Año nuevo,boca usada

Una madre borracha y un hijo dispuesto a usarla para comenzar bien el año.

Como hijo único, me sentía en la obligación moral de acompañar a mi madre en las vacaciones navideñas después de que mi padre pensara que era buena idea divorciarse y buscarse un “chochi joven y caliente”.

Todo había ido normal, dentro de lo cabe debido a la tristeza de mi madre, hasta el día 31, el culmen de la depresión de mi madre al verse abandonada por primera vez después de 23 años de matrimonio.

Me había pasado la tarde trabajando con mi portátil en una habitación, mientras ella estaba en la salita. Cuando salí para preparar la cena como habíamos acordado, se escuchaba uno de estos programas de “mejores momentos del año” previos a las campanadas. Cuando la cena estuvo hecha, me dirigí junto a ella.

Allí estaba una mujer madura, vestida apenas con ropa interior y una bata, con ojos hinchados provocados por los repetidos lloros, aun así, una bonita imagen. Le di la cena y mantuvimos una charla entre vino y vino, subiendo el tono equitativamente al alcohol en sangre y a la temperatura. Llegado un punto de la conversación, donde mencionábamos su vida sexual casi nula antes del divorcio, se levantó y tiró la bata, dejando ante mis ojos un cuerpo tocado por la edad pero igualmente deseable como cualquier otro.

-         ¿De verdad crees que merezco ser despreciada y abandonada solo por que busca una jovencita que quiera su dinero? ¿Tan mal estoy físicamente?-aunque estaba de pie, se notaba que mantener el equilibrio era un logro hercúleo para ella.

-         Papá es gilipollas, nadie que se precie rechazaría follar un culo como este.- el alcohol, como suele pasar, me dio el valor (o insensatez) para soltarle el comentario y agarrarla por una de sus nalgas.

La conversación siguió la corriente de “mamá estas muy follable” entre tocamientos míos y risas suyas hasta que quedó dormida. Había caído literalmente dormida en el sillón que ocupaba antes de que yo hiciera la cena. Pensé que le resultaría incomodo y decidí llevarla a su cama, donde al depositarla, se movieron sus bragas, mostrándome el agujero del que había salido 26 años antes. Por culpa del alcohol y la sequia desde que lo había dejado con mi pareja, me atreví a sacar el móvil y hacerle varias fotos, tal y como estaba en ese momento (boca abajo y con las bragas a un lado del coño, pero aún tapando el agujero del ano), boca arriba sin sujetador, sin bragas… Hice fotos en las posiciones, con o sin ropa, que se me antojaban, ella ni se inmutaba. Ante este hecho, ya con ella desnuda, empecé a con videos, pasando y metiendo mis dedos en su coño, después meterle un dedo por el culo (ante la resistencia ofrecida, supuse que el agujero nunca había sido estrenado por mi padre), le acaricie los pezones, los lamí, los mordisquee… Mi madre en esos momentos era como una muñeca de trapo, a mi merced y deseos sin oponer resistencia, solo dormía.

Cuando pensé que ya tenía suficientes archivos, decidí que ya era hora de “vaciar el cargador”. La puse boca arriba, completamente desnuda, tenía las piernas un poco abiertas, pero ese no era el agujero que me importaba, al menos para esa ocasión, quería su boca.

Me puse encima de ella, mis cojones le tocaban el mentón y dirigí con cuidado (más por no caerme que por delicadeza con ella) y con una mano mi polla hacia su boca. El momento en el que el capullo tocó sus labios, inmediatamente noté como se abría más su boca, que tome como si fuera una señal verde para la mamada. Me follé la boca de mi madre hasta notarme cerca del orgasmo, cuando pare un poco y cambie mi objetivo hacia sus tetas, autohaciendome una cubana al apretar sus tetas. Se notaba que llevaba ya tiempo con la mamada, apenas dure un par de minutos con la cubana. Disparé 4 lefazos, 1 en su labio, otro en la barbilla y 2 que formaron un reguero en el entreteto. Volví a coger el móvil, le hice otra foto y le quite mi semen de su cuerpo con el sujetador y las bragas que antes le había quitado antes de meterla completamente desnuda en su cama y arrojar su ropa interior al cesto de la ropa sucia, ya tendría tiempo para meterla en la lavadora antes de que se diera cuenta.

Esa noche dormí con mis huevos bien vacios y mi móvil lleno de contenido para futuras pajas en honor a mi progenitora, quien a la mañana siguiente de lo relatado se quejo de dolor de cabeza y de boca, sin llamar la atención sobre el hecho de haber dormido desnuda, pero si deseandome un feliz año nuevo, sin saber que yo había gozado la mejor entrada a un año que podia imaginar.