Antepasados incestuosos (La noche anterior 10)

Bianca quiere dar amor. Como su tio estará disponible recién mañana, no le importa darlo a su hermano Gianni.

Y vino mi tío Paulino, nomás, acompañado de su hijo, mi primo Nicola. Al verlos arribar al rancho el tío me impresionó: era igual a mi padre, rubio, ojos claros, pelo corto y la piel intensamente curtida por el sol. Mi primo se parecía bastante a mis hermanos, hasta podría llegar a confundírselos. Ambos me miraron como quien mira a su presa y no sentí vergüenza ni nada sino todo lo contrario: cierta lujuria me recorrió el cuerpo de solo pensar en chupar y lamer un nuevo pene. ¿Cómo lo tendría? ¿Duro y potente como el de mi padre? ¿Grande y generoso como el de mi hermano? Me excité ante la sola idea de combinar todos los atributos en una sola verga cuando mi madre nos hizo pasar a todos al rancho.

Era casi de noche y una conversación en italiano entre los hombres llegó a mis oídos:

Es una linda hija la que tenés.

Gracias.

¿Me reservaste lo que te he pedido?

Con ahínco

Me gustaría hacerlo mañana, la quiero solo para mi y para mi hijo

Cuando nos vayamos a trabajar será toda tuya

La concha comenzó a palpitarme y miré a mi tío con cierta impaciencia, dispuesta a hacerlo en ese momento si él quería. Me devolvió una media sonrisa fingida y mi madre nos llamó a comer.

Por la noche intenté dejar de imaginar su verga en mi concha pero no pude. Tanto fue así que me la agarré con el pobre de Gianni que roncaba como un lirón. Me le acerqué, si es que podía mas, y puse mi cabeza debajo de su nariz para sentir su respiración. Respiraba acompasadamente, de una manera pesada y honda, transmitiéndome cierta paz. Claro que yo estaba en una situación exactamente contraria: ansiaba guerra allí y en ese mismo momento. Estaba echado boca arriba y a pesar de la casi penumbra podía divisar el contorno de su cuello a contraluz. Su nuez de Adán me invitó a comerla y la besé, ansiosa de fregar mis labios contra su piel. Saqué la lengua y empecé a rodeársela, luego fui subiendo por su cuello, que sabía a sal y a hierbas, pasando por sus orejas, sus mejillas, hasta llegarle a la boca. Le besé los labios y aun con mi lengua jugueteando por aquí y por allá la introduje en ese orificio goloso que tan bien había aprendido a chuparme y besarme. Reaccionó rapidísimo:

Vamos al establo

No, nos tocamos hasta acabar y listo

No, acá no podemos hacer nada

Es que es muy peligroso, un orgasmo cada uno y listo, dale

No, no, quiero penetrarte por todos lados antes que el tío. Vamos....

Es muy peligroso.

Vamos igual, si pasa algo me echás la culpa a mi

No, que me van a dar a mi también si nos descubren

Es que acá no podemos hacer nada, vamos ahora te digo.

No me moví al momento en que intentó hacerme salir de debajo de las cobijas. Vi apenas el brillo intenso y lujurioso de sus ojos cuando metió las manos bajo mi camiseta, acariciándome desde el estómago hasta el inicio de las tetas, sin tocarlas, subiendo y bajando, llegando justamente hasta allí donde todo se vuelve lujuria. Me estremecí ante el contacto de sus dedos cuando me habló al oído mientras intercalaba lengüetazos al lóbulo entre sus palabras:

No querés que con esta lengua te lama?

Si

Dónde querés que te lama?

Por todos lados

Las tetas?

Si

La concha?

Si

Empecé a mojarme al sentir su lengua pegando raudamente contra mi lóbulo y al escuchar sus palabras que me ofrecían una imagen vívida del acto imaginado.

El culo?

Si

Hummm, yo también quiero chuparte hasta hacerte acabar. No querés chupar mi verga? Mientras decía esto me la refregaba en las piernas.

Quiero chupar tu verga.

Vamos entonces.

El jueguito me estaba gustando y calentando mas de lo esperado pero me negué. En realidad, desde que empezó a acariciarme el estómago había decidido ir con él al establo pero esta lentitud, esta exasperación me estaba poniendo frenética y muy caliente

No. Qué mas me harías?

Penetrarte por detrás y por delante hasta hacerte acabar una y mil veces

Sus manos seguían con ese jueguito ansioso de no tocarme y me hacía estremecer al máximo. Me generaba una excitación intensa, me daban ganas de gritar "por favor, tocame, penetrame", pero también me sumía en una vorágine de lujuria.

Cómo me penetrarías?

Despacio, para que desees mas de los que estás deseando ahora. Y hasta el fondo, cuando ya no aguantes mas, para hacerte acabar.

Ahí mismo lo tomé de la mano y salimos del rancho, haciendo el menor ruido posible hasta el establo. Se me tiró encima, y a pesar de mi propia excitación lo aparté:

Despacio, hoy quiero hacerlo despacio

Me sonrió cómplice y me miró de arriba abajo haciéndome sentir deseada.

Sabías que sos hermosa? Me encantan tus tetas, tu culo, tus piernas, sos mejor que mamá. Me mostrás tus tetas?

Sin decir nada, levanté la camiseta y me la saqué.

Son preciosas...

Se acercó despacio y comenzó a rozarme los pezones mientras me hablaba al oído.

Así te gusta?

Siiiii

Me besó en la boca, metiéndome la lengua despacio mientras sus dedos seguían rozándome, haciendo que mi entrepierna se humedeciera con ganas. Su lengua luego lamió mis labios, mi cuello hasta llegar al inicio de las tetas. Pasó la lengua por la canaleta y sin mas fue directo a uno de mis pezones. Me arqueé para que su boca me lo chupara todo, mientras yo misma lo incentivaba, con mi propia mano, a que me apretara la otra.

No querías despacio? Eso vamos a hacer.

Quería despacio y me gustaba, era cierto, pero a veces me desencajaba y deseaba que me chupara, tocara y acariciara con desesperación, sin retrasos. Era un delicia sentir la lentitud de su lengua rodeándome el pezón, sus dientes dando mordisquitos sobre él, completamente rígido y erguido. Me aferré a su cabeza cuando un estremecimiento me recorrió al cuerpo y sentí la imperiosa necesidad de tocarlo. Comencé a subirle la camiseta y el se dejó hacer. Solo un instante estuvimos separados pero se me antojó larguísimo. Me apretó contra si y apoyé mis pechos contra su torso desnudo. Pasó sus manos por mi trasero y me fue bajando la pollera mientras me besaba el cuello, las tetas, el estómago. Se acercó a mi entrepierna, apoyando su nariz en la bombacha, me olió y se refregó ahí, en mi cavidad candente

Que olor a amor tenés

¿Te gusta?

Me encanta... Estás mojada?

Mucho.

Me gusta esto de hacerlo despacio, me calienta mas.... ya la tengo parada y casi no te toqué

No me hagas esperar mas....

Me obedeció y lentamente fue bajándome la bombacha. La sacó de entre mis pies y me sentó sobre la paja húmeda.

Mostrame lo mojada que estás

Abrí mis piernas y le mostré

No veo, dejame verte toda

Puse las manos en mi raja y separé los pelos, dejándole expuesta toda mi carne húmeda y brillante. Se acercó despacio, besándome desde los pies hasta llegar a la entrepierna; allí se detuvo un rato, jugando con su lengua en mi pubis, a los costados de mis piernas, en mi estómago, tocándome apenas las tetas cuando empecé a gemir de desesperación y ansiedad. Me moví para que su lengua diera finalmente con mi concha, para que me chupara, me lamiera de una buena vez y terminara con la excitante tortura. Un poco sacada lo manoteé entre las piernas y se apartó, divertido.

Bueno, ya que es lo que querés, vamos a probar algo que el otro día probé con mamá.

Se puso de pie y de un saque se sacó el largo calzón. La tenía paradísima, enorme, preciosa. Ansié chupársela y saborear sus fluidos cuando hizo que me acostara. Mi sorpresa fue grande al ver que su verga quedó en mi boca y la suya en mi concha. La tenía tan cerca que casi podía oirla latir. Desesperada la lengüeteé como pude, porque todavía se estaba acomodando, y lo escuché gemir. Me la metió sin hacerme esperar y chupé como loca, llenando todo su miembro de saliva, acariciando los huevos y pasándole la lengua lo más rápidamente que podía para que se diera cuenta de cuánto lo deseaba. Volvió a gemir, esta vez con mayor intensidad, ahogando su éxtasis en mi concha, la que recibió un buena porción de saliva. Jadeé de placer al sentir su látigo de carne y fuego chupándome el clítoris, metiéndose en mi cavidad, rozándome con sus dientes y acercándome al orgasmo lenta pero irrefrenablemente.

Dedos ahora me penetraban la vulva mientras su lengua bailoteaba de acá para allá a mi clítoris por lo que chupé con mas fuerza su verga, dejándole sentir mis labios al subir y bajar por su tersa piel cuando su miembro dio un respingo y me di cuenta que estaba próximo a acabar. Se apartó en forma brusca y dijo entrecortadamente:

No, despacio, que todavía me falta tu ano y tu vulva

Se sentó sobre la paja, a mi lado, y vi su verga completamente hinchada y colorada, resplandeciente. Me atrajo hacía si y me puso de espalda, me senté sobre él y tomándome de las caderas, muy lentamente, guió su verga hasta mi raja. Yo estaba muy excitada, ardiendo por dentro y por fuera, sentía entre las piernas la humedad que había provocado mi hermano y me preparé para experimentar todo el placer que me fuera posible.

Apenas sentirla entrar abrí la boca ante la falta de aire, la cabeza me estaba invadiendo de una manera exquisita y empujé sobre él hasta que comprobé que me penetraba hasta el fondo. Me quedé quieta para sentir cada centímetro de su carne y me moví hacia los costados primero despacio y luego mas rápido mientras él había empezado a empujar hacia mí, mordiéndome el cuello y apretándome los pezones cada vez que yo jadeaba al sentir su carne llenándome. Contraía mi estómago y también mi concha para comerme toda su pija, ya no podía dejar de gemir y empecé a experimentar la llegada del primer orgasmo. Me moví mas intensamente sobre él, de una manera frenética. El se quedó quieto mientras era yo la que subía y bajaba, penetrándome con su pija, cuando puse su mano en mi concha para que me tocara el clítoris. Así lo hizo, lo apretó acompañándome en cada uno de mis arrebatos de lujuria y grité ante la llegada de la tensión contenida que explotó dentro de mi.

No sabés el esfuerzo que estoy haciendo para contenerme y no acabarte ahora mismo

Apenas me recuperé, me puso en cuatro patas y apuntó directamente su verga en mi ano. Trató de meterme la cabeza y gemí de placer cuando sus dedos acompañaron la pequeña envestida. Sentí entrar su miembro y un poco de dolor me invadió cuando me ensanchó por dentro. Se quedó quieto y esperó a que me amoldara. No fue mucho el tiempo necesario cuando, ahora, me pasaba la mano por la raja, desde el clítoris hasta el inicio de su verga metida en mi culo llevándome a una excitación de locura. Metió parte del tronco y volvió a esperar mientras varios de sus dedos apretaban con firmeza mi clítoris. La electricidad me invadió y necesité tener su verga mas metida dentro de mi por lo que empujé hacia él. Lo escuché jadear cuando su pija me penetró hasta el fondo, rápido, mientras yo estaba por experimentar un segundo orgasmo ante su carne y sus dedos en mi concha que no dejaban de moverse y de apretarme en lo mas sensible.

Cogeme vos, dijo

Casi desesperada por cogérmelo y por acabar empecé a bombear contra él con tanta ansiedad que los traqueteos parecían furiosos; el siguió tocándome por todos lados mientras su verga entraba y salía dentro de mi con la misma furia. Sus jadeos se fueron poniendo intensos y empujé muy fuerte contra él, tratando de dar un último golpe de gracia que nos hiciera acabar a los dos. Ahora pareció que no podríamos aguantar mucho más, bombeábamos los dos como endemoniados, haciendo que la pija saliera hasta la cabeza para luego meterla hasta el fondo, haciéndome saltar de placer y llevándome a un orgasmo intenso que saboreé que con un buen grito. Me siguió taladrando, agarrado a mi clítoris y a mis tetas, empujándome como loco, moviéndose hacia delante y también a los costados cuando me atrajo hacia si, arqueó un poco mi espalda y sacó su pija de adentro mío para empezar a vaciarse sobre mi trasero. Me di la vuelta, no iba a desperdiciar ni una gota mas, y un chorro cayó sobre mi cara. Aun cuando estaba eyaculando, se la chupé y a pesar de que emitía sonidos de queja me dejó que sorbiera el resto de su semen.