza. Isabel estaba en la gloria, ni cuando su difunto marido le hacía el amor era tan placentero. Javier comenzó a dar pequeños mordiscos a sus pezones haciéndola gritar de placer.

Javier: ¿Te gusta lo que te hace tu amo?

Isabel: ¡Oh sí, amo, me encanta, no pare! – dijo agarrando su cabeza.

Isabel movía sus muslos, juntándolos, para calmar el fuego que le ardía en su coño, presa de tanto placer. Javier se dio cuenta y dejó sus tetas, para bajar lamiéndola el vientre hasta su coño. Al percibir lo mojado que estaba, no se lo pensó y se hundió en él, lamiéndolo de arriba abajo, despacio.

Isabel: ¡Oh sí, amo, cómeme el coño, el coño de su puta! ¡Qué lengua tiene, sí, sigue, no pare! ¡Me corro!

Javier comenzó a comerle el coño con más ímpetu, llegando incluso a morderle el clítoris con algo de fuerza. Isabel tuvo un orgasmo brutal sintiendo como por primera vez en su vida, le comían el coño. Isabel se dejó llevar y agarró a su sobrino de la cabeza apretándolo más contra su coño.

Isabel: ¡Oh sí, amo, eres el mejor del mundo, sí, me corro, sí! ¡Mira cómo tiene a su puta, sí, me encanta, sí, sí, sí!

Javier siguió comiéndole el coño con gula durante unos minutos más, llegando incluso a comerle el culo al mismo tiempo que me metía varios dedos en su coño mojado. Luego de que Isabel consiguiera un par de orgasmos brutales, Javier se levantó de improvisto, se desnudó ante la mirada llena de deseo y lujuria de su tía y se colocó entre sus piernas, penetrándola de una estocada hasta el fondo de su encharcado coño.

Javier: ¡Oh sí, que bien entra mi polla en tu coño, puta!

Isabel: ¡Oh sí, amo, necesito su polla en todos mis agujeros, sí, hazme completamente tuya, sí, sí, me corro! – gritó corriéndose al notar la polla de su sobrino chocar contra l pared de su vagina.

Javier: ¡Tienes un buen coño, perra, sí! ¡Cómo me engulle la polla! – gemía pellizcándole los pezones.

Isabel: ¡Oh sí, me encanta que me folle, que me use, que me haga suya, sí, sí, sí, eres el mejor, amo, no pare! – gritaba pidiéndole más.

Javier la follaba bestialmente, metiendo y sacando completamente su polla del coño de su tía mientras ella le agarraba del culo, haciendo que se clavara en ella muy profundamente. Javier intentaba acallar los gritos de su tía con besos tan pasionales que la dejaban sin aliento, pero, aun así, los gritos de su tía eran muy fuertes.

Isabel: ¡Oh sí, amo, me encanta, no pare de follarse a su puta, no deje nunca de follarme, soy tuya, sí, sí, sí, me corro! – gemía como loca.

Javier: ¡Oh sí, puta, tienes el coño muy estrecho, sí, vas a hacer que me corra, sí! – gemía sin dejar de follarla mientras la agarraba fuerte de su culo.

Isabel: ¡Oh sí, amo, llene el coño de su puta con su riquísima leche, sí, désela a su puta, lléneme el útero con su leche, sí, sí, sí! – gemía cerrando las piernas entorno a él, haciéndole la pinza.

Javier: ¡Oh sí, puta, toma mi leche, tu amo se corre en tu coño, perra, sí, me corro, sí, sí, sí, toma leche!

Isabel: ¡Oh sí, amo, lléneme el coño con su leche, sí, me encanta, sí, me corro, preñe a su puta!

Javier se corría como un animal en celo en el coño de su tía, incentivado por el morbo de preñarla. Isabel recibía entre espasmos provocados por el orgasmo tan brutal que sintió, los lefazos de su sobrino en su coño. Cuando ambos terminaron de correrse se tumbaron en el suelo, Isabel se abrazó a su sobrino.

Javier: ¿Te ha gustado? – dijo curioso.

Isabel: ¡Me ha encantado, amo! – dijo sonriente - ¡Eres único!

Javier: Me alegro – dijo acariciando su cabeza – Buena perrita.

Isabel: Soy una buena perra y puta para mi amo. Eres el mejor amo que he tenido – se sinceró.

Javier: ¿Por qué? – dijo confuso.

Isabel: Solo he tenido un amo, mi difunto y amado marido, pero él no me hacía disfrutar tanto cómo tú – confesó – Él se quedaba quieto mientras yo le complacía en todo, me gustaba, pero he descubierto contigo lo que realmente es el placer, que además de hacer, te hagan, y me ha encantado. Me he corrido como nunca – confesó.

Javier: Me alegro – dijo sonriente – Veo que ambos tenemos cosas que aprender – dijo riendo – Pero si te voy a preñar – le aviso serio.

Isabel: Nada me haría más feliz que dar a luz a hijos de mi amo – dijo mirándole a los ojos con adoración y deseo.

Javier: Bueno, vamos a vestirnos y a recoger la pesca, que va a anochecer y no me fio – dijo poniéndolos de pie.

Isabel: Como el amo diga, usted siempre tiene la razón – dijo besándolo con amor y adoración.

Ambos recogieron, se vistieron y se fueron a casa. Cuando ambos llegaron a la casa, era ya de noche. Cenaron y subieron todos a dormir, pues Javier estaba muy cansado y dejaron descansar. Rosario, tenía un plan para el día siguiente, cumpliría otra fantasía de su hijo con su nieto: le haría una paja para despertarle.