Aplicando justicia (20)

Se acelera la búsqueda de pruebas para los corruptos y luego de un pedido de Helga que me rehusé aceptar, la alemana me da una sorpresa inesperada.

INVESTIGACIÓN - PEDIDO - SORPRESA.

Las dos o tres horas que quería dormir se estiraron porque Karina me dejó dormir y no hizo ruidos aunque estaba despierta desde más temprano, según me dijo luego.  Fue el sonido del celular vibrando el que me sacó del sueño, era Helga preguntando que me había pasado que no había aparecido por la empresa.  Sin dudar le dije que me estaba atendiendo un doctor del hotel porque me había caído mal una comida…

  • Ya sabés cómo es esto, ya me siento mejor después de haber vomitado hasta el hígado pero están con el tema de deslindar responsabilidades y esas cosas, por la tarde me doy una vuelta por tu casa, mandá a las dos personas allí” .
  • No entiendo porque no te venís a quedar a dormir en mi casa, allí no tendrías esos problemas.
  • Helga, ya está, ya pasó, el pescado crudo no me sienta bien, luego voy por tu casa.
  • Bueno, cuídate.

Karina comenzó a cambiarse y me miró sonriendo, luego habló…

  • Sos rapidísimo para las mentiras, ni siquiera dudaste
  • Es que apenas escuché el teléfono recordé que tenía que ir a la empresa por algo que necesitan de mí, ¿qué querés que diga?, qué estuve “trabajando” hasta tarde para ayudar a unas amigas
  • Ya escuché las noticias y vaya que nos ayudaste, lo que sí es claro no se puede jugar con vos, es preferible tenerte de amigo o como en el caso mío de lo que vos quieras para que dispongas.  Esto no te lo voy a poder agradecer nunca.
  • Ni falta que hace pero no le cuentes a Sol, cuantos menos sepan mejor, decile que debe haber habido un problema de “intereses” por las chicas.
  • Pensaba en ir a verla y contarle sólo lo de las noticias, quedate tranquilo, esto muere conmigo, ¿puedo venir a verte esta noche?, me queda algo pendiente contigo...
  • Vení a eso de las nueve de la noche, vamos a ir a cenar a algún lugar lindo, eso sí, ahora te dejo ir pero esta noche pretendo dejarte como para que no te puedas sentar bien por un rato largo.
  • Ni me lo digas que ya me estoy haciendo la “película”, además algo me contó Sol y espero dar la talla, jajaja.

Estaba tan hermosa como cuando le había abierto la puerta la noche anterior pero el beso y el abrazo con que se despidió me revolucionó todas las neuronas y el ariete me dio una especie de temblor como para que recordara que de esa noche no podría pasar.  Antes de cambiarme limpié el cuchillo usado y la “Tanto” con un líquido especial que me había dado Patricio para que se eliminaran todos los rastros de sangre que pudieran haber quedado en él.  Luego guardé todo, me cambié y me fui para la casa de Alphonse.

Me estaba comiendo las paredes del hambre, al llegar me fui para la cocina y le pedí a la cocinera que me preparara algo liviano, que había estado descompuesto y no había comido nada desde la noche.  Me saludó con un beso y se puso a prepararme unas pechugas de pollo con ensalada de tomates, comí bien y con ganas y cuando estaba tomando un té digestivo que se empeñó en hacerme, llegaron las dos personas esperadas.

Los saludé y pasamos al despacho de Alphonse , el más chico, el contable, traía una serie de datos más que comprometedores porque había llegado a descubrir una serie de facturas doble, con el mismo número pero con distintas cantidades, lo mismo pasaba con los inventarios de mercaderías, concluimos en que todo eso no podía ser posible si no hubiese algún tipo de complicidad con la Dirección de Logística y Transporte que se ocupaba del reparto de las mercaderías.

Según las escuchas telefónicas que tenía en su poder el Director de Informática que dicho sea de paso, se “enloqueció” cuando vio mi tablet y algunas de las aplicaciones que tenía, algo que, lógicamente, sólo le dejé ver muy por encima y le di un corte a las alabanzas y a las ganas de echarle mano cuando le pedí que me diera la información que había podido obtener.  El informe fue muy detallado y las conversaciones involucraban no sólo al Director Contable de la Casa Central sino a por lo menos cinco empleados de la Filial de la Costa.

El chico de nombre Julio opinó de hacer una investigación sobre cada una de las filiales de las distintas provincias pero le dije que a mí por el momento sólo me interesaba esa Filial, si nosotros hacíamos saltar toda esa maraña de corrupción les quedaba a ellos el camino libre para hacer un estudio en cada una de las Filiales repartidas en todo el país.  Me comprometí con ellos para hablar con el Presidente para formar una especie de grupo de Control Interno que podría ser dirigido por ambos, con ingresos apartes de los de su función real en la empresa.

A los dos les interesó el asunto e hice hincapié en que para lograr una cosa así había que ser metódico en las investigaciones, centrarse en un objetivo y desmenuzar todos los posibles entuertos para luego de aplicado un castigo o una felicitación, según los casos, proceder con otro.  Estuvieron de acuerdo y comenzaron a armar una carpeta con todos los datos obtenidos.  Material de escuchas había para repartir, hasta quedaba allí desmadejado en “modus operandi” que tenían y como se repartían las ganancias ilícitas.

Casi un 10 o 12 % de las ganancias totales de la empresa se perdían en bolsillos de estos empleados desleales y cuando digo ganancias totales me refiero al neto de estas ganancias, es decir, después de deducir los gastos totales de personal, logística e impuestos que sólo solventaba la empresa porque lo de ellos era “bajo cuerda” y libre de cualquier tipo de gastos.  Las sumas eran siderales y un 30% de ellas se lo llevaba el Director de Contaduría que, a todas luces, era el cerebro de la asociación ilícita.

El detalle de todo lo encontrado estaba y faltaba aún más pero yo sabía que lo que podría ponerles la tapa de la fosa a estos delincuentes era la declaración de uno de ellos como testigo.  Eso sería la “frutilla del postre” y echaría por tierra cualquier defensa y a mi entender el que era más proclive a quebrarse era el Director de Logística, además porque era el que menos recibía en el “reparto” y debía, a su vez, “adornar” a dos o tres camioneros que entregaban la mercadería y estaban al tanto de las facturas “dobles” .

Luego de que las chicas del servicio nos hicieran llegar una excelente merienda que degustamos con ganas, le pedí a Julio y a Horacio , que era el Director de Informática, que siguieran viendo la información haciéndola más detallada. Horacio , aparte de las escuchas telefónicas debía hackear el movimiento de facturación para cotejarlo luego con los conocimientos de Julio , habida cuenta que éste ya no estaba dentro de la empresa para “meter mano” en nada, pues, según nos contó, el Director se apuró a despedirlo pensando que se sacaba un problema de encima y a alguien que no “metería las narices” en sus falsificaciones de facturas y autorizaciones apócrifas de pedidos y entregas.

No quedaba más por hurgar ese día y les dije que se podían ir yendo, nos encontraríamos al día siguiente por la tarde, era al pedo ir a la mañana cuando se podía aprovechar el día para otras cosas.  Los acompañé hasta la puerta y luego de que se fueron la llamé a Helga , ya había salido de la oficina, era más temprano pero venía para la casa a verme, esperaría a que llegara para contarle de la reunión y mientras la esperaba llamé a Alphonse .

Se alegró de escucharme, le pregunté por Ingrid y luego de contarme que estaba bien y poniéndose cada día mejor, me comentó que había tenido problemas con el Jefe de Seguridad pues éste le había hecho un planteamiento y lo había increpado por las medidas que había tomado yo en la Casa Central, índice evidente de que había sido informado por quien había quedado oficiando de Encargado.

  • Lamento mucho que se haya visto involucrado en algo así, -le dije y en verdad lo lamentaba pues él debería estar al margen de determinados movimientos-.
  • Nada que ver Carlos , al único que le permito planteamientos es a usted y mucho más en cuanto a Seguridad se refiere, no por nada llegué adonde llegué, lo solucioné rápido, lo despedí y lo fleté en el primer vuelo, seguro llegará esta noche o mañana pero ya avisé que tiene prohibido el ingreso a la empresa, se terminó el problema y para mí no tiene importancia que usted lo haya recomendado en su momento, fue él mismo quien se torció en sus funciones.
  • Sinceramente, no esperaba que actuara de esa manera.  Una cosa es tener determinado Poder y otra saber manejarlo.
  • Alguna vez cometí el error de pensar que todos actuarían como yo, no se haga problemas, lo único que le voy a pedir es que se haga cargo de reestructurar las cosas a como estaban cuando usted las dirigía.
  • Yo no tengo problemas pero le aclaro que será por poco tiempo, ya sabe que no quiero estar atado a compromisos y que todo esto que hago es debido al cariño y al respeto que le tengo.
  • Es recíproco Carlos y me apena no poder contar con usted para todo.  Bueno, cambiemos de tema, ya hablé con Helga y me dijo que tenían novedades de la Filial.
  • Hay suficiente material para implicar a cinco o seis personas pero antes de darle todo al Juez me gustaría intentar de conseguir una declaración detallada de alguno de los implicados que involucre a todos los demás.
  • Me parece muy buena idea, hundirlos en la parte Penal no evitará inconvenientes en la parte Laboral ante cualquier supuesto reclamo y nos abrirá las puertas a las inhibiciones de sus cuentas y sus activos para proceder a los reclamos.  ¿Con quién tiene pensado intentar?
  • Todavía no lo tengo decidido pero el Director de Logística y Transporte es el que menos se lleva y es de esperarse que para no perder todo “mande al frente” a los otros.  Aunque con éste habría que perder y desligarlo de responsabilidades, eso sí, sin que siga en la empresa.
  • Su razonamiento es más que correcto Carlos , prosiga con eso, yo creo que en dos o tres días ya pego la vuelta.

No bien corté la comunicación con Alphonse , vi por la ventana que entraba Helga y no venía manejando, traía dos custodios en la parte delantera del auto, me alegré por esto porque estaba entrando en la variante y me daba “bola” .  Bajó apurada no bien estacionaron y, sin ninguna duda, la alemana estaba como para mostrar los colmillos.  La escuché saludar con un grito amistoso a las chicas y se dirigió al despacho de su padre, donde yo la esperaba.

Me saludó partiéndome la boca con un beso y enseguida me preguntó cómo andaba de la “pancita” , le contesté que ya no tenía problemas mientras, haciéndola girar, le acariciaba las tetas sin sostén y apoyaba mi bulto en sus nalgas con ganas de inclinarla sobre el escritorio para hacerla delirar de placer.  La pollera a media pierna y tableada que se notaba que no era de ninguna tienda de confección, la hacía ver más juvenil y la mirada en su rostro enmarcado por la cabellera de color marrón brillante, la demostraba como una hembra con ganas.

Me pidió que la acompañara a la habitación porque tenía que prepararse para ir a una reunión con un par de empresarias amigas y después se juntarían para cenar con otras amigas de la Secundaria.  Me imaginaba como serían esas reuniones, todas nenas-bien, ruidosas y escandalosas a las que no les importaba el entorno porque su mundo era el único que contaba.  Caí como un chorlito porque ni bien entré en su habitación se sacó la ropa a los apurones pidiéndome que la penetrara, bueno, en realidad no empleó una forma sutil, porque lo que expresó fue un poco más desaforado y desinhibido.

“Estoy muy caliente, cogeme, rompeme el culo, metela por dónde sea” , -así se expresó- y acompañó esto quedando frente a mí vestida sólo con la tanga, las medias negras apretadas a su muslo y los zapatos de tacos medio-altos que no se sacó, sin olvidar sus manos que tironeaban de mi ropa para sacármela.  El cinturón, el broche y el cierre de mi pantalón fueron los primeros en “sufrir el ataque” y pronto los dejó en mis tobillos junto con el bóxer para meterse de una el miembro en la boca.

Helga se había “destapado” y me tenía al alcance de sus manos para que la “tapara” , su actitud me gustó pero no dejó de sorprenderme, además, si quería acción, iba a tener acción y como no lo hacía casi nunca aferré su cabeza y hundí el ariete en su garganta, se atoró de verga y sus ojos que me miraban se llenaron de lágrimas, se la saqué luego de un par de segundos y a pesar de las arcadas volvió a insistir, allí entré y salí un par de veces escuchando sus sonidos y sacándome la camisa, luego pisé el pantalón y la levanté, ya totalmente desnudo para acercarla a la cama.

Apoyando sus esculturales piernas en el piso las abrió y dejó caer la mitad de su cuerpo en la cama, torció la cabeza esperando y rogando con la mirada.  No tuve más que correr la tirita de la tanga y, sin detenerme, perdí mi verga en las profundidades de su vagina empapada, el gemido fue intenso, profundo, mezcló el placer con el dolor de la penetración profunda y pronto se dedicó a mover las caderas para tratar de acoplarse a mi ritmo de entradas y salidas.  Fue violento, profundo y con ganas porque eso es lo que ella quería recibir.

Del mismo tenor fue el orgasmo que experimentó, gritó, tembló, se contrajo y acusó el dolor de mis pulgares tratando de dilatar el orificio poco usado de su culo.  No había terminado todavía de temblar y de apretar mi verga con sus músculos vaginales cuando salí de allí y enfilé el glande al “chiquito” .

Tampoco tuve contemplaciones acá, entré profundo en dos etapas y aquí el grito ya no se acompañó de tanto placer, no me detuve pero las penetraciones fueron más lentas, me encantaba ver como mi verga entraba y salía de ese culo hermoso y pronto la alemana colaboró con la cogida. “Dame más Carlos , me encanta que me rompas el culo así, te necesito ahí, es como si me liberara de un montón de trabas”…

No pensaba parar mi cogida preguntando o aplicando Psicología y seguí machacándole el culo con un ritmo parejo y evidentemente placentero para los dos.  El orgasmo apareció sorpresivamente e incorporó un poco su cuerpo para gritarlo con ganas, luego se dejó caer nuevamente y continuó con sus temblores, “dame más” , -pidió con la voz estrangulada-.

No la iba a contrariar y seguí hasta que otro orgasmo pareció encadenarse al primero y aquí ya no aguanté, le llené depositando todo en lo más profundo y sentí claramente sus apretones y sus temblores cuando recibía el líquido caliente en su interior.

De pronto aflojó los brazos, los abrió, se dejó caer apoyando la mejilla en el cubrecama y trataba de mirarme con el único ojo que le quedaba libre.  Yo no salí enseguida, me moví un poco más dejando que la verga se “desinflara” y luego lo hice despacio mientras trataba de apretarme aunque ya sin casi nada de fuerza.  Había sido “un señor polvo” y el hueco abierto del culo de Helga“llorando” algunas “lágrimas de semen” parecía corroborarlo.

Las piernas me temblaban un poco cuando me aparté de ella para recoger mis ropas y meterme en el baño, abrí el agua de la ducha sabiendo que Helga no tardaría en acercarse y pronto la tuve al lado compartiendo el baño que fue sazonado con mimos, caricias, enjabonadas y algunos besos pero nada más.  La alemana se había quedado pensativa y no quise preguntar el por qué.

Ya secos, cuando me estaba vistiendo y ella eligiendo su ropa me comentó que había hablado con el padre, “me dijo que se vuelve en uno o dos días, quiere que regrese a Alemania y yo quiero que te vengas conmigo para estar a la par mía en la empresa” …  La miré y le respondí con suavidad, “la idea no me disgusta cielo pero me tenés que dar un tiempo, no querría estar al lado tuyo y sentirme mal por cosas que me quedaron pendientes” .  A pesar de que esperaba una cierta reticencia, lo tomó bien y comenzó a ponerse un sostén sin copas, yo la besé y la dejé tranquila diciéndole que me iba para el hotel.

Llegué al hotel una hora antes de la llegada de Karina y elegí la ropa para ponerme pensaba llevarla a comer a un buen restaurant, se imponía un elegante sport y el suéter de escote en “V” disimulaba muy bien el cinturón con los cuchillos pero decidí llevar sólo cuatro de ellos adosados al cinturón de vestir.  La invitada llegó a horario y venía eufórica, además de espectacular, los zapatos, el vestido semi escotado con una campera de antílope y con una maquillaje sutil la hacía ver como una mujer hermosa y, a ciencia cierta muy alejada de su “profesión” .

Después de saludarme con un beso dado con ganas y sentimientos se lanzó a hablar para contarme sobre Sol , me dijo que ya le habían dado el alta porque ya se sentía mejor pero que tenía que hacer reposo y la cara verde-azulada, a pesar de los malos recuerdos les había arrancado una sonrisa a las dos porque los médicos le aseguraron que pronto dejaría de verse como un monstruo alienígeno.  Siguió diciendo que había preguntado por mí, “lo único que le dije es que había pasado la noche contigo y te habías portado como un señor” , -afirmó, agregando-, “en lo que te podés convertir esta noche no le dije” .

Nos sonreímos por esto y le comenté que no iba a ir a saludarla, “Sol denunció a los dos “patovicas” y no quiero que ningún “iluminado” ate cabos que no debe” , estuvo de acuerdo y salimos para ir a cenar. Karina quería cenar carne asada y nos fuimos a comer a un famoso restaurant ubicado en pleno centro de la ciudad, nos atendieron como reyes y cenamos de lo mejor adobado todo por un exquisito Borgoña.

Yo había notado las miradas que le dirigían y estaba claro que la confundían, una señora que estaba por sentarse la miró con insistencia y yo me sonreí, ella me miró seria y me dijo: “Mejor no hagas comentarios, es una especie de karma, raro es que no se hayan acercado a pedir una foto, algún día la voy a ir a buscar para vernos cara a cara” .  Charlamos de varias cosas que hacían a su intimidad y descubrí que era una mujer muy inteligente con la que daba gusto conversar.  Cerca de las doce y media de la noche me dijo que le gustaría ir a bailar y no me resistí a eso.

Fuimos a una confitería bailable que hacía poco que se había inaugurado, era un ambiente bastante elitista y aunque no conocía el lugar me pidió que no me sintiera mal si alguno la miraba conociéndola de su “trabajo” , “mientras nadie se pase, entenderé que estás conmigo y franco de servicio, jajaja”“De que estoy contigo jamás lo dudes, pueden aparecer clientes haciendo fila pero esta noche yo tengo ojos para un sólo hombre” .  Entramos a la confitería y, con una buena propina mediante, nos ubicaron en un saloncito VIP por el que se podía mirar la pista y algunos lugares del lugar, mediante el uso de grandes ventanales.

Estábamos sentados en un sofá mirando la pista y Karina se había puesto de lo más mimosa, decía que no tenía ganas de bailar, sólo estar un rato disfrutando de la música y de la gente tomando una copa.  Le respeté el pedido entendiendo que no se quería encontrar con ninguna sorpresa, sabía que yo era un hombre con el que no se debía jugar o quizás hubiese visto a alguno de sus anteriores clientes, como fuere, quería estar conmigo y sus besos y caricias no tenían la urgencia de la pasión que despierta el sexo, eran como para dar y recibir cariños, lo mismo que sus abrazos.

La estábamos pasando bien y ya me “asaltaban” las ganas de retirarme, me empezaba a urgir la necesidad de tenerla toda para mí en una cama y una risa aguda de mujer, que se elevó por sobre la música suave de la confitería, me hizo girar la cabeza para buscarla con la mirada.  La risa provino de una rubia alta que venía junto a otras dos de más o menos mi edad y a tres muchachitos jóvenes.  Se me antojaron “taxiboys” o escort masculinos, quizás stripper a los que tres tías ricas sacaban a variar después de la función.

Los noté a los jóvenes bastante “acaramelados” con las mujeres mayores, hermosas las tres por cierto, las tocaban, las acariciaban y las besaban, algo que no parecía molestar a ninguna porque se prendían a devolver las “atenciones” .  Los seguí con la vista hasta que se sentaron en unos asientos reservados y un tanto alejados de la pista.  Esperé a que les llevaran las bebidas y observé que las mujeres estaban como desenfrenadas y parecían ser ellas las que llevaban las “voces cantantes” respecto a los jovencitos, cambiaban besos y toqueteos con unos o con otros en medio de risas que no disimulaban.

Normalmente no me importaba lo que hacían o dejaban de hacer otras personas en una confitería bailable, tampoco me importaba si estaban borrachas o drogadas, todo siempre pasaba porque no se metieran conmigo pero este caso era especial. Karina tenía la cabeza apoyada cariñosamente en mi pecho y no notó la dirección de mi mirada.

Aproveché eso para cerrar los ojos y aplicar una técnica de auto control tratando de que ella no notara mi enojo, tampoco podía decirle que estaba molesto porque una de aquellas mujeres era una alemana espectacular de cabello castaño que, después de una hermosa cogida en la tarde, me había pedido que la acompañara a Alemania prácticamente como su pareja.

Estaba claro que Helga se había soltado de sus tabúes y posiblemente traumas debido a mis “tratamientos” o me había mentido desde un principio.  No me jodía lo que hacía, me jodía el engaño y la hipocresía, entonces me dirigí a Karina

  • Cielo, te tengo que pedir un favor, quiero irme para el hotel pero te voy a pedir que salgas y me esperes en el auto, acabo de ver a una persona con la que me gustaría cambiar dos palabras.  No tardaré.
  • Si mi vida, dame las llaves, ¿hay algún problema?, espero que no te hayas molestado con nadie.
  • No, perdé cuidado, a vos te lo puedo decir.  Acabo de ver a la esposa de un conocido que se está “matando” con un chico en los reservados.  Siempre la fue de muy “señora bien” sólo quiero saludarla para hacerle notar la hipocresía.  No creo que vaya a haber problemas pero, por las dudas, no quiero que quedes “apuntada” en este lugar.
  • No hay problema Carlos , ya estoy saliendo y gracias porque el lugar está muy bueno como para que me prohíban la entrada, jajaja.  Pobre si alguno se pone en pesado…

Me dio un beso y salió, bajó las escaleras del reservado VIP y se encaminó a la puerta sin voltear la vista, sin dudas que Karina , quizás por su “profesión” era una persona muy ubicada.  Yo bajé tranquilo por las escaleras y me acerqué a los reservados en que estaban las tres parejas.  Al flaco no le alcanzaban las manos para tocar a la alemana y ninguno de los dos se dio cuenta cuando me paré frente a ellos, sólo Helga se separó del tipo cuando le hablé en alemán y le dije: “Hola señorita Helga, ¿cómo está?, mándele saludos a su padre, él sí se merece mi respeto” .

Reaccionó con la velocidad de una víbora cuando se dio cuenta que era yo y lo empujó al joven poniéndole las manos en el pecho, abrió los ojos enormes y la palidez de su rostro se hizo notar en la semi penumbra del lugar, ¡Oh no, Carlos ! , atinó a decir en voz alta con un tono entrecortado.

No pudo levantarse porque el muchacho se lo impidió poniéndole una mano en el hombro y se envaró encarándome, ¿qué fue lo que dijo? , alcanzó a preguntar ante de que dos de mis dedos se cerraran sobre su yugular y cayera desmayado sobre ella.  La miré serio y le dije: “Está todo bien, apenas una enorme desilusión, tu “noviecito” sólo está desmayado y que no se te ocurra seguirme porque ya no sé cómo pueda responder” .

Se quedó de una pieza tapándose la cara con las manos cuando di media vuelta y me dirigí a la puerta, lo único que noté fue que las amigas se le acercaban.  Entré en el auto y con Karina sentada en el asiento del acompañante arranqué y salí despacio del estacionamiento pensando que, en cierto modo, eso me había venido bien…

  • Al final no tardaste casi nada, -expresó la morocha-.
  • No, fue como te dije, se quiso morir cuando me vio, me vino bien sacarme esa espina.
  • ¿Le vas a decir al marido?...
  • No, creo que es suficiente con el susto que experimentó cuando me vio, que cada cual arregle su pareja como quiera.

Ya no me dijo nada más, su mente estaba puesta en lo que pasaría en la suite y se mostraba de lo más dada para que yo pensara en lo mismo acariciando mi bulto por sobre el pantalón, besándome en el cuello y posicionándose casi de rodillas en el asiento del auto.

En el ascensor me la comí a besos, en realidad fue al revés, pretendí comerle la boca tratando de devolver los besos que ella me daba.  Sentía que sus labios eran deliciosos y mentiría si no dijera que no se me cruzó por la cabeza la boca de la actriz venezolana.

Ya adentro de la suite, la cosa fue más moderada porque apenas entramos me dio un piquito y salió disparada hacia el baño, “no me aguanto, andá a la cama que enseguida vuelvo” , me dijo con una sonrisa reluciente-.  Yo aproveché para desvestirme, abrir la cama y tirarme sobre las sábanas con el bóxer puesto y la verga expectante a “media máquina” .  Yo la había visto desnuda la noche anterior y me pareció espectacular pero cuando se apareció saliendo desde la puerta del baño, se me hizo un nudo en la garganta.

Zapatos de taco alto, conjunto de sostén sin copa, tanga y medias negras con encaje en los muslos, cara de pantera a punto de devorar a un cervatillo indefenso y el cabello negro y abundante con una parte cayendo en un tercio de la cara.  Espectacular no era la palabra, la palabra era “magia”, de toda ella emanaba una magia especial, ni por asomo se me apareció por la mente la “trabajadora” , era la imagen de una mujer con deseos y dispuesta a demostrarse como tal, una mujer con ganas de entregar y recibir.

Lo único que me quedó por hacer fue abrir los brazos para darle a entender que la necesitaba allí.  Hay momentos en que las palabras no son necesarias, con un enorme brillo en sus ojos Karina lo entendió de la misma manera y se acercó para que su torso encajara en los brazos que la esperaban.

Sus ganas, su pasión y su entrega eran indisimulables y nos rendimos a la búsqueda de los labios del otro, podría afirmar que “saltaron chispas” cuando las lenguas se entrelazaron y con una mano me acariciaba la mejilla mientras que, con la otra, acariciaba el costado de mi torso provocando escalofríos por el paso sutil de sus uñas. “Dejame a mí” , -me pidió con voz enronquecida y bajó por mi cuerpo usando boca, labios y lengua.

No quería ni gemir pero mis manos aferraban las sábanas por todo lo que transmitía en mi piel.  No se entretuvo demasiado y con un poco de dificultad me bajó el bóxer dejando que mi verga respirara aliviada y liberada de la opresión de la tela humedecida.  Lo que siguió fue también una agradable tortura porque sus lamidas y besos no dejaron lugar por recorrer tanto así que hasta los testículos parecieron achicarse para que los pudiera acomodar de uno en uno en su cavidad superior.

Al regresar al glande, ya no pude comparar la técnica con ninguna otra mujer anterior, lo fue devorando de a tramos haciendo presión con los labios y aplicando una suave presión con los dientes que el tronco parecía agradecer.  Su nariz se hundió en mi pelvis y por el apretón que me dio en los muslos comprendí que en ningún momento había usado sus manos en mi miembro, era todo bucal y hasta el entrar y salir se hizo rítmico y profundo, aplastando en cada oportunidad la nariz en mí.

Mi cadera comenzó a retorcerse casi sin yo desearlo y cuando me miró, con mi verga en lo profundo de su garganta y sin que pudiera ocultar el pedido que emanaba de su mirada brillante, me dejé ir sin poder evitar un grito de placer.  Ninguna gota se escapó y la lengua me urgía para que siguiera expulsando lo que ya no había, me secó de entrada, me dio vuelta como un trapo y comenzó a sacarlo de su boca, lamiendo, limpiando y logrando a la vez que no decayera en su vigor.

“¡Qué placer, por Dios, qué placer!, hacía años que no me daba este gusto” , -afirmó y no me dejó dudas que era así porque su entrega fue personal, muy alejada de lo “profesional” .  Trepó nuevamente para besarme y ni gusto a semen tenía en la boca, quizás porque fue su garganta quien acaparó todo y como entendí que me tocaba a mí, la puse de espaldas a la cama y comencé a bajar yo por su cuerpo, a la par que se sacaba el sostén.

Para ella aguantar no fue tan sencillo, además su entrega no se lo permitía y los gemidos fueron en un in crescendo cuando lamía sus tetas y mordía suavemente sus pezones.  Areolas y pezones que parecían cobrar vida cuando los absorbía con toda la boca, no sin esfuerzo para evitar que los movimientos de su cuerpo esbelto me sacaran de ese placer.  No me llené con eso pero debía seguir y fue contracción y gemido alto cuando pasé por su ombligo y su vientre.

Me sorprendí porque enganché la tanga con los pulgares y bajé lentamente la prenda, con las manos y las uñas rozando los costados de su muslo, lo que provocó que Karina tuviera un orgasmo impensado, “jamás me acariciaron así” , -expresó cuando dejó de temblar-.  Mi ego estaba por las nubes y la dejé que terminara de sacarse la prenda con los pies mientras zambullía mi cara cerca de la entrepierna anegada.

Desde el interior de sus muslos hasta su misma intimidad tardé una eternidad porque  creía escuchar un sollozo placentero de la morocha, a más, tenía que hacer fuerza con mis brazos y manos para detener los corcovos que no podía contener.  Limpié luego sus jugos con mi lengua y me empapé de ellos, apurándome porque sentía por su contracción que estaba elaborando un orgasmo fantástico, dejé sus labios íntimos y absorbí su clítoris palpitante.

Pensé al instante que si ella no había logrado desnucarme, ninguna lo lograría, me apretó la cabeza con sus muslos llenos y se movió como electrizada gritando sin que nada importara. Carlos , Carlos , Carlos , -decía mientras los temblores pasaban y la contracción aminoraba hasta quedar como laxa-.  Yo saqué mi cara de su entrepierna y sin poder aguantar la risa se recuperó enseguida y se lanzó a lamerme para limpiar mi rostro de sus jugos derramados en abundancia, “no me pude aguantar, esto no suele sucederme” , -afirmó-.

Yo no le contesté, sólo le puse el dedo cruzando los labios y comprendió, luego hizo un movimiento raro con las piernas y ubicó el glande en las puertas de su vagina, se movió e hizo ingresar mi verga hasta la mitad, el placer se le notó en la cara y en el gemido pero la posición no era de lo mejor y para beneplácito de mi ego, la sentí estrecha.  La saqué de allí y fui yo quien le llevó las piernas a mi cintura y estando arrodillado perdí despacio mi verga en su interior.

Se sintió llena de verga por mi grosor e hizo una mueca de dolor que enseguida trocó en una de satisfacción.  En esa posición podía aguantar un rato más largo y mis movimientos la llevaron a la desesperación, gemidos, gritos y movimientos que se acompasaban la llevaron a otro orgasmo de los que parecían asaltarla sin que los esperara pero en este caso no la dejé de terminar de temblar, subí más sus piernas y busqué el agujero más chiquito.  Hizo un pequeño amago de esquive instintivo cuando sintió el glande en la puerta pero enseguida se rindió.

A pesar de la lubricación tuve que hacer una fuerza que no esperaba y cuando ella se relajó entré sin querer hasta la mitad… “¡Ayyy, mierda, por favor Carlos , entrá más despacio!” , -pidió y le hice caso porque el lugar estaba estrecho por demás y me estrangulaba todo el tronco que tenía en su interior.  Costó más de lo que esperaba pero centímetro a centímetro pronto me moví entrando y saliendo sin dejar nada afuera. “¡Madre mía, esto no lo esperaba y eso que Sol me lo advirtió!” , -expresó sonriendo y moviendo las caderas para acoplarse mejor.

Quería tenerte estando en cuatro pero ya no voy a aguantar mucho” , -le dije sabiendo que me quedaba poco aguante-… “Dame sólo un poco más, me falta poco a mí también” , -contestó y se movió con más ímpetu-…  Entré y salí con ganas y fuerza pero eso me jugaba en contra y ya no pude más, le inundé las tripas mientras ella gritaba y se sacudía en un orgasmo con “squirt” que me mojó el vientre y la pelvis.

Quedamos los dos como para que nos juntaran con pala y luego de que bajó las piernas me salí y me desparramé a su lado, escuché que dijo “gracias” y la abracé para que Morfeo nos acunara.

Continuará…

GUILLEOS1 agradece comentarios y valoraciones.