Any, Pedro y Luis
Una mujer muy sensual, muy caliente, recibe la visita de un policía vecino al que acababa de conocer, justo después de pegarse un buen polvo con su compañero de piso. Y por qué no terminar enredados en un tórrido trío...
Hola mi nombre es Any voy a contaros una historia que me sucedió hace unos meses. Yo trabajo en un gabinete de abogados, soy pasante, tengo 35 años, un día tenía que ir a visitar a un cliente que vivía a las afueras. Cogí mi coche y cuando quise darme cuenta, vi como un policía en una moto me indicaba que parase, creo que tienen mucho morbo algunos policías con esos pantalones estrechos y esas botas altas.
No me había dado cuenta pero conducía muy deprisa, vi como el agente se acercaba a mí, era un hombre muy atractivo, moreno, cuando se acercó a mi ventanilla pude ver los rasgos de su cara, labios grandes y unos ojos negros como la noche.
Me pidió la documentación, hacia mucho calor, llevaba una mini falda que al estar sentada se veían mis piernas largas, bronceadas, supongo que también podría ver mis pechos, al entrar en el coche me había quitado toda ropa que por mi trabajo tengo que ponerme para quedarme en una camiseta muy ceñida. Por no llevar no llevaba sujetador. Se me marcaban los pezones.
Al mirar mi documentación me dijo: vive usted aquí, asentí con la cabeza, pues yo también, qué casualidad. Resultó ser un vecino. Me dijo que continuara, así que me fui hacer mis asuntos.
Al llegar a casa me fui a la cocina a tomar una cerveza, me gusta beberla directamente de la botella, ese sabor amargo, cuando unas manos tocaron mis pechos, bajaron poco a poco había mis piernas, era Pedro, nos conocíamos hace más de dos años, sólo llevaba unos calzoncillos blancos, que resaltaban su dorada piel, trabaja como profesor de deportes así que tiene un cuerpo musculoso. Puse las manos sobre la encimera, mientras él por detrás me quitaba la camisa y la camiseta que llevaba, me besaba por la nunca, notando su torso sobre mi espalda, me bajó la falda, llevaba una pequeñas bragas de color negro, que las dejó para otro momento, me tocaba los pezones retorciéndomelos, bajando poco a poco hacia mi culo.
Tiró de las bragas haciendo que se metieran por dentro de mi culo y al mismo tiempo producían un masaje en mi coño. Se arrodilló comenzando a chupar, llegando desde mi coño al culo, moviendo las bragas, sentí que mis piernas me templaban preludio de que pronto se produciría el orgasmo. Me quitó las bragas y me la metió por detrás, era fascinante sentir toda aquella carne dentro de mí cómo se movía, encima de la encimera, con los pechos aplastados, me tenía inmovilizada, tengo una melena rubia larga que suelo llevar cogida, la soltó para poder cogerme del pelo, me daba tan fuerte, tan fuerte.
Me sentó de un golpe en el suelo, y terminó de correrse en mi boca. Sinceramente es algo que no me gusta mucho pero sé que a él le gusta entonces se lo consiento, me gusta tanto verle disfrutar.
Eran ya las 10 de noche, acaba de darme un baño, cuando el timbre se oyó en la puerta, era mi agente sin el traje de policía que le sentaba tan bien. Se llamaba Luis. Estuvimos charlando un rato, pero se veía que él no venía por eso. En mi cuerpo mojado se pegaba la bata de algodón blanca que llevaba puesta y que en vez en cuando se soltaba para que sé me vieran mis piernas, poco a poco veía cómo él se ponía. No podía apartar la mirada de mis pechos, lo que hacía que mis pezones se endurecieran más. Yo sabía que Pedro estaba observando así que decidí pasar a la acción. Era la primera vez que me veía con otro hombre, conociéndole suponía que le volvería loco.
Él estaba sentado en un pequeño sofá, acercándome despacio ya sabía para que me acercara. Veía lo nervioso que se ponía, cómo le temblaba la voz. Arrodillándome tan cerca como pude, notaba su respiración dulce sobre mi cara, puse mis labios sobre los suyos notando como su lengua quería hundirse en mi boca, sus manos fueron a mis hombros donde deslizaron la bata cayendo y poniendo al descubierto mis pechos. Él los mira y con la punta de sus dedos los toca, enseguida se pusieron duros, él los besa con ternura, con deleite.
Deslicé mis manos hacia sus pantalones, habiendo la cremallera, para descubrir que tenía la polla más grande que jamás había visto, así que acerqué mis labios a ella, para chuparla, empecé poco a poco, primero con pequeños toques, para pasar a chuparla todo lo que podía, pues me costaba abrir tanto la boca, entonces comencé a pasar mi lengua por ella de abajo hacia arriba, glotonamente, una, otra vez y cada vez más deprisa, entonces él me agarró tumbándome sobre el sofá, puede ver cómo Pedro estaba mirando, eso me hizo correrme, se quitó toda ropa, pude ver un cuerpo estupendo, se arrodilló abriendo mis piernas comenzó a bajar por mis muslos y pronto llegó a donde quería. A chuparme el coño, mientras que con una de sus manos me introducía dos dedos dentro, tan rápido como podía.
Sentía su lengua deslizarse por mí. Cómo se mezclaba su saliva, veía cómo su cabeza sé hundía una y otra vez, me miró, le cogí acercando su oído a mi boca para decirle: Tenemos un observador.
Él me mira sorprendido, mirando a mis ojos me dijo:
Y no quiere unirse. Lo dijo dé manera que le pudiera oír.
Pedro se acercaba, tenía la polla dura, se puso de rodillas, penetrándome salvajemente, como jamás lo había hecho, cogí la polla de Luis, comencé a chuparle mientras él jugaba con mis pechos, sentía como una furia dentro de mí, quería que aquello no terminase. Luis se tumbó para que yo pudiera montarle me puse de espaldas y fui introduciendo poco a poco aquella polla, Pedro no apartaba la mirada, veía todo aquel espectáculo en primer plano. Sentía como si me fuera a partir en dos, pero al instante comencé a gozar como nunca lo había hecho.
Pedro se había puesto de rodillas, me echó hacia atrás, quedando mi espalda pegada al pecho de Luis, él se agachó y comenzó a tocarme mi clítoris con un dedo, con movimientos circulares, yo creía que no lo soportaría cuando me vino el orgasmo dejó de hacerlo con el dedo para pasar hacerlo con la lengua. Estallando en otro Luis con sus manos me movía rítmicamente las caderas la postura no era muy cómoda pero estaba apunto de estallar como nunca lo había hecho. Pero había llegado el momento de cambiar así que nos levantamos todos. Comenzamos tocándonos, juntaba sus pollas en mi boca para chuparlas, así que Pedro se fue hacia atrás y subiéndome el pompis me la metió, mientras yo se la chupaba a Luis, con los empujones me dolía la boca me obligaba a metérmela más y más en mi boca.
Pedro se tumbó para que yo me montara encima, y a su vez Luis encima de mí, no era la primera vez que me lo hacían por el culo, pero no recordaba que nadie tuviera lo que tenía Luis, así que me relajé. Me parecieron segundos muy largos, hasta que por fin terminó, no dejo nada, comenzó a moverse, mientras que Pedro quieto me agarraba las tetas, me retorcía los pezones, yo gritaba como nunca lo había hecho. Y se corrió dentro mi culo cayendo toda su leche hacia donde se encontraba la polla de Pedro que a notar como se retiraba la otra pronto comenzó salvajemente a moverse, para correrse también.
Terminamos todos exhaustos abrazados unos a los otros, me tocaban suavemente por todo mi cuerpo mientras que me besaban, diciendo lo asombrosamente bien se lo habían pasado.
Luis comenta que le había costado un mucho decidirse a venir pero que no se arrepentía, y que era hora de que conociéramos a las gemelas.