Aplicando justicia (10)

Armé un lío tremendo con los narcos y las chicas reciben algunos beneficios.

LIMPIEZA Y REGALOS.

Vinieron dos, corriendo y sin tomar ningún tipo de precaución entraron a la casa, se pararon a mirar al, supuestamente mayordomo, que yacía tirado aún en el sofá y allí fue donde el que portaba el revólver magnum recibió dos balazos sucesivos, uno en el pecho y otro en la cabeza, cayó dando una voltereta pero el otro reaccionó rápido y disparó dos veces con su pistola hacia dónde, presumiblemente, estaba yo.

Ya me había corrido y me quedó de costado, un disparó ingreso por debajo de su brazo levantado y el otro le llevó media cara, todavía estaba vivo cuando me oculté para recibir al que venía corriendo por los disparos que había escuchado.  No lo dejé llegar a la puerta, los disparos en el pecho lo frenaron de golpe y le hicieron dar un giro grotesco hacia atrás.

Allí quedó, sabía que no era necesario mirar y me dirigí al portón de la entrada, por la mirilla vi al coche policial y a los dos policías que parecían dormitar en su interior.  Tenía que llamar su atención y contaba con que no se atropellarían para transponer el portón dándome tiempo para volver a salir por el lugar por donde había entrado.

Destrabé la puerta sin abrirla, tomé la M.10 que había recogido del último custodio abatido y asomando el pequeño cañón por una de las troneras, le vacié el cargador en la parte del baúl del auto.  No esperé el resultado y corrí a toda velocidad hacia la casa.  La atravesé por su interior y salí por la zona de la piscina, tiré la pistola al agua y seguí hasta ubicar la casa de los caseros.  Por medio de las construcciones más pequeñas y el techo, enseguida estuve sobre el muro, me descolgué despacio, me saqué la máscara que parecía estar ahogándome y me fui caminando para el lado de la playa, escuchando a lo lejos las sirenas policiales.

No había sido tan “ninja” la cosa pero me di por conforme, caminé tranquilo dando un rodeo enorme y llegué a mi casa como si viniera en el mismo sentido a un par de vehículos policiales que pasaron “en el aire” con la sirena desbocada.  Dejé la tablet sobre la mesa del comedor y fui a guardar los cuchillos y la mochila al lugar del placard que cerraba con llave.  El dinero que tenía en los bolsillos del pantalón bermudas, que eran cinco fajos, quedó en el cajón de la mesa de noche.  Después me desnudé y me metí en la pileta, eso me relajaba a la par que el cloro eliminaba todo posible trazo de pólvora de manos y brazos.

Me descubrí tranquilo y, a mi modo de entender, aunque sabía que no eliminaría el “negocio” , generaba un cierto descontrol y seguramente varios muertos más en una y otra facción.  Después de un rato escuchando ruidos de gritos y sirenas de ambulancias, salí del agua y envolviéndome en una toalla, me asomé a mirar el maremágnum de luces rojas y azules que se había desatado a casi doscientos metros de mi casa y pensé que los vecinos aledaños no dormirían esa noche.

Al entrar nuevamente a la casa me dio hambre y me atosigué con queso y fiambres en trozos, en lo que nosotros llamamos “una picada” , una copa de un buen vino tinto y algo de música romántica bajada del YouTube la terminó de completar.  Recién en ese momento me puse a pensar que no me molestaría pasar un buen rato con Andrea y sus sobrinas, aunque sabía también que cuando me tirara en la cama se cerraría el círculo de ese día agitado y dormiría como un lirón.

Fue lo que sucedió, apenas recuerdo haberme estirado en la cama y me sorprendió escuchar la voz de Valentina aunque no hablaba conmigo, estaba en la cocina con Andrea y me preparaba el desayuno.  Me levanté, me puse las zapatillas y el pantalón bermuda y fui para la cocina.  Aparecí ante las dos y Andrea no me dejó hablar, me abrazó por el cuello y me partió la boca como si quisiera devorármela, de paso, no perdió oportunidad para refregarme el pubis sobre mi pierna y las tetas en mi torso.

Valentina se reía por la efusividad de la tía y ésta no dejaba de repetir con la voz semi quebrada, “gracias, gracias Carlos , gracias” .  La aparté como pude y le contesté:

  • Buenos días a las dos, otro recibimiento así y me ponen en órbita.  No tenés nada que agradecerme pero estuve pensando en hacer una salvedad con ese local.
  • Vos dirás Carlos , estoy tan feliz que te acepto lo que quieras.
  • El tema es así, yo te voy a dar el dinero para que compres las mercaderías que necesitás y quizás un poco más pero… vas a tener que compartir el negocio.
  • Me parece lógico, vos serías el socio capitalista, eso ya lo pensé.
  • No, yo no tengo nada que ver con eso, de hecho en un tiempo me voy a ir y, sinceramente, no sé cuándo voy a regresar a la isla, lo que sucede es que no quiero que Valentina vuelva a limpiar casas de turistas.  El asunto es que la sociedad la lleven a cabo entre ustedes dos porque Abigail ya tiene su propio negocio.

Valentina se llevó la mano a la boca para ahogar el grito de alegría y se dejó caer sobre una de las sillas abriendo los ojos asombrada…  Enseguida habló Andrea

  • Eso sería fantástico, aunque tendríamos una ventaja enorme respecto a Abigail , el local no es de ella, alquila allí y le resulta bastante caro mantenerlo, tendríamos que compartir el negocio entre las tres y si es como imagino, nos daría un buen dividendo para poder vivir mucho mejor.
  • Eso se puede ver después, cuéntenme ahora que hicieron anoche, ¿cómo festejaron?
  • Fuimos a cenar a un lugar al que normalmente no iríamos y después a tomar una copa a una confitería, lo pasamos genial, hasta que nos tuvimos que ir porque hubo un par de tipos que se pusieron cargosos y como hay uno sólo que nos interesa quedaron haciendo señas, -contó Valentina -.
  • Bueno ¿y ahora que piensan hacer? , -pregunté sin hacer alusión a su comentario-.
  • Yo traje el coche después de dejar a Abigail en el negocio y tenemos que ir a buscar las llaves del local para ver las mejoras, eso ahora lo vamos a tener que decidir las dos, -explicó Andrea abrazando a la sobrina-.
  • ¿Tenés un detalle o un importe final para el tema de las mercaderías que tenés que comprar?

Buscó en una pequeña mochila y me entregó un papel con un detalle de mercaderías al que no le di mayor bola y donde figuraba el importe de las mismas.

  • Me parece que si comenzás con una mentalidad de “chiquitaje”, el negocio no va a prosperar, ¿estás segura que pusiste aquí todas las mercaderías que necesitarías?...
  • No, faltan muchas de ellas pero yo no puedo ayudarte en nada y pensé que comprando lo necesario podríamos ir agrandando a medida que se fuera vendiendo.
  • Eso no es lo que te pedí, a mí no me sobra el dinero pero el que tengo me alcanza y sobra para vivir más que bien, quiero ayudarlas pero ustedes tienen que poner un negocio de “rompe y raja”, un negocio donde el turista se enloquezca mirando y se desespere por comprar.
  • Te entiendo -dijo Andrea - pero para eso hay que invertir casi treinta mil dólares y además hay que ponerle estanterías y muestrarios al local, armar vidrieras, se torna inalcanzable para nosotras.
  • Vamos a hacer algo mejor, si me quedo acá con ustedes voy a terminar por llevarlas a la cama y no vamos a poder hacer nada más…“Nos anotamos las dos” , -dijo Valentina riendo a viva voz-. Luego vemos, vamos al local y dedicamos todo el día a las compras necesarias.

Los pezones de tía y sobrina estaban a punto de estallar y a mí me faltaba muy poco para mandar todo al cuerno cuando dije esto pero las apuré y nos subimos al coche luego de que tomara la mochila, la vaciara del dinero y la cargara con los “suplementos” que iba a necesitar, tablet incluida.  Retiramos la llave en el lugar fijado y nos fuimos al local, una vez allí, charlaron ellas dos y Andrea llamó a un carpintero que se ocuparía de las estanterías y los mostradores exhibidores, así como de otros muebles que estimaron convenientes.

Le pagué el 50% del total indicándole que los quería “para ayer” y me prometió que estarían a la brevedad, no más de tres días.  Mientras ellos conversaban yo me puse a mirar el local que era aledaño al de las chicas, luego de que el carpintero se fuera les dije que se fueran a comprar la mercadería que pudieran traer e hicieran los pedidos para otras más, “¿cuánto podemos gastar?” , -preguntó Andrea -.

Yo saqué veinte mil dólares de la mochila y se los di diciéndole a ambas: “Traigan lo que puedan por este importe o gasten la mitad en efectivo y el resto se lo dejan a cuenta de otros pedidos que resten, yo las dejo porque tengo otras cosas que hacer, lleven el auto, me arreglo con un taxi y no se priven al comprar, todavía tengo un resto” .

Hasta allí aguantó Andrea y se contagió Valentina , una se puso a llorar como una Magdalena sentada en uno de los rincones del local vacío y Valentina que la quiso consolar sucumbió ante esas lágrimas en que se mezclaba la alegría por lo que tendrían y las angustias por lo que habían tenido que sobrellevar.  No me quise meter ni opinar, sólo las dejé abrazadas y me limité a salir, caminar hasta un barcito y comprar un par de botellitas de agua mineral que le llevé a cada una…

  • Esto es algo que nunca te podremos pagar Carlos , -dijo Valentina dándome un abrazo-.
  • Yo no les pedí pago alguno y si hubiera pensado que no lo merecían, no hubiera movido un pelo, tienen una posibilidad y ahora todo depende de ustedes.
  • Queremos ser tuyas para siempre, -dijo Andrea -.
  • No seas tonta, vos menos que menos, no podés hablar porque todavía “nones”…  Yo me conformo con saber que si vuelvo a la isla me van a recibir más que bien.

No dejé que me contestaran y les pedí que no perdieran tiempo en ir a comprar las cosas que necesitarían, yo salí a tomarme un taxi y me fui a la inmobiliaria de Abigail , se alegró de verme y no se privó de besarme con ganas, después me preguntó…

  • ¿Qué pasó, algún problema con las llaves?
  • No mi cielo, ningún problema, vine porque necesito estar un rato dentro de ti, parece como que tu culito me estuviera llamando.
  • ¡ Carlos , sos un loco terrible!, esperá que cierro la puerta y pongo el cartelito de “ya regreso” , -fue y volvió rápido-, ahora sí, hace uso y abuso de mi culito, a él le encanta, -dijo apoyándose en el escritorio con el vestido levantado hasta la cintura y las nalgas a la vista, sólo surcadas por la tirita de la tanga-.

Me arrodillé detrás de sus nalgas, lo sentía como una forma de rendirle admiración y pleitesía a ese culo de ensueño y pensando también que lo gozaba por duplicado porque Valentina lo tenía muy parecido, se me cruzó por la mente que esa noche tendría a mí merced a un triplicado porque me pensaba encular a Andrea .  Sin más y con esas imágenes flotando entre mis neuronas deposité mi boca en el agujerito palpitante y no sólo allí, mi lengua recorría todas las intimidades de Abigail que no se aguantó y pidió en voz alta:

  • ¡Por Dios Carlos , como me calentás!, meté la verga dónde sea pero metela ya porque me estoy derritiendo.
  • Vos lo pediste mi cielo, es toda tuya.

A pesar de desear con ganas a ese culo majestuoso, preferí comenzar por la vagina y entré de una y sin detenerme, no fue brusco pero la morocha gritó sin contenerse al sentir como se le abrían las carnes de su intimidad, eso me encantó pero no duró mucho el grito, enseguida comenzó a moverse gimiendo y disfrutando de mis entradas y salidas.  Esperé a su orgasmo y en la mitad del mismo cambié de agujero, ella se dio cuenta y trató de relajarse, no hubo caso, volvió a gritar cuando me perdí en esa sedosidad.  Ni tiempo a ser sádico me dio porque junto con sus movimientos me habló levantando la voz:

  • Me encanta como me hacés la cola, dame más, entrá más fuerte, tu verga me desespera, todo lo tuyo me enloquece, no me aguanto, no me aguanto, tomaaaa, -me gritó entregándome un orgasmo fenomenal al que tuve que acompañar llenando sus tripas de leche-.

Esperé a salir despacio mientras ella seguía moviéndose, luego giró rápido el cuerpo y se agachó para limpiar mi glande con el excedente de leche que me quedaba, “qué “polvo” divino, da gusto comenzar así la mañana, mi tía estaba con muchas ganas de que la cogieras, pensé que estarías con ellas dos” , -expresó con una sonrisa cómplice-.  Me limité a contestarle, “por un lado tenía ganas de tu culo, lo de Andrea puede quedar para esta noche, eso si se quiere quedar sola en casa y por otro lado, quería hablar con vos para preguntarte algo” …  Me miró interrogándome y me contestó que le preguntara lo que quisiera.

Le pedí que llamara a la inmobiliaria que se ocupaba de la venta de los locales y averiguara cuanto salía el que estaba al lado del que había comprado para la tía…

  • Dale, ya les preguntó, ¿pensás poner algún negocio allí?
  • Sí, pero después te digo, por ahora preguntá el precio.

Lo hizo y me anotó el importe en un papel, le daban otros datos por teléfono y le pregunté al oído si le gustaba, “me encanta” contestó escribiendo y mirándome sin entender lo que quería hacer, entonces le pedí que avisara que en un momento volvía a llamar.  Colgó y me volvió a mirar…

  • ¿Te gustaría poner una inmobiliaria allí?
  • ¡Por Dios Carlos , sí, sí, me encantaría!...  ¿Me lo estás diciendo en serio?...
  • Bueno, no des más vueltas, pasales los datos de mi tarjeta y dale tus datos, va todo a nombre tuyo, luego vemos lo que haga falta para dejarlo hecho un “chiche”.

Abigail no reaccionaba, se apoyó en el respaldo de la silla y me miraba con la boca abierta y los ojos dilatados por la sorpresa.  No podía hablar y los ojos se le llenaban de lágrimas…

  • No lo puedo creer, es imposible, no puede ser, primero mi tía, ahora yo… -Lo expresaba como en una letanía acongojada-.
  • Lo de tu tía no será sólo para ella, tendrá que compartirlo con Valentina como socia, tu hermana no podía quedar a un costado y yo no quiero que trabaje más como sirvienta de nadie .
  • Mi tía no sé pero mi hermana y yo seremos tus siervas por siempre, dame verga mi hombre, haceme la cola de nuevo, estoy muy excitada, sorprendida, necesitada, ¡ayy, por Dios, no sé ni lo que digo!...
  • Por ahora nada, llamá y cerrá el trato, aboná los gastos y quedate con la comisión que te corresponde, no sé si te van a dar la llave pero activá todo que tenemos que ir a comprar otro escritorio y otras cosas que puedas necesitar.

Arregló las cosas por teléfono, abonó todo con la tarjeta y como era colega y los importes se acreditaron en el acto, le dijeron que podía ir a retirar la llave.  Había hecho un gasto importante y me sentía bien por ellas, por otro lado, ni siquiera afectaba a mi capital anterior, mi raid “justiciero” de la noche anterior me había dejado “ganancias” inesperadas que no pensaba “blanquear” todavía, por eso es que hacía los pagos con mi tarjeta, en un “supuesto” , nadie podría decir que ese dinero utilizado no era anterior al sustraído.

Abigail cerró la oficina y se fue con la moto a retirar las llaves y a firmar algunos papeles, yo tomé un taxi y notando que había una actividad inusual de efectivos policiales, le pregunté al taxista si sabía lo que sucedía porque yo veía muchos más policías en la calle, “están terribles y alborotados, mi cuñado es policía y me comentó esta mañana que anoche hubo un asesinato en masa de varios miembros de una banda de las que venden drogas, hasta al jefe mataron, parece que encontraron mucha droga y puede haber una guerra con otra banda, por eso están todos alertas, se corre el rumor que hasta el Gobernador está alterado, esto no es bien mirado desde el Gobierno central, por las dudas, no se desprenda de los documentos porque en cualquier momento se los pueden pedir” .

Comenté que no tendría mayores problemas porque andaba siempre con el pasaporte encima, que de drogas no entendía nada y que pensaba pasar mi estadía en paz.  Al llegar a los locales lo hice antes que las chicas y como se veía a bastante gente que se acercaba a la playa y me fui a tomar un jugo de frutas en un negocito cercano a la entrada de la playa, me ofrecieron allí un “Aruba Ariba” que resultó ser un cóctel con jugo de varias frutas y un poco de Coecoei , un licor originario de Aruba .  Era delicioso y me propuse degustarlo mientras miraba pasar culos y tetas de turistas desinhibidas procedentes de distintas partes del Mundo.

El muchacho que atendía el lugar se sonrió mirándome y me dijo: “Se ven mujeres hermosas para regalar, ¿no?”“Es verdad, -le contesté- pero las “mías” no me dejan alternar con ninguna otra, cuando no me acapara una, lo hace la otra, es todo un drama muchacho, recién me les pude escapar un rato, -dije sonriendo-  El barman me miró como diciendo “eres un fantasma” y yo lancé una carcajada porque me sentía regocijado del modo en que lo estaba pasando en Aruba .

Tras cartón me llamó Abigail para decirme que estaban las tres en los locales, locas de contentas y que ya tenía las llaves.  Le avisé donde estaba y les pedí que vinieran para tomar algo. “¿Ve lo que pasa amigo?, no me puedo deshacer de esas tres brujas y me van a terminar “secando” jajaja” …  él acompañó mis risas con una mirada condescendiente, acostumbrado quizás a que algún turista se acercara a contar cualquier “sarasa” .  El pobre casi se cae de culo cuando las tres me rodearon, me abrazaron y no se cortaron para “comerme” la boca a la vista del muchacho y de todo el que pasaba.

Cada una pidió su cóctel y como no se quedaban quietas con los mimos y los besos, el muchacho, riéndose me dijo: “Tenía usted razón pero no sé si envidiarlo o que me dé un tantito de pena, jajaja” …  Le contesté en el mismo tono… “Pena muchacho es para dar pena, es como te dije, no puedo mirar a otras me tienen acaparado, jajaja” …  Las chicas se dieron cuenta de cómo venía la mano a nivel de jarana y entraron al ruedo haciendo bromas con el barman y un par de chicas que se acercaron a consumir unos tragos.

Finalmente, con Andrea y Abigail tomándome de los brazos, nos volvimos para los locales y allí adentro hablaban las tres juntas, no sé cómo se entendían pero no me dejaban meter un bocadillo, hasta que me aparté y me senté en el suelo esperando que terminaran con su conversación desbordante de alegría.  Fue Valentina la que se acercó a besarme y a preguntarme que sentía y si estaba enojado… “No mi cielo no estoy enojado, al contrario estoy feliz de verlas a ustedes tan felices pero hay que sacar un poco el pie del acelerador y ver qué es lo que falta y cómo podemos aprovechar lo que queda del día” .

Enseguida se acercaron las otras dos y nos pusimos a repasar lo que faltaría comprar porque también había que ver qué era lo que necesitaba Abigail para armar una inmobiliaria de cierto nivel, en definitiva, computadoras, exhibidoras para las vidrieras, un armario-archivero nuevo, un escritorio más grande, sillas o sillones para los clientes y alguna que otra mercadería más para el negocio de suvenir. Andrea pidió pizzas por medio de un delívery y mientras comíamos repasamos todo y delineamos los costos de lo que había que comprar.

Yo notaba que los precios de los productos eran muy inferiores a los que se barajaban en mi país y me di cuenta que los impuestos estatales despanzurraban a los comerciantes y ni hablar de los malabares de los clientes para comprar lo que deseaban.  Algo que noté es que en la isla no había pago en cuotas y el sueldo mínimo de un trabajador oscilaba en los 1.000 dólares, no era fortuna pero era un ingreso respetable que les permitía moverse bastante bien.

A Andrea le había sobrado dinero de las compras y luego de ayudarlas con toda la carga que trajo una camioneta de la empresa donde habían comprado y acomodar la misma en el piso, las reunía a las tres.

  • Chicas, faltaría contratar a un buen electricista y ya por hoy no quiero que trabajen más, no hay mucho que puedan hacer y les voy a proponer algo.
  • Decinos Carlos , yo me ocupo luego del electricista y las lámparas, -dijo Andrea -.
  • Por lo pronto quiero que tengan este dinero, van a completar las compras de mercaderías y las compras para la inmobiliaria, -les di otros veinte mil dólares-. No quiero que me digan si sobró o no, sí que me avisen si falta algo, no quiero que les falte nada, esto otro es para uso “personal” y se lo reparten, yo me voy a ir a casa a dormir una buena siesta y ustedes se van a comprar ropa, sandalias, zapatillas, pretendo que estén impecables.
  • Pero, pero, Carlos , nos estás dando un montón de dinero, no creo que sea necesario, -expresó Abigail -.
  • Jajaja, ¡no me jodan!, como si no supieran que hacer con dinero para gastar en ustedes, tomen de allí 3.000 para cada una, todo lo demás es para los negocios, además tengo otra cosa que decirles y no sé cómo lo van a tomar.
  • Todo lo que venga de vos no será nunca mal tomado, di lo que tengas que decir , -dijo Valentina anticipándose a las otras-.
  • Bien, ustedes van a estar muy ocupadas poniendo en marcha todo esto pero a mí me cuesta estar solo y necesitaría que se repartan un día cada una para estar conmigo, para pasear, para charlar, para, para… ustedes me entienden, como si fuéramos una pareja.  Me gustaría que esta noche Andrea se quedara conmigo y no tiene que ver con ningún “pago en especias”, están en su derecho a negarse.
  • ¡Estás loco!, cualquiera de nosotras va a ser tu pareja acorde a los días que vamos a sortear y te aseguro que será como una pareja de luna de miel, espero que estés preparado, jajaja, -eso lo dijo Abigail riendo con carcajadas y las demás la apoyaron en esto-.

Me fui para mi casa, con ganas de dormir una buena siesta y más que satisfecho, no sólo por lo que habían recibido las chicas sino por lo que podía recibir yo de ellas en lo que me quedara de permanecer en Aruba .  Me tiré en la cama pensando en cómo vendría vestida Andrea pero más entusiasmado aún porque me la imaginaba pataleando y gozando con su maravilloso y veterano culo ensartado.

Continuará…

Por favor, valoren y comenten.

GUILLEOS1se los agradece.