Aplicando justicia (8)

Aparece la tía Andrea y nos conectamos en lo comercial y en lo personal.

LA TÍA ANDREA Y SUS CONTACTOS.

Algo que era lógico porque la “penetrada” no se animaba a movimientos alocados, yo mismo me daba cuenta que ni siquiera podía mover sus músculos vaginales porque estaban “saturados” de verga, incluso noté cuando se estiró un poco hacia adelante y los gemidos casi desencajados de Valentina me hicieron saber que experimentaba un incentivo extra.

Corrí la cara para ver que Abigail había pasado las manos bajo los brazos de la hermana y sus dedos jugaban apretando y soltando los pezones endurecidos, algo que Valentina ya había gozado anteriormente al apretárselos yo y que podía con ella.

De pronto parecieron ponerse de acuerdo y los gemidos se incrementaron, lo mismo que los movimientos y temblores, el orgasmo fue al unísono y, es el día de hoy que no sé cómo hice para aguantar el “polvo” que pugnaba por estallar, tampoco sé cómo aguanté a esos dos monumentos de mujer moviéndose como descontroladas y gritando su placer a viva voz encima de mi excitado ser.  Mi cara quedó empapada de los jugos de la rubia y mi entrepierna pasó por algo parecido cuando los jugos de Abigail se hicieron sentir.

Luego de los temblores, saqué un poco la cara de la entrepierna de la rubia y vi que Vale tiraba la cabeza hacia atrás y la apoyaba en los hombros de la hermana que trataba de besar sus mejillas y continuaba con las caricias en las tetas inflamadas de placer.

  • ¡No se puede creer Carlos , esto es cada día mejor!, me hiciste vibrar con la lengua y quiero más.
  • Yo de acá no salgo, esto es una gloria, la verga de mi vida y todavía late prolongando mi placer, ¡no sabés lo que es Valentina !… -decía Abigail besando el cuello de la hermana-.
  • Sí, claro, no sé, ¿por qué crees que me encontraste desparramada en el sofá?
  • Mucha charla ustedes dos y a mí, “que me parta un rayo”, estoy aquí abajo, por ahora las dejo gozar así pero cuando tome las riendas, no se salva ni el ombligo.
  • Yo quiero, yo quiero, -dijo Valentina -, ya vi cómo me miraste el culo y la quiero sentir allí, no sé si la voy a aguantar pero es la mejor ofrenda que puedo brindarte.  ¡Estoy loca por vos!...
  • A mí ya me está temblando la pera y sé que la voy a sufrir pero también quiero verga por el chiquito.

Las dos salieron de encima de mi cuerpo y me dediqué a brindarles besos y caricias alternadas a cada una de ellas y sus bocas, junto con gemidos de excitación respondieron a full.  Estoy seguro que ninguna de las dos se esperaba una demostración de cariño adosada al sexo porque me lo demostraron “abandonándose” a mis besos y a mis manos que recorrían toda su piel.  Mis dos manos se ocupaban de sus clítoris y, en determinado momento, como si fuera una orden tácita, las dos se pusieron en cuatro dejándome a entera disposición sus culos dispuestos para el “sacrificio” .

No se puede contar lo que eran esos dos culos maravillosos apuntando a mis ojos, a mis ganas y al miembro que goteaba y palpitaba.  A la primera que me acerqué fue a Abigail , le abrí las nalgas con las manos y mi lengua se hizo cargo de su redondel más oscuro, no se lo esperaba y estaba en tensión esperando el “vergazo” , por eso debe haber sido el grito de descarga y el orgasmo chico que se le escapó cuando la lengua dio una lamida profunda y la punta intentó penetrar su orificio.  El “noooooo” sonó más que claro y se dejó caer de bruces sobre la cama con contracciones que no pudo contener y ante la risa franca de Valentina .

La dejé incorporándose y lo mismo le hice a la rubia que aguantó mejor pidiendo que no la hiciera esperar.  Aquí di pinceladas con el glande y lo encaré decididamente a la vagina empapada, el gemido alto fue de placer y pareció querer tragarme con los movimientos de sus músculos.  Ella giró la cabeza para mirarme como agradeciéndome que hubiera comenzado por allí, pronto tuvo un par de orgasmos chicos ante mis movimientos de entradas y salidas y volviendo a girar la cabeza me pidió: “La cola Carlos , metela en la cola, aunque grite y me duela no te pares, hacémela sentir” .

Con ninguna de las dos me había apurado o había sido duro y preferí seguir así, por eso fue que apoyé el glande e hice fuerza para entrar, lubricación sobraba y ella, que había apoyado la cabeza en las sábanas, se abría las nalgas con las dos manos para allanar un poco más la penetración.

El glande entró y se tensó quejándose pero enseguida me gritó: “No pares, no pares” y, lógicamente, no paré hasta que mi piel contactó la piel de sus nalgas tersas, Valentina se la bancó mordiendo las sábanas y no tardó en mover sus caderas para darme a entender que podía seguir sin problemas.

“Hija de nuestra santa madre, ¿cómo mierda te comiste todo ese pedazo hermana?, hasta a mí me está doliendo” , dijo Abigail que estaba atenta a todo el proceso, sabiendo como sabía que luego le tocaría a ella…  La rubia no la escuchaba o parecía no escucharla, estaba consustanciada con sus movimientos y los míos tratando de adaptar el ritmo a mis entradas y salidas, algo que logró casi enseguida y a lo único que atinó fue a tomarle las manos a la morocha como para transmitirle todo el placer que estaba sintiendo.  Luego de un rato, las contracciones o pequeños orgasmos se sucedían y diciendo, “te toca a vos” , se salió y se dejó caer con todo el cuerpo sobre la cama.

El culo le quedó abierto, el ariete temblaba y me corrí para colocarme junto a las nalgas de la morocha, enseguida noté que el lugar estaba lubricado con algún tipo de lubricante, la muy pilla había aprovechado un momento de distracción para colocarse una crema humectante, ni Valentina ni yo nos percatamos.

Le pregunté que se había puesto y me contestó: “Una crema que tenía, espero aguantar un poco más que Vale , los dos están casi 0 KM pero mi hermana es más corajuda, por favor, entrá despacio” .  No daba para más charla y, a pesar de los gemidos y, en algunos momentos, grititos más de miedo que de dolor, despacito, despacito, entró toda la verga.

El suspiro y el gemido de satisfacción de Abigail fueron notorios y no tardó en llevar la mano hasta su culo para corroborar la penetración hasta el final… “No pensé que entraría toda, no dolió casi nada, ahora llévame al Cielo” …  El mete-saca fue un poco más agresivo porque creía que eso era lo que Abigail quería y no me equivoqué, al rato estaba gritando y pidiendo más y más, “más pija, dame más, ¡por Dios! que placer, apretame los pezones hermana, esto es una locura” , -decía y Valentina no la hizo esperar-…

Ya no podía aguantar más y la rubia, que se dio cuenta, me dijo que le hiciera el honor a la hermana, no lo pensé más y aferrando sus caderas, me mandé hasta el fondo y le inundé las tripas. Abigail iniciaba en ese momento un orgasmo con todas sus ganas y pareció que mi casi grito y el líquido lo potenciaba porque me costó sostenerla para que no me arrancara de allí adentro.

Se movía como enloquecida y parecía llorisquear, no le dije nada, la dejé, sólo la hermana se acercó a acariciarle la cara mientras los dos tratábamos de recuperar el aire para rellenar un poco los pulmones, había sido un “polvo” de aquellos y quedamos los tres más que satisfechos.  Luego me recosté sobre el respaldo de la cama y las abracé a las dos, diciéndoles que había sido maravilloso y que no podía menos que agradecerle la noche que habíamos pasado…

  • ¿Encima que nos llevaste a cenar a un lugar hermoso, nos mimaste, nos acariciaste y nos diste la oportunidad de experimentar un placer que, por lo menos en mi caso, nunca tuve con esta intensidad, nos das las gracias?, ¿estás seguro que sos terrestre?... -Expresó Abigail , ya totalmente recuperada-.
  • No sé a lo que ustedes están acostumbradas pero yo sé que todo esto no hubiera sido posible sin que estuvieran a mi lado, jajaja y eso que faltó la tía Andrea…
  • Ni la nombres, que bien que le brillaban los ojitos cuando te miraba, ¿le pensás dar una alegría a la tía?, -preguntó Valentina sin ningún tipo de reticencia-.
  • Es una hermosa mujer y no tendría ningún inconveniente pero, la cosa no depende de mí, siempre es la mujer la que tiene el “si”, por lo pronto, mañana o pasado la voy a ir a ver y la invitaré a almorzar, luego veremos.
  • Jajaja, tenés cuidado de que no te viole en la playa, la tía es puro fuego caribeño, -afirmó Valentina riendo-.
  • ¿Y nosotras?, porque sucede señor Carlos que ahora ya estoy mal acostumbrada, yo quiero más de esto, -dijo Abigail haciendo un mohín gracioso-.
  • A ver chicas, la paso genial con ustedes, juntas o individualmente pero…
  • Lo sabemos y lo entendemos, pasarla bien y sin compromisos, eso está claro pero… un “polvito” de vez en cuando no estaría mal, ¿no?...

Valentina se agarró la cabeza y las dos se fueron para darse un baño, yo aproveché para tomarme un whiskicito en las rocas y me quedé pensando en las tres chicas de la familia.  No habían querido participar más de la “cogida” , apenas unas caricias y no me molestaba que fuera así, no pensaba obligarlas a nada, que surgiera lo que surgiera, había visto a muchas mujeres en la isla, nativas y extranjeras, que estaban muy bien, aunque con las dos o, quizás tres, yo estaba “completo” .  Si “algo” surgía tendría que ser mejor y además, mi mentalidad no estaba enfocada al tema de las compañías y el sexo.

Me había sacado las ganas con las dos hermanas, sin ninguna duda de que sus culos y todo su cuerpo ya eran míos, la entrega había sido casi incondicional y rondaba la posibilidad de la tía Andrea , ese tema lo tenía completamente cubierto, con la ventaja de tener a Valentina todo el día en casa, con la que me sentía más que bien pero todos mis mecanismos giraban en torno a los, seguramente delincuentes, que moraban en la mansión vecina.

Me urgía mandar a actualizar la tablet y buscar la posibilidad de hacerme de cuchillos cortos de lanzar o de alguna espada corta japonesa, una “Tanto” que medía unos cuarenta centímetros y era de las más comunes, sería suficiente, armas de fuego no quería, de última utilizaría una del momento.  Mis pensamientos fueron interrumpidos por las dos chicas que salieron del baño riendo y haciéndome bromas por la tía, les seguí el juego y tomamos otra copa más.

Tenía que llevarlas hasta la casa pero antes de eso quise aprovechar para sacarme algunas dudas y les pregunté un par de cosas que quería saber.

  • Voy a necesitar que me digan de un buen negocio de Computación porque quiero actualizar la tablet y me va a salir mucho más barato hacerlo acá que en mi país, además, como me gustan las armas, me gustaría visitar alguna buena armería. -La que contestó fue Abigail -…
  • Ese tipo de datos tendrías que preguntárselo a Andrea , ella anda siempre en la calle y conoce lugares que nosotros ni idea, hasta te puede conseguir mejores precios para cualquier cosa que quieras comprar.
  • Listo, no se hable más, mañana al mediodía voy a tratar de encontrarla en la playa.  Cuando quieran las alcanzo.

Era bastante avanzada la madrugada cuando las dejé en la puerta de la casa y le dije a Valentina que no era necesario que viniera por casa en la mañana, que se tomara el día, algo que también haría Abigail con su trabajo, ellas aprovecharían el día libre y yo dormiría hasta que se “me cantaran las ganas” , después de todo, estaba de vacaciones y recién me movería por la tarde.  Al regresar a casa me desparramé en la cama y dormí como un bendito.

Me desperté cerca del mediodía con un hambre atroz, me bañé, me cambié muy de playa y veranito, remera, bermuda y zapatillas deportivas, me hice un emparedado como para ir engañando al estómago, subí al auto y me fui a buscar la tan famosa playa Palm Beach, allí era dónde se encontraría Andrea .

No sabía cómo podría ubicarla pero no hizo falta buscar mucho, no bien asomé en la playa, una rubia de cabellos bien peinados y brillantes, de shorcitos y remera ajustada que realzaba un par de tetas apetecibles, me salió al encuentro…

  • Hola Carlos , las chicas me dijeron que vendrías al mediodía y te estaba esperando.
  • Hola Andrea, ¡qué hermoso cambio de look, te ves brillante!...
  • Se agradece, lo que sucede que ahora estoy de comerciante y no de entrecasa.
  • Craso error, tendrías que estar igual en tu casa, te haría sentir mejor contigo misma, como sea, contame, ¿qué vendés?
  • Chucherías, “Recuerdos de…”, llaveros, tarjetas recordatorias, es un ingreso que me alcanza para todos los días, antes nunca trabajé y me vi obligada a hacer algo después que la enfermedad de mi marido me dejó en la ruina.
  • Cuando me dijiste que vendías en la playa, no lo entendí bien, pensé que tenías uno de esos locales que están en el ingreso a la playa.
  • ¡Ojalá pudiera tener uno de esos locales!, tendría que tener unos veinte mil dólares para comprar uno y otro tanto para surtirlo de mercaderías.  Muchos están vacíos porque son muy caros para el arubeño y están en un lugar privilegiado para el turista que viene a estas playas.
  • No vi ninguno que venda lo que vos ofrecés.
  • Mejor para mí, todos creen que son chucherías y pavadas pero te dejan una ganancia del 200% y ni hablar de todo lo que se le podría surtir a un local, es para trabajar a destajo pero, son sólo sueños.  A otra cosa, me dijeron las chicas que querías preguntarme algo, dale, preguntá nomás.
  • Lo primero es saber si almorzaste porque tengo un hambre bárbaro y dijiste que por aquí había lugares muy buenos para comer.
  • No, todavía no almorcé, te estaba esperando, jajaja, hoy me toca comer “de arriba”.  Las chicas cenaron ayer en un lugar fantástico y por lo tarde que regresaron creo que hubo “algo” más que cena, yo me voy a tener que conformar con un restaurant de playa.
  • Bueno, dale, llevame a uno de esos lugares lindos y charlamos mientras almorzamos, aunque para algunas cosas soy ciego, sordo y mudo.

Se tomó en confianza de mi brazo y fuimos a un restaurant chiquito que se encontraba a unos cien metros de la playa, ameno, lindo, agradable, íntimo y después que Andrea saludó a los dueños y me los presentó haciendo referencia a “su amigo” argentino, nos sentamos en una mesa con una vista hermosa hacia el mar.

Para variar le “entramos” al marisco y al pulpo que, dicho sea de paso, estaba para “chuparse los dedos” , una salsa que me resultó mejor que la del restaurant más caro y fino de la noche anterior.  Todo lo adobamos con un vino blanco casi helado que ni se notaba al pasar por la garganta pero que se hacía sentir.

Le pregunté por lo que quería averiguar y me dijo que tenía a un conocido que comerciaba bajo cuerda con componente de computación y de seguro él conocería al mejor técnico para solucionar el problema de la tablet.  Algo similar sucedió con el tema de la armería, los conocidos “non santos” parecían rodearla y se lo hice saber.

  • Andás en buenas relaciones con todo el submundo de la isla o ¿parece nada más?...
  • Les conozco el paño a casi todos, la hago fácil, ellos no se meten conmigo ni yo con ellos, sólo nos “conocemos” cuando a alguno le conviene, ni te imaginás las cosas que te piden los turistas, aunque en lo único que no me meto es en el tema de las drogas, acá te descubren con un “charuto” y vas de cabeza a una celda, mucho más si sos un nativo de la isla, son muy jodidos con eso, aunque con algunos turistas “hacen la vista gorda”.
  • Igual creo que la droga debe circular bastante y no sólo en la noche.
  • Lo que sucede es que la isla es un buen mercado para ellos, un turista acostumbrado a consumir se vuelve loco si no la consigue acá, alguien se la tiene que vender y para eso están los botones, los camareros, los barman, hasta allí más o menos se contempla pero si hay menores de por medio se “pudre todo”.
  • Me imagino, aunque lo difícil debe ser meter la droga en la isla, ¿no?...
  • No te creas, acá se comercia por el puerto, hay yates de lujo, cruceros, lanchas rápidas, por el aeropuerto es difícil pero por el puerto no hay mayores problemas, de hecho, me enteré hace dos días que hay un yate inmenso atracado en el puerto y es de colombianos, parece que están en tratativas para repartirse el “territorio” con gente de la mafia corsa o algo así, me lo contó una chica que vende jugos en la playa y no quise que siguiera contando porque eso es meterse en un terreno “pesado” , siempre se termina sabiendo quien abrió la boca.
  • Sí, mejor no tocar ese tema, ya se me puso la piel de gallina por eso que me contás, menos mal que yo no tomo ni aspirinas.
  • Jajaja, miedoso no creo que seas pero si muy precavido, mejor vamos a ver a mi amigo de la computación.

Fuimos a ver al amigo de Andrea y resultó ser un tipo de lo más franco, tenía todos los materiales para convertir a la tablet en una computadora “de aquellas” incluso adosándole un programa satelital para poder trabajar con ella aun en lugares donde no había señal de Internet “común” .

Lo del técnico para “mejorar” la máquina tampoco fue problema, un hijo de él se ocuparía del tema, me hizo los números y me salía una quinta parte de lo que me saldría en mi país, le dejé la máquina y el 50% de lo que me cobraría, eso lo tendría listo al día siguiente, incluso con una batería de repuesto ya cargada a full.

En la armería la cosa fue mucho mejor, el dueño resultó ser un Marine retirado, de unos cuarenta años y tantos años, no me dijo ni le pregunté el motivo de su retiro tempranero pero el tatuaje en el antebrazo lo denunciaba como integrante de esas Fuerzas Especiales.

Estaba atendiendo a otra persona y yo me puse a ver la sección de cuchillería, no tenía allí mucha variedad pero cuando le pregunté por cuchillos de lanzar, me llevó disimuladamente hacia otro mostrador y me preguntó si Andrea era de mi confianza.

  • No lo sé, hace poco que la conozco, ¿por qué lo pregunta?…
  • Se ve que conoce del tema, tengo algo para usted pero no sé si quiere que ella sepa…
  • Jajajaja, conocí a un instructor de su Fuerza que opinaba igual respecto a las mujeres, en realidad no sé si era instructor con ustedes, yo lo tuve de instructor en una Agencia privada en La Argentina.
  • ¿No habrá sido alumno de Jack Delroy , “El gran oso pardo”?, ¿no me diga que lo conoció?...
  • Si quiere no se lo digo pero, efectivamente, él fue mi instructor en esa academia, egresé en primer lugar y tuve siempre una buena relación con él.
  • ¿En primer lugar y con ese instructor?, yo no lo conocí pero sé todo sobre él, con usted no se puede jugar amigo.  Espere un poco, Susan , sírvele un café a la señora, yo le voy a mostrar algo a este señor, -dijo dirigiéndose a la empleada, por la edad, posiblemente, esposa-.

Me hizo entrar en un cuarto y desde allí adentro abrió una puerta disimulada detrás de unos anaqueles y pasamos a una habitación repleta de estantes en que había armas de la que uno quisiera, de las portables, lógicamente.  Sabiendo lo que yo quería me llevó a un costado y sacó un estuche que contenía doce cuchillos de lanzar de unos doce centímetros de hoja de forma peciolada con una empuñadura diminuta de unos 2,5 centímetros, todo en acero de primerísima calidad, me los hizo probar en un blanco puesto al efecto para que pudiera tantear su peso y el balance de los mismos.

Quedé enloquecido con esos cuchillos, eran perfectos, de hecho son los que aún llevo siempre conmigo, me contó que se los hacía un chino que conoció de casualidad y que tenía un tallercito en los fondos de la casa, conjuntamente con los cuchillos venía un cinturón para usar como cuchillera.  Le dije que los llevaba y le pedí “algo” más grande, muy ufano me contó que tenía lo yo podía necesitar y me ofreció un cuchillo de comando, similares a los que conocemos por las películas de “Rambo” .

Era un cuchillo espectacular pero, enorme para lo que yo quería, le expliqué que, “en mi pared quedaría muy tosco” , que buscaba algo más sutil y de hoja corta.  Le hice saber que una espada china corta o un cuchillo “Mariposa” sin empuñadura tipo sable o una espada corta japonesa sería ideal… “¿Usted lo quiere para decoración o para, llegado el caso, usarla?” , -preguntó-.

Le contesté con otra pregunta… ¿Usted tendría en su pared un arma que no le sirve nada más que para juntar polvo? ...  Me contestó que tenía razón, era preferible tener algo que pudiera cumplir las dos funciones y buscó en un estante una espada “Tanto” con una hoja de unos 25 centímetros, con funda y empuñadura medía unos 40 cm y era especial para disimular entre las ropas.

El filo de esa espada cortaba el aire y el balanceo en la mano era como si hubiese sido creada para la mano con experiencia que la sostenía.  Lo digo así sin considerarme un tipo “pagado de sí mismo” , creo firmemente en que cualquiera no puede sostener un arma blanca de esas características sin tener experiencia para usarla, pierde todo sentido respecto a para lo que fue creada.

Ya tenía lo que buscaba pero seguí nombrándole algunos cuchillos más que me iba mostrando, aunque sabía que no le compraría otros…

  • Tiene cuchillos como para hacer cualquier desastre, -me dijo esperando que le diera a saber algo más-.
  • Voy a ser sincero con usted, trato de evitar las confrontaciones pero soy un apasionado de los cuchillos y en mi país es muy difícil conseguirlos, amén del costo de los mismos, por eso, cada vez que viajo trato de comprar algo que me llame la atención aprovechando el cambio y la falta de impuestos.
  • Es buena idea, ¿no necesita algún tipo de arma de fuego corta, tengo las mejores?...
  • Por ahora, ni pensarlo, mi fanatismo pasa por los cuchillos, le escapo al ruido, llegado el caso, es innecesario, eso también me lo enseñó el jefe Jack.
  • Sin dudas, bueno, cualquier cosa que necesite no dude en llegarse por aquí.

Nos fuimos de allí y yo llevaba un paquete relativamente chico con los cuchillos y otro paquete más chico que era un blanco plegable, ideal para que lo pudiera colgar en una pared y practicar un poco en los fondos de casa, estaba obligado a desentumecer un poco los reflejos y a “hacerme amigo” de esas armas...

Andrea se volvió a colgar de mi brazo y me pasaba las tetas sin ningún tipo de pudor por el brazo, se notaba a las claras que quería que la llevara para casa y aún a pesar de las nalgas apetitosas que se le notaban por debajo de shorcito, yo tenía la mente puesta en practicar con los cuchillos.

Fuimos hasta la playa porque quería retirar una maleta con chucherías que tenía allí en un depósito y se me dio por preguntarle nuevamente por los locales, le pedí que me mostrara el que más le gustaba.  Me llevó a uno que estaba excelentemente bien ubicado y me preguntó:

  • ¿Qué es lo que querés hacer con este local?, ¿vas a invertir y sacarme mi idea?
  • No mi cielo, en realidad la única idea que tengo es la de atarte a la cama y dedicarme a hacerte gozar, hasta que me pidas por tu madre.
  • ¡ Carlossss , qué me estás diciendo!, ¡Por Dios, mirá que te tomo la palabra!...  ¡No te imaginás como me ponés!...
  • Jajajaja, desgraciadamente hoy tengo cosas que hacer pero no va a faltar oportunidad, es una promesa, aunque por ahora vas a hacer algo que te puede beneficiar.
  • Decime que es, soy todo oído…
  • Te llevo a tu casa y haceme un presupuesto sobre lo que puede salir el local y el importe que se necesitaría para nutrirlo de mercaderías, luego lo cotejamos con algunos dólares que tengo para invertir, si los números me dan, vas a dejar de caminar en la arena para vender alguna cosa.
  • ¡Ay, madre de Dios!, ¿es verdad lo que me estás diciendo?, -no se aguantó y me echó los brazos al cuello para besarme-.
  • Pará mi reina, hay que ver si me dan los números, todavía no hay nada claro.
  • No me importa, el hecho de que hayas pensado en mí amerita este beso y todos los que tengo ganas de darte, a más de otras cosas placenteras.  Lo creas o no me siento como una chica de quince dispuesta a todo.

El beso, el contacto con esos labios de fuego y las tetas haciendo presión sobre mi pecho casi, casi, me hacen aflojar, me la imaginaba hecha una fiera en la cama y el ariete estuvo a punto de traicionarme pero pude controlarme y le dije que se subiera el coche que la llevaba hasta la casa.

En el viaje habló hasta por los codos y no se privó de manotear el bulto del miembro en cuanta oportunidad tuvo, me miraba y se relamía los labios y yo pretendí tomarlo a broma y dedicarme a conducir pero tenía unas ganas locas de dar la vuelta y llevarla a mi casa.

Continuará…

GUILLEOS1agradece sus comentarios.