Aplicando justicia (36)

De vuelta en Buenos Aires, acomodo en la nueva casa y yo a ultimar detalles.

REGRESO - “CASADOS” - NUEVA CASA -

Al día siguientes, después de desayunar e ir a retirar la documentación de Valentina , las chicas se dedicaron a pasear por las playas y a conocer, en el caso de Karina , muchos más lugares de la isla.  Yo me acerqué hasta el aeropuerto para averiguar la disponibilidad y los horarios del vuelo de regreso, conseguí, sin demasiados problemas porque pocos viajaban en primera clase, los lugares en un vuelo a las doce del mediodía, venía bien, llegaríamos a Ezeiza alrededor de las ocho de la noche y a las nueve ya estaríamos en el hotel.

No hubo mucho más para destacar, sólo que la despedida fue lacrimógena y me arrancaron la promesa de hacer una gran fiesta en una fecha próxima que, lógicamente, tendrían que fijar las dos “esposas” . Valentina conocía el aeropuerto desde afuera y en ella se notó que no es lo mismo ser visitante que ser pasajero a punto de ascender a un avión, para más, una pasajera que se alejaría de sus afectos para entrar en una nueva vida.

Subió al avión tomándose del brazo de Karina , se asombró en el aeropuerto de Bogotá y mientras esperábamos el trasbordo aprovecharon las dos para ir al free-shop, chocolates, perfumes y un par de cajas de maquillajes se tornó como indispensable, además de un par de regalos para Sol .  Dormitaron algo en el vuelo para Buenos Aires y como llegamos de noche, abrió los ojos enormes cuando vio las luces, primero las de Uruguay y luego las de las Capital Federal .

El aeropuerto de Ezeiza fue un mundo nuevo, para mejor, el horario era de una actividad a pleno y no le alcanzaban los ojos para mirar.  Se dio cuenta allí del porqué de la campera que le había llevado Karina , no estaba frio, pero el clima húmedo y el vientito fresco hicieron que se arropara, su físico no estaba acostumbrado a una primavera fresquita.

Karina siempre al lado de la arubeña le solventaba todas las dudas y le explicaba, lo mismo pasó cuando tomamos un taxi y se asombraba por la autopista y la cantidad de vehículos.  Le pedí al taxista que no entrara por el Bajo, que se desviara para dar un par de vueltas por el Centro, que pasara por Plaza de Mayo , por el Edificio del Congreso y que luego bajara por la avenida Corrientes , hiciera la rotonda del Obelisco y que desde allí fuéramos a Retiro que era el lugar dónde estaba el hotel.

El taxista, un hombre grande y más experimentado, me preguntó si lo dejaba a él trazar el itinerario, le dije que sí, que ella era la primera vez que venía a una de las capitales del Mundo y quería absorber todo por sus retinas.  No nos defraudó, incluso Karina y yo quedamos admirados, entró por Puerto Madero iluminado a pleno con sus restaurant y edificios de departamentos y luego fue a los edificios más alegóricos y hasta nos paseó por la avenida Santa Fe(la gran vía del norte) .

¡Mierda que es linda Buenos Aires! , dije en voz alta, se me caían las lágrimas y se me hacía difícil contener la emoción cuando recorrió la calle Corrientes y pasamos por el Obelisco .  La sopapean, la bastardean, la dirigen y la gobiernan ineptos, pero, sin ningún tipo de dudas es una de las más hermosas Capitales del Mundo.  A Karina le pasaba igual estaba callada y con los ojos húmedos, Valentina , ni hablar.

Cuando el taxi arribó a la entrada del Sheraton e ingresó al gran parque para estacionarse en la puerta del hotel fue apoteótico.  Descendimos del vehículo y la rubia parecía desnucarse alzando la vista para tratar de mirar el inmenso complejo habitacional, luego se hizo chiquita tomándose de mi brazo con una mano y con la otra del brazo de Karina .

“Parece como en las películas” , -atinó a decir cuando me acerqué a pedir la tarjeta y luego nos dirigimos al ascensor-.  Nosotros no nos percatábamos, vivimos inmersos en el mundo de la gran ciudad y muchas veces se nos pasan por alto los edificios con construcciones de diversas culturas o con los propios Edificios en que se detenta el Poder ( Casa Rosada , sede del Gobierno Nacional, CongresoNacional , sede del Poder Legislativo, Ministerios, Juzgados, etc.) .

Esto lo ve con distintos ojos un extranjero, mucho más uno que vivió toda su vida en un terreno reducido con muy pocos edificios de alto y sin “jugar” el papel de visitante que se aloja en un hotel de lujo. Valentina estaba muda y anonadada, salió del ascensor y transitó el corto trecho del pasillo alfombrado como si fuera un zombi, ya adentro de la habitación, se tomó la cabeza con las dos manos y exclamó: ¡Todo esto es increíble! ...

Tardó poco en acercarse al balcón, pero miró desde allí sin abrir las puertas corredizas y nos preguntó por la parte oscura, “por allá veo estaciones de trenes, me doy cuenta por las vías, pero, no se ve nada en toda esa parte oscura, ¿qué es ese lugar?” ... “Ese es nuestro “mar”, es distinto al de ustedes y de otro color, ya lo vas a ver mañana” , -le contestó Karina -.  Eran pasadas las diez de la noche, el recorrido nos llevó un montón de tiempo y el hambre se hacía sentir.

Nos perdimos tiempo, se arreglaron un poco y nos fuimos a comer al restaurant del hotel, no tardaron nada, se peinaron, dejaron de lado las camperas, se “subieron” a los tacos altos y cambiaron en un cien por cien.

  • Es hermoso, pero no es el mismo que me mostraste por el Skype , -dijo Valentina mientras se sentaba-…
  • ¡Mirá como te acordás!...  Es lógico cielo, yo te mostré el restaurant del Hyatt, es otro hotel de lujo que queda más al centro de la ciudad…
  • ¿Hay más hoteles de lujo como éste o ese?
  • Buenos Aires tiene una lista larguísima de hoteles de primerísimo nivel, en otros momentos Karina te irá mostrando, aunque, cuando veas la casa, se te quitaran los hoteles de la cabeza.
  • No la conozco, pero me dijo Alphonse que es grande, -dijo Karina -.
  • Grande es poco, les va a llevar un tiempo conocerla toda y seguramente querrán modernizarla.
  • ¿Es todo muy viejo?, -preguntó Valentina -.
  • No, para nada, aunque estoy seguro que algunas cosas querrán cambiar, muebles o alguna pared, ya verán.
  • Dejalo por nuestra cuenta, todas las mujeres tenemos un “arquitecto” y un “decorador” escondido , -expresó Karina y Valentina estuvo de acuerdo-.

Esa noche no hubo “acción” , Valentina estaba sobre excitada pero no precisamente por el sexo o las posibilidades de él, estaba así por todas las emociones nuevas.  Estuvo mucho tiempo mirando por los ventanales del balcón y Karina y yo le hicimos compañía, nos decía que era la primera vez que salía de la isla y se encontraba apabullada por todo lo nuevo que descubría…

  • Eso no es nada, de día las cosas son distintas, hay cines, teatros, actividades culturales, visitas guiadas y es un mundo de gente y de tránsito, vamos a ir las dos juntas para que vayas conociendo, pero no creas que lo vas a poder hacer en unos pocos días.
  • Lo primero que tenemos que hacer mañana es ir a verlo a Alphonse, creo que va a querer despedirse y pasarme el mando.  Nos va a estar esperando porque yo hablé con él desde el avión.
  • ¿Ese es el señor que te pasa la empresa?, -preguntó Valentina -. ¿Cómo debo presentarme con él?
  • Algo le anticipé y me dijo que tenía confianza en mis decisiones pero que estaba loco, jajaja.  Para él serás una de mis esposas.

Nos fuimos a dormir de buen ánimo y en la mañana desayunamos en la habitación, pegados al vidrio del balcón porque Valentina no dejaba de admirarse del “mar marrón” , el río de la Plata estaba esplendoroso, luego estuvimos listos para ir a la empresa, estaban las dos de “rompe y raja” , despampanantes.

Llegamos a la empresa riendo de buena gana, pero un tanto “aturdidos” por las preguntas de Valentina respecto a cada cosa que veía.  El “buenos días señor Carlos que me dispensaban los empleados me sonó distinto, índice evidente de que Alphonse había aclarado varios “tantos” .

La entrada a la secretaría de Alphonse no hubiese pasado nunca desapercibida, Sol pegó un salto de la silla, dio un grito medio histérico, dio la vuelta al escritorio y se abrazó con Karina, después se presentó con Valentina y le dio la bienvenida también con un beso y un abrazo.  Me ignoraron olímpicamente cuando se pusieron a conversar entre ellas y golpeé la puerta del despacho de Alphonse , el recibimiento no pudo ser mejor y el abrazo fue sentido desde ambas partes.

  • ¿Viniste solo o acompañado?
  • Están las dos dándole a la lengua con Sol, ya las llamo.
  • No, dejá que voy yo a recibirlas, a Karina la conozco, pero a la otra no y, conociendo algo de tus gustos, debe ser hermosa. -Salió para abrazarse con Karina como si fuera una hija y agregó mirando a Valentina -: Me quedé muy corto, no sé cuál de las dos es más hermosa, bienvenida hija y felicitaciones a las dos por este paso que dieron, me hacen muy feliz y les deseo a los tres lo mejor, yo, como deben saber, me voy con mi “sirena” al Caribe y como Carlos me avisó anoche que salían para acá, ya arreglé todo para irme esta noche.  En la casa los esperan hoy.
  • ¿Es necesario irse tan apurado? , -pregunté un tanto asombrado-.
  • Sí, es necesario, yo no tengo tiempos para perder, ya me despedí de todos y en la empresa conocen mi decisión, vos podrías aprovechar para pasar por el Banco y ya tenés todo encaminado.

Se dio el gusto de hacernos bromas porque en el momento de la despedida ni Karina ni yo pudimos contener las lágrimas y el abrazo que nos dimos con Alphonse fue tanto o más sentido y profundo que el que puedan darse un padre y su hijo, los dos sabíamos de cosas pasadas que nos unieron como nadie y las palabras sobraban.

Lo acompañamos con Karina hasta el auto y, luego de saludarlo, le pedí a Lucas que cuando se desocupara con Alphonse viniera a verme pero que no era con apuro.  Aprovechó para preguntarme cómo iba a hacer con las custodias…

  • Yo no voy a usar custodia, a lo sumo un conductor de vez en cuando, habrá que seguir con las custodias en la casa y los mejores cuatro hombres de la custodia de Alphonse tendrán que estar siempre disponibles para acompañar a mis chicas, ya sabés de mis exigencias, vos andá pensando en que vas a tener que comenzar a viajar para ordenar lo de la Seguridad en las distintas Filiales, luego lo charlamos mejor.
  • Bueno Jefe, me encanta esa idea, apenas pueda me comunico con usted.
  • Dentro de un rato te voy a sacar dos hombres para que me lleven hasta el Banco.
  • Queda el Subdirector a cargo y está a disposición, usted lo conoce de Mar del Plata .

Noté con agrado que los hombres de la custodia que acompañaban a Alphonse era de los mejores que yo había tenido a cargo y Lucas se había traído al amigo desde Mar del Plata para cubrirle las espaldas cuando él no estaba para ejercer su cargo dentro de la empresa central.  Me instalé en la oficina y le dije a Sol :

  • Ahora no te voy a pedir nada más que un café cortado, pero “a ponerse las pilas”, a partir de la semana que viene esta oficina es toda tuya, no me preguntes nada trae el café y seguí “parloteando”, deciles que te muestren las fotos, así te morís de la envidia.  Aruba estaba espectacular.
  • ¡Qué malo que sos!, no importa, ya voy a ir a pasear en algún momento con tus “esposas”, por ahora me conformo con las fotos, el perfume y la caja de maquillaje de regalo.  Ya te alcanzo el “cortado”.

Me fui para el Banco, Sol quedó a cargo de la oficina y Karina se iba a ocupar de hacerle conocer la empresa a Valentina .  En la tarde tuve una reunión con los Directores de todas las Áreas, me dieron la bienvenida y no hubo mucho que hablar con ellos, todos sabían cómo era mi forma de trabajo y no joderían con pavadas.  Las dos mujeres se fueron al hotel para dejar todo listo porque habían decidido ir desde ese día a la casa.

Hablé con la gente del hotel avisando que iría Karina y que abonaría todo con mi tarjeta, no hubo problemas y sólo me quedó esperarlas hasta que regresaran, estaba tranquilo porque las había mandado con dos custodios y un coche de la empresa.

Por primera vez me senté en el sillón del Presidente de la empresa, pero con total conciencia de que lo era, Alphonse me había mandado a hacer hasta las tarjetas y en el organigrama de la empresa figuraba mi nombre en primer lugar.  El golpecito en la puerta me sacó de mis pensamientos, Sol no se había podido aguantar las ganas de conocer más…

  • Carlos, contame lo que pasó, estoy intrigadísima, ¿cómo se llevan?, ¿hubo roces?...
  • Fue mejor de lo que esperaba, las dos pensaban igual respecto a mí y ya las viste, congeniaron de entrada en todo.
  • ¿En todo?...
  • Sí, en todo, ¡qué putita que sos!, vas a tener que buscarte otra compañera.
  • Sólo tuya, putita tuya y lo de la compañera ya está arreglado, hicimos unos “pinitos” con Patricia y resultó brutal, espero que no te enojes, eso sí, no sabe que estoy a tu disposición.
  • No tengo inconvenientes, pero no la “avives” demasiado y recordá que tu culito tiene un solo dueño.
  • Sin ninguna duda y hablando de eso…
  • No, ahora no, dame un respiro, Karina y tu nueva amiga son “mortales”.
  • Jajaja y vos estás “muerto” por ellas dos, se te nota y me alegro por ello.

Sol se fue a su oficina y todavía me reía con lo que me había dicho cuando entraron Karina y Valentina , habían arreglado todo el tema del hotel y la rubia no dejaba de sorprenderse, habían regresado por el lado de la avenida Costanera pasando por el Museo Aeronáutico y el Aeroparque Metropolitano de un costado y del otro la costanera con el inmenso río de la Plata de fondo.

Faltaba un par de horas para terminar el horario y le dejé dicho a Sol que nosotros nos íbamos, había que ir a la casa y acomodarnos, amén de presentarnos formalmente con las señoras del servicio y la cocinera.  El Subdirector de Seguridad me preguntó si íbamos a ir en el coche de la empresa con los custodios y le dije que manejaría yo, que dos de ellos me siguieran en otra camioneta.

Dejé el coche alquilado que tendrían que devolver al día siguiente y me moví en el coche blindado que usaba Alphonse .  Ya hablaría con Lucas para cambiar algo del organigrama de custodios.  En este caso, el asombro fue de las dos chicas, llegábamos a la casa después de recorrer un camino interno de doscientos metros, todos los alrededores estaban parquizados y en muchos lados adornados con flores de distintos colores.

La edificación en sí yo la comparaba con las grandes mansiones de las plantaciones en el sur de Estados Unidos , esas que aparecían en muchas películas, aunque, lógicamente, más modernizada, el porch de la entrada tenía columnas que parecían sostener el piso superior que tenía varias habitaciones con balcones, era ancha y a la vez profunda.  La puerta principal con escalinatas era grande y normalmente no se usaba, lo demás eran todos ventanales.  El salón principal hacía las veces de living y comedor separados por columnas interiores y la enorme escalera le daba un aspecto muy señorial.

  • Es enorme amor, ¿cómo mantienen todo esto?, deben tener un ejército de sirvientes, -expresó Karina , Valentina no atinaba a abrir la boca-.
  • No lo sé, nunca pregunté, pero siempre la vi de punta en blanco.  Creo que viene una empresa de limpieza dos veces a la semana, después lo ven con las señoras que atienden todo esto.

La veterana cocinera y las otras dos mujeres nos dieron la bienvenida, yo siempre las había saludado con un beso y un abrazo y en ese momento noté que estaban cohibidas, lo más correcto me pareció que era romper el hielo y las saludé de la misma manera, después del beso y el abrazo presenté a las chicas y les dije:

  • Hola preciosas, ya no vengo como custodio y creo que ya saben la situación de las chicas que me acompañan.
  • Hola Carlos , -dijo la cocinera ya más distendida-. Bienvenidos los tres y felicitaciones, tengan por seguro que nos vamos a llevar bien.
  • Por nosotros no se hagan ningún problema, vamos a depender mucho de ustedes tres y no somos de exigir, - dijo Karina -.
  • Yo quiero aprender a cocinar sus comidas y algunas comidas de mi tierra le puedo explicar cómo hacerlas, -expresó Valentina -.

Desde allí en más, parecieron conocerse de toda la vida, abandonaron los bártulos que llevaban y me dejaron solo para irse las cinco hacia el lado de la cocina.  Recién allí tomé conciencia de lo enorme que era esa casa, propiamente de aquellas propiedades que te hacen sentir pequeño.  Igualmente, me recuperé rápido de estos pensamientos, yo era el dueño y pensaba disfrutarla con toda intensidad.

Yo también me fui para la cocina, allí me dijeron que la habitación principal ya estaba preparada y nos preguntaron que deseábamos cenar, contesté que, salvo alguna ocasión especial, nosotros éramos de comer lo que prepararan y que fueran pensando que el comedor grande sólo se usaría cuando hubiese invitados, comeríamos todos juntos en la cocina, “precisamente eso nos decían las chicas y esperábamos para preguntarte, es indudable que se conocen bien” , -dijo la cocinera-, además aclaré que el trato sería por nombre de pila.

Después de eso nos ayudaron con las pocas cosas que traíamos y fuimos para la habitación, yo no la conocía y parece que Alphonse no se privaba de lujos, era enorme, con una habitación más chica que hacía de vestidor y tenía cuatro placares inmensos, dos de ellos con puertas de espejos, ante baño y el baño con una bañera redonda que no era jacuzzi, pero daba para descansar allí muy cómodo olvidándose de todo.

La cama en que se podría jugar al tenis, tenía un dosel con cortinas de fino tul que hacían las veces de mosquiteros, más que nada por adorno y vistosidad porque el aire acondicionado además de tener todo cerrado ponía una barrera de frio a cualquier mosquito que se hiciera el valiente cuando llegara el verano.  No me gustaba mucho la cama con esos adornos, pero a las chicas les encantó, seguramente se sentían como princesas durmiendo en ella.

En el lugar había un juego de sofá de dos plazas y dos más chicos, la cómoda con un espejo grande bordeado de luces blancas y un escritorio con una silla tipo sillón que servía como mesa para la computadora y la impresora, ésta estaba conectada en red con la del despacho privado que había en la planta baja y, tal como yo sabía, con la terminal de la empresa. “De estos muebles no vamos a cambiar nada” , -dijo Valentina de común acuerdo con Karina -, yo, como era lógico, no cortaba ni pinchaba.

Pregunté para que servía el tablero que había a un costado de la cama y la Cocinera, la más antigua en la casa y la que demostró siempre un cariño especial para conmigo, me explicó que eran para las comunicaciones, a la casa de ellas que estaba en los fondos, para la cocina, para el despacho privado y para la casa que tenían los custodios en la entrada.

Regresamos a la cocina-comedor y como las chicas querían recorrer la casa en su totalidad les dije que lo hicieran solas pues yo quería conversar un rato con las tres.  El bar del living estaba muy bien surtido y me serví un whisky con hielo mientras ellas tres se sentaban para escuchar.

  • Dora (la Cocinera ), a partir de este momento vamos a ser más para comer, yo no sé cómo era Alphonse con la gente de afuera, pero creo que vas a necesitar una ayudante, yo no quiero que ustedes trabajen más de lo necesario, es más cada una va a tomar un rol determinado, sin que ninguna sea más que otra.
  • Nosotras nos movemos así, Marta se ocupaba de las habitaciones que usaba Alphonse y de los baños. Elba , servía y se ocupaba de las órdenes de compra, a veces encargábamos las cosas y otras veces iba ella con uno de los chicos a comprar.
  • Bien, háganse a la idea de tomar a tres o cuatro chicas para que ustedes no trabajen y dirijan, que sepan bien lo que tienen que hacer y que sean leales y discretas, yo no soy un tipo de andar con medias tintas, puede que dé una oportunidad, pero nunca dos.
  • Yo sé perfectamente como sos, las tres lo sabemos.  Sos de la clase de hombres que a nosotras nos gustan, amable, confiable pero firme en tus convicciones y con autoridad.
  • Lo único que falta es que ustedes tres me “echen los perros”, ya empezaron con los halagos, jajaja.
  • Salí loco, ya estamos viejas para eso, además no creo que te quede mucho resto, tus “chicas” son preciosas.  No sé si te dijo Alphonse, pero yo apostaba porque estuvieras con Helga, pero… no, no me digas nada, sé perfectamente lo mal que actuó, ella misma no sabe lo que quiere y perdió mucho en el camino.
  • Yo la quiero mucho a Helga, pero hay cosas que no perdono y según parece su padre tampoco.  La decisión de Alphonse me sorprendió mucho y no lo voy a defraudar, independientemente de todo, aquí siempre será bien recibida, no como antes, pero está todo bien.

Aclaradas las cosas con las tres, me dijeron que se iban a encargar de reclutar a las nuevas empleadas y me fui a caminar para hablar con el Encargado de la Seguridad.  El personal que cubría la Seguridad en la casa ya me conocía y eran de lo mejorcito que teníamos en la empresa.  Eran seis por turno y lo reforzaban con dos más en horario nocturno.  No hice cambios allí, pero le dije que cualquier novedad o solicitud la canalizaran primero conmigo.

Las chicas volvieron enloquecidas de su recorrido, encantadas con la zona de las piscinas, en plural porque había dos, una normal de 20x5 con solario y una isla en el medio y otra, apenas un poco más chica pero cubierta y totalmente climatizada.  Otra de las cosas que recorrieron y les extrañó que no hubiera animales fue el sitio de las perreras y en las cuatro caballerizas muy bien puestas pero vacías.

Me comentaron de la pista de carreras para paseos de equitación que se adentraba en un pequeño bosquecito, estaba muy bien cuidada pero solitaria.  No la habían visto bien porque estaba un poco lejos, pero lo harían al día siguiente.  Recordé que en los galpones había dos cuatriciclos que solía usar Helga y les vendría bien a las dos.

A pesar de que conocía todo el lugar y la zona por haberla recorrido más de una vez, recién fue en ese momento en que tomé conciencia de que la propiedad tenía unas veinte hectáreas, aunque era bastante segura porque estaba totalmente rodeada por un muro perimetral de tres metros de alto con sensores de movimiento para el físico de un adulto.

Para el momento de la cena consulté con Dora y Marta , perros no había porque cuando murieron después de la muerte de la señora de Alphonse y madre de Helga , él no quiso saber más nada de traer animales, lo mismo pasó con los caballos, Helga los había usado, incluso cuando venía con amigas, pero cuando creció los dejó de lado y no tenía sentido mantenerlos.

La cara de mis “esposas” lo decía todo, había que comprar perros y caballos de andar además de emplear a alguien que se ocupara de eso.  Pregunté por qué ahora sí y antes no, si se hubieran puesto de acuerdo no hubiese salido más “redondo” , “antes no podíamos ni teníamos lugar, ahora sí, podemos y lugar sobra” .  Acordé que sí, con la salvedad de que quería perros grandes, no quería “perritos mineteros” que no sirven ni para… bueno, no me gustan los perros chiquitos.

La primera noche que pasamos allí fue “movida” , aunque “manejé” mejor la cosa, me ponía del “tomate” cuando las veía moverse natural y completamente desnudas por la habitación, aunque, me iba acostumbrando.  Allí podrían gritar lo que quisieran porque la habitación estaba insonorizada y bastó que se los dijera para que se explayaran y expresaran a gusto con cada uno de los orgasmos y no lo voy a negar, a mí me encantó.

En la mañana, luego de desayunar, me fui para la empresa acompañado de la camioneta con los dos custodios que se movían conmigo.  Allí me encontré con Sol , no había mayores novedades, mejor así, me había concientizado con que no iba a buscarme problemas empresariales, más bien estaba por la temática de controlar que todo funcionara bien y abocarme a buscar soluciones cuando se presentaran problemas.  Para mí, la capacidad del líder se demostraba sabiendo explicar lo que quería, delegar y demostrar autoridad sin gritos ni imposiciones.

Con un café cortado de por medio me quise dedicar a explorar las noticias para enterarme los pasos que seguían mis futuros “castigados” .  No pude hacer mucho, Sol ingresó a la oficina para preguntarme como la habían pasado las chicas con la nueva casa, quería saber todo, cómo se encontraban con el lugar, que les había parecido, si habíamos dormido bien y otras inquietudes.

No le contesté, la miré con cara de jefe y le dije: “Sol, con vos está todo bien, lo pasamos genial pero no me vengas a joder con eso, tomá el teléfono y llamá a tu amiga, tengo otras cosas que hacer” …  La tuvo clara enseguida, “Ok boss” , -dijo y salió de la oficina moviendo el culito-…  Seguí con lo mío y pude notar que los “sobres por debajo de la mesa” habían funcionado a pleno, nadie tocaba el tema, la Prensa estaba muda y sólo en un recuadro resaltaba que no había denuncias con pruebas en contra de los empresarios.

Entrar en la casa del empresario no iba a ser sencillo, había como diez custodios de buen nivel, el lugar, en un barrio residencial cercano a una Marina, aunque era amplio, lindaba con la casa de un ex Gobernador que también tenía su custodia particular.  El asalto tenía que ser silencioso porque nadie se metía con lo del vecino, pero… si había ruido de disparos se alertaría a todo el barrio y allí, la Prefectura Naval que hacía las veces de Policía Militarizada en la zona, actuaba rápido.

Primero pensé en ubicarlo desde alguna zona un tanto elevada para hacer uso del rifle, pero con estos dos en particular, la “deuda” debía ser saldada “face to face” , en el pasaje al Infierno de estos dos hijos de puta estaba grabado el porqué del viaje que emprenderían y eso sólo se los podría decir yo en la cara al momento de “entregarles ese pasaje” .

Me puse a maniobrar con un programa que nunca había utilizado, lo debía hacer por lapsos reducidos de tiempo y se trataba de bajar información, fundamentalmente fotos, de satélites que otorgaban nitidez, claridad y acercamientos.  Tenía la tecnología y se imponía utilizarla en mi beneficio.

No hubo caso, la Tablet tenía la capacidad para hacerlo, pero yo no daba pie con bola tratando de hacerlo funcionar.  Las prácticas las hacía con toda la zona de mi casa y no lograba fijarla para poder sacar las fotos, la señal bajaba muy difusa y se cortaba, tampoco podía fijarla o ensañarme mucho tiempo con esto porque no sabía que “narices” tocaba con estas maniobras.

Pensé en consultarlo a Horacio , el Director de Informática de la empresa, como ya me lo había dicho en oportunidad de hacer el primer estudio en casa de Alphonse , tenía capacidades de hacker desde joven, eso no le redituaba ni le daba de comer y dejó parte de sus ideas al conformar una familia y conseguir un trabajo estable.  Es lo que suele pasar, mucha rebeldía y “slogan panfletario” cuando se es joven, pero se termina entrando en un “Sistema” que no se puede cambiar.

Confiaba en que él me podría configurar bien el programa para acceder a lo que yo quería, de última, la excusa era la de tener un estudio de Seguridad fotográfico de mi propia casa.  Le dije a Sol que lo llamara y lo esperé con las expectativas fundadas en que él me podría ayudar y/o, cabía la posibilidad de que me conectara con quien pudiera hacerlo.

Vino rápido, me conocía de antes pero siempre está la alternativa de un “cambio” por la nueva faceta de “dueño”Sol lo hizo pasar sin esperas y preguntó que necesitaba, traía una carpeta en la mano, seguramente relacionada con los trabajos que estaba haciendo con la Filiales provinciales.

  • Usted dirá Carlos , tengo las últimas novedades sobre las actividades de las Filiales de Córdoba y de Tucumán .  ¿Cuál quiere ver primero?...
  • Ninguna, seguramente ustedes deben estar haciendo un buen trabajo, pero aún está “fresco” lo que pasó en Paraná, le vamos a dar un par de meses de “tranquilidad”, estoy de acuerdo con la teoría de Alphonse, la empresa sufre un cimbronazo cada vez que salta un lío de estos, por otro lado, ellos deben estar cuidándose de no hacer “cagadas” y, cuando más confiados estén les caemos con todo.  Yo te llamaba por otra cosa.
  • Bueno, ¿en qué le puedo ser útil?...
  • Tomá mi Tablet y explicame como hacer funcionar el programa de fotos satelitales.  Quiero ver mi casa desde el espacio y por distintos ángulos.
  • A ver…  Este programa es muy completo y por lo que veo muy fácil de usar.

Se puso a trabajar en la Tablet y cuando tuvo mi casa a la vista quiso sacar las primeras fotos.  Le pasó lo mismo que a mí, las fotos salían difusas y no funcionaba el acercamiento, “espere, espere, hay un problema con la configuración, ya lo soluciono” …  Trabajó rápido agregando y sacando símbolos y palabras entrecortadas, asteriscos, guiones y números, al poco rato intentó de nuevo y pude ver mi casa y a Dora caminando desde la casa hasta los galpones seguida por Valentina y Karina .

Me explicó como maniobrar con los controles para el zoom e hizo hincapié en que sacara las fotos necesarias para bajarlas a la máquina pero que, para evitar problemas, no usara el programa más de cinco minutos cada vez, dejando un lapso de tiempo estimado en quince minutos o veinte minutos para volverlo a usar.  Esto era para no tener inconvenientes con la empresa que abonaba por el uso del satélite, pues lo mío era clandestino y para el caso de querer usarlo “normal” yo debía contar con la autorización de esa empresa y abonar un canon.

Eso no me interesaba porque también me dijo que el uso “normal” implicaba que toda la información requerida quedaba en esa empresa, algo que no me convenía.  Una vez más, “hecha la Ley, hecha la trampa” …  Le agradecí y le pedí que siguieran recopilando información con el tema de las Filiales, ya decidiríamos cuando proceder con ellos.

Demás está decir que, apenas salió Horacio de mi oficina, me aboqué a lo mío, dejé todo preparado, pero no me quise apurar y la llamé a Sol .  Le pedí que se sentara y me contara sobre lo conversado con Karina

  • Con Karina y con Valentina , hablé con las dos, están enloquecidas y muy contentas.  Quedamos que el sábado íbamos a salir todo el día a hacer compras, almorzar, merendar y posiblemente cenar afuera, previa consulta con vos.
  • Me alegro de que no me dejen afuera de sus planes, lindo sería que crean que se van a “cortar solas” y hacer lo que quieren.
  • No te hagas el malo, nosotros sabemos que en el fondo sos más bueno que el pan, además se nota que te quieren horrores.  De lo que hicieron la primera noche en esa cama no te lo voy a contar, de pensarlo nomás se me paran los pelos de la nuca, por no decirte otra cosa.
  • Por la cara que traías esta mañana, ya encontraste la manera de pasarla bien, no lo podés negar.
  • No digo nada, pero… no es lo mismo, me encanta que de vez en cuando te hagas sentir en mi culito, jajaja, está enviciado de tu “carne en barra”.

La había visto cuando entró que, como al pasar, había trabado la puerta de la oficina y uniendo la acción a la palabra se acercó a mí, se acuclilló a mi lado para aflojarme el cinturón y se lanzó a la “búsqueda del tesoro” , de su tesoro particular que se sintió reconfortado con las caricias de su mano chiquita.  Los besos, las lamidas y finalmente la mamada no tuvieron desperdicio, no era Karina con una verga en la boca, pero se esmeraba para dar y recibir placer.

Luego de un rato y cuando palpitaba esperando llenarle la garganta de leche, dejó de mamar, “dejame a mí” , -me dijo ante mi mirada interrogante-…  Se paró delante, giró dándome la espalda, levantó su pollera acampanada y se sentó sobre el falo erecto, éste pareció reconocer el camino, ella se acomodó, lo calzó en su agujerito más chiquito y comenzó a mover las caderas haciendo que la penetración llegara hasta el final, “me lo estuve dilatando con los dedos e igual te siento, duele, aunque me encanta”

Se movía a gusto saltando, entrando y saliendo, pero no era algo que me conformara, hasta ese momento se había cogido ella, llegaba el momento en que la tenía que coger yo, para eso me levanté y sin sacarla, le subí la pollera y la hice apoyar en el escritorio.  No podía gritar y encontró un cuaderno para morder y evitar que se escuchara de afuera cuando le machaqué el culo con entradas y salidas rápidas y quizás un tanto furiosas.

Gemía con ganas, aunque con sonidos apagados y cuando comencé a llenarle las tripas de leche explotó en un orgasmo que la dejó temblando y con contracciones deliciosas.  Salí para gozar el morbo de verle el culo abierto y no me defraudó porque intentaba forzar el músculo para cerrarlo y era casi un esfuerzo vano. “Que me rompas el culito es algo que no cambio por nada, me queda como adormecido y lo siento todo abierto, pero me encanta, dame un minuto que te limpio” .

Esta vez usó toallitas húmedas y después me besó mientras se reía y me decía, “siempre lista para vos, cuando quieras y dónde quieras” .  Se fue moviendo las caderas y me sentí bien, el culito chiquito y receptivo de Sol me encantó desde el primer día en que lo inauguré.  No bien salió fui a lavarme y regresé a lo que me interesaba de la casa de los “muertos” , sí, me expreso bien, ellos no lo sabían, pero ya estaban “muertos” .

Continuará…

GUILLEOS1 agradece comentarios y valoraciones.