Aplicando justicia (19)

Con Sol y con Karina no se jode.

PROBLEMAS DE ESCORT.-

La invité a que pasara sin decirle ni una palabra, sólo fue un gesto y ella, trasponiendo la puerta me saludó con un “hola Carlos , ¿cómo estás?” , “hola Karina, estoy bien, es un gusto verte” , -le contesté saliendo de mi mutismo-.

Tuve ganas de auto insultarme por haberme quedado tan cortado, enmudecí por su belleza y también porque íntimamente me surgió el “cholulismo” al compararla con la actriz venezolana, menos mal que puede sustraerme a la idiotez de comentárselo, daba por descontado que estaría cansada de escuchar “esa canción” .

  • Ponte cómoda y sirve lo que quieras, yo acepto lo que me vuelques en una copa , -se lo dije cuando vi que se sacaba la campera y la fina blusa dejaba notar un par de tetas, a priori, exquisitas-.
  • Disculpá que te haya llamado por tu nombre, así me dijo Sol que te llamabas , -afirmó acercándome un vaso con whisky en las rocas-.
  • No hay problemas con eso, así me llamo, decime, ¿qué te trae por aquí?, ¿charla o trabajo?...
  • Lo del “trabajo” es relativo, si surge, surge y para serte sincera, charlar no me vendría mal, Sol afirmó que sos un tipo muy agradable y hoy me pasó una cosa muy especial, estaba en casa, sola, sin ganas de salir, pensé en lo que me había dicho mi amiga de vos, me cambié y vine a ver si te encontraba, ya me estaba por ir y el barman me hizo el favor de llamarte.
  • Es raro lo que me decís pero supongo que tus necesidades de persona están por encima de las “laborales”.
  • Y que lo digas, vivo sola, si salgo a hacer las compras los “conquistadores” aparecen por todos lados, de charlar ni hablar, los que se dicen “amigos” se confunden, así que es “de casa al trabajo y del trabajo a casa” porque los clientes tampoco la van con eso de hablar.

Nos habíamos sentado en el cómodo sofá de tres cuerpos que tenía la suite y yo hacía esfuerzos para mirarla a la cara cuando hablaba, más precisamente a los ojos, si miraba sus piernas esbeltas enfundadas en medias al muslo de elásticos con encajes que la mini dejaba entrever, la charla iría a parar a la mierda.

Eso, de alguna manera, me hacía estar pendiente de sus gestos y noté un par de estremecimientos cuando el ascensor paraba en el piso, estaba pendiente de algunos ruidos externos y eso no me gustó nada, intuía que en su visita había algo más.  Su mirada con cierto temor se dirigía a la puerta y se activaron todas mis alertas, ya no me importó si estaba buena o “rompía las paredes” con su “lomo” .

La segunda vez que revoleó los ojos al escuchar un ruido que, a decir verdad, eran casi imperceptibles, apenas una especie de timbre muy corto cuando se abría o se cerraba la puerta del ascensor, de pasos ni hablar porque la alfombra de los pasillos no permitía escuchar ningún paso.  La miré como interrogándola y me preguntó con cierto temor…

  • Carlos, ¿puedo quedarme a pasar la noche acá?, hacemos lo que vos quieras, no quiero que me pagues…
  • Yo no tengo problemas con ello y no me importa pagarte pero primero me tenés que explicar que es lo que te pasa.  Es indudable que tenés miedo, ¿qué hay con la casa de Sol?, ella me dijo que estudia y vive sola , -allí medio que se quebró-.
  • Solno me puede ayudar, está en el hospital, anoche le dieron una paliza bestial, le deformaron la cara a cachetazos pero se ensañaron con el cuerpo y tiene dos costillas rotas.
  • ¿Acaso fue un cliente o hay algo más y que tiene que ver con tu miedo?, no me des vueltas, no admito engaños cuando me vienen a pedir algo que implique cierto peligro.
  • Solme dijo que trabajás o trabajabas de custodia de élite y ahora soy yo la que tendría que preguntar cuanto me cobrarías a mí.
  • No me vengas con pelotudeces, contame qué le pasó a tu amiga y tratá de no omitir nada.

Mi cara y mi mirada no daban para dudar, Karina lo entendió enseguida y entre sollozos se puso a contarme las vicisitudes por las que pasaban o pasarían.  Yo la escuchaba pensando que los problemas se me pegaban como el polvo a la transpiración, quizás fuera por algún tipo de karma relacionado con la profesión que había elegido pero tampoco estaba para dramas.

Había dos tipos de soluciones para los problemas, uno era no darles bola y que pasaran de largo y la otra solución pasaba por encararlos y resolverlos, me pasaba lo mismo que con los miedos, cualquiera de ellos que apareciera, lo hacía para ser vencido.  Pensando de este modo y recordando la belleza de Sol me había perdido un poco de lo que contaba Karina y le pedí que comenzara de nuevo.

  • Te decía que el tipo este quiere formar una agencia de escort de buen nivel, tiene algún tipo de respaldo económico desde el lado del padre que creo que es un empresario y como no puede pelear contra un par de agencias ya instaladas actúa sobre las chicas que trabajan de forma independiente.
  • Explicame bien eso y quien es el tipo, así porque sí no creo que pueda largarse.
  • Creo que la idea es largarse de a poco y no molestar a las “grandes”, después habrá tiempo para hacer algún tipo de trato con ellas.  Por lo pronto ya tiene una agencia de modelos de las denominadas “chicas” que la usa como cobertura, además reclutó a tres chicas conocidas y hace un par de noches nos “apretaron” a Sol y a mí en una confitería bailable de nivel que solemos frecuentar.  Nos negamos de plano y nos dijo que nos arrepentiríamos por la negativa.
  • ¿Qué pasó?, seguí contando.
  • El tipo anda con dos “patovicas” como de dos metros y nosotros nos fuimos de allí, no hicieron nada porque hubieran tenido problemas con la custodia del lugar pero, nos confiamos y la noche siguiente la fueron a buscar a Sol , le dieron una paliza tremenda, luego la tiraron en la zona de los lagos de Palermo .
  • Me avisó la Policía por la agenda del celular y la fui a ver hoy en la mañana, tiene la cara hinchadísima y está golpeada por todo el cuerpo.  Ella me contó que fueron los dos grandotes.  Me dijo que te buscara para que me protegieras y mientras esperaba para saber si estabas, lo vi entrar al hotel a este tipo con uno de los grandotes.
  • ¿Por eso era que te asustaba el sonido del ascensor?
  • El barman sabe dónde estoy y son capaces de subir para joderlo al “cliente” y llevarme a mí.
  • Me gustaría que lo intentaran pero no creo que se animen, estoy en una suite y no saben con quien se pueden encontrar, además está la seguridad del hotel.
  • Para la gente del hotel vos sos un tipo soltero, amable y con dinero, nadie sabe a qué te dedicás y para ellos sos un “fulano vulnerable” y con los demás siempre hay forma de “arreglar” con billetes.

La adrenalina estaba haciendo su efecto y me rondaba en la cabeza que, si bien es cierto que no me iba a meter a “Quijote” peleando con las distintas “aspas de molino” que cubrían a la prostitución de alto nivel, también era cierto que lo de Sol me jodía sobremanera, ni ella ni nadie se merecía el trato dispensado y era una buena oportunidad de cortar de raíz a una planta podrida que quería germinar y para eso me puse a buscar los datos del “fulano” en la tablet.

Las Redes Sociales, definitivamente, son muy “alcahuetas” , muy pronto tuve las fotos del tipo, la dirección de la Agencia de modelos y los lugares que solía frecuentar en la noche de Buenos Aires.  Ya ni siquiera me importaba lo que podía opinar Karina e iba a decidir por mí mismo, de hecho, ya tenía decidido lo que tenía que hacer pero no la quise dejar afuera, además quería sacarle algún tipo de compromiso para conmigo.

  • Karina, si querés que te proteja vas a tener que hacer lo que yo te diga, soy de la idea de extirpar estos yuyos malos apenas comienzan a salir pero vos vas a tener que ser ciega, sorda y muda, yo puedo llegar a zafar de cualquier denuncia pero después te las tendrás que ver conmigo si abrís la boca.
  • Carlos, creo que no hablás por hablar aunque para todos vos sólo sos un cliente que lo que menos quería es hablar.  Hace un tiempo que “camino” y sé cómo se hace, además, vas a poder contar conmigo y con Sol para lo que sea, si nos ayudás, prácticamente nos estarías salvando la vida. -Ni siquiera tuve que pedirle nada y eso venía bien-.
  • Mi idea es avisarle al barman que me voy con vos a una confitería bailable, si está confabulado con ellos lo más probable es que nos sigan, los quiero alejar del hotel, acá no quiero problemas.  Si no nos siguen porque ya se fueron, yo los voy a ir a buscar pero en esa voy solo.
  • ¿Qué querés que haga yo mientras tanto?...
  • Vamos a ir a un par de confiterías, si no los encontramos es posible que estén en la Agencia, yo me voy para allá en un taxi y vos traes el coche, entrás directo a la cochera y te venís a esta habitación, te voy a dar la tarjeta para el ingreso.
  • Me voy a volver loca esperándote.
  • No te hagas dramas, si todo sale como espero, cuando regrese te hago pasar la locura, jajaja.

A último momento decidí que no le diría nada al barman, pensaba en otra manera de lograr que se acercara a la Agencia, una irrupción para que lo llamaran podría andar… me convenía más al hecho de que me vieran mostrándome con Karina .  Pensaba en todo eso al cambiarme y me reí cuando vi la cara de asombro de la morocha.  Me observaba con los ojos muy abiertos mientras me ponía el cinturón con los cuchillos, la “Tanto” y la sobaquera con la Beretta… “Tranquila belleza, nunca salgo desprotegido” , -expresé y no dijo nada, sólo sonrió nerviosa-.

Bajamos directamente a la cochera y salimos del hotel sin que nadie notara nuestra ausencia, el camperón de fino cuero que llevaba puesto, no sólo ocultaba todas las armas, sino que contenía en uno de sus bolsillos interiores la tablet activada para “joder” cualquier tipo de cámaras, algo que Karina no sabía ni necesitaba saber.  No le dije nada y puse en el GPS la dirección de la Agencia de Modelos, la morocha me preguntó para adonde íbamos y le dije que primero prefería comenzar con la Agencia.

No dijo nada y cuando llegamos al lugar, ubicado en un barrio como muchos de la ciudad, de casas de una planta, chalets y de edificios de alto junto a otros de dos o tres plantas.  Éste era un edificio de dos plantas el frente de unos diez o doce metros tenía una puerta doble de vidrio y una entrada a una cochera, justo a mitad de cuadra.

Detrás de la puerta había un hall adornado con plantas de interior y sillones, con un escritorio en que se encontraba un grandote de espaldas anchas, parecía un lugar de departamentos muy normal con un custodio en el hall, salvo por las letras -no tan llamativas- en la puerta de entrada que decía “Agencia de Modelos-Fotos-Book-Presentaciones” .

Nos estacionamos de la vereda de enfrente, a unos treinta metros y en diagonal a la entrada. Karina me dijo que ese era uno de los tipos que siempre andaba con el cabecilla.  En el interín arribó un auto de alta gama y directamente encaró para la cochera, entró y el conductor no volvió a salir, lo que evidenciaba una entrada posterior. “Deben tener a algunas chicas trabajando porque este no es horario para la Agencia, lo que no sé es cuantas habrá adentro o si hay más clientes” , -acotó Karina y estuve de acuerdo con ella-.

No tenía razón de ser que la morocha estuviera allí, me molestaría para lo que pensaba hacer y cuando le daba la tarjeta del hotel para que se fuera y me dejara allí, un auto semi deportivo que venía circulando por detrás pues la calle era de una sola mano, dio un par de aceleradas fuertes y se metió en la cochera que yo quería visitar. “Es el auto del dueño de la Agencia” , -casi gritó Karina -, de inmediato el tipo que estaba en el escritorio, se paró y se fue para adentro.

“Ahora te vas a ir, tranquila y manejando con prudencia, tenés que llegar al hotel sin problemas, vas a la cochera y subís por el ascensor directo, entrá y esperá tranquila hasta que regrese” , -le dije con calma pero con voz y gesto que no admitía dudas-.  La escort amagó con hacer algún tipo de pregunta y seguí: “Luego te cuento pero si te quedas acá me vas a molestar” .

No dijo más, salí del auto, bajé a la vereda contraria a la del edificio y caminé una media cuadra hasta la esquina más cercana mientras Karina se iba con el auto.  Eran cerca de las dos de la mañana, casi ni tránsito había en las calles, salvo por la transversal que era una avenida y de paso me fui fijando si en los coches estacionados no había algún otro de custodia.

No vi a nadie más y regresé caminando normalmente y pegado a las paredes de la vereda del edificio que tenía en la mira poniéndome los guantes finos.  Al llegar a la cochera ingresé sin que me vieran, el del escritorio no estaba y si había cámaras estarían anuladas.

La entrada a la cochera pasaba directo a los fondos del edificio y luego de unos veinticinco metros llegué a un claro más iluminado donde se encontraba el auto deportivo y el auto de alta gama, seis o siete lugares restantes para estacionamiento estaban vacíos.

Me acerqué a una puerta que daba paso al interior e imprevistamente ésta se abrió, el tipo alto y flaco que salió se sorprendió al encontrarse conmigo y dudo entré llevarse la mano a la cintura para sacar un arma o lanzarme un golpe, yo no dudé…

El brazo firme y extendido terminaba en un puño cerrado que se estrelló con fuerza en la glotis y cayó sentado de culo tomándose la garganta y tratando de respirar, yo sabía que estaba fuera de combate, no obstante eso, me acerqué para tomarlo del cuello y la torsión forzando con fuerza su cuello generó un ruido seco al romperse las cervicales.  Lo apoyé contra la pared y lo dejé sentado con la cabeza torcida en una posición, digamos que, no lógica…

Tomé un par de llaves que tenía en la otra mano y abrí la puerta después de calzarme la máscara de hule negro.  Me encontré con una especie de cocina y luego desde allí salía un pasillo que tenía varias puertas en sus costados, conté tres de un lado y cuatro del otro, imaginé que serían habitaciones y cuando me disponía a abrir la primera puerta escuché risas de hombres y el llanto de una mujer en uno de los cuartos.

Golpeé la puerta y esperé agachado para que no me vieran por la mirilla, nadie atendió y escuché un gemido de dolor, profundo, como de alguien que lo da con la boca amordazada y volví a golpear más fuerte. “¿Qué pasa?” , gritó una voz chillona desde adentro y enseguida agregó, “anda a fijarte que quiere este boludo y si sigue jodiendo cagalo a trompada” .  Uno de los grandotes abrió la puerta de forma intempestiva para encarar hacia el pasillo y se encontró conmigo agazapado.

La hoja de la “Tanto” le ingresó por debajo de la barbilla y le salió por el medio de la cabeza, el cuchillo de lanzar que llevaba en la otra mano cortó parte de su cuello y cayó cuan largo era golpeando la cabeza contra la pared de enfrente del pasillo.  No iba a tener contemplaciones, una porque no me cabían las contemplaciones y otra porque no sabía con qué me iba a encontrar.

De casualidad alcancé a mantener la espada en mi mano porque el volumen del tipo que caía casi me la arranca de la palma y ya con la puerta abierta arrojé el cuchillo hacia la espalda del tipo desnudo que estaba arrodillado en la cama frente a una chica también desnuda y atada.

El otro grandote amagó con lanzarse encima de mí y la vista de la “Tanto” lo hizo dudar, lo que me dio tiempo a sacar la Beretta y lo apunté pidiendo que se arrodillara.  Lo miró al rubio alto y oxigenado que trataba de atender al veterano que tenía un cuchillo clavado a la altura de los riñones, muy cercano a la columna y obedeció hincándose cerca de la cama.

Escuché que el tipo rubio le decía, “tranquilo papá, tranquilo” al gordo desnudo que se quejaba llorisqueando y se había dejado caer sobre la chica atada, a la cual sólo le pude ver el cabello pelirrojo y que tenía una prenda en la boca.  Guardé la pistola y le puse la espada en el cuello al rubio al que le faltó poco para ponerse a llorar mientras balbuceaba preguntando quien era, que quería y quien me mandaba…

Le arranqué el cuchillo de la espalda al gordo y le pedí al rubio que lo sacara de arriba de la chica, este fue el momento que esperaba el grandote para saltar tratando de sorprenderme.  Lo estaba esperando y eludiendo el primer manotazo bajé con fuerza el filo de la espada en su brazo.

No tuvo tiempo para gritar, primero abrió los ojos asombrado cuando la espada, entrando sesgada, cercenó limpito su antebrazo casi a la altura de la muñeca, instintivamente tomó su antebrazo con la otra mano y quedó con parte de la nuca y el cuello a disposición de mi otro movimiento, la cabeza no llegó a desprenderse por lo voluminoso de su cuello y la mole de su cuerpo cayó a mis pies.

Tuve que dar un salto para evitar que el chorro de sangre me salpicara y con la empuñadura de la “Tanto” golpeé fuerte la frente del rubio para que dejara de chillar como una histérica, quedó grogui sentado y apoyado en una de las paredes.  El gordo se había girado y gritaba preguntando quien era y me amenazaba con gesto de dolor, “¿quién sos hijo de puta?, te voy a mandar a buscar para despellejarte vivo” -decía-…

Muertos los “perros” que los defendían a uno se le había acabado la valentía y el otro no se daba cuenta de que tenía los minutos contados.  Para estar tranquilo corrió la misma suerte que el rubio y quedó desmayado a su lado.

Me ocupé de la chica que me miraba con el miedo reflejado en sus ojos claros y como hasta ahí no había dicho una palabra, me dirigí a ella en inglés, sacando el trapo de su boca.  Ella trataba de explicarme entre sollozos y me pedía que no la matara, le hice señas para que hiciera silencio mirando su cuerpo y sus piernas surcados por golpes propinados por una fusta que había quedado al costado de la cama.

Me quedó claro que la estaban “ablandando” y se la daban a “probar” al que ponía el dinero para el “emprendimiento” .  Le solté una pierna y una mano a la torturada y utilicé las sogas para atarles las manos al padre y al hijo por delante de sus cuerpos.  Mientras tanto la joven se desataba sola con la mano libre y le pregunté fingiendo un español medio “atravesado” , tratando de hacer creer que era un extranjero…

  • ¿Quién verla a usted entrar acá?
  • Nadie señor, nadie me vio, vine hoy a la tarde porque me habían citado para una prueba, entré en una habitación para que me hicieran fotos y me durmieron con un trapo, hasta que me encontré atada.
  • ¿Usted prometer que se va irse sin abrir boca?, -le expresé mientras puteaba en inglés como para que se diera cuenta que eran insultos-.
  • Sí señor, sí, por favor, ni siquiera le vi la cara… -La pobre estaba aterrorizada y vi en un rincón la ropa que traía puesta-.
  • Usted cambiarse y deme documento y dirección de su casa, si habla… , -le hice una seña pasando el dedo sobre mí cuello, esa señal era universal-.

Me daba no sé qué hacerla pasar por eso pero no me quedaba más remedio, me dio los documentos y comenzó a ponerse la ropa, algo que se le dificultaba por los dolores que experimentaba y gemía por esto incluso a punto de derramar lágrimas.  Entonces le pedí que esperara allí y no se moviera, salí para ir a la cocina pensando que debería haber algún botiquín o algún analgésico, no tardé en encontrar uno bastante fuerte y regresé a la habitación, entré justo cuando la chica, ya vestida, gritaba y le daba con un velador en la cabeza al gordo.

Se la rajó y un hilo de sangre corrió por la mejilla, parecía desencajada y eso era una reacción lógica de cuando lo vio moverse y tomó conciencia de lo que le habían hecho, le saqué el velador o lo que quedaba de él de la mano y la empujé sobre la cama, allí quedó llorando y me acerqué al gordo tocándole el cuello, “creo que estar muerto” , -le dije a la chica que me miró con ojos de terror-.  Supe enseguida que estaba desmayado pero eso me aseguraba que se quedara callada.

Con un pañuelo limpié toda huella de la base del velador, le revisé los bolsillos a los dos y me encontré con una buena cantidad de dólares, debía haber cerca de tres mil, quizás más, se los puse en el bolsillo de la campera de la pelirroja y la tomé del brazo, la saqué de allí y la metí en la habitación contigua, “voy a limpiar huella y nos vamos juntos, no te mover de acá y ese dinero ser para vos”“Por favor señor, por favor, no me haga daño” , -repetía y yo no sabía que palabras usar, me reía por dentro, pero la chica estaba tan asustada que se quedó hecha un ovillo sobre la cama chica de esa habitación sin decir nada más.

No obstante eso cerré con llave y regresé dónde los “aspirantes a mafiosos” , allí los desperté a ambos aplicando un par de “pataditas” en los costados, quedaron los dos arrodillados y apoyando las manos atadas sobre la cama.  El rubio me miró y le hablé a ambos…

  • Normalmente ya los hubiera hecho cagar a los dos pero tengo algo que decirles.  El “negocito” de la Agencia de escort les salió para la mierda y esto no tiene que ver con ninguna otra Agencia.  Te cavaste la fosa cuando mandaste a esos gorilas muertos a pegarle a mi amiga y eso no te lo voy a perdonar.
  • No señor, por favor, no fue por nada personal…

Dijo esto juntando las manos como si fuera a rezar, de inmediato sólo le quedaron a la vista las palmas juntas y los pulgares, de los ocho dedos restantes sólo quedaron los muñones sangrantes.  El movimiento había sido veloz y ni tiempo tuvo a sentir dolor, se miró las manos que comenzaban a sangrar y cuando amagó a gritar la “Tanto” le ingresó en la boca y le salió la punta un poco más abajo de la nuca, “no le vas a pegar a nadie más” , -le dije mientras hacía una pequeña torsión con la hoja y cortaba la primer vertebra de la columna-.

“Noooooo” , fue lo único que atinó a decir el padre del imbécil pero se calló enseguida cuando el filo se apoyó en su cuello, al retirarlo para limpiar la hoja y guardar la espada, tal como ya había hecho con el cuchillo utilizado anteriormente, se lanzó a decir que él tenía dinero, que lo dejara vivir, que se habían equivocado y ya no dejé que hablara más, lo tomé de los pelos levantándole la cara y lo golpeé sin dudar hundiendo mi dedo medio en el huequito del cuello que se nota debajo de la nuez de Adán.

Hay que tener precisión con esto y yo la tenía, sabía bien que por más que el contrincante tuviera un cuello de toro y cargado de músculos, al hundir el dedo con fuerza en ese lugar, se producía la desconexión de la tráquea.  El afectado tenía unos dos minutos para tomarla con los dedos y colocarla en su lugar, algo muy difícil de hacer cuando te falta el aire y como, en este caso, cuando las manos están atadas, es harto complicado de lograr.  Lo miré al “capitalista del emprendimiento fallido” cuando boqueaba desesperado como un pez sacado del agua y se ponía de un color azul-morado.

Luego saqué la tablet del bolsillo, controlé que no hubiera cámaras encendidas y ni siquiera había cámaras, busqué los celulares de los muertos y no encontré en ellos videos de la chica pelirroja, si de algunas otras desgraciadas pero por eso no me preocupé y los dejé allí, lo que sí borré fueron los números de todos los contactos y las llamadas recibidas y efectuadas, (no sabía cómo se llamaba el barman del hotel) aunque no lo hice sólo del visor, las borré de la memoria del teléfono, algo sacarían pero les sería más difícil.

Abrí la puerta de la habitación de la chica, enseguida me preguntó qué pasaría con ella, el miedo era evidente y le dije que la llevaría a la casa, para eso había tomado las llaves del auto de alta gama que, seguramente, sería del empresario.  Siempre hablando como si fuera un yanqui que no podía pronunciar bien algunas palabras y deslizando algunas otras en inglés, le dije que cerrara la boca, que el golpe que le había dado al gordo sólo lo había desmayado pero que ninguno de ellos la podría volver a lastimar.

Le dije también que si hablaba se metería en un lío enorme que era mejor obviar, “disfrutar de ese dinero y entrar al auto sin tocar ninguna superficie, las manos sobre piernas” , le abrí la puerta del auto y se sentó dura y derecha con las manos sobre los muslos, yo no me saqué la máscara en ningún momento, eso lo haría cuando la pelirroja se bajara del auto y para eso me ayudaban los vidrios polarizados del mismo.

Eran como las cuatro de la mañana y para distenderla le pedí que contara con quien vivía, allí se lanzó a hablar hasta por los codos pero sin mover las manos, que estudiaba el primer año de la Facultad, que vivía con sus padres, que había pensado que podría hacer una carrera como modelo, que se iba a buscar un trabajo y que se iba a olvidar de todo lo que había pasado toda esa tarde-noche.

La casa quedaba como a veinte minutos y llegamos rápido, no sabía cómo agradecerme y le pedí que ya no hablara más, me estiré para abrirle la puerta y la cerró dando un caderazo.  Me fui rápido de allí aunque sin hacer ninguna locura pero el alivio que sentí cuando me saqué la máscara era inenarrable, estaba fresco pero tenía la cara empapada de la transpiración.

Manejé tranquilo y cuando entré en las primeras calles del microcentro de la ciudad busqué alguna calle transversal a alguna avenida y dejé el auto entre otros estacionados en la calle, las llaves quedaron allí y caminé hasta la avenida más concurrida a tomar el primer taxi que encontré para que me llevara hasta el hotel, llegamos rápido, ingresé por la cochera y subí hasta el piso de mi suite.

Me sentía bien porque Sol había sido vengada, porque, aunque ni el nombre sabía, la hice zafar a la chica pelirroja, de vaya uno a saber que destino de mierda y porque seguramente Karina me daría una buena bienvenida, por más que en ese momento no estaba para tirar manteca al techo.  Por lo demás, por los muertos en sí, ni problema que me hacía, a mi entender, ellos habían elegido caminar por el borde del precipicio y yo sólo les había dado un empujoncito, no dejaban de ser algunos “malos” menos.

Di un par de golpes suaves con los nudillos y escuché el roce de sus pies desnudos cuando se acercó a la puerta y se detuvo para mirar por la mirilla, me abrió nerviosa y no sabía si reír o llorar, se abrazaba a mí mientras yo guardaba las armas en el placard.

  • ¿Qué pasóCarlos, estás bien?, ¿los encontraste a todos adentro?, contame por favor, no sabés, estoy alterada.
  • No preguntes, lo único que te voy a decir es que no volverán a ser molestadas, pasaron a mejor vida y Sol está vengada, ahora me voy a bañar antes de que me dé un infarto , -le dije mirándola vestida solamente con una exigua tanga que te “volaba las tejas” y con las tetas perfectas de pezones endurecidos al aire como si fuera de lo más normal-.
  • Yo te baño, dejame que te bañe, no te pregunto más nada, sos nuestro héroe, cogeme a gusto, ¡ay por Dios! no sé lo que digo, pedime lo que quieras, esperá que te preparo la bañera…
  • Pará, pará Karina, “bajá un cambio”, con una ducha me alcanza…
  • Sí, sí, está bien, no te imaginás el miedo que tenía desde esta mañana y con Sol hecha “polvo” en una cama de hospital, después esperarte acá me desquició.
  • Ya está, ya fue, ahora ni hablar, ya te enterarás mañana por las noticias, lo que no va a salir en ningún lado es que los encontré castigando y violando a una chica que quería ser modelo, si ya iba mal por lo de Sol, hacete una idea de cómo me cayó esto.
  • ¿Qué pasó con esa chica?
  • El del coche lujoso que vimos, resultó ser el padre del rubio, ese la estaba violando cuando entré, después de todo, la desaté, se cambió, le di el dinero que tenían esos dos y la lleve a la casa en el auto del empresario que tiré por allí.
  • ¿Y la cara?, ¿cómo vas a hacer si te vio la cara?
  • No me la vio, en ningún momento me saqué esto , -le dije mostrándole la máscara que tenía que lavar- Mi problema ahora sos vos que sabés demasiado.
  • Olvidate, yo no puedo declarar en tu contra, jajaja, desde hoy soy tu mujer, tu hembra, tu amante, tu puta, toda, toda tuya para lo que quieras y cuando quieras y Sol también, -me lo decía convencida mientras ayudaba para sacarme la ropa-.

Se metió en el baño y la seguí para darme la ducha que deseaba, ella iba delante y sus nalgas descubiertas parecían un llamador, el ariete quería cobrar vida pero la calma después de la adrenalina y el estrés me comenzaban a pasar factura y si me ponía a “jugar” con Karina , ese “juego” podía llegar a ser mortal.

Yo conocía mi cuerpo y sabía que no estaba para “chiches” quizás hubiese podido “cumplir” pero la morocha símil de la venezolana merecía disfrutar y hacerme disfrutar en un mejor nivel, lo único que me entraba en la cabeza era saber que quería ducharme, quedarme unos cinco minutos debajo del agua para poner la mente en blanco y “desmayarme” , por lo menos por un par de horas, sobre las sábanas.

  • Karina, cielo, no te enojes, prepárame medio whisky, me voy a bañar rápido, dame diez o quince minutos y luego necesito dormir, no creas que estoy acostumbrado a lo de esta noche.
  • Lo que vos estás deseando son como órdenes para mí, te espero con la copa preparada.

Me gustó porque aunque seguro tenía miles de interrogantes, no preguntó más y se dedicó a que yo lo pasara bien.  Me senté en la cama para tomar el whisky que me dio y le volví a notar esa mirada de deseo que había notado fugazmente cuando me había ayudado a sacar la ropa, de todos modos es como que ya no quise pensar y terminada mi copa apoyé la cabeza en la almohada, apenas si sentí que Karina me abrazaba pasando un brazo por encima de mí pecho.

Continuará…

GUILLEOS1 agradece comentarios y valoraciones.