Aplicando justicia (27)

Otra vez gente de las filiales de la empresa jodiendo mi tranquilidad.

EMPLEADOS DESLEALES - “LA” FISCAL.

“Usted que es tan amable me va a tener que hacer un favorcito” , -le dije a la secretaria de Sergio -.  La chica me miró cambiando su actitud, se puso seria y me contestó:

  • Yo no estoy para hacerle “favorcitos” a nadie, si usted viene a ver al señor Sergio , tome asiento y lo espera, ahora no se lo puede molestar.
  • No me mal interprete, supongo que tampoco me va a decir quiénes son los señores que vinieron a hacer la Auditoría desde Casa Central.
  • ¿Cómo se le ocurre?, eso hace al desenvolvimiento de la empresa, ¿quién es usted?, ¿para qué lo necesita?, contésteme rápido o lo hago sacar por la Seguridad...
  • Respecto a quién soy, es lo primero que tendría que haber preguntado cuando pedí hablar con el señor Sergio.
  • Lo único que falta es que me diga como tengo que hacer mi trabajo, trate de no molestar.
  • No se enoje, es una pena que una chica tan linda se enoje por tan poco, mi nombre es Carlos XXXX y conozco al señor Sergio desde hace tiempo, sucede que estoy de visita en la ciudad y quería saludarlo, no creo que le caiga bien el que me tenga que ir sin verlo.

Me estaba divirtiendo, tiempo me sobraba, las chicas me habían dicho que luego de acomodar sus cosas irían a comprar algo para cenar esa noche o para desayunar en la mañana, además querían conocer un poco la ciudad y les había dejado dicho que me llamaran si me necesitaban, sino que disfrutaran del día y del aclimatarse al cambio de zona.  Yo seguía “tirándole la lengua” a la secretaria.

  • Espero que no se hayan ido a almorzar y usted me tenga aquí esperando, ¿no se lo podría ubicar por el celular?...
  • No, no tiene celular.
  • ¡¿Cómo que no usa celular?!...  ¿Cómo hacen para comunicarse con él cuando hay algún problema?
  • Discúlpeme señor, ¿a usted que le importa si tiene o no celular o cómo se comunican con él?

Decidí sentarme a esperar y ya no le di más bola, en realidad, primero me había causado gracia la actitud de la chica, pero para ese momento ya me estaba hinchando las pelotas, una cosa es ser campechano o tener alguna luz “quemada” y otra cosa muy distinta es no tener capacidad para el puesto que se ocupa, menos que menos cuando ese puesto indica algún tipo de referencia al personal de la empresa, en este caso, una secretaria era una referencia importante a ojos del visitante.

Tenía encima una tarjeta de presentación que me titulaba como Presidente Adjunto de la empresa y sabía que Alphonse no había sacado de circulación el memorándum que me acreditaba como tal, pero no la quería usar y mucho menos con la chica en cuestión.  Opté por intentar por otro lado, a Karina no la quería llamar, así que directamente lo llamé al Director General de Recursos Humanos de la empresa en Casa Central.

Con él no tenía problemas y luego de los saludos y de preguntarnos como estábamos, le pedí el número del celular de Sergio alegando que quería saludarlo y sin hacer mención a que estaba en Paraná .  Obtuve lo que quería casi al instante y me paré para llamarlo a Sergio, me puse al lado del escritorio de la secretaria y la dejé que escuchara la conversación…

  • Hola Sergio, ¿cómo está?, le habla Carlos XXXX.
  • Hola jefe, tanto tiempo sin verlo, ¿qué cuenta?, ¿cómo andan las cosas?
  • Bien, muy bien, ando de paseo por Paraná y pasé a visitarlo, pero tengo un problema con su secretaria, me dice que usted no tiene celular, hace como media hora que me tiene esperando para ubicarlo.
  • Pero…  ¡La puta madre que inútil!…  Estoy con unos conocidos suyos, ya salgo para allá, ando por Contaduría en el tercer piso, enseguida llego.
  • ¿Cómo es que usted tiene el celular de Sergio ? , -preguntó sorprendida la secretaria-.
  • Es fácil, viendo su negativa pedí el dato a Casa Central, ya viene para acá, me parece que se va a enojar con usted.
  • No me importa, mi tío es el Director General y no me puede echar ni castigar.
  • Habrá que ver si no lo echan a su tío del trabajo.
  • Jajaja, justamente, es el que manda acá y eso no va a suceder.

El dedo en la llaga, tocó justo a quien no debía, ya se lo había dicho a Karina y a Sol , yo me jugaba por ellas al conseguirle el trabajo, pero ellas deberían responder con lealtad y capacidad, de lo contrario, a mí no me temblaría la mano para dejarlas de lado.  Estando la empresa de por medio yo no me permitía ni permitía a otros chabacanerías, o falta de méritos para ocupar tal o cual puesto.  Que se utilizara el Nepotismo y que encima te lo refregaran en la cara no iba conmigo, defendía a ultranza los postulados inculcados por Alphonse .

De inmediato hicieron el ingreso a esa recepción Sergio que venía agitado y Julio, quien junto con Horacio habían conformado a instancias mías, el grupo de Auditores internos.  Él había venido como representante de la Casa Central para hacer la Auditoría. Sergio me saludó todo circunspecto y me pidió disculpas por la secretaria, no lo dejé seguir y le estreché fuerte la mano, “¿Cómo andan las cosas Sergio?, me alegro mucho de volver a verlo, no se disculpe por la chica, pero váyase buscando otra secretaria”

De seguido me volví hacía Julio y lo saludé de la misma manera, “¿cómo anda Julio, lindos muertos les dejé, ¿no?” ... “¿Cómo está señor?, nos están haciendo hamacar un poco, pero, poco a poco estamos saneando la cosa” , -me contestó con una sonrisa-.  La secretaria le hacía señas a Sergio esperando que éste le dijera quien era yo y escuché clarito cuando le dijo: “La cagaste del todo nena, trataste mal al Presidente de la empresa, de esta no te salva ni tu tío” .  Le faltó tiempo para hablar conmigo…

  • Discúlpeme señor, yo no sabía que usted era el Presidente de la empresa.
  • Razón de más para atenderme tal como correspondería hacerlo con cualquier persona y usted no se ahorró nada para darme a entender que no sirve para un puesto de estas características, preséntese con el Encargado de Recursos Humanos y no es necesario que su tío venga a hablar conmigo, me las gasto de la misma manera con un empleado que con un Ejecutivo.  Sergio, Julio, tengo ganas de ir a almorzar, ¿comieron ustedes?...
  • No, en realidad, todavía ni había pensado en eso , -dijo Julio -.
  • Bueno Sergio, usted dirige, es el “local” así que sabrá dónde se come bien.  De paso me cuentan cómo es esto de la Auditoría y porqué están aquí.

Sergio nos llevó a un restaurant bastante pequeño porque yo le había pedido comer bien, que el lugar o el lujo era lo de menos.  Como no quería tomarme atribuciones, aun cuando las tuviera y estuviese respaldado, lo llamé por el teléfono privado a Alphonse no bien nos sentamos…

  • Hola Alphonse, gusto en escucharlo, lo llamaba para avisarle que tengo un problemita entre manos que atañe a la empresa y quiero hacerme cargo.
  • ¿Cómo estás muchacho?, ya te dije que podés contar conmigo, ¿por dónde andás?...
  • En este momento estoy con Julio y con el señor Sergio que es el Encargado de Seguridad de la empresa en Paraná, Entre Ríos, me están por contar el problema y quería tener su autorización.
  • Como si estuviera yo Carlos , hacé como si fueras yo, ahí hay un desfasaje tremendo, que te explique Julio , hay mercaderías nuestras que se están vendiendo en la frontera con Brasil y no teníamos noticias de eso, nuestros negocios con Brasil se hacen en el norte de ese país, nada que ver con la zona de frontera y no creo que ellos bajen esa mercadería desde el norte para venderla allí.  Estando vos ahí me quedo más tranquilo.
  • Déjelo por mi cuenta y hágame un favor, no comente con nadie que ando por acá, estaba de vacaciones y esto me vino de arriba, pero, estando la empresa de por medio, ya sabe cómo soy.
  • Quedate tranquilo, te entiendo muy claro, nadie sabrá nada y avisale a Julio que ya deben haber llegado los dos hombres de confianza que les mandó Lucas .
  • Listo Alphonse, yo me hago cargo de todo, me parece que esto no va a ser sencillo.

Después de eso, Julio me contó que se habían descubierto facturas y remitos falsos y uniendo éstos a una denuncia por la venta de nuestros productos en la frontera con Brasil , nos daba que la mercadería llegaba en camiones particulares, lo que evidenciaba una operación de magnitud.  Las facturas falsas se utilizaban para transportar la mercadería sin que surgieran problemas con operativos policiales, de hecho, pasaban por varios de estos operativos en los, aproximadamente mil kilómetros que había hasta la frontera en la Provincia de Misiones .

Según Julio , Horacio había averiguado que los camiones no pasaban al lado brasileño, algo que nos convenía porque nos evitaba ingresar en territorio de Brasil .  Seguramente se dejaban en depósitos y luego la mercadería era pasada por “portadores” , éstos eran personas que cobraban “dos pesos” por pasar la carga por lugares no vigilados de la frontera, todo lo cual implicaba algún tipo de organización delictiva montada anteriormente.  A eso había que apuntar y desbaratar lo armado en nuestro propio territorio.

Sergio me preguntó en que podía ayudar él con todo esto y se lo notaba que se “salía de la vaina” para entrar en acción, pero yo pretendía que estuviera tranquilo y dispuesto a proceder contra los que “manejaban” todo desde la empresa, para ello, lo saqué un poco de la montaña de datos que tenía Julio

  • Cuénteme de usted Sergio, hace mucho tiempo que vive en Paraná.
  • Hace una ponchada de años, me retiré de la Fuerza en esta ciudad y ya me quedé afincado, conozco otras ciudades del país, pero a ésta no la cambio por ningún otro sitio, además, la familia ya está hecha a este ritmo de vida.
  • Es la patrona y ¿cuántos hijos?
  • Son dos, “la flaca” como le digo cariñosamente a mi hija y el “gurí”, ya andan por los “veinte” y salieron buenísimos los dos, me siento orgulloso de ellos.
  • Se nota que usted es de la “vieja escuela”, “la Educación bien entendida empieza por casa”, ¿no?...
  • Yo no lo entiendo de otro modo, la familia es lo primero.
  • Precisamente, porque yo entiendo las cosas del mismo modo, no lo quiero meter a perseguir camiones, vamos a tratar de hacer una denuncia bien basada en pruebas y usted se tendrá que encargar de que no escapen los que están en la empresa.
  • Usted dirá jefe, soy todo oídos.
  • En principio tenemos que conseguir a un Fiscal y Policías que no estén “sucios”.
  • Creo que tengo a la gente, hay un amigo que es oficial de Gendarmería, él dirige un grupo contra el contrabando y esto, desde el momento en que se comercia en la frontera, creo que es a ellos que les compete, además esa Fuerza de Seguridad tiene jurisdicción en todo el país.
  • ¿Cómo haríamos con el Fiscal?
  • Sería cuestión de hablar con ´mi amigo, seguramente él conoce a algún Fiscal que no entre en componendas.

Quedé con Sergio en que él se encargaría de ser el nexo de unión con el oficial amigo y nos reuniríamos los tres.  Revisé después toda la información que tenía Julio y la que le había hecho llegar Horacio con un informe detallado de los ingresos y gastos de los cuatro responsables de la empresa que podrían estar involucrados, faltaban las conversaciones telefónicas, pero eso ya se vería.

Noté que el circuito de corrupción apuntaba siempre a los mismos cargos, algo por otro lado, casi lógico…  El Director General, el Director del Área contable, el Director de Logística y Distribución y los “partícipes necesarios” que siempre recibían las menores ganancias.

Julio se quiso sacar una duda y me preguntó cómo sabía de este tema precisamente en esta Filial de la empresa, habida cuenta que sólo lo habían hablado con el Presidente.

  • Te lo cuento, pero no me lo vas a creer, creo que tengo un karma con la empresa y los líos que aparecen en ella, parece que me persiguieran.  Salí de vacaciones y ni tenía pensado aparecer por aquí, conocí a unas chicas en la ciudad de Diamante, me resultaron buenas personas y me contaron que querían venirse a trabajar para el lado de Paraná, enseguida se me cruzó Sergio por la cabeza y vine a hablar con él para tratar de colocarlas en la empresa, cuando llegué acá “saltó la liebre” y para variar, conmigo en el medio de todo el lío.
  • No me extraña que la empresa “lo llame” cuando hay problemas, usted es parte de ella, el mismo Alphonse lo dice: “ Carlos es el indicado para que la empresa funcione cuando yo ya no pueda”.  A nosotros nos da la posibilidad de trabajar cómodos en todo estas “limpiezas” pero nos recalcó que se deben seguir los postulados que usted implantó, de hecho, no funcionaríamos como tal si usted no lo hubiese decidido así.
  • Sí, está todo bien, pero yo ya dije que no quiero estar metido en el negocio, tengo cosas que hacer por fuera de la empresa.

Cambiamos números de teléfonos con Sergio y me dejó dicho que lo llamara cuando estimara conveniente, fuera la hora que fuera, “yo me subo a mi moto y tardo un suspiro para estar dónde diga” , nos reímos los tres con el comentario y nos dejó solos diciendo que se pondría en contacto con el oficial de Gendarmería para ver de reunirnos. Julio tenía que encontrarse con los hombres de Seguridad que había mandado Lucas y yo me fui a buscar un estacionamiento privado para dejar mi vehículo, pensando además que tendría que alquilar un auto para moverme cómodo.

Cuando estacioné frente a la vivienda de las chicas se había hecho más de media tarde, iba con la camioneta 4x4 que había alquilado para moverme, en la misma empresa de alquiler de vehículos dejé estacionado el motor-home y eso me venía bien, contaba con no necesitar nada de allí, pero, que estuviera a mano, era una ventaja para no despreciar.  Ellas no estaban en el departamento amueblado tipo casa que habían alquilado y aunque andaba con ganas de un “tiroteo amistoso” preferí no esperarlas.

Pensé también que no daba para pasar una noche incómodos, las camas no eran grandes y yo podía darme el gusto de alojarme en un buen hotel que tuviera vista al río, dicen que los gustos hay que dárselos en vida, así que me dirigí al “Howard Johnson Plaza Hotel Mayorazgo” , me pareció lo mejorcito del lugar y alquilé una habitación grande con ventanales que me dejaban apreciar el río Paraná en su plenitud.

El baño me supo a gloria y la cama grande y ancha parecía llamarme, no quise ceder porque me hacía a la idea de que Sergio podría aparecer con novedades.  Bajé a comprar algo de ropa en los negocios que se encontraban dentro del mismo hotel y estaba en eso cuando me llamó por teléfono Alicia preguntando si había pasado por la casa.

  • Sí, pasé y ustedes seguían de joda porque no había nadie.
  • Nada que ver, no te enojes, paseamos un rato por la ciudad y luego se nos hizo tarde porque nos sentamos a tomar algo y tuvimos una larga charla para acordar como convivir.
  • ¿Y, llegaron a alguna conclusión valedera? ...
  • Sí, está todo bien.  Te estamos esperando…  ¿Qué pasó con lo que tenías que averiguar?
  • Todavía nada, pero está encaminado, van a trabajar las tres en el mismo edificio, pero yo me tengo que encargar de un par de asuntos que tienen que ver con la empresa en sí.
  • ¿Qué pasó?, contame
  • Alicia, a ver si entendés, tengo que solucionar un par de problemas y hacer un par de reuniones, no tiene nada que ver con sus trabajos, de hecho, no me esperen esta noche, ya alquilé una habitación en un hotel.
  • No, sí, claro, entiendo, ¿querés que alguna de nosotras te haga compañía esta noche?, ya sabés que estamos.

Le dije que no se hicieran problemas y por el tono de mi voz creo que le quedó claro que, de preguntas, hasta ahí nomás.  Regresaba a la habitación y me llamó Sergio para preguntarme si nos podíamos reunir con el Oficial y que él podría traer al Fiscal.  Acepté enseguida, es más, los invité a cenar en el restaurant del hotel para conversar más tranquilos y, luego de una pequeña consulta, me avisaron que estarían a las diez de la noche en el lugar.

Hice las reservaciones y me dispuse a esperar, tenía unas dos horas para eso y salí a caminar un rato por las inmediaciones del hotel.  El lugar era hermoso, moderno, cómodo, llamativo y el paisaje unido a la postal que ofrecía el majestuoso río Paraná te otorgaba una paz que en otras ciudades grandes no podías encontrar.  Cuando ya estaba cerca de la hora me quedé en el hall del hotel a esperar por el ingreso de Sergio y no me hizo esperar mucho, fueron puntuales.

Sergio venía con el casco en la mano y acompañado de un señor alto, de más o menos la edad de él, los dos conversaban acercándose al mostrador de recepción y me acerqué a ellos, los saludé y de inmediato me presentó al oficial amigo.  Su porte era marcial, pero resultó muy ameno, el apretón de mano y la mirada a mis ojos me hizo saber que era de uno de esos tipos de “andar de frente y por derecha” .  Pregunté si el Fiscal no había podido venir y allí me enteré que estaba en camino y era “una” Fiscal.

No hacía a la cuestión que fuera hombre o mujer, en realidad a mí me interesaba que supiera actuar y no fuera “amiga de torceduras” .  Nos pusimos de acuerdo en esperarla en la mesa preparada para la cena y el Comandante (ese era el grado del amigo de Sergio ) me solicitó que lo llamara por su nombre de pila que resultó ser Rodolfo .

Acordamos no tocar el tema que nos reunía ni ver las pruebas hasta que se hiciera presente la Fiscal, pero no pasó mucho tiempo de espera, el ingreso de una hermosa mujer pelirroja, más o menos de mi edad, vestida íntegramente de pantalón y campera de cuero negro con una remera blanca tipo polerón, junto a botas de caña alta y también con un casco de motociclista en la mano, hizo que nosotros y varios en el comedor torcieran la cabeza para admirarla.

Rodolfo se levantó presto y la saludó acercándola a la mesa, nos la presentó y nos pidió que la llamáramos Helena .

  • “Espero que me disculpen la “facha”, tuve que atender un caso en la otra punta de la ciudad, resultó un chasco, pero en la oficina se aprovechan de mí porque siempre estoy “al pie del cañón”.  ¿Hablamos ahora o esperamos a comer?, la verdad es que estoy famélica”

Se expresaba con absoluta naturalidad y yo me quedé prendado de sus ojos verdes y de su sonrisa de dientes blancos escondidos detrás de unos labios tentadores.  Si de por sí era llamativa por su cabellera, por la altura de un poco más de un metro con setenta y por su ropa negra de cuero, ni hablar cuando se sacó la campera, las tetas parecieron sentirse liberadas del agobio del cuero y se movieron inquietas.

Ella sabía lo que tenía debajo de la campera porque no se privó de mirar mi reacción al desprenderse de la prenda, mi entrepierna dio un “timbrazo” que ella no pudo notar, tampoco notó nada en mi cara, yo sabía muy bien cómo mantener una “cara de póker” para que no se desnudara ninguna emoción.  Pedimos la comida, preferentemente carne y sencillo, un vacío con ensalada que se deshacía en la boca, todo adobado con un vino Borgoña de selección que entraba como néctar.

Algo hablamos entre bocados y pudimos saber que, como todo Fiscal, quería tener “el caso” , era su mejor modo de trascender lo cotidiano y, de algún, modo como se dice, “pasar a jugar en las Ligas Mayores” en las altas esferas del Poder Judicial.  Para los postres me aboqué al tema y expuse todo lo que teníamos, tal como Julio me lo había pasado a la Tablet…

  • No sé si nuestro caso pueda llegar a ser tan importante, pero, hay una empresa de renombre de por medio, de acuerdo a nuestros datos, varios directivos que han “metido la mano en la lata”, con los consiguientes cómplices de su accionar y un delito de robo y contrabando que se viene extendiendo desde hace tiempo.
  • ¿Cómo es que sabemos todo esto?
  • Dentro de la empresa hay conformada una especie de oficina de “Asuntos Internos” que trabaja a la par con todo lo que sea Informática, facturaciones, envíos, entregas, etc…  Cuando se descubre alguna anomalía, se procede a una investigación más profunda.
  • Por lo que aquí estoy viendo, esto de las escuchas telefónicas y averiguación de saldos bancarios, ingresos, egresos y gastos no es muy Legal que digamos.
  • Es verdad, la legalidad se la tendrán que dar desde lo Judicial si es que le interesan las pruebas, de última, siempre se puede buscar a algún Juez que autorice todo esto con fecha anterior, no sería la primera vez que se hace.
  • Comprendo, “hecha la Ley, hecha la trampa”.  ¿Cómo “jugaríamos” el Comandante y yo en todo esto?...
  • Si el combo les cierra y las pruebas le satisfacen, usted ordena las detenciones, el Comandante las efectiviza y la publicidad por el éxito de los operativos, con los pertinentes agradecimientos de la empresa serán todos para ustedes.
  • Nos lo está entregando “en bandeja”, ¿qué hay detrás de todo esto?, ¿no será una especie de “lobby” para sacarse de encima a determinados directivos?...
  • En absoluto, pero le entiendo los resquemores.  Sergio como Encargado de la Seguridad de la empresa sabe bien como viene todo esto.  Usted misma lo puede averiguar, la empresa es manejada por un solo Presidente o dueño, no hay Accionistas ni Mesa Directiva que puedan “patalear”, yo estoy nombrado como Presidente Adjunto y estoy en condiciones, aunque sea por capricho, a dejar en la calle a todos los implicados.
  • Claro, pero eso le implicaría una chorrera de Juicios Laborales.
  • Es verdad, aunque eso es lo de menos, hay un batallón de Abogados como para “estirar” esos juicios y hablando en “criollo”, con el culo sucio no creo que se atrevan ponerse en “cocoritos” porque en un juicio estas pruebas saldrían a flote y, como usted sabe, la condición de legalidad de las mismas se consigue enseguida, algo que creo que usted no me podrá discutir.
  • ¿Usted qué dice Rodolfo , cómo lo ve?...
  • Para mí está claro que lo que la empresa persigue es un saneamiento y no transa con delincuentes, dejarlos en la calle por despidos no es lo mismo que meterlos presos por robo y contrabando, afinando un par de cosas, como, por ejemplo, saber cuáles son los camiones que se utilizan y quiénes hacen los viajes o por orden de quién, se podría armar un lindo caso como para salir en todas las noticias.  Aparte de que mi amigo Sergio aboga por la empresa, creo que ya hay suficiente material para proceder.
  • Carlos, ¿usted nos asegura que la empresa nos dará todo el crédito?
  • Que no le quepan dudas de esto Helena, primero tiene mi palabra y ya hay un caso parecido en que la empresa puso de manifiesto las felicitaciones a los que tomaron parte de él, Juez, Fiscal y Fuerzas policiales incluidas.
  • Está bien, me convencieron. Rodolfo , ¿cuánto tiempo necesitaría para poner en marcha la operación?
  • Para detener a los “peces gordos” basta con que me dé la orden, después habrá tiempo para agrandar la causa y para pedir colaboración a las autoridades brasileñas y que ellos se ocupen de la gente que está en su territorio.

La Fiscal se había embalado con el tema y posiblemente también excitado, los dos puntos endurecidos que se le notaban debajo de la remera blanca no la dejaban disimular nada de esto.  Me miró fijo y noté que su mirada ya no era tan “profesional” , decididamente me hice a la idea de que la Fiscal ya pasaba de excitada a “caliente” y yo para eso era un boy scout, “siempre listo”

  • Carlos, ¿usted tiene una habitación en el hotel?
  • Sí, la tengo.
  • Me viene bárbaro, aparte de revisar un par de puntos, tendría que comunicarme con el Juez para que me envié una orden y esto tiene mucho bullicio, va a creer que estoy de joda…  Comandante, apenas tenga la orden firmada se la envío por mensaje y usted esté listo para proceder… Carlos , ¿podemos usar su máquina para los mensajes, necesito que el Juez vea lo que tiene que firmar?
  • No hay inconveniente.  Sergio vaya para la empresa y que nadie toque nada de las oficinas de estos señores, avísele a Julio de todo esto, se van a acelerar todos los tiempos.
  • Quédese tranquilo Carlos , quedará todo cerrado, ya sé que tengo que evitar el acceso a las oficinas de todos los Directivos de la lista y a sus secretarias, me quedaré toda la noche allí.
  • Manéjelo usted, no vaya a ser cosa que su señora se enoje conmigo.
  • Imposible, respecto del trabajo y a mis decisiones es la mejor camarada que tengo.
  • Dele las gracias de mi parte, tengo que conocerla.

Nos despedimos de ellos dos y nos dirigimos a los ascensores, yo soy un convencido de que los pantalones de cuero no te dejan apreciar un buen culo, no se ajustan a las nalgas como un pantalón de tela, pero, en el caso de Helena se me trastocaron todos mis conocimientos sobre el tema.  El culo de la pelirroja era espectacular y los muslos no le iban en zaga, para mejor, ya en el ascensor su mirada se me antojó de picardía, mucho más cuando la dirigió a mi entrepierna sin cortarse ni un palmo.

Ya dentro de la habitación, me preguntó si tenía algo para beber y le serví un vodka con hielo, yo le hice honor a un buen whisky, le alcancé el trago mientras ella hablaba por teléfono con el Juez, luego le pasó todos los datos y éste le pidió una media hora para controlar las pruebas y en el caso afirmativo, hacerle llegar las órdenes.  Cortó la comunicación y se volvió hacia mí para decirme:

  • ¡Ufff!, hay casos que me ponen a mil, ¿te podrás ocupar de mí?...

Me lo dijo acercándose, se sacó la parte de debajo de la remera que cubría el pantalón y alzó los brazos en clara incitación a que se la sacara por encima de su cabeza.  No daba para andar dudando y antes de hacerle caso la rodeé con mis brazos aplastando sus tetas a mi pecho y me prendí a la boca de labios prestos para ser besados.  No puedo decir que fue un beso, más bien fue una pelea de lenguas y de labios entrechocados, después de esto noté que no sería reír y cantar.

Me puso las manos en el pecho y me empujó sobre la cama mientras se sacaba la remera por sobre la cabeza y me dejaba ver un sostén blanco con encajes que le cubría sólo la mitad de las tetas, de media copa que le dicen, las areolas eran rosadas y el pezón de casi un centímetro estaba erecto y, sin dudas, sería receptivo.

Me incorporé rápido y fue ella la empujada, no la dejé levantarse y me puse a sacarle las botas, algo que no me resultó complicado por el cierre al costado de las mismas, luego fue el turno del pantalón.  Se dio cuenta que así sería más rápido y se dejó hacer, aunque se veía que estaba acostumbrada a llevar la voz cantante en ese rollo.

No me importó, para “dominar” estaba yo y el pantalón no tardó en quedar tirado hecho un bollo al costado de la cama, la tanga que hacía juego con el sostén también desapareció con urgencias y la tirita de vello de color rojizo que apareció en su pubis me encantó.  Nunca me desnudé tan rápido y pronto estuve sentado sobre sus tetas impidiéndole los movimientos bruscos.

Giró la cara para tener una posición más cómoda, me tomó la verga con una mano y ¡voila, la hizo desaparecer! , no hubo arcadas ni salivación excesiva, la “colorada” se dejó coger la boca, pero se la saqué para acomodarme en un “69” , puse mi boca tratando de absorber sus labios íntimos y no se privó de gemir a viva voz.

Me hizo girar en la cama para quedar encima y la hice volver a la posición anterior, así lo hicimos un par de veces y de ahogarla con mi verga, ni ahí, ella controlaba bien su respiración, el tema fue cuando absorbí su clítoris metiendo índice y medio en cada uno de sus agujeros.

Soltó mi verga de su boca y gimió aguantando un grito, lo que no pudo aguantar fueron los temblores y las contracciones del orgasmo repentino, “cogeme duro, con fuerza, con ganas” , -me pidió apenas se recuperó-…  Entonces me incorporé y tomándola de la cintura la hice girar, su ano y su vagina quedaron a mi disposición cuando elevé un poco su tronco y no perdí tiempo en preliminares, ubiqué el glande y empujé.  Quería dureza, iba a tener dureza…

El grito de dolor cuando choqué en su interior cambió enseguida por gemidos de placer cuando comencé a moverme dejándola que se acoplara como podía a mi ritmo.  Me sentía cómodo en esa posición y no me apuraba el terminar, aun a pesar de los apretones que me daba con sus músculos vaginales, apretones que comenzó a dejar de lado cuando las contracciones volvieron a ganarle la partida, el chorro que despidió con el orgasmo me mojó toda la entrepierna y bajó por mis muslos, yo seguí, tenía otra cosa en mente.

El agujerito de su culo parecía mirarme con una sonrisa y tirarme besitos, no cabían dudas que ya conocía de arietes y no tardé en sacarla de un lugar para forzar el otro.  Lo fui llevando despacio pero mi verga parecía un hierro y no se detendría hasta el final aun a pesar del alarido y el “¡hijo de puta, lo rompiste!” que vociferó.  Apenas si aflojé los movimientos y pronto colaboró moviendo las caderas como si fuera una coctelera, yo como si nada, estaba esperando aferrado con mis manos a sus caderas para poder descargarme en ese culo fantástico.

Cuando comenzó a moverse temblando y contrayendo el cuerpo apuré las entradas y salidas, terminamos gritando los dos cuando coincidimos con el orgasmo. Helena ya no pudo aguantar y se desplomó en la cama boca abajo, yo la acompañé y quedé sobre ella hasta que se fue calmando y hablando algo que no le entendí porque lo hacía sobre la almohada, eso hasta que movió la cara y la escuché bien, “que hijo de puta que sos, quería echarme un polvo para sacarme la calentura y me diste flor de cogida, ni se te ocurra irte de allí”

Me encantaba estar allí y no terminaba de disminuir mi erección porque ella me masajeaba con sus músculos anales, ella aflojaba y yo empujaba o salía porque era quien dirigía la penetración.  Estaba genial pero el sonido del teléfono nos volvió a la realidad…  Era el Juez y le avisaba que había mandado todas las órdenes por el teléfono, ella le agradeció y volvió a ser la Fiscal, salió de la cama y le envió todas las órdenes al Comandante avisándole también que la primera detención la harían en la casa del Director General que la esperaran a que llegara.

Después se giró hacia mi diciendo: “No te creas que esto se termina aquí, una vez que encuentro a alguien que me sepa coger tengo que aprovecharlo, jajaja” , se metió en el baño con toda la energía a flor de piel y yo apenas si podía salir de la cama, ¿quién se había cogido a quién? ...

Continuará…

GUILLEOS1 agradece sus comentarios y valoraciones.