Antropofagia

Ciertamente, cuanto deseaba devorarte.

ANTROPOFAGIA

Mis ojos, hambrientos de tu figura

recorrieron veloces

la distancia etérea.

Improvisados comensales,

dieron cuenta al instante,

de un entremés nostálgico,

aderezado,

con tus dos lagos de clorofila inquieta,

y posándose

sobre tus sinuosidades suculentas,

devoraron ávidos

una a una tus líneas eufóricas.

Con deleite sibarítico,

cual pirañas a dieta,

atacaron

el plato fuerte de tu hermoso cuerpo,

que sucumbió a los embates

de sus tarascadas impresionantes.

Tus labios,

como postre de fresas invernales,

aplacaron su apetito

de azúcar y miel.

Y después de este opíparo banquete,

de líneas y contornos

de terciopelo rosa,

mi mirada,

saciada de ti,

durmió la siesta, recostada

en el mullido lecho de tus senos.