Años 50 (5): Madres e hijas (2)

Tras descubrir que su propia madre forma parte de la Sociedad Secreta de Lesbianas, una sorprendida aunque cada vez más desenvuelta Rebecca avanza en las relaciones con ella y con otras miembros de la misma...

Años 1950 (5) Madres e hijas (2)

Sentí un dolor intenso que me golpeó cuando la gruesa polla estiró mi culo hasta proporciones para las que no estaba hecho. Grité, como si me hubieran apuñalado.

  • ¡OH DIOS, MAMÁ! ¡Oh Dios!

Un montón de sonidos inarticulados escaparon de mi boca cuando traté de decir lo que sentía.

  • Duele... duele tanto – aunque creo que sonaba más como "murph ... umpth ... oooomfer ... ooooooo!

(Continuación)


  • ¿Quieres que pare, cariño? – preguntó mamá, con su polla muy dentro de mí.

No quería que lo hiciera por varias razones: Uno, quería complacer a la Sra. Madison; Dos, quería ser una zorra con tres agujeros disponibles para mamá y para todas las que quisieran; Tres, quise darle la virginidad de mi culo a mamá, quería correrme con su bastón en mi culo; Y cuatro, quería sentir el placer que la Sra. Madison me había prometido que obtendría aunque, por el momento, eso no parecía posible. Respondí, tratando de aguantar el dolor.

  • ¡Nooooo! Tengo que aprender...

  • Bien, puta mascota - dijo la Sra. Madison mientras volvía a hacerme una promesa - Sólo relájate, mi mascota, y pronto el dolor se desvanecerá.

No pude entender cómo haría para que terminara el dolor.

  • Estoy tan orgullosa de ti, cariño, de que me dejes tomar ese culo tuyo tan sexy… - se rió como una colegiala - ¡Nunca pensé que tendría mi propio schlong (1)!

  • Gracias, mami – contesté absurdamente, queriendo sentirla follarme mi culo, experimentar el placer prometido, así que le rogué - Ahora, por favor, mami, fóllame el culo, sodomiza el agujero de mierda de tu incestuosa hija.

  • Joder, perra, que caliente pareces con esa desagradable y sucia boca tuya – gimió mamá cuando empezó a follarme lentamente.

Y como prometió, el dolor empezó a desvanecerse, sustituido por un creciente placer.

  • Me encanta follarte, cariño – dijo unos minutos después, empujando cada vez más fuerte dentro de mí.

  • Me encanta que me follen, mami… Ahora se siente muy bien.

  • Puta Zelda, cómete el coño de Rebecca – ordenó la Sra. Madison, sorprendiéndome.

  • ¿Perdón…? – preguntó la Sra. Winston, sorprendida.

  • Sólo haz lo que te mando, puta soltera – ordenó la Sra. Madison, demostrando la jerarquía que había en la Sociedad.

  • Sí, sí señora – tartamudeó la Sra. Winston, mientras me ponía a cuatro patas para darle acceso a mi coño y observé cómo se metía debajo de mí para empezar a lamer mi clítoris. El placer de mi coño mezclado con el anal provocaron que me pusiese febril.

De repente, queriendo y necesitando correrme, comencé a relajarme más todavía para sentir la polla de mamá.

  • Qué puta tan sexy - ronroneó la señora Madison, mientras observaba cómo comenzaba a follarme.

  • Sí, señora – dije conforme, sintiendo crecer de nuevo mi orgasmo.

  • Córrete para mí, puta anal – me ordenó la Sra. Madison unos minutos después, a medida que mi respiración aumentaba y comenzaba a gotearme el sudor.

  • Vamos, mi puta hija de mierda – exigió mamá, rebotando mi culo hacia atrás mientras sentía sus empujones duros y firmes.

  • ¡Sí, mami! – grité poco después, cuando el tercer orgasmo de la noche me sacudía.

  • Muy bien. Llevemos esto al dormitorio – dijo la Sra. Madison cuando terminé de correrme.

Me levanté de entre las piernas de la Sra. Winston apoyándome en sus rodillas y la miré, con mi cara mojada de sus jugos.

  • Gracias por el orgasmo, Sra. Winston.

  • Sabes delicioso, Rebecca – contestó sonriendo.

  • Espero conocer muy pronto cómo sabes – dije sonriendo también.

  • Yo también.

Luego seguí a mamá y a la Sra. Madison a un dormitorio, tambaleándome y sintiendo mi cuerpo como gelatina. Cuando llegamos al dormitorio, la Señora volvió a ordenarle a mamá.

  • Quítate el cinturón y siéntate en la cama, Catherine.

  • Sí, señora – obedeció mamá, emocionada ante la perspectiva de que ahora fuese su turno.

La Señora me dio un arnés con una polla mucho más grande.

  • Dios… Ese monstruo es enorme…

  • Tu puta mamá se lo tragará todo, ¿verdad, Catherine?

Mamá miró la enorme polla, mayor que con la que me había follado antes.

  • Mi coño es suyo para que lo use cómo desee, Señora – respondió como una buena sumisa, aunque la expresión de su rostro era de duda, pensando si aquella serpiente entraría dentro de ella sin hacerla sangrar.

  • Buena respuesta, puta. Ahora, puta Rebecca, folla a tu madre puta.

De repente, sintiendo el poder de un Ama dentro de mí, me acerqué a la cama con confianza y le pregunté a mi madre.

  • ¿Qué, mamá? ¿Estás lista para que te folle hasta volverte loca? – dije, notando como mi madre se quedaba sin aliento mientras me movía sobre ella.

  • La de tu padre sólo mide 5 pulgadas – suspiró ella.

  • Dicen que cuanto más grande mejor – ronroneé, mientras frotaba la larga y gruesa polla de arriba abajo por sus labios vaginales, inclinándome para besarle – Además, papá debe ser lo último en lo que tu mente piense. Quiero que te follen todas las vecinas – agregué rompiendo el beso.

  • Fóllame, cariño – gimió, rompiendo otro amoroso beso - Quiero que te folles a tu mamá como la puta sucia que siempre quise ser.

  • ¿Fantaseaste con ser una puta, mami? - le pregunté, mientras frotaba arriba y abajo sus labios vaginales.

  • Sí, bebé – admitió - Pero nunca pensé que lo haría. ¡Y nunca soñé que te unirías tanto a mí!

  • Ahora puedes ser una puta cuando quieras, mami – le prometí - Y cuando quieras que yo sea sea tu puta de tres agujeros, solo tienes que chasquear los dedos.

Con esa promesa todavía en mis labios, deslicé mi polla profundamente dentro de su coño y observé cómo sus ojos se agrandaban cuando la enorme polla estiró su coño y alcanzó nuevas profundidades.

  • ¡¡¡Mierda!!! – gritó ella mientras la polla desaparecía en el interior de su coño.

Observé cómo mi enorme herramienta la llenaba lentamente, asombrada de que siguiese avanzando sin resistencia.

  • Tan grande - gimió mamá, mientras sus piernas parecían levantarse en el aire.

  • Tómalo todo, mami - ordené, deleitándome con el breve cambio de roles de sumisa a amante.

  • Sí, cariño, utilízame como tu mami puta – volvió a gemir, mirándome a los ojos con un amor y una lujuria innegables.

  • Sólo una puta realmente jodida puede acoger toda mi polla en su coño – dije cuando mi polla llegó al fondo, manteniendo mi tono dominante.

  • Supongo que soy una enorme puta jodida, cariño – gimió, mientras levantaba el culo como si quisiera que la polla le entrase aún más profundamente.

Comencé a follarla con fuerza, asombrada de que pudiera acoger en su interior las diez pulgadas de mi polla con tanta facilidad, mientras ella balbuceaba.

  • Amo como me follas. Me encanta que seas una chica tan sucia, como tu madre folladora.

Que mi madre se llamase a sí misma “Madre folladora” era surrealista y un gran cambio, y la seguí follando duro.

Mamá se corrió unos minutos después, justo cuando escuchamos una voz.

  • Wow, esto es inesperado…

  • ¡Jen! – dije, quedándome sin aliento mientras miraba a la hermana menor de edad de Eleanor con un enorme arnés en su cintura.

  • Primero mamá y Eleanor, y ahora ustedes dos – dijo.

  • ¿Te follaste a Eleanor? – pregunté.

  • Diablos, sí – asintió – Fue emocionante hacer a mi propia hermanita mi perra.

  • Wow - asentí, deseando tener una hermana, pero Eleanor era una excelente sustituta.

La señora Madison interrumpió nuestra reunión, con mi polla aún en lo más profundo de mi madre.

  • Ustedes dos pueden ponerse al día más tarde. Es hora de que Catherine tenga su primera doble penetración.

  • Oh Dios - gimió mamá, acostada de espaldas y temblando.

  • Es hora de que te follen, mami - dije, empujándola hacia mí.

  • No puedo - dijo débilmente, mientras miraba hacia atrás y veía la enorme polla que Jen estaba usando. Sus ojos se agrandaron - No puedo físicamente.

  • Es del mismo tamaño que la que sodomizó a tu hija – le informó la Sra. Madison.

  • Oh… - dijo mamá cuando la paré y la besé. Rompiendo el beso la sostuve más cerca mientras le hablaba - Espera, mamá, ven. Hagamos espacio para Jen…

Mamá gimió, mientras nos acurrucábamos como si yo fuera la madre que alentaba a su hija.

  • No puedo, por favor, no lo hagas.

  • Sssss... Está bien, cariño – susurré, asumiendo el control total mientras Jen se unía a nosotras en la cama.

  • Listas o no, ahí voy – dijo riéndose ante el juego de palabras.

Me retiré lentamente, tirando de mamá hacia mí, mientras Jen se colocaba detrás de ella.

  • ¿Su culo es virgen? – preguntó Jen.

  • Sí – susurró mamá.

  • ¿Sí, qué, puta…?

  • Sí, señora Jen – respondió mamá, como una autómata.

  • Mejor – dijo Jen mientras empujaba su polla en el interior del culo de mamá.

  • Joder… - dijo mamá con una mueca, mientras nuestros ojos se cerraban.

  • Sólo relájate, mamá. Estoy aquí contigo y, como dijo la Sra. Madison, “el placer vendrá después del dolor”. Te prometo que es verdad.

  • Creo que me voy a desmayar – dijo.

Bajé mi cabeza y la besé, tratando de distraerla del dolor, con mi polla aún profundamente dentro de ella.

  • Joder, qué apretada está – dijo Jen.

  • Tú también lo eras antes de que yo desvirgase tu culo – dijo la Sra. Madison.

  • Es cierto – contestó Jen riéndose – Gracias por darme dos culos vírgenes hoy.

  • Bueno, has sido una buena puta y, por supuesto, merecías tener la primera la puerta de atrás de tu hermana.

  • Ella la recibió bien – dijo Jen.

Ojala hubiera podido ver eso, esperaba que Eleanor estuviera bien.

  • Por favor, para – suplicó mamá rompiendo el beso.

  • Está casi todo dentro, puta – aseguró Jen, estirándose y cogiendo las tetas de mamá desde atrás.

  • Está bien – dijo mamá débilmente, con las lágrimas brotando de sus ojos.

La atraje otra vez para besarla de nuevo.

  • Ya está todo dentro – anunció Jen.

  • Eso es tan caliente… - dijo la señora Madison – Piénsalo, Catherine… ¿Hubieras pensado al despertar que al final del día te habrías comido no sólo mi coño sino también el de tu hija? ¿Qué desvirgarías el culo de tu hija? ¿Que luego te follaría ella y que romperían tu cereza anal con Rebecca aún en tu coño?

Mamá rompió el beso y de alguna manera se rió.

  • Nunca, ni en un millón de años…

  • Tal vez no en un millón más, pero hoy ha sucedido todo eso – dijo la señora Madison riéndose también.

  • Es hora de destrozarle el culo – dijo Jen de repente - Ruega, puta, pídeme que te rompa el culo...

Mamá me sorprendió cuando, con aún más lágrimas y agitación, dijo.

  • Folla mi culo, Jen. Hazme tu zorra, úsame como tu puta más barata.

Jen obedeció y comenzó a follar a mamá. A diferencia de mamá, que había empezado lentamente y me permitió acostumbrarme a tener una polla en mi culo, Jen folló a mamá con fuerza, haciendo que sus tetas empezasen a saltar.

  • Mierda… - gritó.

  • Oh, sí… Sólo otra madre grosera que se ha convertido en lo que realmente es – ronroneó Jen, mientras agarraba las caderas de mamá.

  • Sí, quiero ser una puta - admitió mamá.

  • ¿Una puta de tres agujeros? - pregunté.

  • Sí, cariño, quiero ser una puta sucia de tres hoyos y servicio completo, igual que tú. ¡Eres mi heroína! – gritó mamá tratando de besarme, pero la muy puta se movía tan agitadamente que su boca simplemente rebotó en la mía.

  • Oh, mamá, dices cosas tan bonitas – bromeé, mientras sujetaba su culo para que aguantase las presiones de Jen.

  • Oh, Rebecca – gritó cuando realmente empezó a ser doblemente follada.

Como me había ocurrido a mí, finalmente el placer superó al dolor y mamá empezó a respirar pesadamente, más animada.

  • Oh, Dios, se siente tan bien… Me encanta que me follen dos pollas… ¡Voy a correrme!

La maltraté, con amor en mi corazón, mientras le regañaba.

  • ¡Sólo las mamás putas pueden correrse con una doble follada, tú eres una puta barata de tres agujeros!

  • Entonces, soy la mamá más puta, una madre folladora… – gimió comenzando a rebotar sobre ambas pollas, lo que hizo que mi polla entrase aún más profundamente en ella.

  • ¡Así me gusta! – sonreí, observando la cara de mamá mientras sentía aquel placer tan intenso.

  • Fóllame todos los días, cariño - gimió mamá - quiero que me hagas tu mami puta. ¿Serás mi Ama, bebé?

Esto me asombró. Pensé que era yo era la sumisa y mamá la dominante. Sin embargo, la idea de ser generalmente sumisa y tener mi propia mascota, especialmente si era mi mami, era una oferta demasiado buena como para rechazarla. Miré a la Sra. Madison, quién sonrió y asintió dándome permiso. Sellé el contrato.

  • Sí, madre, ahora eres mi mami puta a tiempo completo. Te comerás mi coño cuándo y dónde yo quiera, te follaré dónde y cuándo quiera, y te compartiré con quién quiera, dónde quiera y cómo quiera, sin preguntas…

  • Oh, sí, señora Rebecca. Úsame como tu mami puta - gritó mamá.

Ser testigo de su completa euforia fue completamente satisfactorio, al igual que la idea de tenerla como mi mami puta a tiempo completo. Asumiendo el control, le dije.

  • Ven ahora, mami-zorra, ven a que te folle el culo como a una puta barata. ¡Ven con tu hija amante, ven por tu amante Jen, ven por tu amante Carol…! ¡VEN AHORA MISMO!"

  • ¡Sí! – gritó mamá, y mi orden rompió su invisible presa y la inundación la consumió.

Jen y yo continuamos follando con ella provocándole más orgasmos, hasta que se alejo de ambas y cayó sobre su espalda.

  • No más, por favor, no aguanto más – jadeó buscando aire, mientras su cuerpo temblaba y su coño goteaba en las sábanas.

  • Rebecca, ve abajo, creo que tienes una promesa que cumplir con la Sra. Winston – dijo la Sra. Madison.

  • Sí, señora – dije poniéndome de pie.

  • Quítate primero el cinturón - dijo la Sra. Madison - Tengo una estudiante universitaria para follar.

  • Gracias a Dios, señora – dijo Jen mientras se quitaba el suyo – Mi culo necesita una buena puta".

Me quité el cinturón y le ofrecí la punta a mi mamá para que la besara, lo cual hizo con gratitud. Quería ver a la señora Madison y a Jen, pero en lugar de eso me dirigí a las escaleras. Al llegar allí, me sorprendió ver a la señora Stroman ya entre las piernas de la señora Winston.

  • Estaré contigo en un minuto – dijo sonriendo la Sra. Winston.

  • Por supuesto, señora - asentí, preguntándome dónde estaba Eleanor.

Observé durante un par de minutos como se corría la Sra. Winston, repitiendo ese día surrealista una y otra vez en mi cabeza, un día que había eclipsado por completo y repetí este día surrealista en mi cabeza, un día que había eclipsado por completo a todos mis otros locos días locos y que los hizo palidecer al compararlos.

Todo había cambiado ahora que mamá estaba involucrada. Tener a mi propia mami como puta era mejor que mis sueños más salvajes. La Sra. Winston se levantó una vez que terminó su orgasmo y me preguntó, mirándome directamente:

  • ¿Quieres una puta más, Rebecca?

  • Siempre puedo usar una puta más - sonreí.

  • Realmente eres la mejor mascota que hemos tenido - dijo.

  • No te olvides de mi mamá – sonreí - Ahora soy su hija, su amante y ella es mi mami puta, y la señora Madison lo aprueba. Te la puedo ofrecer cuando quieras.

  • Una buena oferta gratis…

  • También está Eleanor - agregó la Sra. Stroman, mientras se levantaba de sus rodillas y se ponía de pie.

  • Nunca he comprado una y ahora tengo tres ofertas - se rió la Sra. Winston, mientras se ataba un arnés a su delgada cintura.

  • Bueno, yo nunca había oído hablar de un club secreto de lesbianas amas de casa hasta hace menos de un mes - bromeé, inclinándome sobre el aparador y esperando ansiosamente como una buena puta.

  • Mierda, realmente eres una puta ansiosa - dijo la Sra. Winston.

  • Habéis abierto la caja de Pandora ha sido abierta – dije encogiéndome de hombros - Y ahora no se puede cerrar.

  • De todos los estudiantes del último año de secundaria, literalmente eres la última persona en que pensé que sería la próxima mascota – dijo cuando se acercó a mí.

  • ¿De verdad…? - pregunté, un poco herida por ese comentario.

Ella se disculpó, mientras se pegaba a mí.

  • No quise decirlo como ha sonado, cielo, quise decir que parecías muy dulce e inocente.

  • ¿Todavía lo parezco…? - pregunté sonriendo.

  • Ahora eres dulce y cachonda – sonrió ella, mientras deslizaba suave y fácilmente su polla dentro de mí.

  • Sí, señora, por favor, folla a tu dulce puta - gemí.

  • Participarás en muchas de las actividades de la maestra como mascota durante el almuerzo debajo de mi escritorio – predijo – a veces con mucha gente en la sala que sentirá curiosidad por las expresiones de mi cara o los crujidos de debajo de mi escritorio – agregó mientras empezaba a follarme, lentamente al principio.

  • Usted y la Sra. Parks quizá tengan que pelearse por mí – dije.

  • No te olvides de la señora Quinn – repuso ella.

  • ¡¿La señora Quinn también es miembro?! – jadeé.

Ella era nuestra bibliotecaria, imaginándola al instante en su escritorio, gloriosamente desnuda. Ella siempre nos mandaba callar, ahora yo quería callarla con mi coño.

  • Hace sólo un par de semanas - me informó la Sra. Winston.

  • Bueno, me encanta pasar tiempo en la biblioteca - bromeé.

  • Eres una chica equilibrada – dijo ella dándome la vuelta y saliendo de mi vagina para entrar deslizarse en mi culo.

  • ¡Ohhhh, mierdaaaa! – gemí, mientras la sentía entrar en mí.

  • Me encanta follar culos – dijo, mientras me follaba el mío.

Mientras me follaba el culo, se inclinó hacia mí, me pellizcó y tiró de mis pezones, creando una nueva combinación de placer y dolor mientras la sentía bombear mi culo.

  • Córrete para mí, Rebecca. Córrete mientras te follo el culo.

  • Por favor, señora, dígame cosas – le pedí, pensando que eso podría animarme aún más.

  • Te encanta ser tratada como una puta, ¿verdad? – canturreó mientras tiraba de mis pezones.

  • Sí, señora – admití.

Comenzó una letanía de insultos mientras me follaba el culo con fuerza y ​​me maltrataba las tetas.

  • Córrete, puta. Complace mi coño de lesbiana mientras te follo el culo, esclava y puta incestuosa.

  • Oh, sí, más, por favor más - le rogué, acercándome cada vez más al orgasmo.

  • Córrete, pecadora, córrete con tu madre follándote tu agujero y pídeme el coño, puta de mierda – me ordenó mamá.

  • Sí, sí, sí - grité, sintiéndome volar cuando otro orgasmo surgió de mi interior.

Una vez que terminé de correrme me lancé sobre mi madre y terminamos en un íntimo abrazo.

  • Te quiero, mami.

  • Yo también te amo, cariño - dijo ella, besándome.

La miré fijamente por un momento.

  • Pero, mami, pensé que estábamos de acuerdo en que yo era tu amante...

Ella miró a su amante hija con una sonrisa insolente.

  • Tal vez sería divertido hacerlo por turnos, ¿no crees?

Estuve de acuerdo y sonreí.

  • Sí, señora mami, apuesto a que lo haríamos. Cuando me lo ordenaste hace un momento llegó hasta mi corazón y me corrí con mi madre folladora.

  • Mi querida hija… De ahora en adelante quizá no llegues a nada, pero yo tengo una puta de hija.

Intercambiamos sonrisas amorosas y volvimos a besarnos.

  • Mira lo que hemos creado – dijo riendo la Sra. Madison.

  • Incesto en su máxima expresión – agregó la Sra. Winston.

La Sra. Stroman bromeó, mientras sus dos hijas le masajeaban los pies.

  • Creo que mis dos hermosas putas discutirían esa afirmación.

Todas se rieron cuando la orgía llegó a su fin. A la mañana siguiente me despertó mamá con su cabeza enterrada entre mis piernas cuando mi padre se marchó, haciendo que me corriese en un fuerte orgasmo.

Esa mañana, después de que mi madre me despertase de esa manera, fui a recoger a Eleanor y llegamos tarde a la escuela otra vez, ya que las dos debimos complacer a la Sra. Stroman en equipo, momento en el que descubrí el tiempo que le gustaba que le lamiesen los pezones.

El viernes por la noche, cuando estaba con Steve en el autocine, me preguntó por mi extraño comportamiento, contestándole sacando su polla y chupándosela mientras “The Blob” (“La Cosa”) jugaba con sus víctimas en la pantalla hasta que se corrió en menos de un minuto. Aunque pasé la mayor parte del tiempo complaciendo a las amas de casa, también le chupaba la polla a Steve regularmente y me tragaba su semen que, aunque no tan delicioso como el jugo de coño, no sabía mal.

Durante el mes siguiente, poco a poco, me fui entregando por turnos a otras amas de casa de la comunidad. Sorprendí a otra maestra, la Sra. Parton, al presentarme en su casa cuando sabía que su marido estaba jugando a los bolos y, silenciosamente, entregarle una tarjeta de regalo doblada. Ella lo aceptó y leyó el exterior, “Para una maestra especial”. Cuando la abrió, se quedó sin aliento.

“Señora, soy la mascota de amas de casa de este año y esta noche soy suya para que me use cómo quiera”.

Una vez que superó el shock inicial, me levanté la falda para demostrarle que ya llevaba puesta una polla y, en cuanto me invitó a entrar, se la metí y la follé allí mismo en su sofá.

También terminé lamiéndola hasta que la llevé a múltiples orgasmos.

Para mi sorpresa, también supe que la secretaria de nuestra escuela, la Sra. Gray, era miembro de la sociedad secreta. La complací en la oficina un día después de clases, justo debajo de su escritorio, mientras ella conversaba con un par de maestros y nuestro director, un tipo egoísta y machista. Me sorprendió que ella pudiera hacer una pequeña charla ingeniosa antes de correrse sin delatarse.

Incluso una vez la Sra. Green me dejó atada a la mesa de la cocina durante dos horas completamente desnuda, con las piernas abiertas y una vela encendida metida dentro de mí, con la llama cada vez más cerca, hasta que la Sra. Green regresó a casa de una reunión del PTA, apagó la llama y me folló. La cera caliente de la vela me salpicaba mientras lo hacía.

Estas son solo algunas de las muchas presentaciones que realicé durante los siguientes dos meses, mientras complacía a las maestras desde debajo de sus escritorios, a la Sra. Madison donde ella quisiera, a la señora Stroman regularmente con la frecuente colaboración de Eleanor, etc.

Eleanor y yo, cuando se completó nuestro período de iniciación y nuestros orgasmos no estaban regulados, a Mendo terminábamos follando o lamiéndonos entre nosotras, incluso aunque nuestras madres no estuviesen presentes, probando una variedad de artículos para el hogar que usábamos una con la otra. Espátulas, cepillos, botellas de cola, cucharas de madera, pepinos, un bate de béisbol (si te cabe un puño te cabe un bate), etc., eran nuestros favoritos por estar fácilmente a mano y terminaron alojados en nuestros coños.

Además, sin lugar a dudas, mi señal para despertarme por la mañana era la lengua de mi madre…


Ahora, Kimmie, entiendo que nos estés juzgando a mí y a la abuela, a la que nunca conociste, pero el incesto es una de las maneras más poderosas de mostrar amor verdadero y, créeme, ha sido una tradición en nuestra familia desde tu madre, Catherine, y empezó en 1954. Sí, tu madre y tu abuela me sirvieron y, de haber vivido un poco más, tú también hubieses estado a mi servicio.

Espero que no dejes la lectura de este diario ahora, hay muchas historias atractivas y fascinantes a continuación.


Estaba aturdida hasta la médula. Toda aquel relato era increíble y surrealista, y tenía mi coño encendido.

Toda la historia me hizo cuestionarme mis propios pensamientos sobre el incesto, algo que antes jamás hubiese considerado seriamente hasta esa noche. Y, de acuerdo con el conocimiento que estaba obteniendo, si quisiera hacerlo tan sólo tendría que decirle a mi madre “Siéntate, mascota”, por lo que ella sabría que yo me haría cargo de lo iniciado por mi bisabuela, y estaba segura que terminaría adoptando el papel de mi esclava sumisa. Mi bisabuela me lo había dicho en su nota introductoria a esta saga y ya me había dado cuenta de lo que significaban.

Al instante me pregunté si la tía Beth, la hermana menor de mamá, también habría cometido incesto. Era unos años más joven que mamá, y era una aburrida abogada.

De alguna manera, obligada a obedecer a mi bisabuela fallecida como si fuera mi Ama, me levanté, agarré una bata y bajé las escaleras. Tomé una salchicha de la cocina, preguntándome si sería demasiado suave para conseguir lo que deseaba, y regresé a mi habitación.

Tan pronto como cerré la puerta con llave me acosté en la cama, cerrando los ojos, y deslicé la salchicha en mi coño ardiente. No necesitaba lubricación.

Todavía estaba intentando entender a mi madre lamiendo coños, no importa que fuese el de mi bisabuela, simplemente no parecía posible. Sin embargo, pensé: ¿Por qué mentiría la bisabuela?

Pero mientras continuaba follándome con la flexible salchicha cerré los ojos y tejí una fantasía alrededor de mi tía Beth. La idea de hacerla mi mascota resultaba increíblemente atractiva.

  • ¿Así que eres lesbiana? – le pregunté sin rodeos en una barbacoa familiar, sentadas en una mesa de picnic.

  • ¿Perdón…? - preguntó ella, sorprendida por mis palabras.

  • Sé lo tuyo y lo de mamá… - le contesté.

  • ¿Qué crees que sabes sobre nosotras? – preguntó, tratando de parecer inocente a pesar de su mirada cautelosa, lo cual decía mucho.

  • Sé que tú y mamá sois unas hermanas muy, muy cercanas… - dije sonriendo.

  • ¿Y qué…? Muchas hermanas están muy cercanas… - dijo encogiéndose de hombros.

  • ¿Sabe bien el coño de mamá…?

  • ¡Kimmie! – jadeó.

  • ¡Responde a la pregunta, puta! – exigí mientras sacaba una salchicha de mi plato de papel y la movía debajo de mi falda para metérmela en el coño. Ella lo vio todo.

  • ¡Kimmie, basta! – exigió levantándose.

  • ¡Siéntate! – ordené, antes de amenazar – O les diré a todos que eres una puta incestuosa…

Tal y como esperaba, se sentó.

Saqué la salchicha de mi vagina y la sostuve cerca de su boca.

  • Cómetela…

  • ¿Qué...?

Abrió la boca para protestar, pero aproveché el momento para meterle la salchicha cubierta de jugo de mi coño directamente en ella.

  • ¡Cómetela! – ordené.

Ella obedeció y yo me puse de pie.

  • Te espero en mi habitación en cinco minutos, tía…

Ella quiso protestar, pero estaba masticando la salchicha. Me alejé antes de que pudiera aclarar su boca, no sin antes coger otra salchicha y dirigiéndome a mi habitación, desnudándome y metiéndome bajo las mantas. Tardó siete minutos hasta que escuché un golpe en mi puerta.

  • Entra…

Ella entró y cerró la puerta.

  • Tenemos que hablar - dijo.

  • Come primero, habla después – le dije mientras apartaba las mantas y me abría de piernas.

  • Kimmie… - suspiró.

  • Esto no es una negociación - dije - Ven aquí y muéstrame lo que haces con mamá...

  • Kimmie, por favor – dijo – Esto está mal.

  • ¡Ahora! No tenemos todo el día…

  • Si hago esto una vez… ¿me dejarás ir? – preguntó, negociando como la buena abogada que era.

  • Tal vez – dije encogiéndome de hombros.

  • Bien – contestó, acercándose a mí.

  • Desnuda… - ordené – quiero ver esas hermosas tetas tuyas…

  • ¿En serio…? Tu madre habla demasiado – dijo con ligereza, intentando protestar débilmente

Una vez que estuvo desnuda se subió a la cama y se movió entre mis piernas. Yo ronroneé.

  • Apuesto a que has fantaseado con esto mucho tiempo…

Ella no respondió, inclinándose y empezando a lamer mi coño. Tenía una lengua realmente increíble, era muy buena en lo que hacía. Mi orgasmo crecía rápidamente, hasta que le entregué el bratwurst .

  • Fóllame, tía.

Tomó la salchicha y sonrió.

  • Eres como tu madre. Creo que nos vamos a llevar bien a partir de ahora, Señora.

De repente me corrí por la salchicha que me estaba follando. Mientras yacía acostada sobre mi propio flujo pensé “Necesito comenzar a conocer a mamá”.

Sin mi bisabuela, supe de repente que era mi deber emularla… y convertirme en la nueva amante de la familia.

  • FIN DE LA QUINTA PARTE -

(1) Schlong: Vulgarmente, polla.