Ansiedad

Aventura lésbica con una amiga.

No recuerdo demasiado cuando intento acordarme de su cuerpo, la luz estaba apagada, sin embargo recuerdo su olor...a hembra. Me acerqué sigilosa, siempre me gustó el movimiento de los gatos...quise ser su gata y así lo hice, coqueteé hasta su cama, la miré con esa mirada silenciosa que llama a gritos y esperé a que viniese a mi.

Se sentó a mi lado, empezamos a hablar de cuatro tonterías, la observaba mover la boca, me preguntaba si esos labios carnosos se moverían tan bien entre mis piernas y ansiaba que llegase ese momento pero como alguien me dijo alguna vez, en la paciencia estaba la virtud y esperé, la dejé hablar, coquetear conmigo, la dejé tocarme el pelo y yo seguí deleitándome un poco más. Jugábamos mientras nos tumbamos sobre la cama, nos contábamos tonterías e intentábamos tocar con el pie la boca o el pecho de la otra...

Nunca había conocido a una chica con la cabeza totalmente rapada y eso me daba morbo, la hacía de algún modo especial, con carácter, no siempre lo antiestético implica negatividad. Su piel era morena, mucho más que la mía, en contraste parecíamos un código de barras, yo, tan blanquita y ella con ese piel característica, siempre morena, incluso en invierno. Me preguntaba si también sus pechos estarían morenitos o tendría marcas de bikini...¿y sus nalgas?, ¿estarían blancas o sin contraste?...

Cuando me aburrí de mirarla me recosté sobre la cama y coloqué mis manos sobre el pecho, ella me levantó la cabeza y la puso sobre su regazo, una vez así colocada me acarició el pelo y las orejas con las yemas de los dedos y comenzó a acariciarme esa zona tan erógena y erótica que empieza a perderse debajo del cuello. Me notó estremecer y agachó su cabeza hasta posar sus labios en los míos, me mantuve quieta, quería dejarla hacer y ella sabía que me estaba gustando, abrí un poco las piernas porque mi coño estaba ya lo suficientemente mojado, tenía ganas de sus deditos pero parecían no llegar nunca.

Mientras me besaba comenzó a acariciar mis pechos, mas abundantes que los de ella, que eran pequeños, redondos, hermosos, a ella le gustaban los grandes pechos, me lo había dicho en alguna ocasión y ahora eran suyos...introdujo su mano bajo mi sujetador y me sacó un pecho fuera, dejó de besarme para inclinarse ahora sobre el y empezar a mamar compulsivamente mientras acariciaba mi entrepierna.

Cuando se cansó de la misma postura de tumbó y yo comencé a tocarla, muy suave al principio, no quería lastimarla y me gustaba escucharla respirar, la desnudé poco a poco hasta que quedó tendida sobre la cama, desnuda, con el coño muy húmedo, desprendiendo el olor propio de las perras en celo. Su respiración era entrecortada, me acerqué a sus pechos, los chupé suavemente, se pusieron duros, apuntaban al cielo sus pequeños pezones oscuros...

Mientras seguí chupando sus pechos toqué de manera muy suave su sexo, tan mojado, tan delicioso, moví mi dedo arriba y abajo...como a mi me gustaba que me hiciesen y sentí como jadeaba más, como me pedía más...ella solita empujó mi mano para que introdujese mis dedos en esa cavidad misteriosa, cálida, una vez así mi dedo gordo estimulaba su clítoris mientras otros dos dedos se movían buscando su punto de placer, cada vez respiraba más y más rápido hasta que se corrió con un sonoro orgasmo, movía sus caderas compulsivamente, me gustaba mirarla y decidí no darle tregua, me puse a comérselo como una loca, necesitaba chupar su sexo, saborearlo...

Me pedía más entre gemidos, sujetaba mi cabeza con sus manos y pronto volvió a correrse, estaba empapada...igual que yo. "Ahora quiero yo, ahora me toca a mi", pensé para mis adentros...me coloqué a su lado y ella comenzó a pasarme la lengua por la boca, quería limpiar sus jugos de mis labios, me lamía como si fuese una perra, me gustaba esa imagen, sin duda, dos guarras en acción, no podía dejar de pensar en como me lo iba a comer y ella no se hizo de rogar, lo lamía rápido, de arriba abajo, succionaba mi clítoris por momentos, fuerte, casi me hacía daño y mientras son su mano pellizcame mi pezón izquierdo...me hizo correr una vez tras otra, no podía dejar de gemir, sobre todo cuando introdujo sus dos deditos de golpe y me miraba a los ojos mientras me corría sin parar...

Me di la vuelta, me puse a cuatro patas mientras ella se sentó en la silla, le gustaba ver como caían mis pechos, como se movían mientras me hacía un tremendo dedo...yo la llamaba, la necesitaba allí pero a la vez me encantaba que me mirase y se masturbase también, nos corrimos a la vez, mirándonos y ella volvió a la cama. Abrimos nuestras piernas e hicimos coincidir nuestros coños, empezamos a movernos a la vez y pronto alcanzamos un nuevo orgasmo...

Su cuarto olía a sexo, a un sexo sucio y bueno, estiré la mano para llegar a mi bolso, por consejo de alguien especial para mi me había llevado el consolador, era azul y le gustó, comenzó a lamerlo como si fuese una polla de verdad, yo la sonreí y me puse de pié, delante de ella, abrí mis piernas y dejé que lo introdujese, moviendo poco a poco mis caderas. Estuvimos así un buen rato hasta que volví a correrme y supe que le tocaba a ella.

Se colocó en la misma postura que yo pero decidí ser un poco juguetona, la abrí de piernas pero no metí del todo el consolador hasta el fondo, lo dejé medio fuera para poder chuparlo, como si fuese una buena verga, eso la puso todavía más cachonda y no pudo evitar volver a la cama, se puso a cuatro patas y la penetré con el consolador, analmente, la volvía loca, gemía como nunca y se corrió...una vez, dos, tres, no lo se, era la primera vez que alguien se corría más veces que yo. Sentí un deseo irrefrenable de hacer algo pero no me atreví, no tenía tanta confianza con ella como para pedírselo aunque a estas alturas...creo que le habría gustado mucho, deseaba ver como orinaba sobre mi, como caían esas gotas doradas sobre mi cuerpo mientras con sus piernas abiertas movía sus caderas al compás...

Cuando recuperé la serenidad me quedé tendida a su lado, hablamos un rato largo, nos abrazamos y nos quedamos dormidas durante poco más de media hora. Me vestí y me marché después, necesitaba una ducha y cuando llegué a mi cuarto me volví a desnudar...olía a ella, me metí en la ducha y casi me vuelvo a quedar dormida otra vez...todavía no había dejado de mojarme y eso que habían pasado ya casi dos horas...