Ansia desconocida
Continuación de comienzo de una sonata... nuestros protagonistas llegarán a encontrarse?
Ma chi è? altro uomo che impazzito per te..., la canción de thegiornalista sonaba en mi iphone en lo que mi tren se alejaba de Venezia. Mi vuelta a casa comenzaba un 13 de Septiembre, el verano llegaba a su fin y con el mi experiencia italiana tocaba fondo. Al ritmo de Thegiornalisti y Fabri Fibra iba dándole banda sonora a mis recuerdos de un verano cargado de emociones, amores y trabajo. En definitiva me despedía de una personalidad que había creado con la ruptura de mi antigua zona de confort, algo que mi cuerpo pedía a gritos desde que mi pasado se hubiese vuelto gris años atrás. En la vida pensé que dejaría de lado todo lo que más valoro para irme a trabajar a otro país, cuya lengua desconozco y mas aún su cultura.
Cada vez que he hablado del futuro siempre me veía igual, con 22 años y carrera terminada, pareja estable, boda a los 25-27 años, dependiendo de cuando sacara la oposición, y niños como muy tarde a los 30. Desde luego paraba mas tiempo en soñar una vida, que en vivirla.
El tren se acercaba a Bologna cuándo yo empezaba a despertar de mis cavilaciones del pasado, viajar para mi siempre fue algo estresante, quizás por mi alta necesidad de seguridad, constantemente tengo que mirar los horarios de los trenes, aviones, buses. El pensamiento de que algo malo puede pasar siempre me ronda por la cabeza, digamos que el por si acaso para mi es un, ya que va a pasar. Al bajar del tren ya notaba el ansia de Bologna Centrale, la ciudad en sí es tranquila y fría pero se contradice con su estación, desde fuera un lugar pequeño y tranquilo, de arquitectura clásica italiana de principios del siglo XX, sin ser ostentosa, te invita a entrar y continuar el viaje. Idea de la cual te desengañas en el momento que llegas, una estación caótica, de hall estrecho, con varias salidas a pasadizos que pueden llevarte a unas vías o a otra estación completamente distinta, en definitiva un guetto ruidoso en el clima callado de Bologna.
Y allí me encontraba, en la última planta de la estación de Bologna Centrale buscando la forma de salir de aquel caótico lugar, con destino al aeropuerto para volver a un mundo que, nunca pensaba que conseguiría salir y que ahora no quería volver. Buscando entre la multitud personas que aparentemente puedan tener una misma historia, chicas que rompiendo su presente han descubierto que el futuro prediseñado que habían estructurado se había comenzado a destrozar, como aquel puente veneciano que Calatrava estructuró en una realidad personal en la que la naturaleza no formaba parte. Y es que ese era mi principal problema, la falta de la naturaleza en mis planes.
La “navetta” llegaba al Aeroporto Marconi y pese que mi mente empezaba a buscar la puerta de facturación y de embarque, mi corazón enloquecía por la de salida. Cualquier detalle me servía para recordar momentos del verano, y el hecho de ver mi billete me hacia pensar en el instante de darle click al Vamos de Ryannair, que provocaba la compra y por lo tanto mi pasaporte hacia la realidad. Era la niña de Piter Pan que volvía de Nunca Jamas, o mejor dicho de donde Nunca Jamás debí partir.
Nada mas entrar en el avión me entró el sueño, en Málaga con el traqueteo del aterrizaje, con pensamiento confuso desperté en aquel sillón de sky azul, fui estirándome lo poco que me dejaba el lugar esperando a que la puerta del avión abriera. Como si fuera un toro saliendo a la plaza la gente se encaminaba hacia la puerta , muchos para comenzar sus vacaciones, otros para volver de ellas y yo para poner fin a este paréntesis positivo en mi vida.
Mi padre esperaba en la puerta de llegadas del aeropuerto, con cara feliz pero ansiosa, nunca habíamos estado separados tanto tiempo, y sus llamadas repetidas cada día lo delataban. Cada vez que viajé me reí de esas personas que corren al ver a la persona que los espera, pero esta vez de forma inconsciente necesité correr para fundirme en un abrazo con la persona que se había interesado por mi todo estos meses fuera de mi hogar.
En el coche, camino de casa, esa imagen no se me iba de la cabeza, un padre necesitado abrazando a una hija que no quería regresar, o eso pensaba. Todo el trayecto pensando en no volver y ahora que he llegado me viene el sentimiento de que tenía que haber retornado antes. La necesidad de seguridad se volvía a apoderar de mi.
Sin duda se avecinaba una semana de reencuentros, para mi el mas esperado era con mi hermano. Cuando el acabó su movilidad Erasmus yo comenzaba mi experiencia italiana, por tanto, no lo veía desde año y medio por lo menos. Antonio era de esas personas que enganchan solo con abrir la boca, que pueden conseguir todo lo que quieren de una forma que para los demás sería impensable. Lo echaba de menos constantemente, era mi doble en todo, era quien me acababa las frases, era quien con una sola mirada sabía lo que quería o necesitaba, concluyendo la persona que me hacía volar en tierra.
Sentía su ausencia desde hacía un año, desde que se fue una parte de mi faltaba, me sentía vacía por dentro, un relleno que ni mi novio,ex, ni mi familia podía cubrir. Por el es que vine unos días antes de Italia, quería reunirnos a toda la familia el 16 de Septiembre en casa para contarnos algo, que viniendo de una persona tan informal y subjetiva, pedir un encuentro formal solo podía ser por una chica.
Convencí a mi padre para que me dejara en Córdoba en vez de en el pueblo para al menos salir de fiesta y recordar mis rutinas de Mercado y Góngora, de ahí que Paola me estuviera esperando en la puerta de su casa, maquillada y todo, solo para soltar las maletas e ir corriendo al Mercado a beber hasta decir no de gins tonic, aunque con lo italianizada que volvía mi cuerpo necesitaba mas un spritz.
Un abrazo como el de la terminal me despedía de mi padre, diciéndome adiós me dejaba en brazos de las palabras mal sonantes de mi amiga. Puta, guarra o hija puta es la forma de decirme corazón, mi vida o te quiero que tuvo siempre para mostrar sus sentimientos, Paola tan clara para unas cosas pero tan gris para otras, a día de hoy creo que no ha sido capaz de decirle te quiero a su madre, aunque conociéndola le dirá idiota en lugar de te echo de menos.
La noche no merece ni comentarla, el cansancio y las ganas por volver a ver a Antonio me pedían sueño y que pasaran las horas. Así que tras ponerme al día con mi soez amiga, nos echamos a dormir tras el último cigarro de charla y confesiones, intenté resumir mi verano en breves palabras, lo que provocó que mas que un cigarro fuera un paquete.
El desayuno fue rápido, Antonio llegaba a las 12, y desde las 8 ya miraba el reloj, casi rogando para que sus manijas elevaran el ritmo y que los minutos se convirtieran en segundos. Tras este momento de plegarias imposibles, salí sin decirle adiós a Pao, que estaba en una de sus interminables duchas. Sabía que Antonio llegaba sobre las 12 a la estación de trenes y que iría seguramente al punto de reunión de sus amigos, un bareto cutre del centro del cual mi hermano hablaba de el como si de una basílica se tratara. Mi plan sería presentarme directamente allí para verlo, y fundirme en un gran abrazo intentando imitar el que me daría mi padre ayer, el cual aun rondaba en mi cabeza.
Me bajaba de la linea 7, los nervios del reencuentro se apoderaban de mi, un nervio que se convertía en ansia y que me hacia elevar el ritmo de mi caminar haciendo sonar mis discretos tacones de una forma peculiar, siempre he sido un desastre y ya era desde Italia que prorrogaba el cambiarle las tapas.
La entrada en el bareto cutre de mi hermano y sus amigos me hizo sentirme como en una cámara de descompresión, que me hacía sentirme en otro ecosistema. Saludé a javi, jorge y al resto, antes de que me dijeran nada entre hasta el fondo con el ruido característico que hacían mis pies, buscando a mi hermano llegué hacia una ligera cuestecita que separaba el templo de mi hermano en dos. Un imán me paró en seco en aquella rampa, pensé en que la unión fraterna era tan fuerte como para girarme porque Antonio estaba detrás de mi, pero al volverme me desengañé. Jorge, con voz burlesca, tal vez al verme tan nerviosa buscando por el bar como si fuese una niña que en reyes busca sus regalos, me explicó que mi hermano estaba en la universidad y que iría directamente al piso mas tarde.
Fue un chasco grande, tanto tiempo esperando verle de nuevo y ahora tendría que seguir esperando, aun así este nerviosismo no se iba, esta ansiedad reinante en mi aun latía dentro de mi, no alcanzaba a adivinar el por que de este sentimiento, era como si lo que buscaba desde hace tiempo estuviera cerca miá, pero ese alguien no fuera mi hermano. Pensaba que era por la necesidad de reencuentro familiar pero, si sabía que el momento llegaría mas tarde y que ademas tenía tiempo para compartir con mi hermano antes de que se volviera a ir, no consigo comprender este sentimiento.
Salí de aquel lugar sin saber muy bien lo que estaba pasando, encarando la puerta de aquel antro se me acentuaba una falta de aire mezclada con latido taquicardico que seguía un ritmo continuo y veloz haciéndome volar en tierra. Su voz me hizo comprender todo, un simple vámonos me dejo marcada, en un momento comprendí lo que me estaba pasando, estaba enloqueciendo por segundos, de forma lenta y continua, formando minutos estaba atrayéndome por ley newtoniana hacia alguien, un ente que no conocía, algo que sin conocerlo me hacia “impazzire”. Conseguí abrir la puerta y salir.
Intentando olvidar este momento, que seguramente no se repitiría, volvía a mi viejo piso de estudiantes, quería volver a oler ese perfume estudiantil de mezcla de fritos, tupper y alcohol malo que hacia crecer a las mentes del mañana. Paola me esperaba allí, tras media hora de reproches típicos por no haberme despedido esta mañana de ella, conseguimos comer algo. Yo me recordaba en Italia mejor con la carbonara, aun así mi amiga quedó encantada, aunque poco me puedo fiar de ella con lo cumplida que siempre fue.
Dos horas pasaron solo para saber que ponernos, a mi me daba igual pero como dije a Paola que saldríamos con los amigos de mi hermano, enloqueció. Siempre que le digo algo del estilo ocurre, se le gira la cara en el momento que le digo que chicos vienen con nosotros y mas aún si eran ellos. Ese grupo tenía algo que la volvía tonta, no eran chicos de gimnasio, no eran los mas cultos y menos los mas simpáticos, tan herméticos, escondiendo algo que nadie sabe el que.
En especial por uno, que en lo que llevo de universidad nunca ví, pero siempre escuché de el. Un fantasma entre sus amigos, que no sabías muy bien si existía porque era una excepción en ese grupo, hablaban de sus viajes, de sus contactos, de su gracia, de su don de gentes... Era la antítesis de todo ese grupo social, como la excepción que confirma toda regla ortográfica, y en cierto modo me daban ganas de conocerlo, aunque no sabía curiosidad o necesidad.
Conseguí arrastrar por fin a mi amiga hacia el piso de hormonas de mi hermano, no recordaba muy bien pero gracias a dios Antonio dió señales de vida para señalarme el lugar. La escasez de ansiedad me demostró que el big bang interno no fue por el, era por ese ente, que volvía hacia mi cabeza y giraba en ella sin parar, dándose de bruces constantemente con mis paredes craneales. De nuevo la puerta fue determinante, el fantasma ansioso volvía hacia mi.
Un olor me dió fuerte, muchas horas de persianas bajadas, sudor, comida recalentada y alcohol, mucho alcohol.
-¡Italiana!!! ¿Cómo estas “hermona”? Dame un abrazo anda!(siempre le encantó cambiar las palabras y ese “hermona” sonaba a te quiero).
Estaba muda, de nuevo alguien faltaba como en el bar, y mi radar físico detectaba que no estaba lejos.
-Pero no te quedes muda y toma una cerveza. Tenía muchas ganas de verte por fin hermonita.
Antonio seguía con su euforia pero yo solo podía hacer caso a mi ritmo ventricular, necesitaba salir de allí y solo pude parar a decirle que fui a buscarlo y no estaba.
Cobarde fui, podría haber salido de dudas y por no afrontar la realidad, tuve que salir corriendo. Aun así me aseguré una última baza, la noche. En Góngora pondría fin a esta duda, tenía que decidir entre vivir una noche como una leona o 100 como una oveja.
PD; Me gustaría ver vuestros comentarios y que os esta pareciendo. Gracias