Aplicando justicia (6)

Aruba es espectacular, las hermanas también

ABIGAIL Y VALENTINA.

Mi miembro, que ya no sería nunca más “aparatito” para nadie, dio un respingo al ver a la chica mostrando las formas de su culo, porque, a no engañarse, sabía lo que tenía y lo dejaba saber.  Ella giró la cara y me preguntó si estaba conforme, me sonó a doble intención y le contesté que no encontraría nada mejor, se sonrió por esto porque captó el tono de mi respuesta y me dijo de volver a la oficina para cerrar el trato.  Así lo hicimos y ya en la oficina, la tarjeta de crédito dorada allanó cualquier tipo de dudas.

Luego me habló de las personas que podrían venir a ocuparse de la casa esos dos días a la semana y de lo que me cobraría.  Le comenté que el problema no estaba en lo que me cobraría, yo necesitaba a mi lado a gente de confianza y que además del aseo de la casa, el parque y la piscina, gustaba de comer comida casera…

  • Por eso, no es problema, ella es una excelente cocinera y en cuanto a la confianza cuentan con mi recomendación.
  • ¿Es decir que la conocés bien o los conocés bien?
  • En realidad ella es mi hermana mayor, Valentina tiene seis años más que yo y está tratando de sobrellevarla porque hace año y medio tuvo un desengaño feo.  El señor es un vecino nuestro de hace años que vive con su mujer, Miguel tiene 55 años pero trabaja a la par de un muchacho.  Nosotros somos nativos de la isla y aquí todo es hermoso para el turismo pero el común de las personas trabaja para sobrevivir.
  • Suficiente para mí, deciles que vengan mañana a media mañana, yo me arreglo con ellos con el dinero y los días.  Hoy es viernes pero creo que voy a comprar comida hecha y a dormir todo lo que puedo.
  • ¿A dormir?, estás de turista Carlos, hay que conocer, yo estaba a punto de ofrecerme como acompañante para que pudieras conocer algunos de los lugares nocturnos de la isla.
  • Te agradezco de corazón pero hoy no, no quiero ser un simple turista y me va a sobrar el tiempo para moverme a gusto, además tengo poco de noctámbulo aunque me encantaría invitarte a cenar mañana en la noche, eso si no tenés ningún compromiso y elegís un buen lugar.
  • Jajaja, mis “compromisos” hacen cola pero me decidí a cenar contigo, en mi tarjeta está el número personal, llámame y vemos como nos ponemos de acuerdo.

Le di mi número y me dio la dirección de un lugar de comidas rápidas que quedaba a unas dos cuadras.  El sol se pone a las 18.30 horas así que cuando llegué a la casa, como ya eran pasadas las 19.30 horas caía la noche cerrada para determinados puntos de la isla y el mar porque la ciudad en sí estaba iluminada a pleno.  Comí bien, sin tener idea de lo que comía aunque era a base de pescado y mariscos, me di un regio baño y armé la cama poniendo una sola sábana y la funda de las almohadas.  Mi cuerpo no daba para más.

Las cortinas no estaban corridas, ni me había dado cuenta de esto y me despertó el sol a pleno a las 07.00 de la mañana, ni loco me levantaba a esa hora para no hacer nada productivo, así que, corrí las cortinas y le seguí dando al ojo.  Los golpes en el portón de entrada me despertaron como a las diez de la mañana, salí apurado poniéndome una bermuda y no llegué a calzarme, en el portón se encontraba Abigail , en realidad Valentina , se notaba el cambio en el cabello rubio, en la falta de maquillaje y en algunas arrugas al costado de la comisura de los ojos, quizás un poco más floja en sus tetas pero las diferencias eran mínimas.

  • Buen día, ustedes deben ser Valentina y Miguel, encantado, soy Carlos, disculpen si no les contesté antes, me ganó el cansancio por el viaje y el trajín del día de ayer.  Pasen por favor, tratemos de ponernos de acuerdo.
  • Buenos días señor Carlos , veo que ya sabe que nos manda Abigail .  Usted dirá…

Noté que su mirada se fijó en mi torso desnudo y me pareció que lo que vio no la incomodó, nos pusimos de acuerdo enseguida sobre los honorarios de uno y de otro. Miguel me pareció, como toda la gente de la isla, un tipo encantador y atento a las necesidades de quien lo contrataba, lo mismo pasó con Valentina, aunque lo de ella se extendería más que a lo simple de limpiar la casa y eso lo conversamos sentándonos en la cocina cuando Miguel se puso de inmediato a limpiar la piscina para ponerla en condiciones.

  • Valentina, contame algo de ti.  Soy o era Jefe de Seguridad de una gran empresa, estoy hecho a la idea de conocer a la gente que trabaja conmigo y pretendo que seas además de limpiadora, cocinera y cicerone porque no conozco nada de la isla y no quiero vagar al tuntún.
  • Me parece correcto, tengo 35 años, soy hermana de Abigail como ya sabe…
  • Pará, pará, dije que quiero conocer de vos pero no comiences a mentirme de entrada.  ¿Qué es eso de 35 años si aparentás ser gemela de tu hermana con otro color de cabello?
  • Jajaja, se le agradece el cumplido pero mi hermana en más joven y mucho más bonita.
  • Está bien, no voy a discutir pero dejame que opine con mis ojos y no veo demasiadas diferencias, puede que un poco más de gym y de sol en ella pero nada más .

Podría equivocarme porque con las mujeres nunca se sabe pero Valentina me daba una sensación de placidez y tranquilidad, todo lo contrario a Abigail que aparentaba ser una mujer de fuego y más avasalladora.  La miré a los ojos y noté las mejillas arreboladas, me gustó eso y le pedí que siguiera contando…

  • Estoy separada legalmente desde hace unos diecinueve meses y no debo ser tan linda porque me cambiaron por un hombre, no tengo hijos y vivo con Abigail en la parte “no turística” de la isla, -se le notó cierta inquina cuando habló de su separación-.
  • No suelo meterme con el tipo de sexo que practican los demás o con los sentimientos que los llevan a eso, ni con las problemáticas de las parejas, aunque cada día que pasa me doy cuenta que los tarados se multiplican.¿Hay novio, novia, pareja o compromisos cercanos?, esto te lo pregunto porque voy a necesitarte por varias horas del día, será sólo como compañía, una especie de Ama de Llaves y no quiero impedimentos.
  • No hay nadie ni me interesa que lo haya, si nos ponemos de acuerdo en lo que me debe pagar, estoy a su disposición.
  • Te voy a pagar un salario de 3.000 dólares al mes, de hecho ya te dejo 300 dólares de adelanto para que veas que no estoy hablando por hablar, -saqué el dinero para que lo guardara-. Lo mínimo que me voy a quedar en la isla serán unos tres meses y nuestro contrato será de palabra, apelo a la lealtad y a la discreción, si cumplís te quedás, sino buscaré a otra persona, vos dirás…
  • Desde ya lo acepto, sólo dígame que es lo que pretende que haga.
  • Que no me trates de usted, que te ocupes de la casa, de mi ropa, de la comida y de acompañarme, salvo que yo opine lo contrario, hoy, por ejemplo, tengo que comprar ropa y no sé qué comprar ni cómo vestirme, tengo esta noche una cena con tu hermana y quisiera ir bien vestido.  Apenas si traje equipaje, casi que me vine con lo puesto.
  • Jajaja, ¿parece que te hubieras fugado de algo o de alguien?
  • Es algo más complicado que eso, hace casi un mes perdí a la única mujer que me importaba y cuesta recuperarme.  Espero que el viaje a Aruba ayudé un poco con este duelo.
  • ¿También te abandonaron?
  • Si, ella y el hijo que estaba por nacer pero no fue su culpa, -me di cuenta que lo contaba sin dolores-.
  • ¿De quién fue la culpa, tuya?
  • No, mía no fue, la asesinaron junto con otras siete personas cuando salía de hacer las compras en el Súper, quedó en medio de una disputa a balazos de pandilleros, no se pudo hacer nada.

La cara de Valentina cambió abruptamente, se puso pálida y los ojos claros muy abiertos junto a su boca entreabierta en un ¡Ohhh! que no alcanzó a escucharse, me hicieron saber que había sido impactada por la noticia.  Amagó con decirme algo y la frené, “no digas nada, ya está, no hay expresión, ni palabras que cambie nada de todo esto” .  Se levantó para servirse un vaso con agua y cuando volvió a la silla me preguntó que quería hacer primero. “Primero vamos a hacer compras para nutrir la despensa y la heladera de la casa, luego vemos lo de la ropa” .

Lo dejamos a Miguel que ya había puesto a cargar la piscina y se ocupaba del parque y nos fuimos en el auto a un “Súper Food” , de los más conocidos y prestigiosos supermercados en Aruba , Valentina se movió como pez en el agua allí adentro y nos reíamos porque yo me tentaba en comprar lo que se me ocurría agradándome a la vista y ella trataba de fijarse en los precios.

La cuestión es que llenamos casi tres carritos y teníamos comida como para dos semanas, además de vinos y cervezas, algo que no suelo consumir pero me bastaba con mirar la cara de la rubia mirando las botellas que no dudé en meter un pack en el carrito, “me vas a malacostumbrar” , -me dijo sonriendo con toda la cara-.

Como pudimos cargamos todo en el auto poniendo bolsas incluso en el asiento trasero, se sentó luego en el asiento delantero y se quedó seria...

  • ¿Qué te pasa?, estás seria, ¿hubo algo que te molestó? , -me miró firme antes de contestar-…
  • No Carlos , todo lo contrario, sucede que pienso algo que no sé si lograrás entender o son pavadas mías.
  • Jajaja, me dejé en La Argentina la bola de cristal, así que será mejor que me lo expliques, en realidad pretendo que no te guardes nada.
  • Es algo muy propio de la mujer, aunque nosotros dos no somos nada, tener al lado la compañía del hombre tipo “compinche” cuando se hacen las compras para la casa, conlleva una química especial difícil de explicar que nunca pude experimentar.
  • Realmente no lo sabía, mi mujer hacía siempre las compras con la madre que, dicho sea de paso, ese día funesto zafó de casualidad porque se entretuvo antes de salir del Súper.  Jajaja, esta es mi “primera vez”, acabo de “debutar” junto a una mujer en esto de las compras compartidas.
  • “Primera vez”, “debutar”, tené cuidado con las palabras que usás, me vas a hacer sonrojar, mejor vamos a comprar la ropa, casi, casi que la estoy envidiando a mi hermana.

Las formas de sus tetas con pezones endurecidos que se hicieron notar por debajo de su remera, logaron que “el amigo” que moraba en mi entrepierna diera un pequeño “tironcito” , peor fue cuando se me cruzó por la cabeza en físico de la “morocha”Abigail .  Había observado a más de una nativa y a varias turistas que dejaban ver piel a mansalva vestida con shorcitos mínimos, vestiditos de verano ajustados al cuerpo y top que dejaban apreciar los tamaños de sus tetas pero, se me cruzó por la cabeza que con las dos hermanas estaría muy bien “atendido” en todo el tiempo en que me quedara en la isla.  Con intentar…

Nos fuimos directamente a una casa de ropa unisex que eligió Valentina , la dejé que me eligiera la ropa que le gustaría que me pusiera y que me hiciera probar lo que se le antojaba, en lo único que no transé de entrada fue cuando quiso comprarme un traje de baño que parecía un slip…

  • No puedo usar eso , -le contesté riendo-…
  • Te quedaría bien, va acorde con tu físico , -contestó mirándome las espaldas con un cierto tinte de admiración-.
  • No me entendés, no podría contenerme , -se dio cuenta de lo que hablaba y se rio con ganas-.
  • Sos un fantasma vende-humo, está bien, si no te gusta comprá otro …  -Reconozco que, queriéndolo o no, me picó un poco el orgullo-.
  • Está bien, lo voy a comprar con una condición, es para usarlo en casa pero vos te comprás esa tanga que está en el maniquí , -se lo dije porque la había visto mirándola-.
  • Es hermosa pero estás loco, tengo un par de biquinis y no me animo a usar esa tanga, además me tendría que depilar hasta las pestañas…
  • Como si fuera drama, mañana a la mañana te vas a un salón de belleza, te depilás con láser y te cambiás un poco el look.  Así estás muy bien pero podrías estar mucho mejor, ¿qué opinás?, yo te doy el dinero.
  • Listo te tomo la palabra, todo sea por no desentonar a tu lado, jajaja, a las mujeres nos encanta eso, ¿preferís el cabello de un modo especial?
  • Un poco más lacio, el rubio te queda espectacular.

Me había dado cuenta que solía usar las ropas de la hermana así que, a pesar de las negativas que acallé poniéndome serio, hice que se comprara un par de zapatillas deportivas y dos pares de sandalias de taco medio que le quedaban muy bien y hacían resaltar sus piernas, un par de shorcitos de jeans, tres vestidos muy similares pero de distintos colores, un par de polleras semi acampanadas (una de tablas) que no llegaban a ser minifaldas pero que hacían saber que allí abajo había un hermoso potencial de nalgas altivas, ella la completó con un par de remeras que hacían juego con las polleras.

Nos cargamos de bolsas que acomodamos como pudimos en el auto y regresamos para casa, allí le pagué a Miguel notando que la piscina estaba casi a tope y que el parque relucía. Valentina le dijo que se fuera solo porque ella todavía tenía para un rato y de inmediato se puso a ordenar las cosas en la heladera y la alacena, lo hacía con gracia y con ganas, evidentemente acostumbrada a ordenar una casa.

Aproveché a llamarlo a Patricio , le dije dónde estaba y él me comentó que ya había comprado un chasis para comenzar a armar el motor-home y aplicar en él algunas cosas de su invención, lo corté cuando me quería explicar y le dije que hiciera a su gusto, que yo estaría afuera por unos tres meses y que sólo regresaría cuando él me avisara que estaba todo terminado y en condiciones, “independientemente de esto, podés llamarme cuando tengas alguna duda, gracias “Pato”, no me olvidaré de esta “gauchada” …  Como era de esperarse, me mandó al cuerno y corté la comunicación luego de saludarlo.

Valentina estaba en la habitación acomodando la ropa y me había apartado la que debería ponerme para salir a cenar con Abigail , incluso había emprolijado un saco porque me decía que no sabía dónde iríamos pero en algunos lugares de la isla no permitían ingresar sin esa ropa, el Casino, por ejemplo y en un par de restaurantes.  Hablábamos de eso y me llamó Abigail para preguntarme si no podíamos suspender la cena, una amiga le había hecho recordar que tenían una reunión de ex alumnas y no podía faltar.  Me pidió disculpas por no haber recordado eso y no le di mayor importancia, le dije que ya nos veríamos.

Hubo dos motivos por los cuales no me hice problemas, no me interesaba tanto como para forzar una situación, de última, a desgano, no había cena que se disfrutara y por otro lado me sentía comodísimo con Valentina , la habíamos pasado de diez durante todo el día y me estaba sintiendo mal por el hecho de dejarla para salir con la hermana.  Corté el celular y le dije a ella que escuchaba:

  • Era tu hermana, suspendió la cena porque recordó que tenía una reunión de ex alumnas.
  • Es cierto, yo también acabo de recordarlo ahora, es una despistada pero también una desconsideraba, se va a querer morir cuando le diga que hasta compraste ropa para la ocasión, ¿querés que vayamos hasta el lugar?, yo sé dónde se hace la reunión.
  • Nooo, ni loco, ¿qué sentido tendría?, parecería que estoy desconfiando como novio celoso y no tengo tanta empatía con ella como para, de alguna manera, exigirle nada.  No pudo y a otra cosa, no es el fin del mundo y la ropa no la voy a tirar, jajaja.
  • Esto me hace sentir incómoda, ¿qué querés hacer ahora?, si querés me quedo a acompañarte.
  • No, para nada, vos tenés que ir mañana al Salón, yo me preparo algo de comer y después salgo a dar una vuelta, en una de esas encuentro a alguien para que me apantalle, -se lo dije ex profeso, no le gustó y saltó-.
  • No te tenía por esa clase de tipo, si querés te hago la cena y después te apantallo yo.
  • Jajaja, no mujer, estoy bromeando.  Sinceramente, lo de tu hermana me vino bien, iba a salir sólo por cumplir, ya no me siento con ímpetus de jovencito como salir a hacer un “levante”, por otro lado, si quisiera la compañía de una mujer, aunque sea para conversar, tengo a mi lado a la más linda de la isla.
  • ¡Sos terrible!, un loco total pero no sabés como me pone eso que me decís, mi ego está “pum para arriba”.
  • Mejor ni pregunto cómo te pone, andá, juntá tus cosas que te llevo a tu casa.

Juntó sus cosas con alegría, ya eran casi las 21.30 horas y la llevé hasta la casa porque los transportes públicos no son muy habituales y circulan con horarios determinados.  Resultó ser una casa humilde rodeada de otras que parecían similares, una calle tranquila, bien asfaltada e iluminada pero las diferencias con las zonas turísticas eran notoria.

Antes de que bajara del auto le alcancé doscientos dólares y le dije, “esto es por lo del Salón, si no alcanza poné el resto y me decís mañana, si sobra guardá el vuelto, yo no necesito detalle de gastos”“Gracias Carlos” , -dijo con cierto pudor y se acercó para darme un beso en la mejilla, beso que no rechacé y me sentí bien con eso.

Al regresar a casa cené unos pedazos de exquisito queso Cheddar y me hice unas hamburguesas de pescado, luego comprobé las conexiones de Internet, funcionaba perfectamente pero, a pesar de tener una buena tablet, me hice a la idea de acercarme a algún negocio de computación para hacerles unas mejoras y actualización a la que tenía.

Aprovecharía que los componentes saldrían más baratos que comprarlos en mi país y no tendría que abonar ninguna tasa porque ya había declarado la tablet al salir, volvería con la misma aunque su capacidad sería tres o cuatro veces mejor, ya vería si podía lograr algo mucho más mejorado.  Después de mirar un rato de televisión en que capté muchos canales de Venezuela(en realidad la isla estaba más cerca de Venezuela que de Colombia ) con programas que no aportaban al intelecto de nadie, me fui a dormir.

Dormí despatarrado en la amplia cama, me desperté temprano pero más que descansado y como era muy temprano remoloneé un rato pensando en lo que estaría preparando Patricio .  Me di cuenta que no tenía que impacientarme con esto, me levanté y antes de desayunar hice ejercicios físicos en el solario y practiqué un rato largo de meditación pues la vorágine de los últimos días no me había permitido esto y sabía que para lo que pensaba emprender me haría falta disciplina mental y trabajo físico.

Extrañamente era como si los que formaran parte de mi vida hasta ese momento hubieran sido borrados de mi presente, no estaba pendiente de ellos, lógicamente si los pensaba aparecían y en detalles, sucedía que, simplemente no los pensaba.  Tenía las bases de mis planes para aplicar “Mí Justicia” pero no los desarrollaría hasta tener todo listo y armado acorde a lo que me pudiera beneficiar pues trataría de no actuar por impulsos que llevan siempre al fracaso.

Luego de desayunar se me dio por salir a caminar disfrutando de lugares nuevos y luego de un trecho llegué a Eagle Beach , una hermosa y tranquila playa de arenas blanca y un mar verde azulado que te hipnotizaba, con muy poca gente en esa hora, me dijeron que más gente se juntaba en Palm Beach pero decidí volver pues no sabía a qué hora regresaría Valentina y no tenía llave de la casa.

Me esperaba frente al portón, vestida de remera, la pollera tableada y las sandalias recién compradas, la completaba con una riñonera adosada a su cintura, el cabello estaba un poco más corto (apenas un par de centímetros) , totalmente lacio con un sugestivo jopo que no alcanzaba a tapar uno de sus ojos y tenía un maquillaje muy sutil que resaltaba su belleza.

Estaba espectacular, su piel clara parecía brillar y se lo hice saber acercándome a ella con aplausos, acusó el impacto del halago ruborizándose por completo. “Me siento rarísima” , -me dijo con un hilo de voz-.  No le di importancia, abrí la puerta de la casa y le contesté…

  • ¿Te dije o no te dije que la más linda de la isla me acompañaba? , -me contestó dándome un mensaje de la hermana-.
  • Me dijo mi hermana que pases por la inmobiliaria, no me dijo para qué.
  • Bueno, después vamos, si fuera urgente me habría llamado.
  • No hablé con ella pero la conozco, es probable que se haya arrepentido por lo de anoche.
  • Es un problema de ella, nosotros nos vamos a dedicar a pasarla bien, ¿qué hacemos almorzamos acá o comemos afuera?
  • Afuera no, con todo lo que compramos cocino yo, ¿qué querés comer?
  • Sorpréndeme…

Rápidamente hizo una comida con la que me chupé los dedos y aprovechamos la calma del almuerzo para charlar, principalmente de ella, los padres habían fallecido hacía unos ocho años y ella y la hermana se dedicaron a mantener la casa y sus vidas, no alcanzaba para el estudio de los dos y ella decidió que lo hiciera Abigail .

Se casó enamorada pero las cosas finalmente no resultaron, el ex marido trabajaba en la barra de una confitería bailable del centro y, según ella, el entorno y algún consumo no autorizado de drogas echaron por la borda la relación, hasta que finalmente se fue de la casa sin dar explicaciones y ella se enteró del porqué debido a una conocida.  Hizo los trámites de divorcio y se dedicó a sobrevivir, solventada en gran parte por Abigail .

No daba para más con la charla y le dije que iría a nadar un rato y aprovechar un poco el sol del Caribe, “estoy demasiado “clarito” de piel y si salgo directo a la playa, con o sin protector solar, este sol me va a cocinar” , -le expresé riendo-, le pedí que me acompañara, me contestó que era lo mejor que podía hacer con el sol y que ella iba a dejar todo limpio y en condiciones en la cocina para luego acompañarme un rato.  A mí no me importaba que se pusiera a limpiar pero decidí dejarla a su arbitrio y me fui a cambiar.

Me puse la sunga o slip de baño que me había hecho comprar, no precisamente por el sol, me dieron ganas de exhibirme ante Valentina y, lógicamente, esperaba que ella tratara de hacer lo mismo, el ariete me había dado un par de tironcitos cuando la vi moverse en la cocina al hacer la comida, estaba claro que no me molestaría pasar la tarde disfrutando del sexo con la rubia arubeña.  Me embadurné de protector solar en la cara y la parte de adelante del cuerpo y me recosté en una reposera, mi fuerte no era el agua o no me desesperaba por una piscina.

Me quedé adormilado e imaginé entre sueños a una mujer que tenía el cabello mitad rubio y mitad morocho y que se acercaba a mi cara tratando de besarme, no llegaba a hacerlo porque me desperté un tanto sobresaltado al notar, aún con los ojos cerrados, una sombra que tapaba el sol.

Era Valentina , toda mojada, parada ante mí y chorreando agua, parecía desnuda y su cuerpo espectacular sólo estaba tapado por un par de triángulos de tela en sus tetas y otro más grande sobre su vagina, rápidamente me hice una composición de lo que serían sus nalgas con la tirita de la tanga incrustada en su zanja.

  • Hola Vale, creo que me dormí y me perdí la angelical aparición de una hermosa mujer en tanga… -Se rio con ganas y me contestó-:
  • Te vi tan dormido que no te quise despertar y como me pediste sinceridad te digo que me tuve que meter despacio en el agua fresca al entender porque no querías comprar esa sunga.

Recién allí tomé conciencia de que el glande excitado y amoratado por la presión del elástico sobresalía bastante del slip y no se me ocurrió otra cosa que extender mis manos para que se acercara más a mí, ella me tomó de las manos y pasó una pierna por sobre mi cuerpo para aposentar sus nalgas sobre el miembro aprisionado, acercó su cara y a punto de besarme dijo: “No sé si está bien o mal, lo que sí sé es que desde que te vi despertaste pasiones que creí olvidadas, jajaja, es decir, que estoy más caliente que el sol” .

Reíamos los dos con ganas cuando nuestros labios se juntaron y las lenguas salieron disparadas buscando el interior de la boca del otro.  Sus labios eran perfectos, llenos, pulposos, dulces y se acoplaron perfectamente a los míos.  Gemía sin pudores y movía sus caderas con un ritmo tranquilo y cadencioso logrando con esto que la mitad del miembro se desplazara hacia sus labios mojándose de sus jugos.  Se avecinaba una tarde casi mortal, deliciosamente mortal.

Continuará…

GUILLEOS 1 , agradece sus comentarios.