Antepasados incestuosos (El culo para el tio 9)

El tio Paulino quiere estrenar el culo de su sobrina Bianca. Pero Giovanni no va a permitirlo.

Después de que Octavio me estrenara el culo volví a casa dolorida pero completamente satisfecha. Casi era de noche y gracias a las emociones fuertes de esa tarde perdí todo el sentido del tiempo: me había retrasado mas de lo esperado y estaba segura de que mi padre me esperaría en la puerta del rancho con las piernas abiertas, bien afirmadas al suelo, y los puños cerrados aferrando el cinto justiciero. Nada menos cierto. Apenas bajé el monte vi la figura sombría de mi padre mirando hacia el camino. Apuré el caballo y galopé lo más rápido posible hasta divisar completamente la cara redonda y roja de furia de mi progenitor. Me bajé del zaino y sin decir nada mi padre me tomó del brazo y me metió dentro de la casa. Cerró la puerta con violencia y vi algunas caras de preocupación, otras de sorna y las menos de lástima. Puse cara de carnero degollado e intenté salvar el pellejo tratando de leer el contenido de la carta.

Padre, tengo la carta

No hable, carajo mierda, quién le ha dado permiso para hablar y para llegar a estas horas? ¿Dónde ha estado?

Tratando de que alguien leyera la carta, padre

Me pareció ver cierta confusión e incredulidad pero mi padre no era fácil de convencer de modo que seguí con mi impertinencia

Me fue difícil encontrar a alguien que entendiera la fea letra del tío Paulino

Aquello fue un mazazo en la cabeza de mi padre. La sola mención de su nombre lo sustrajo de su empecinamiento con el cinto.

Paulino ha escrito? Mi hermano Paulino ha escrito?

Si, padre.

Y qué dice la carta?

Entre otras cosas dice que viene a visitarnos

Qué????? Al unísono se escucharon las voces de mi padre y de mi madre

Creí haber dicho algo inadecuado, me mordí el labio de abajo sin saber si continuar o qué hacer.

Y a qué viene? Dijo mi madre

Bueno, dije titubeante, según me dijo el que la leyó sabe que cumplí los 18 años, que ya debo haberme hecho mujer y que..... humm, quiere estrenarme el culo.

Mis padres se miraron, mi madre suspiró y me echó una mirada de compasión.

Vas a permitirlo? Dijo mi madre al jefe del hogar

No tengo otra posibilidad, es lo que quiere

Y sin permiso para hablar agregué:

Qué?

Hija....

Basta ya, dijo mi padre y mirándome con furia acotó: con usted todavía tengo algo pendiente. Traiga la silla

Creí haberme salvado del cinto pero me equivoqué, solo había retrasado la tortura durante algunos minutos. Fui en busca de la silla y cuando me encaminaba hacia fuera, lugar habitual de los azotes mi padre interrumpió mi acción.

No, hoy será aquí dentro

No me gustaba la idea de ser humillada delante de todos mis hermanos pero no dije nada, no tenía ganas de que los azotes pasaran de 10 a 20. Me arrodillé ante la silla y mi padre subió la pollera. Me agarré al respaldo con decisión y esperé apretando los dientes el primer y mas doloroso de los azotes. Por lo general mi padre no se hacía esperar demasiado pero esta vez algo estaba pasando, el azote no llegaba. Giré apenas la cabeza para ver que estaba ocurriendo cuando sentí las manos de mi padre bajándome la bombacha. Por lo general los azotes eran con la bombacha puesta y me extrañó sobremanera esa actitud. Miré a mi madre que por la expresión de su cara tampoco comprendía la situación cuando mi padre habló.

Hija, no puedo permitir que mi hermano tome para si lo que es mío y de sus hermanos....

Eso estaba pensando, dijo impertinentemente Gian

Usted se calla.... y dijo nuevamente dirigiéndose a mi: mi hermano Paulino es bastante bruto y puede hacerle mucho daño si usted lo tiene sin estrenar...... comprende?

Si padre

El problema era que ya me lo habían estrenado y todavía me dolía. Apreté mas los dientes y cerré los ojos. Podría aguantar mas dolor, me había excitado mucho el que me penetraran por el trasero y me convencí de que gracias al trabajo de mi padre me excitaría aun mas. Aguantaría el dolor antes que la humillación de los azotes. Aparte el dolor bien podía convertirse en un excelso placer.

Mi padre me ordenó a mi y a todos mis hermanos que nos desvistiéramos y me puso en la cama boca abajo. En ningún momento largó el cinto y miré a mi madre con cierto estupor. Me acomodé en la cama y esperé. Mis hermanos fueron los primeros en empezar a acariciarme mientras mi padre hablaba en voz baja con mi madre.

Unas cuantas lenguas comenzaron a recorrerme el cuerpo y sentí dientes que se clavaban suavemente en mi carne. Comencé a excitarme tranquilamente y traté de concentrarme en sus lenguas, labios y salivas calientes que se iban depositando por mi espalda, mis brazos, mis piernas y mi culo.

Alguien lentamente me estaba recorriendo la espalda. Había comenzado por el cuello, bajando por la columna hasta llegar a la raya de mi culo. Unas manos me abrieron las piernas y me estremecí cuando una lengua y un dedo me acariciaban el ano. Era una sensación riquísima, ya estaba mojada, toda esa mezcla de sensaciones me estremecía y quería mas.

Había empezando a jadear y a retorcerme cuando Giani me tomó del cabello con violencia, excitándome aun mas, para meterme la pija en la boca. No estaba dura pero fue poniéndose gorda al tiempo que mi saliva y mi lengua la recorrían. Tenía unas ganas locas de empezar con los orgasmos, aquella sensación sublime que me hacía olvidar de todo y que me daba el mayor placer que una mujer pudiera sentir.

Esa lengua que estaba en mi culo había pasado a mi clítoris y yo trataba que la boca golosa que me lo estaba chupando llegara hasta mi zona mas sensible. Me estaba elevando para que la lengua se metiera en mi agujero lo mas profundamente posible cuando me hicieron poner en cuatro patas.

Mi madre estaba ahora ocupada con Franco a quien le chupaba la verga con mucha experiencia y devoción; mi hermano empujaba hacia la boca y yo trataba de hacer sentir a Gian lo que ella a Franco.

Aun en cuatro mi padre se puso boca arriba, con su cara justo debajo de mi concha y con sus dedos acariciándome desde el clítoris hasta el culo. Sentía las piernas flaquearme y casi me dejo caer cuando con su boca succionaba mi clítoris. Lo chupaba tan fuerte que pronto fue acercándome al orgasmo. Estaba excitadísima, chupando y lamiendo la verga de Giani, mirando a mamá con Franco que emitía unos intensos sonidos de placer y teniendo a mi padre entretenido con mi concha, mojada e hinchada, cuando metió uno de sus dedos en mi culo. El orgasmo ya era evidente y dejaba salir mis propios ruidos y gemidos de gozo.

En ese momento vi que mi madre acomodaba a Franco detrás mío mientras mi padre hizo que mis caderas cayeran sobre su cara. Estaba excitadísima, sacadísima, me retorcía y jadeaba a mas no poder, con la verga de Gianni llenándome la boca de carne. Mi concha estaba ahora completamente apoyada sobre la cara de mi padre, sus labios se juntaban con mis labios vaginales, sensibles y calientes cuando sentí un mordisco justo en el medio del clítoris. Grité endemoniadamente, estaba a un quiz del orgasmo cuando volvió a morder, dulcemente diría yo, sin hacerme daño pero causándome un gran placer. En ese mismo momento, en ese mismo instante de máximo gozo, mi madre dejó caer el cinto sobre mi culo y aquello me llevó al grito y al orgasmo mas extremo y sentido que había sentido hasta el momento. Mi padre seguía mordiendo, mi madre dándome de azotes hasta contabilizar los diez y yo seguía retorciéndome y moviéndome sobre mi padre que no dejaba de darme gozo con sus mordiscos cuando mi madre empezó a explorar mi culo con su lengua y sus dedos. Por unos instantes mi padre dejó de morderme el clítoris para dejarme sentir el ano penetrado por dos o tres dedos de mi madre que los metía y sacaba rápidamente.

Perdí toda noción del tiempo, no sé cuanto tiempo había pasado, pero logré hacer acabar a Gianni en mi boca. En ese momento los dedos de mi madre salieron de mi culo y la verga de Franco se metió dentro de mi sin darme tiempo a respirar, a decir nada; solo pude gritar de dolor, de placer, de gozo, de euforia. Estaba llegando a otro orgasmo cuando ya sentía mas que la punta de la verga de Franco dentro de mi. Estaba agitadísima, excitada, no tuve ni un minuto de respiro, eran intensas oleadas de placer que se sucedían unas tras otras. Mi padre volvió a morderme el clítoris mientras la pija gorda de mi hermano se incrustaba dentro de mi cada vez mas profundamente. El dolor y el placer eran cada vez mas intensos, desquiciados, sublimes y acabé otra vez, y otra, mientras mi hermano sacaba y ponía. Sentí la leche embargarme y mi padre me metía dedos en la concha, la lengua me recorría los labios, los dientes se me metían dentro como si fuera él un animal descontrolado; yo me sentía un animalito sin mente ante aquel placer que no dejaba de llegarme intenso y único. Una nueva verga estaba dentro mío, no se cual, pero los orgasmos que estaba experimentando, uno tras otros me volvían loca, me estremecían y me saciaban una y otra vez para luego reclamar por otro y volverme a vaciar para llenarme nuevamente.

Mientras yo misma me movía para que la segunda verga se incrustara bien adentro de mi, mi padre fue moviéndose hacia mis tetas a las que amasó y mordió a su antojo. Subió hasta mi boca, besó mis jugos y los de Giani y tomándome de las caderas, con los propios movimientos de mi hermano sobre mi trasero fue haciendo que su verga tocara mi clítoris. Lo buscó hasta que lo encontró, generándome locura al intuir la posibilidad de ser penetrada por todos los orificios. Mi hermano estaba en pleno traqueteo, no se cuanto tiempo estuvo metiéndola y sacándola de mi ano ya completamente abierto, que no experimentaba dolor sino placer, cuando mi padre acertó al agujero de mi concha. Logré sentir su cabeza entrando con dificultad, despacio. Franco bombeaba cada vez mas fuerte y yo empujaba contra él y ahora trataba de que la pija de mi padre no se saliera de mi concha. Le perdí durante algunos segundos cuando nuevamente, en un movimiento brusco mi padre logró ensartármela casi hasta la mitad. Grité de gozo y alcancé un orgasmo increíble, al que sentí injusto pues nadie podía tener el placer que yo estaba sintiendo en ese momento. Nuevamente traté de no dejar escapar la verga paterna y el pareció darse cuenta pues en dos o tres arremetidas mas mi padre estuvo nuevamente dentro mío, agarrándome de las caderas y penetrándome hasta el fondo. Los tres gritamos y jadeamos de gozo, yo no podía mas, mi hermano me clavaba los dedos en la espalda, la lengua y el aliento caliente de mi padre me recorrían la cara, sus dientes me rozaban y alcancé una sucesión de orgasmos cuando sentí plenamente las vergas de mi fraternos escarbándome placenteramente entre mis carnes ardientes.

Nuevamente perdí la noción del tiempo; sin embargo, mis nervios y mis sentidos estaban atentos a aquellas explosiones que provenían de tantos lugares cuando un golpe fuerte de los huevos de Franco en mi culo dieron lugar a su leche. Mi padre no dejó de moverse mientras todavía jugaba con mis tetas y con la boca abierta me dejaba escuchar toda su excitación. No faltó mucho mas para que el también se descargara dentro de mi y creo que también yo llegué al orgasmo, no lo recuerdo pues después de eso me desmayé.