Anotaciones sobre ella

Advertencia: no hay sexo a la primera, habra pero no es el centro de la historia. No leas si no tienes paciencia. Espero que te guste.

Cap1.

En toda historia hay varios puntos de vistas para contarla, aquí tienen la mía.

Tenía 16 años, mi problema para entonces era básicamente mejorar mis calificaciones pero como me encanta complicar mi vida abrí mis ojos al mundo. Comencé a fijarme en quienes me rodeaban, las chicas fácilmente se ganaban mi atención. No sabía a qué me llevaría el mirar, no sabía nada.

Hablemos de quien apareció primero.

Primera anotación: A veces sin buscar nada estamos llamando cosas, así paso en este caso. ¿Bueno o malo? Solo pasa y ya.

Era verano, a diferencia de los anteriores si tenía cosas que hacer. Mi hermano estaba por abrir una hostal a medio kilómetro de una playa, la cual está a unos 30 minutos de la ciudad, el proyecto surgió con la intensión de ser un hogar para aquellos surfistas que llegaban a esta parte del país atraídos por las hermosas olas de la playa. Mi hermano me encargo como tarea para aprender técnicas básicas de cocina durante todo el verano, y cuando esta preciada estación terminara ayudaría a cocinar en el hostal. A cambio de gastar parte de mi tiempo aprendiendo obtuve una suscripción anual en el mejor gimnasio de la ciudad, según mi hermano, para “ejercitar cuerpo y mente”.

El sol quemaba suave mi piel mientras caminaba por la avenida en dirección al edificio donde me impartían las clases. Hasta ese momento mi profesor era un chico el cual solo se dedicaba a hablarnos en clase, era la parte teórica de todo lo divertido. Ya era la 5ta clase y el primer mes del verano ya había terminado. Estaba leyendo un libro de recetas que nos acababa de pasar el profesor cuando note que todos se estaban levantando

-qué pasa? –le susurre a mi mejor amigo, también quería trabajar en el hostal-.

-y luego yo soy el unicelular que no sabe hacer dos cosas a la vez –dice guardando sus cosas para levantarse- desde ahora todo lo que aprendamos será practico…se acabó la teoría

Solo guarde rápido ese libro en mi bolso y me fui junto a él, estábamos algo atrasados y la verdad me emocionaba el aprender ya no solo leyendo. Entramos en una gran cocina acondicionada para enseñar. Como llegamos tarde nos tocó ponernos en un lugar algo apartado de la profesora, la cual de momento nos daba la espalda mientras anotaba su nombre en la pizarra. No andaba con mis lentes así que leer su nombre fue algo difícil pero lo logre: “Daniela Z. G.”

-seré directa –dijo seca- reglas para mi clase: ser puntuales –dirigió su mirada a nosotros- y silenciosos –miro a un grupo de chicas que murmuraban-.

No falto que digiera mucho más, nos dejó callados. Comenzó explicando los utensilios básicos y para que se usa cada uno. Sabía que debía prestar atención a lo que ella decía pero no podía, saque sutilmente mi celular y comencé a grabar su voz para escucharla luego. Ya cuando solucione el problema de la perdida de información por la falta de atención me relaje, mis ojos estaban en ella. Como dije antes, no tenía lentes y el nivel de detalle no era demasiado pero logre ver que sus ojos eran de un tono claro al igual que su cabello, su cuerpo era delgado y sus manos alargadas.

Estaba mirando como movía su boca al hablar cuando sentí un codazo en mi costado.

-deja de mirarla asi –susurro mi mejor amigo Alex-.

  • así como?

-analizándola…-dijo entre dientes- te ha mirado constantemente, sabe que no prestas atención –susurra sin mover los labios-

  • y que es tan interesante?–dice ella llamándonos la atención-.

  • su boca, profe. -Pensé-

  • nada –dijo Alex-

-disculpe no volverá a ocurrir –dije fuerte y ella dejo de mirarnos. Siguió su explicación-

Bueno podría aburrirlos relatando cada clase con Daniela pero todas eran iguales en formato más no en contenido. Cada vez que salía de esa cocina sabía cosas nuevas sobre cocina y de ella.  Mi primer gran logro fue hacer que ella desviara la mirada, siempre lo hacía yo. Desde ahí las clases comenzaron a tener cierto jugueteo entre las dos, o eso creía yo.

Ya estaba por empezar marzo y el curso de cocina estaba en su final. La última clase se ocupó para “la prueba final”: hacer una cena a la profesora. Para esto nos dividimos en grupo de a 3 para realizar cada plato: la entrada, plato de fondo y el postre.

Me toco el postre junto a Alex y otro chico. Decidí hacer algo bonito y acorde a lo que cenaría Daniela, no me costó convencer a los chicos. Ellos estaban encargados de hacer el postre y yo de la parte más delicada: el decorado. Estuve alistando los utensilios de decoración mientras ellos cocinaban cuando deje todo ordenado me puse a jugar con un rallador de frutas y ahí sentí que ella me miraba, levante mi vista y mis ojos chocaron con los suyos serios como siempre, en segundos sentí como el calor me subía a las mejillas y acto seguido en sus labios había una sonrisa victoriosa. Por suerte los chicos interrumpieron llegando con el postre listo, agarraron los trastos y los fueron a lavar.

-que te quede lindo porque a nosotros nos quedó rico –dijo Alex riendo mientras se alejaba-

Me concentre durante varios minutos hasta dejar casi listo el postre solo faltaba una ralladura de naranja y ahí volvió mi querido rallador, me costaba agarrarlo porque tenía caramelo en los dedos. Sin darme cuenta lo agarre mal y termine por cortar un poco mi dedo. Inmediatamente sentí sus dedos apretando el mío para frenar la sangre, me puso rápido un parche.

-no debes ser tan torpe –me agarro del brazo y me hizo quedar de frente a la mesa, se puso detrás de mí y guio mis manos. Rallamos perfectamente la naranja- entiendes? –dijo cerca de mi cuello, un tipo de electricidad recorrió toda mi espalda. Se apartó y camino a su asiento.-

Mire a mi alrededor, todos estaban preocupados en su tarea asignada, nadie vio nada. Ella solo sonreía mientras leía una revista, pero yo sabía lo hacía por cómo me ponía de nerviosa y quizá sabía perfectamente lo que pasaba por mi cabeza.

Después de esa noche cocinando para la chef todo cambio, al otro día tenía una solicitud de ella en Facebook. Pasaban los días y no había ninguno en el que no hablara con ella, al principio era algo fría y cortante a mi parecer, luego logre que fuera un poco más cálida aunque solo fueran letras. Ya habían pasado 2 meses hablando con ella pero no la había visto en persona desde esa última clase, éramos amigas solamente porque ella tenía novia en su país de origen.

Un día me pregunto si quería ir al cine con ella, ahí las cosas cambiaron. Empecé algo mal esa “cita de amigas”, llegue 30 minutos tarde por el tráfico en las calles.

Anotación: ella odia la gente impuntual y la que come en el cine.

-estuve a 5 minutos de irme –dice seria, se levanta de la silla donde estaba-.

-lo siento es que…-me interrumpe-.

-ya…mejor vamos a la película, empezó hace 4 minutos.

  • aun no empieza entonces. –entramos en la sala rápido, no compramos nada porque a ella no le gusta comer-.

Estuve la mitad de la película atenta hasta que ella me empezó a distraer y no de buena manera, estaba con su móvil hablando con la novia por What’sApp. Al principio pensé que solo respondía un asunto rápido pero la verdad es que estuvo varios minutos en el móvil.  Si no le gusto la película que elegí era fácil sugerir un cambio, pensé.

Le di unos minutos más de oportunidad, quería observar si empezaba a ver la película sin desviar la mirada a su celular cada 2 minutos, no fue así. Me levante rápido sin decir nada y salí de la sala, creo ella pensó que iba al baño porque no me siguió. Llegue a mi casa y tenía 5 llamadas perdidas en mi celular, solo le respondí cuando estaba ya por dormir.

-mañana tengo clases, deja de llamar porfa –dije con voz suave-.

-¿Por qué me dejaste sola en el cine? Llegas tarde y además me dejas. –dice enojada-

  • no era yo la que andaba mirando el celular, contigo no voy a ningún lugar nuevamente. –cuelgo y apago el móvil-.

¿Qué paso luego de esa noche? No hable con ella casi por una semana, hasta que un día fue por mí al colegio. Ya estaba entrando Mayo, el otoño estaba comenzando a cambiar a invierno, hacia frio la mayor parte del día.

Yo estaba a la salida hablando con mi mejor amiga cuando vi llegar una moto color rojo vino. Ella se bajó y camino hacia mí, no quito su casco solo levanto el visor.

-¿Podemos hablar? –dijo seria, miro a mi amiga-.

No dije nada, mi amiga entendió sin palabras. Quedamos solas, pero yo camine lejos de donde estaban los demás, terminamos al lado de su moto.

-¿Por qué de un día a otro ya no me hablas? –dijo mirándome seria-.

-Porque ya no quiero hablar contigo, tengo mejores cosas en que gastar el tiempo. –dije sin mirarla, ella solo suspiro-.

-Yo sé que no debí hacer eso en el cine, pero tuve problemas con mi novia y…-la interrumpí-.

-¿Te pregunte excusas o qué? –dije seria-.

-malcriada –dijo algo enojada-

  • ¿Te pedí que vinieras a ver a una “malcriada”?

-solo déjame explicarte y te dejo en paz.

-no quiero

-bueno como te decía, tuve problemas con mi novia –cuando empezó a decir la excusa nuevamente yo comencé a alejarme. Ella empezó a subir la voz en medida que me alejaba para que yo escuchara.  Termino casi gritando- PORQUE LE DIJE QUE ME GUSTA UNA CABRA CHICA (niña) –grito y todos la miraron, incluyéndome-.

De la vergüenza solo camine rápido alejándome, debía llegar rápido a mi casa para estudiar y  se me iba a pasar el microbús. Estaba llegando a la esquina de la avenida y llego con su moto.

-¿Te puedo llevar? –ya tenía el visor abajo, no veía sus ojos-.

-ando con falda. No es buena idea. –susurre-.

-te paso una manta para que te la pongas en las piernas

-okey pero solo hoy y ahora. –dije seria-.

Anotación: a ella le encantan los retos, decir “no lo hagas” es despertar el deseo.

Me subí a esa motocicleta, fue lento para que la manta que estaba en mis piernas no se levantara. No sé cuántos días fue a buscarme, siempre estaba esperándome con un casco y con la manta para cuando iba con falda. Me gustaba lo atenta que era.

Unas 2 semanas después de su primera vez de irme a buscar, íbamos camino a mi casa cuando comenzó a llover fuerte, ella andaba con chaqueta de motoquera pero yo no,  en segundos mi ropa se mojó. Daniela desvió el camino rápidamente y terminamos entrando al estacionamiento de un edificio departamental, por suerte el estacionamiento era subterráneo así que la lluvia ya no era problema.

Me baje y quite el casco. Ella también se bajó pero seguidamente camino algo rápido y yo solo la seguí.

-¿dónde estamos? –rio- esta no es mi casa!

-Si lo sé, genio –susurro al mismo tiempo que llegamos frente a un ascensor, nos subimos y comienza a ascender- estamos en mi departamento, quedaba más cerca que tu casa... espero que no te moleste quedarnos hasta que pase la lluvia. No quiero te resfríes, andas con falda –susurro mirándome-.

-Ya estamos acá, no es como que tenga muchas opciones. –agarre mi móvil para llamar a mi madre, avise que estaba en la casa de una amiga y que llegaría en la noche-.

Terminamos en el piso decimo de aquel edificio, su departamento era bonito pero desordenado. Tenía un gato que era gracioso y cosas de videojuegos por todos lados.

-¿Te gustan los video juegos? –dije observando un escritorio con un pc gaming-.

-sí, pero solo de computadora. –ríe- paso trabajando o jugando.

-o comiendo –dije mirando la cocina a lo lejos, era lo único ordenado. Sabía que le encantaba comer,  por suerte su metabolismo era rápido y era un palito.- tienes suerte de no ser una bolita de grasa –reí-

-¿Quieres algo de comer? –dijo mientras caminaba a la cocina-.

-Si. ¿Tienes secadora de ropa? Quiero secar mi uniforme del colegio, tengo frio –dije mirando por la ventana como llovía-

-sí, anda a sacártela a mi habitación y luego ves con que te cubres el cuerpo –dijo a lo lejos- te hare de cenar por mientras.

-gracias, podría pagarte ordenando el cuchitril que tienes –reí, dijo algo como respuesta pero no logre escucharlo-.

Me fui a sacar la ropa y quede en ropa interior, por suerte en mi mochila andaba con el sweater de mi mejor amigo y como es más alto que yo me quedaba grande. Me lo puse y me llegaba  un poco más debajo de las nalgas, con eso bastaba por el momento porque además andaría cubriéndome con una mantita que encontré en la  cama de Daniela.

Le pase la ropa para que la secara y mientras cocinaba yo me puse a ordenar, luego de unos 30 a 40 minutos la cena estuvo lista y  yo tenía ordenado casi todo.

No cenamos en la mesa porque hacia frio, nos sentamos en el sofá y nos cubrimos  las piernas con la mantita que yo andaba. Cada una se puso sobre las piernas una bandeja con el plato de comida y un vaso con jugo. Mientras comíamos veíamos las noticias, al parecer la lluvia duraría hasta 2 horas más.

Luego de comer seguimos sentadas mirando la tv, la ropa ya estaba seca así que fui por ella. Estaba un poco agachada sacando mi ropa cuando sentí su mirada, me di vuelta y ella estaba apoyada en la puerta mirándome.

No dije nada y me fui a vestir a su habitación. Estaba solo con la falda puesta cuando Daniela entro en la habitación, me quedo mirando de pie a cabeza y yo solo me termine de vestir. Hizo como que agarro un cable de su móvil y se fue al sofá, yo la seguí y me senté a su lado.

Estaba hablando con mis amigas por WhatsApp cuando ella me quito el celular, trate quitárselo pero no me lo paso.

-ya, no es gracioso –dije tratando de parecer seria-

-para mi si –dijo metiendo sus manos detrás, entre su espalda y el sofá-

-ya pásamelo –dije tratando de meter mis manos por su espalda pero no me dejo-

-se obediente y te lo daré…-dijo mirándome-.

-¿Qué debo hacer? –dije levantando mi ceja-.

-primero…siéntate sobre mí –dijo sonriendo- pero conociéndote…primero te compras un nuevo móvil a hac…-no deje que continuara, me senté sobre ella y la miraba con los brazos cruzados-

-ya pásamelo. Obedecí –dije exigente-

-aún falta una parte, la segunda. Bésame –dijo con una sonrisa pícara, como no específico donde debía besar, bese la comisura de sus labios y ella rio. Sus manos dejaron el celular en el sofá, tomo mi rostro y  beso mis labios. Fue un beso lento que duro un buen tiempo-.

Me aparte para tomar aire y suspirar, la mire fijo y sonrió. Mire por la ventana y ya no llovía.

-llévame a casa –susurre sin mirarla, estaba nerviosa-.

-solo si te quedas conmigo el fin de semana que viene –dijo agarrándome de la cintura para acercar mi cuerpo al suyo, asentí con mi cabeza y ella me robo un beso-.

-¿Sabes que soy menor de edad? tú me llevas 5 años…podrías ir a la cárcel –dije tratando de espantar su seguridad-

-no te hare nada que no quieras…-dijo cerca de mi cuello, lo beso suave y dejo un chupón-.