Antepasados incestuosos (Giancarlo 2)

Bianca experimenta su primer orgasmo gracias a su hermano Giancarlo y éste pierde su virginidad con Ornella, su madre.

Recomiendo leer el anterior: Antepasados incestuosos (Giancarlo 1)

Enseguida vi que ella le pasaba la lengua al miembro de mi padre y en una reacción bastante lenta de mi parte hice lo propio con el de mi hermano. Y todo el proceso comenzó de nuevo. Ya ahora con un poco mas de experiencia empecé a tocar, acariciar y chupar con muchas ganas y rapidez. Pero mi madre dijo:

Hija, despacio, suave, cuando su hermano quiera mas rápido usted se dará cuenta.

De modo que recomencé suave y lento, acariciando el miembro flácido y todo mojado; sabía salado y pegajoso y manchas de líquido blanco le recorrían la verga. Chupé y lamí sus jugos lentamente, con Giani apoyado sobre la cama respirando agitadamente, moviéndose en cada contacto de mi boca con su tersa piel.

Y tal como mi madre había dicho, después de un rato de chupar y recorrerla, Gianni comenzó a levantar las caderas una y otra vez como necesitado con mayor urgencia de mi boca. Aceleré el ritmo de las manos, la lengua y llené de saliva sus huevos, el tronco y la punta del pene hasta que con satisfacción pude ver que la tenía parada, gigante y roja igual que antes.

Mi madre se acostó sobre la cama, creí que debía hacer lo mismo y me dispuse a imitarla.

No hija, usted siga con lo que estaba haciendo.

Volví a mi labor pero quería ver lo que vendría a continuación pues todo me tenía fascinada. Mi mamá había abierto las piernas y la cabeza de mi papá estaba ahora entre ellas. La respiración de ella fue en aumento cuando mi padre se movía rápidamente pasándole la lengua por las piernas y en medio de ellas mientras sus manos le acariciaban el cuerpo y las tetas. Yo seguía chupando y acariciando a mi hermano que no dejaba de emitir esos sonidos guturales que me mojaban tanto cuando mi madre dijo:

Ahora, ahora Giovanni

Enseguida Gianni fue apartado de mi lado y mi padre lo instó a que se subiera sobre mi madre. Con mis hermanos nos acercamos a mirar cuando mi madre dirigió el pene de mi hermano a su vagina. Inmediatamente mi madre lo atrajo hacia sí tomándolo de las nalgas, se arqueó en un profundo gemido y Gianni quedó completamente inmóvil, estático. Mi mamá empezó ella a moverse debajo de él mientras mi padre lo instaba a que empujara dentro de mi madre:

Empuje hijo mío

El empezó a moverse, a arremeter dentro de ella hasta que fueron tomando ritmo, sintiendo ya el placer, y ambos fueron acomodándose hasta acoplarse a la perfección.

Mas fuerte, hijo, con fuerza que no va a romperse.

Podía ver la cara completamente colorada de mi hermano, como si estuviera a punto de explotar, agarrado a la cabeza de mi madre; sus empujes le bailoteaban las tetas de un lado al otro y hacía que su cabeza golpeara contra la pared. Ambos gemían fuerte y miré a mi padre que estaba plenamente satisfecho por el avance continuo de Gianni. Mientras los jadeos iban en aumento constante miré a mis hermanos: uno se tocaba la verga, que estaba estirada y roja, y en el mas pequeño me pareció ver un dejo de repugnancia. Yo sentía la bombacha completamente mojada y me hubiera gustado seguir chupando alguna pero como no me dijeron nada me quedé quieta observando toda la situación.

Mi madre tenía los brazos abiertos, aferrada con sus manos a la sábana mientras Gianni seguía bombeándola de una forma alocada, haciéndola saltar y gemir. La escuché gritar y su respiración empezó a calmarse, su cuerpo fue relajándose y soltó las sábanas para luego agarrarse nuevamente a las nalgas de mi hermano que seguía moviéndola. Muy pronto lo escuché gritar a él que empujaba como endemoniado, haciendo saltar a mi madre que no había dejado de alentarlo en ningún momento:

Muy bien, mi amor, muy bien.

Habrá dado dos o tres empujones mas con los que se puso muy rígido para enseguida calmarse y relajarse sobre mi madre. Ella le acariciaba la cabeza y seguía diciéndole que había estado muy bien.

Le ha gustado, hijo mío?

Mucho, madre.

Así debe ser, dijo mi padre que sonreía de oreja a oreja.

Mi padre obligó a Gianni a levantarse y enseguida dijo:

Ahora todos a dormir que mañana es día de trabajo.

Le dimos un beso en la mejilla a cada uno y fuimos a nuestra cama donde dormíamos los cuatro juntos. Mientras intentaba dormirme, después de un día de emociones fuertes, mi hermano Franco, el del medio, me dijo al oído:

La tengo parada y me molesta.

No puedo hacer nada.

Haceme lo que le hiciste a Gian

No, si nos descubren nos van dar con el cinto.

No me importa, dale.

No.

Enseguida escuché la voz de mi padre con aquel vozarrón que dejaba fácilmente reconocer su enojo.

Se callan y se duermen o pasan por el cinto

Sentí la mano de Franco que iba a su entrepierna. Estaba segura que se la estaba tocando y me dieron ganas de chupársela pero me contuve ante la amenaza de mi padre. Mi hermano siguió acariciándola y su mano subía y bajaba como habían hecho las mías con la verga de Gian. De repente mi padre nos destapó y el miembro parado de mi hermano quedó expuesto a los ojos de mi papá. Vi su cara de furia y enseguida supe que el cinto pasaría por su culito desnudo, que salió fuera del rancho para recibir sus diez merecidos azotes los que escuchamos claramente desde adentro. Cuando los gritos de mi hermano cesaron entró a la amplia habitación con el miembro flácido y su cara envuelta en la vergüenza, se echó a mi lado sorbiéndose las lágrimas y los mocos y me quedé dormida.

Al otro día, mientras tomábamos un escueto almuerzo sentados debajo del ombú mi padre volvió a convocarnos para la noche: nuevamente era necesario presentarnos con las mejores ropas y completamente limpios. En un primer momento me sentí nerviosa, tal vez ahora sería yo la que ocuparía el papel de mi madre. Estaba segura de que mi madre seguía sana a pesar de haberse tragado la enormidad de mi hermano pero no quería ni pensar en la posibilidad de que ese miembro gordo y grande se metiera dentro de mi.

Por la noche, todo el ritual de olernos e inspeccionarnos detrás de las orejas se repitió, igual que el día anterior. Enseguida mi padre comenzó a besar a mi madre e instó a mi hermano Gian a que hiciera lo mismo conmigo. Apenas sentir sus labios un estremecimiento me recorrió el cuerpo, algo carnoso y suave me los tocaba y fue muy grato sentirlo. Enseguida mi hermano puso sus manos sobre mi espalda y la empezó a recorrer de arriba abajo muy lentamente, deslizándose desde mis hombros hasta llegar al inicio de mi culo. Todo aquello me estaba gustando mucho e imité los movimientos de mi hermano sobre su espalda, acariciándolo tan lento y suave como lo hacía él. Gianni abrió la boca y sentí su lengua tratando de penetrar mis labios. La dejé entrar y poco a poco fue envolviéndose con la mía, la retorcía despacio de un lado al otro y sentí que me faltaba el aire. Me dieron ganas de inspeccionar esa lengua que jugaba con la mía y abrí mas la boca para entrar dentro de la suya. Empecé a agitarme, me costaba respirar y sin darme cuenta vi que succionaba la boca de mi hermano como si quisiera comérmela, me movía sobre él tratando de encajar su bulto entre mis piernas y mis manos se había convertido en dos manoplas que subían y bajaban de arriba abajo sin cesar

Mi padre se acercó a nosotros y empezó a hablar:

Hijo haga lo que hago con su madre.

Si, padre.

Mi padre nos ubicó una al lado de la otra y enseguida comenzó a desvestir a mi madre. Acto seguido Giani empezó a desvestirme a mi al mismo ritmo. Era la primera vez en mi vida que estaba expuesta ante mis hermanos y mis padres y un escalofrío me recorrió la espina cuando sentí las miradas de todos ellos que me recorrían de pies a cabeza. Miré mis tetas apenas desarrolladas y luego las de mi madre que eran dos masas enormes plenamente erguidas.

No se preocupe hija, dijo mi madre como si se diera cuenta de lo que estaba pensando, ya crecerán.

Mi padre empezó a chupar las tetas de mi madre y enseguida vi la boca de Gianni dirigiéndose a la mías. Un sensación exquisita me invadió, sentí estremecerme y comencé a mojarme cuando Giani me chupaba despacio y me pasaba la lengua por los pezones. Cerré los ojos y me concentré para sentir aquella delicia mientras mi hermano me fue empujando sobre la cama para que me sentara. Me siguió chupando y lamiendo, experimentando cada lamida con mayor intensidad, sentí mojarme completamente y me arqueé hacia delante para que mis tetas quedaran bien pegadas a su boca. Necesité demostrar semejante sensación a través de jadeos que empezaron a salir incesantemente de mi boca; me resultaba difícil respirar, me sentía mareada, inquieta, muy ansiosa, como a la espera de algo que terminara con aquella ansiedad. Lo mas placentero fue sentir su boca, su lengua y sus manos apretándome las tetas, haciéndolas girar o presionando la punta de los pezones que estaban duros y muy sensibles. La ansiedad, hoy puedo decir la excitación, me estaba volviendo loca cuando Giani aprisionaba con sus dientes mis pezones y luego allí, con mi carne atrapada, le pasaba la lengua una y otra vez, bailoteándolos de acá para allá. Escuchaba a mi padre hablar y no comprendía ni una sola de sus palabras hasta que sin darme cuenta estuve tendida sobre la cama, con las piernas abiertas y con el aliento de mi hermano acariciándome sobre la vagina. Gianni empezó a hacer eso mismo que había hecho sobre mis tetas, volviéndome completamente loca. La sensación era aun mejor y sentí un fuego entre las piernas cuando con sus dedos recorría mi vagina de arriba abajo, luego pasaba la lengua y terminaba con ella girando sobre mi clítoris al que sentía estallar. Necesitaba retorcerme, moverme, la ansiedad y la excitación que sentía me impedían estar quieta cuando en un sonido proveniente de muy lejos escuché decir a mi padre:

Lo está haciendo muy bien, hijo, siga

El siguió chupándome, comiéndose toda mi vagina y mi clítoris, con una de sus manos yendo a un lado y otro de las tetas, sentí la vulva mojarse cada vez y deseaba desesperadamente que Gianni no dejara de acariciarme y tocarme. Y sentí algo fuerte, algo estaba llegando, como una ansiedad concentrada en ningún lugar. Ansié que volviera a aparecer, me moví bajo la boca de mi hermano y aquella sensación se repitió luego de algunos segundos. Me tensé cuando aquello que estaba viniendo aparecía cada vez mas rápido; lo sentí llegar dos o tres veces mas cuando finalmente apareció desbordado: la excitación acumulada se desató en una descarga placentera, tan placentera y saciadora que deseé que no acabara. La sentí una y otra vez en mi pubis que se movía despidiendo ese cúmulo de intensidad en una cantidad de espasmos continuos que fueron espaciándose de a poco. Mi hermano siguió chupando y mi padre lo detuvo.

Ya está bien, hijo, ya está bien.

Quedé completamente relajada sobre la cama aunque tuve una sensación que me pareció extraña: era algo así como querer estar llena, completa, invadida por dentro. Mi hermano había logrado sacarme esa ansiedad loca que me crispaba el cuerpo y desapareció esa necesidad imperiosa de moverme para que mi hermano me chupara o tocara. Sin embargo, con mi curiosidad siempre a flor de piel, me surgieron una cantidad de preguntas: Qué fue esa ansiedad? Y lo que vino después? Por qué esa sensación de querer estar llena? Mientras cavilaba mi padre puso boca abajo a mi madre y nos llamó a todos.

Presten atención.

Nos pusimos en ronda y mientras veía el culo generoso de mi madre también pude observar a mi hermano Gianni. Estaba hipnotizado, con la verga parada y me mordí el labio, tenía ganas de chuparle la verga una y otra vez, algo que me había hecho mojar bastante. Me gustaba eso de estar húmeda, era una sensación rica y placentera que recién empezaba a experimentar y no me faltaban ganas de seguir explorando. Lo único que me generaba un poco de miedo era imaginar la verga gigante de Gianni dentro de mi agujero.

Salí de mi ensoñación cuando mi padre abrió las nalgas de mi madre y nos mostró su anito marrón. Mi padre hizo que lo miráramos bien de cerca y pude distinguir que era arrugado. Enseguida me obligó a acostarme a mi boca abajo y abrió mis nalgas. Y dijo a mis hermanos:

Ven? Este es un culito virgen, está todo apretadito y cerrado. El de su madre está mucho mas abierto, lo ven?

Si padre.

Me quedé tendida allí esperando su orden y miré a mi madre que seguía acostada en la misma posición que yo, cabeza con cabeza. Sus ojos estaban brillantes y por alguna razón sentí miedo, no se por qué. Me acarició la cara, me dio un beso en la boca y enseguida me dijo que siguiera observando lo que estaba haciendo mi padre.

Vi que Gianni había abierto con sus manos las nalgas de mi madre y que mi padre tenía metido un dedo en su anito. El dedo entraba y salía con facilidad, lo hacía girar por lo que el ano de mi madre fue agrandándose, luego metió otro y luego otro realizando el mismo proceso hasta que mi padre apartó a mi hermano y apoyó su pene en la abertura trasera de mi madre.

Esto requiere mucho cuidado, hijos, muy despacio, porque se puede desgarrar y no nos gusta ver sangre.

Apoyó la punta y le dio una palmada en las nalgas cuando empujó hacia ella. Mi madre gimió y se movió un poco pero luego se quedó quieta. Ella empezó a mover el culo hacia los costados y me pareció que se quejaba pero enseguida mi padre volvió a darle unas nalgadas y meter un poco mas de su verga. Otra vez ese gemido raro, mas de dolor que de otra cosa, quedó estática y se sacudió. Mi padre empezó a nalguearla una y otra vez con las dos manos cuando de a poco se la fue metiendo para adentro. El movimiento de la verga entrando era casi imperceptible y me pareció que duraba años hasta que estuvo completamente dentro. Las nalgadas no dejaron de oírse y las cachas de mi madre se movían rápido, ahora mi padre había empezado a empujar dentro de ella y los gemidos de ella salían de su boca con cada vez mayor intensidad. Podía ver claramente como mi padre la metía y la sacaba casi hasta la mitad; en cada empuje me daba la sensación de que iba a romper a mi madre ya que ella seguía quejándose. El empezó a bombear mas fuerte, cada vez con mayor pasión, entraba y salía casi por completo, mi madre no dejaba de jadear y estaba aferrada a la almohada que mordía una y otra vez. Mi padre estaba colorado, con los ojos cerrados y concentrado en un movimiento continuo y violento hasta que lo oí jadear muy fuerte, como si no pudiera mas. Se crispó e imaginé su semen saliendo de aquel miembro recubierto de pelos negros. Lo vi dejarse caer hacia un costado y miré el culo de mamá. De allí salía semen que chorreaba por la vagina.

No pasaron mas que un par de minutos cuando mi papá puso en posición a Gianni para que lo imitara. Mi hermano le metió los dedos y mi padre dijo:

No hace falta. Métala directamente.

Así lo hizo, apoyó el glande y luego metió la cabeza. Me pareció que entraba con menor dificultad pues si bien Gianni empujaba, escuchaba gemidos de mi madre que no parecían de dolor, al contrario. Igual el se quedó quieto, veía su cara y su expresión intensa, agarrado a las caderas de mi madre cuando empujó un poco mas casi hasta el fondo. El se arqueó y me pareció que allí mismo había largado su esperma pero empezó a bombear. Y cada vez lo hacía mas fuerte. Mi madre siguió con sus jadeos intensos y mi hermano la acompañó con los suyos; recién ahí me percaté que estaba completamente mojada, tal cual había pasado antes. Disfruté de esa sensación mientras mi madre empezó a respirar aliviada, en exhalaciones e inhalaciones profundas con mi hermano ya llegando a su punto cúlmine. Traqueteó un poco mas y el preludio de un cuerpo tenso se evidenció ante mis ojos. Se descargó sobre ella y mi padre lo apartó rápido dejándolo exhausto sobre la cama.

Continuará