Apocalipsis IV

Sexo madre e hijo.

Estando en el huerto apareció su abuela para llevarse algunas hortalizas para la cena. Vio a su nieto de lejos y no podía negar que era hijo de su hijo, tenía la misma constitución, el cuerpo alto y recio, sus músculos marcados, los gestos, todo. Se acercó a su nieto.

Rosario: Hola, cariño, ¿te puedo ayudar en algo? – dijo servicial.

Javier: No gracias, abuela, ya puedo yo solo – dijo sonriéndole.

Rosario: ¿Prefieres llamarme abuela? – dijo curiosa.

Javier: Bueno, eres mi abuela y aún no me acostumbro a esto – señaló a su alrededor - ¿Te molesta? – dijo dejando de hacer lo que estaba haciendo.

Rosario: Soy tu abuela, pero también tu mujer o tu esclava – dijo seria – Puedes llamarme como quieras, no me molesta, y si te da morbo llamarme abuela, adelante.

Javier: Bueno, no he pensado en qué hacer contigo – dijo algo tímido – No me malinterpretes, estás muy bien para tu edad, pero nunca me he planteado fijarme en ti cómo mujer – confesó – Me gustas, eso si – dijo mirándole sobre todo sus tetas – pero nunca me he plantado nada sexual contigo.

Rosario: No pasa nada, cariño, yo tampoco – confesó – Si pensé siempre en tu padre, me daba mucho morbo, y me hubiera encantado ser su puta y dejarme hacer de todo por é, pero nunca pasó – dijo algo melancólica – Has crecido y te pareces mucho a él, eso me da morbo y me pone muy bruta.

Javier: ¿Quieres que te cumpla alguna fantasía, mami? – dijo pícaro y raudo.

Rosario: ¿Qué? – dijo de repente muy caliente al pensar que era su hijo quién se lo pedía.

Javier: Lo que has oído – dijo acercándose a su abuela - ¿deseas la polla de tu hijo? – dijo sacándosela.

Rosario: Me encantaría probar la polla de mi hijo – gimió juntando sus piernas, cachonda.

Javier: Pues ponte de rodillas y trágatela entera, mami – ordenó haciendo de su padre.

Rosario, excitada, se puso de rodillas mientras miraba a los ojos a su nieto, esperando alguna orden más, pero al no oír nada más, le bajó el pantalón hasta los tobillos e hizo lo que siempre quiso hacer a su hijo, se tragó entera su polla lentamente, perdiéndola en su garganta aún estando flácida, mojándosela y notando cómo comenzaba a hincharse.

Javier: ¿Así soñabas con hacérmelo? – dijo sacándole la polla de su babeante boca.

Rosario: ¡Sí, justo así, hijo mío, sí, dale a mami más polla, que tengo hambre! – gimió sacando su lengua para lamerle los huevos.

Javier: Lo haces muy bien, ¿Cuándo se la comes a papá lo haces pensando en mí?

Rosario: ¡Sí, siempre lo hago pensando en ti, mi amor! – gimió lamiéndole la polla de arriba abajo - ¿Qué deseas que haga? – le dijo sumisa mirándole a los ojos con deseo.

Javier: ¡Sácate esas tetazas que quiero estrujártelas mientras te follo la boca, puta! – dijo desgarrándole la camiseta y sacando sus dos enormes tetazas.

Rosario: ¡Oh sí, mi amor, son todas tuyas, sí, dale polla a mami, se bueno! – dijo incrustándose su polla en su garganta.

Javier: ¡Oh sí, así, trágatela toda, puta, toma polla! – gemía follándole la boca a su abuela - ¡Menudas tetazas gastas, mamá, sí, me encanta!

Rosario: ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg!

Rosario comenzó a tragarse la polla de su nieto pensando que era su hijo, calentándose hasta extremos inimaginables. Javier le agarraba las tetas a su abuela con fuerza mientras hacia el movimiento de caderas para follarle la boca. Rosario, viendo lo profunda que era la follada de su nieto y con la calentura que tenía le agarró del culo y lo empujó para adelante para tragarse la polla entera, hasta los huevos, mirándole a los ojos, dándole a su nieto una visión muy caliente.

Javier: ¡Oh sí, trágatela toda, puta, mamá, sí, me encanta, sigue mirándome!

Rosario: ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg!

Javier solo le agarraba de los pelos a su abuela, pero Rosario, cuanto más fuerte sentía el agarre de su nieto, más fuerza y profundidad le imprimía a la mamada. Javier estaba muy caliente agarrando las tetas enormes de su abuela y recibiendo esa mamada espectacular. No pudo contenerse mucho y acabó corriéndose a los pocos minutos en la boca de su abuela, mientras ella le miraba a los ojos.

Javier: ¡Oh sí, vas a hacer que me corra, mami, sí, me encanta, sigue comiéndomela que vas a llevarte toda mi leche, oh sí, tómala toda, me corro!

Rosario: ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg! ¡Mmmmmmhhhggg! – gemía sacándose la polla de su nieto de la garganta y dejándola en su boca.

Javier se corrió en la boca de su abuela que recibió la corrida de su nieto cómo si fuera la de su propio hijo, se calentó cómo nunca y se corrió al sentir estrellarse el primer chorro de leche en su paladar. Cuando terminó Javier de correrse, observó cómo su abuela le extraía hasta la última gota de leche, le dejó de tocar las tetas y se apartó mientras ella le enseñaba su corrida.

Javier: ¡Bébetela toda, puta! – le ordenó.

Rosario: ¡Glup! – tragó poco a poco saboreándola ante el deleite de su nieto.

Javier: ¿Te ha gustado, abuela? – preguntó curioso.

Rosario: ¡Mucho! – reconoció volviendo en sí – Nunca me ha pasado esto, me he corrido al sentir tu leche en mi boca pensando que era la de tu padre – reconoció – Y me ha encantado – dijo besándole en la boca a su nieto en agradecimiento – Muy rica tu leche, amo.

Javier: Gracias, abuela – dijo agarrándole un pezón y tirando de él – Tienes las mejores tetas que he visto nunca – la alabó.

Rosario: Gracias, cielo, a tu padre también les gustaban – dijo pícara – muchas veces le pille espiándome y yo muchas veces me dejaba ver en tetas por él a posta – reconoció pícara – Bueno, amo, te dejo con tus cosas que tengo que prepararte la comida – dijo besándolo.

Rosario dejó allí solo a Javier y volvió a la cocina satisfecha. Cinthia, un buen rato después observó cómo su hijo entraba a la casa y subía a su habitación para ducharse para la cena. Subió desnuda, por si su hijo necesitaba algo. Abrió la puerta y se encontró a su hijo desnudo, de espaldas a la puerta. Se recreó viéndolo.

Cinthia: ¿Necesitas algo, amor? – dijo amorosa.

Javier: No mamá, gracias – dijo sin voltearse, aún tímido con ella.

Cinthia: No tienes que estar tímido, amor – dijo acercándose a él – Yo voy desnuda igual que tú, mírame – dijo volteándolo.

Javier: Lo sé mamá, pero es que…no me…acostumbro.

Cinthia: Acostúmbrate – dijo sonriente - ¿O es que no te gusta verme las tetas?

Javier: Más de lo que desearía – reconoció mirándoselas.

Cinthia: Me alegra oír eso, amor – dijo besándolo tiernamente en la boca – A mí me encantas todo tú – dijo dándole un repaso a su cuerpo.

Javier: ¡Mamá! – dijo intentando cubrirse.

Cinthia: ¡Sin remilgos, que bien que te pajeaste el otro día, después de verme en la ducha! – dijo divertida – Me pusiste muy cachonda tuve que pajearme luego pensando en ti, en esta polla – reconoció agarrando su morcillona polla.

Javier: ¡Mamá! – gimió por el contacto – Sí, la verdad me encantó verte desnuda y ver cómo te tocabas, quería hacerlo yo, y me pajeé - reconoció.

Cinthia: Ahora me tienes aquí, dispuesta a todo por ti, a entregarme a ti, úsame a tu antojo, amor, tócame lo que quieras, hijo.

Javier llevó sus manos a las tetas de su madre y las estrujó haciéndola gemir mientras su madre le apretaba el agarre de su polla. Cinthia empezó una lenta paja a su hijo mientras le lamía el cuello suavemente, con la punta de la lengua. Javier se dejaba hacer sin dejar de agarrar las tetas de su madre.

Cinthia: ¿Te gusta lo que tocas, amor? – dijo sensual.

Javier: Mucho – gimió – Y, ¿a ti?

Cinthia: Enormemente – dijo dándole un suave bocado en la barbilla – Me muero por comerte enterito, mi amor.

Javier: ¿Qué te lo impide? – dijo llevando sus manos al culo grande de su madre y agarrarlo con fuerza.

Cinthia: ¡Oh! Que mi hombre no me lo ha pedido – susurró en su oído sensual mientras le mordía el lóbulo de la oreja.

Javier: ¡Cómete la polla de tu hijo, zorra! – dijo pellizcando con una mano su pezón y con la otra su culo.

Cinthia hábilmente, bajó besando y lamiendo el cuerpo de su hijo desde su cara hasta su polla, sin dejar ni un solo centímetro de su cuerpo sin lamer, se colocó entre sus piernas, de rodillas y sujetó ambas piernas con sus manos mientras lamía su polla de arriba abajo, incluido sus huevos.

Javier: ¡Oh sí, come polla, puta, sí!

Cinthia siguió lamiéndole la polla y los huevos suevamente, pero sin tocarle. Luego de un rato, la polla de Javier estaba completamente dura y Cinthia la engullía despacio y lento, pero entera en su garganta. Luego de unas cuantas succiones de Cinthia a la cabeza de la polla de su hijo.

Javier: ¡Oh sí, tú sí que sabes comer polla, puta, sí, sigue chupando así, puta, oh sí! – gimió.

Cinthia siguió chupándole la polla y los huevos, muy cachonda de oír a su hijo llamarla puta. Luego de un rato, Javier estaba completamente cachondo y cogió la cabeza de su madre y le clavó la polla entera de una estocada en su garganta. Cinthia aguantaba las ganas de vomitar por el placer que sentía por el trato de su hijo, tenía el coño encharcado y se rozaba los muslos.

Javier: ¡Oh sí, toma polla, puta, sí, trágate toda mi polla, la polla de tu hijo! ¡Qué buena chupa pollas eres, puta!

Cinthia: ¡Mmmmmmmhhhh! – gimió más fuerte - ¡Mmmmmmmhhhh! ¡Mmmmmmmhhhh! ¡Mmmmmmmhhhh! ¡Mmmmmmmhhhh! ¡Mmmmmmmhhhh!

Javier empezó a follarle la boca a su madre con mayor intensidad cogiéndole bien fuerte la cabeza y presionando hasta hacer tragar toda su polla a su madre, haciendo que la calentura de Cinthia aumentara tanto, que se corrió sin poder evitarlo entre estertores y convulsiones. Javier le sacó la polla de la boca y la colocó tumbada con la cabeza colgando fuera de la cama y se puso encima de la cabeza de su madre con su polla apuntándola.

Javier: ¡Cómo te gusta que te folle la boca, puta! – dijo dándole pollazos en su cara – ¡Esto te va a encantar, guarra! – dijo incrustándole la polla en su garganta y llegándole hasta el fondo.

Cinthia: ¡Mmmmmmmhhhh! – gimió - ¡Mmmmmmmhhhh! ¡Mmmmmmmhhhh! ¡Mmmmmmmhhhh! ¡Mmmmmmmhhhh! ¡Mmmmmmmhhhh! ¡Mmmmmmmhhhh! ¡Mmmmmmmhhhh! ¡Mmmmmmmhhhh!

Cinthia casi vomita al sentir la gran polla de su hijo atravesarle la garganta tan profundamente. Javier estuvo un buen rato follándole la boca, pero tras unos minutos intensos en los que le dejaba la polla incrustada en la garganta a su madre, se corrió en su boca.

Javier: ¡Oh sí, me encanta follarte la boquita, puta, sí, eres una buena come pollas, sí, traga polla, puta, sí, no voy a tardar en correrme! – gimió - ¡Oh sí, prepárate para mi corrida, puta, aquí viene! ¡Abre la boca, puta, y trágatelo todo!

Cinthia: ¡Mmmmmmmhhhh! – gimió - ¡Mmmmmmmhhhh! ¡Mmmmmmmhhhh!

Javier se corrió como un animal mientras que Cinthia, cuando sintió la corrida de su hijo en su boca se corrió como loca, gimiendo y gritando de placer mientras se retorcía en la cama. Cuando ambos terminaron de correrse, Javier cayó hacía atrás en la cama exhausto al lado de su madre que, con una sonrisa satisfecha y una mirada de deseo absoluto, le enseñó toda su corrida en su boca para tragársela frente a él con auténtica gula y deseo.

Javier: Buena mamada, mamá – alabó exhausto.

Cinthia: Gracias amor, ¿te has quedado a gusto o quieres más de tu puta? – dijo sensual.

Javier: ¿Te ha gustado? – dijo curioso.

Cinthia: Me ha encantado, puedo decir que por primera vez en mi vida he disfrutado al dar una mamada. Pero no me has contestado, ¿te has quedado a gusto o quieres más de tu puta? – dijo agarrando su polla.

Javier: La verdad es que quiero más y me ha gustado mucho – reconoció.

Cinthia: Me alegro, amor – dijo dándole un beso en la boca.

Javier: ¿Quieres algo tú? – gimió notando cómo agarraba su polla con fuerza.

Cinthia: Que me hagas tuya – dijo restregándole sus tetas por la cara.

Javier: No seas tan zorra, mamá – dijo riendo.

Cinthia: Tu mami es toda una guarra, amor – gimió al notar la polla de su hijo en su muslo.

Javier comenzó a tocar las tetas a su madre, comenzando a hacerlo igual que su madre, lentamente.

Cinthia: ¡Oh sí, sigue así, lo haces muy bien, no pares!

Javier: ¡Estás buenísima! – gimió besando y mordiendo sus tetas.

Cinthia, muy lentamente, comenzó a restregar todo su cuerpo con el de su hijo, hasta que se colocó sentada en la cara de su hijo para que le comiera el coño. Javier comenzó a lamerlo de arriba abajo hasta el culo disfrutando de los gemidos de su madre. Cinthia gemía de placer, estaba muy caliente.

Cinthia: Amor, ¡me matas de placer, sí! Por favor, ¡cómemelo, sí! – le suplicó - ¡No pares, más, más, sí! Méteme los dedos, ¡vamos, sí, no pares, sí, más, más! ¡Me corro! ¡Sí, amor, más, más! ¡Me corro!

Javier le comía el coño con gula, con ímpetu, llevando a su madre al límite una y otra vez, siendo el primer coño que se comía. Cinthia se corría sin parar disfrutando de la comida de coño que le daba su hijo. Javier se tragaba la corrida de Cinthia con gusto.

Cinthia: ¡Sí, amor, más, más! ¡No paro de correrme! ¡Sí! Amor me matas de placer… ¡Sí! Por favor, ¡cómemelo, sí! ¡No pares, más, más! ¡Sí! ¡Qué bien usas la lengua, amor! Méteme los dedos en mi coño, ¡vamos, sí, no pares, sí, más, más! ¡Me corro! ¡Me encanta! ¡No paro de correrme! ¡Oh sí!

Cuando Cinthia ya no aguantaba más, paró a su hijo, se levantó de su cara y se colocó encima de la polla de su hijo, restregándola por su encharcado coño, hasta que Javier, de un empujón, hizo que se la metiera entera, sin dejar de mirarle a los ojos sonriente. Cuando se la clavó entera, empezó a cabalgarlo de manera suave y lento.

Cinthia: Eso amor, ¡fóllate a tu madre, a tu puta! ¡No pares cielo! ¡Oh sí! -decía deseosa - ¡Oh sí, no pares! ¡Cómeme las tetas! ¡Oh sí, dame más, más duro, más! ¡Oh sí! ¡Eres todo un semental, amor!

Javier: ¡Oh sí, mamá, te voy a follar por puta, no voy a parar hasta que no te puedas sentar en una semana zorra, toma polla puta!

Cinthia cabalgaba la polla de su hijo como la amazona experta que era, imprimiéndole cada vez un ritmo más fuerte, más duro, más salvaje. Mientras Javier le comía las tetas y le acariciaba el culo, dándole unos azotes y haciéndola gemir más fuerte.

Cinthia: ¡Oh sí! ¡Cómo me gusta tu polla! ¡No pares amor! ¡Oh sí! - decía deseosa - ¡Oh sí, no pares! ¡Quiero más polla! ¡Oh sí, dame más, más duro, más! ¡Oh sí!

Javier: ¡Oh sí, puta! ¡Toma polla, zorra! ¡Qué bien cabalgas, perra! ¡Cómo te botan las tetazas que tienes, puta!

Cinthia: ¡Oh sí! ¿Te gustan mis tetas? ¡Cómetelas, amor, son tuyas! – dijo ofreciéndoselas - ¡Oh sí, así, muérdeme, sí, me encanta! - decía deseosa - ¡Oh sí, no pares! ¡Quiero más polla! ¡Oh sí, azótame, dame más, más duro, más! ¡Oh sí, me encanta, me corro, sí, sí, sí!

Javier: ¡Oh sí, puta! ¡Toma polla, zorra! ¡Qué tetazas tienes! ¡Sigue cabalgando, puta!

Cinthia cabalgó la polla de su hijo hasta que lo sintió que se iba a correr y Javier se corrió como un bestia en el coño de su madre, que recibía con gusto tanta leche de su hijo y se corrió simultáneamente mientras se pellizcaba las tetas.

Javier: ¡Oh sí, me encanta follarte, puta, sí, así, sí, toma polla, puta, sí, no voy a tardar en correrme! – gimió - ¡Oh sí, prepárate para mi corrida, puta, aquí viene! ¡Me corro!

Cinthia: ¡Oh sí, amor, dale tu leche a mami, a tu mujer, a tu puta, sí, dámela toda, oh sí, me encanta, me corro, sí, sí, sí!

Tras la corrida, copiosa y abundante de él, y la corrida simultanea de ella, ambos se quedaron así, con Cinthia tumbada encima de su hijo, exhaustos. Ambos descansaron un rato, abrazados. Luego de unos minutos de relax, Cinthia se interesó por su hijo.

Cinthia: ¿Te ha gustado, amor?

Javier: ¡Mucho! Eres muy fogosa – dijo riendo - ¿Y a ti?

Cinthia: A mí me ha encantado, amor. Tienes una polla fantástica y sabes usar la lengua muy bien – lo alabó mientras lo besaba amorosa.

Javier: Gracias – dijo algo ruborizado – Tú también tienes buen cuerpo y sabes dar mucho placer.

Cinthia: ¿Quieres más, amor? – dijo dándole un lametazo por sus labios.

Javier: ¿Y tú? – dijo agarrándole las tetas y sacando un gemido de su madre.

Cinthia: Tu mujer quiere probar algo que nunca ha hecho antes – dijo poniéndose a cuatro patas de frente a su hijo - ¡Quiero que me folles el culo!

Javier: ¡Oh dios, mamá! – dijo sorprendido - ¿En serio?

Cinthia: Nunca en mi vida he hablado tan en serio cómo hoy, amor. Vamos, complace a tu mujercita, rómpele su culito, hazla completamente tuya – dijo restregándole sus tetas por su cara.

Javier: ¡Oh mamá, me encantan tus tetas, me encantas toda tú! – dijo agarrando y mordiendo sus pezones – ¡Te follaré el culo, puta!

Javier comenzó a magrear el culo de su madre mientras ella se contoneaba y le seguía rozando con sus tetas su torso y le daba lametones por el cuello. Cinthia comenzó a besar a su hijo apasionadamente al mismo tiempo que le agarraba la polla, ya dura de nuevo, y le empezaba a masturbar.

Cinthia: Quiero sentir tu polla rompiéndome el ojete, amor – gimió apretando sus manos en la polla de su hijo - ¡Necesito tu polla!

Javier: ¡Cómemela, puta, que te voy a follar bien follada, perra!

Cinthia, con una sonrisa, comenzó a deslizarse lamiendo el cuerpo de su hijo desde el cuello hasta llegar a su dura polla y, sin dejar de mirarlo a los ojos con deseo y picardía, se fue introduciendo centímetro a centímetro la polla de su hijo en la boca hasta conseguir engullirla por completo y alojarla en su garganta. Ante los gemidos de aprobación de su hijo, dejó la polla unos segundos dentro de su garganta hasta que, no pudiendo reprimir más las náuseas, se la sacó para volver a incrustársela lentamente en su garganta. Javier, cachondo, cogió a su madre y la hizo ponerse con su coño encima de su cara para comenzar a lamerlo, haciendo un 69.

Cinthia: ¡Oh sí, cómeme el coño, amor, sí, me encanta cómo usas tu lengua! – gimió sacando la polla de su hijo de la boca para escupirla.

Javier: ¡Sí, puta, te voy a devorar el coño a lametones! ¡Cómete mi polla, pedazo de guarra!

Cinthia atendió el llamado de su hijo encantada y comenzó a tragarse su polla a un mayor ritmo mientras Javier le lamía el coño y le azotaba el culo. Luego de unos minutos y notando que su madre estaba ardiendo de deseo, Javier comenzó a pasar su lengua por su ojete, notando cómo ella se estremecía de placer.

Cinthia: ¡Oh sí, cómete mi culito, ábremelo, oh sí, me encanta, sigue, así, sí!

Javier: ¡Oh sí, sigue chupando, puta, trágate toda mi polla, oh sí, déjamela bien ensalivada para romperte tu culazo, perra!

Javier comenzó a lamer y meter varios dedos en el culo y en el coño de su madre, aumentando su calentura. Cinthia y Javier estuvieron unos minutos haciendo el 69, hasta que Javier, notando que se iba a correr, paró a su madre y la colocó a cuatro patas. Cinthia, viendo que llegaba el momento, pidió calma a su hijo.

Cinthia: Amor, quiero que me folles el culo, pero ten cuidado, soy virgen – gimió notando cómo su hijo, colocado detrás suya le restregaba su polla.

Javier: Tendré todo el cuidado del mundo – prometió con más lujuria aún al escuchar su confesión.

Javier comenzó a restregar más su polla por el coño de su madre, lubricándola, para luego de unos minutos, colocarla en la entrada de su culo y meter la cabeza de la polla, arrancando un gemido a su madre. Javier se agarró a las caderas de su madre y comenzó a meter su polla poco a poco y sacándola para volver a metérsela despacio. Cinthia sentía una mezcla muy placentera de dolor y placer, estaba ansiosa por que su hijo la follara el culo, así que cuando quedaban unos centímetros para que su hijo se la metiera entera, aprovechando que su hijo la volvió a sacar, echó el culo hacia atrás cuando Javier volvía a metérsela, incrustándose ella misma la polla de su hijo entera en su culo.

Cinthia: ¡Oh sí, me encanta, sí, me duele, pero me encanta, sí, que polla tienes, amor, sí, no pares de follarme, dame más, así, así, sí me corro!

Javier: ¡Oh sí, puta, tienes un buen culazo, perra! – dijo azotándola - ¡Te voy a reventar el ojete, puta, vas a estar sin poder sentarte un mes, guarra, vas a estar cagando mi leche todo el día!

Cinthia: ¡Oh sí, sigue, te voy a hacer cumplirlo, sí, sí, azótame, sí, más fuerte, más duro, sí, sí, sí, me encanta, eres un semental, sí, dame más, me corro!

Javier: ¡Oh sí, puta, toma mi rabo en tu ojete, sí, que estrecho lo tienes, guarra, toma rabo!

Javier comenzó a follarse a su madre cada vez con mayor intensidad mientras la azotaba y le pellizcaba los pezones. Cinthia estaba en el cielo, nunca lo había probado por miedo, pero le gustaba más que el sexo vaginal, tanto así, que encadenaba un orgasmo con otro de forma salvaje. Javier, luego de unos minutos, se la follaba de manera salvaje, la azotaba brutalmente hasta el punto de dejarle el culo a su madre rojo y comenzó a pellizcarle los pezones de manera brutal, retorciéndoselos y tirando de ellos. El sexo era salvaje. Luego de unos minutos, Javier no aguantó más y se corrió.

Cinthia: ¡Oh sí, me corro, amor, me corro, tu puta, se corre, oh sí, no pares, sí, así, así, más, más, más, quiero más!

Javier: ¡Oh sí, puta, toma rabo, me encanta tu culo tragón sí, no voy a tardar en correrme, zorra!

Cinthia: ¡Oh sí, córrete en el culo de tu puta, dame toda tu leche dentro de mi culo tragón, sí, sí, me corro, no pares!

Javier: ¡Oh sí, me corro, toma leche, perra, sí, te voy a llenar el culo con mi leche caliente, puta, oh sí, sí!

Javier se corrió como un animal en celo en el culo de su madre, que recibía entre orgasmos la leche de su hijo. Cuando ambos terminaron de correrse, Javier cayó en la cama exhausto y Cinthia se tumbó a su lado, abrazada a él. Cinthia le besaba amorosamente a su hijo.

Cinthia: ¿Te has quedado satisfecho? – dijo entre besos.

Javier: ¡Mucho! – dijo recuperando el aliento – ¡Me encanta tu culo, pero nunca me imaginé que te lo follaría!

Cinthia: Pues es tuyo, para que me lo folles siempre que quieras, amor – dijo sonriente – Cómo todo mi cuerpo.

Javier: ¿Por qué lo has hecho? – dijo curioso – Quiero decir, eras virgen, me extraña que papá no te lo follara, cualquier hombre querría follarse este culazo – dijo agarrándola del culo con ambas manos.

Cinthia: Bueno, nunca me ha llamado la atención el sexo anal – dijo sincera – y tu padre nunca me lo pidió. Pero desde que me fijé en ti, ha ido creciendo en mí un sentimiento y un deseo que nunca sentí. Ese deseo, ese sentimiento de querer ser tu mujer, en todos los sentidos, es lo que me ha llevado a desear entregarme a ti completamente, cómo no he hecho con nadie.

Javier: ¡Vaya! – dijo sorprendido – Yo, sinceramente, nunca te he visto cómo una mujer para follarme, si es cierto que te he mirado mucho el culo y las tetas, pero nunca he deseado follarte, solo mirarte. Cuando empezaste a vestir más sexy, yo no sabía ni que hacer, porque empecé a querer follarte y eso está mal, eres mi madre después de todo y cuando me pajeé espiándote en la ducha me sentí un miserable por querer aprovecharme de ti.

Cinthia: Lo sé, a mí me pasó lo mismo, pero a mí me duró unos minutos. El mensaje de que debemos procrear se llevó mis remilgos. Sabía que me mirabas, pero leí en un libro que es normal que los hijos miren a la madre sexualmente, dado que es la primera mujer que tienen cerca para eso – dijo encogiendo sus hombros – Pero he de reconocer que me gustaba que me miraras, aunque no me dieran las ganas locas que tengo ahora de comerte toda la polla y volver a follarte – dijo traviesa.

Javier: Yo creo que ya he follado bastante por hoy – dijo azotándola – Vamos a cenar, que quiero descansar – dijo besándola con pasión.

Cinthia: Cómo desees, mi amor – dijo profundizando el beso.

Ambos se fueron desnudos a cenar, y allí se encontraron a todas las mujeres reunidas, con la mesa puesta. Todas los miraron sonrientes, menos Rachel y Olga que los miraron con envidia, una envidia que Javier notó, pero hizo caso omiso. Después de una agradable cena, Javier subía las escaleras a su cuarto cuando Rachel y Olga le impidieron el paso a su habitación, llegaron corriendo.

Javier: ¿Qué pasa ahora? – dijo cansado.

Olga: ¡No nos has follado! – dijo cabreada.

Rachel: ¡Te has follado a todas, menos a nosotras! ¿Por qué? – le exigió.

Javier: No pienso follaros así porque sí – les dijo – Sois vírgenes y solo os follaré de una en una cuando yo crea conveniente.

Olga: Pero, ¡nosotras te deseamos! – se quejó.

Javier: Sé que me deseáis y que haríais hasta lo indecible para que os haga mías, pero quiero que al menos la primera vez sea algo tranquilo, si pudiera decirse que hasta romántico – les explicó – No quiero haceros daño, ya habrá tiempo para follar salvajemente y todo ese rollo.

Rachel: Como tú decidas, amor – dijo algo más contenta.

Javier: Ahora a dormir, venga – dijo azotándolas y apartándolas de la puerta.

Olga: Buenas noches, mi amor – dijo besándolo con ardor.

Rachel: Buenas noches, hermanito – dijo besándolo con amor y deseo.

Ambas se fueron a dormir juntas con una sonrisa en la cara, su amado se preocupaba por ellas, quería hacer que sus primeras veces fueran algo especial. Con ese pensamiento, ambas se quedaron profundamente dormidas. Javier por su lado se quedó dormido nada más tocar la cama, al igual que el resto de sus mujeres, excepto Isabel, que esperaba preocupada cuando haría uso de ella, con una idea en mente.