Apetencias

Entre la fantasía y la realidad... mucho jugueteo sexual.

APETENCIAS

"Quiero besarte, comerme tu saliva, rozar con mi lengua juguetona el contorno de tus dientes perfectos, perderme en tu boca ávida de lascivia, ofrecerte besos profundos que te roben la respiración, someterte al ritmo de mis labios rojos de carmín

Quiero desnudarte, embriagarme de tu cuerpo firme y turbador, olerte, aspirar el aroma de tu hombría, y el sudor de tu deseo, recorrer con la mirada la geografía perfecta de tu pecho terso, de tu culo joven, de tus piernas robustas.

Quiero morderte, lamer tu cuello, acariciar tus pezones oscuros y traviesos, besuquear cada milímetro de tu piel morena, despacio, succionarte hasta dejar en tus carnes prietas la huella de mi pasión, abandonar las manos en las delicias de tu vientre duro y bien trabajado en el gimnasio.

Quiero tocar tus nalgas, dos rocas desafiantes, besar tu culo divino antes de introducir, con un puntito de fuerza, un dedo enjabonado dentro de tu agujero virgen, atrapar con mi boca perversa tu pene enhiesto, saborear la dureza de tu miembro erecto, enloquecer con tus jadeos entrecortados.

Quiero comerte la polla, toda, entera, mamártela hasta que alcances los límites del placer, presionar la cabecita, arrogante, cuando estés a punto de correrte, impedirlo durante un segundo, sentir tus gemidos salvajes, chupar más, meter el dedito un poco más adentro, más arriba en tu cavidad oscura e inexplorada, tragarme tu falo más y más, hasta llegar a atragantarme con tu vaina embravecida, mamar y mamar… hasta que te vacíes en un estallido bestial, y me inundes con tu leche cálida y pegajosa.

Quiero follarte, rápido, lento, arriba, abajo, en cuclillas, quiero follarte hasta la extenuación, que me folles, que me penetres con agresividad, y también con dulzura, follarnos los dos en una entrega brutal."

Escribí todo esto en una hojita de color rosa, la metí en un sobre y… me mentí a mí misma para llegar a convencerme de que en efecto la echaba al buzón. En realidad, nunca envié esa carta, y el objeto de mi deseo quizá nunca supo que lo era. Ya hace meses que no le veo, ya no se pasa nunca por la universidad, quizá ha regresado a Sevilla. Pero, a veces, cuando me masturbo en la intimidad de mi cuarto, me excita imaginar que lo beso, lo muerdo, lo acaricio, lo lamo, lo penetro con el dedo, lo mamo, lo como, lo bebo