Año nuevo... vida nueva... con mis tíos

Ya se había completado el ciclo. Lo que empezó en la boda de mi primo se concretó en Navidad y en Año nuevo. Vendría un año nuevo diferente...

Y así pasamos al 2013. Mientras todos dormían, mi tío Beto y yo recibíamos el año nuevo con sexo del más caliente y del más prohibido. La mañana siguiente en el desayuno, no faltó el comentario de la tía Marta sobre los gritos lujuriosos que se habían escuchado... y que, obviamente, suponian que provendrían de la casa de al lado. Quien sospecharía de nosotros?! Nadie.

El mes de Diciembre había sido muy complicado: mucho trabajo, muchos gastos, muchas reuniones de despedida de año con compañeros de trabajo y amigos, la boda de mi primo, las fiestas... y el brochecito de oro:  sexo con mis tíos!!! era demasiado!!!

Manuel no dejaba de mandarme mensajes y de llamarme a escondidas desde su trabajo, diciendome lo muy caliente que estaba recordando la noche de Navidad y que esperaba que muy pronto volvieramos a repetirlo.  Beto estaba igual de enardecido y no paraba de mandarme mails. Ninguno de los dos imaginaba que, finalmente,  yo había tenido sexo a solas con ambos.

Todo era demasiado alocado. Mi mente se llenaba de sensaciones y de preguntas. Pero siempre prevalecía en mi cuerpo el deseo que me causaba pensar en los dos... y la locura de no poder definir cual de los dos me calentaba más.

Terminados los festejos, babía decidido tomarme un merecido descanso para aislarme de todo y de todos. Ya tenía los pasajes y la reserva para hostedarme por una semana en una habitación single, en un vistoso hotel de San Bernardo. Así que me dirigí con rumbo a disfrutar mis vacaciones en la playa, sola por primera vez.

Como era de imaginarse, tanto Manuel como Beto habían tratado de hacer malabares en sus respectivos hogares y con sus respectivas esposas, tratando de inventarse un "viaje de negocios" para poder escaparse conmigo a la costa.  Manuel trabajaba en una empresa y se le hacía màs complicada una coartada. Beto tenía sus propios negocios y ya había armado el plan perfecto... pero tuvo que desistir cuando le dije que no quería la compañía de nadie, que quería estar sola, para pensar.

Era imposible evadirme de esos dos hombres en celo.  Los mensajes de texto iban, venian y subian la temperatura del viaje.  Beto era el más hot de los dos... uno de sus mensajes decía: << me imagino sentado ahi con vos en el micro, en la oscuridad, en silencio...ufff, te besaria, te masajearia las tetas, te haria mojar bebota... jugarìamos en la oscuridad durante todo el trayecto>>. El alto voltage de los mensajes habían logrado que me empiece a mojar... Beto me contaba como se estaba masturbando, escondido en el baño mientras su esposa dormía. Sonó el celular y me apuré a atenderlo para no despertar al resto de los pasajeros, me coloqué los auriculares y comencé a escuchar como el tío se masturbaba. NO podía soportar las ganas de tocarme. El muchacho que estaba sentado a mi lado dormía como tronco,  así que lentamente que di vueltas hacia un costado contra la ventana para ocultar mis movimientos y en el medio de la oscuridad deslicé mi mano por dentro de mi pantalón y de mi tanga, hasta llegar a tocar mi clìtoris que estaba en llamas.

Comencé a frotarlo muy lento, casi imperceptiblemente mientras escuchaba las respiraciones de Beto que me decía... <>... y yo obedecía con gusto. Sus respiraciones y sus palabras se pusieron más calientes: << ay mi chechu quiero cogerte>> me decía en medio de gemidos y susurros. Sentía que de mi vagina brotaba demasiada baba caliente y seguí lentamente hasta acabar con unos espasmos cortitos y contenidos para que nadie lo notase. Del otro lado del teléfono Beto había derramado su leche sobre la alfombra de baño. Cortó repentinamente cuando escuchó que su mujer golpeaba la puerta preguntando si estaba bien. Me quedé dormida el resto del viaje.

Fue así que llegué a mi destino por la mañana temprano, sentía el calor de mis flujos contenidos en la ropa interior después del orgasmo nocturno y secreto.  Después de instalarme en la habitación, decidì tomar una ducha reparadora... mi ropa interior habìa terminado empapada y al recordar lo sucedido inicié nuevamente mi masaje vaginal hasta acabar con un hermoso orgasmo que hizo gritar ahogadamente su nombre... << aggggg Beto>>

Me cambié y comencé a recorrer la ciudad en el caluroso mediodía de enero. Las calles estaban plagadas  de familias que volvía de la playa para regresar horas más tarde. Después de cenar, decidí que era momento de un poco de música y algún trago relajante.

Me puse un vestido azul corto y ajustado, unas sandalias y salí a caminar por la avenida San Bernardo en busca de un lindo lugar para pasar algunas horas.

LLegué hasta un pub. El sitio era acogedor, las luces bajas, las música ochentosa de los videos invitaba a quedarse un largo rato.  La mayoría de las mesas estaba ocupada por grupos de amigos y parejas. Me senté sola... sintiéndome desubicada. Al mirar a mi alrededor descubrí que no era la única que pasaría sola esa noche en el pub.  Justo frente a mi mesa, había un muchaho castaño de ojos miel que me observaba desde que había entrado al lugar.

Después de pedir mi Daiquiri de Frutillas a la mesera, sonó mi celular.... era Manuel que a escondidas en la habitación donde habíamos cogido estaba llamándome para saber como la estaba pasando y para decirme, como casi todos los días, que no podía esperar más para tener nuevamente sexo conmigo. Algunos de sus chistes hicieran que lanzara una carcajada, que llamó la atenciòn de aquel muchacho, que no paraba de dirigirme miradas y alguna sonrisa.

Al despedirme de Manuel, se acercó a mi mesa: << buenas noches, disculpame que te mire tan insistentemente... no me creas un atrevido pero creo que nos conocermos de alguna parte, no te parece?>>... nos miramos por un rato y me di cuenta!!! era el jòven que se había sentado en la butaca de al lado durante el viaje... inmediatamente sentí algo de pudor. La penumbra del pub seguramente no hizo que notase que me había puesto algo colorada al recordar que algunas horas atrás, durante la charla con Beto me había pajeado al lado de ese tipo a escondidas.

Al descubrir la casualidad lo invité a sentarse en mi mesa y, a los pocos minutos, estàbamos charlando sobre bueyes perdidos, dsifrutando de los tragos y de la música que nos hacía recordar nuestra adolescencia.

Después de algunas copas, Javier me propuso que abandonásemos el lugar para salir a caminar un poco y tomar un poco de aire fresco. Así lo hicimos. Nos quedamos un rato en la plaza y alrededor de las 3 de la madrugada decidimos volver a nuestros respectivos hospedajes. El estaba parando en el departamento de su familia, esperando que sus 2 amigos llegasen al día siquiente. Nos despedimos intercanbiandonos los numeros de telefono.

Caí rendida... me despertó el aviso de concerjería para bajar a tomar el desayuno. Ya eran casi las 11. Despuès de desayunar me fui a caminar un rato y a ver vidrieras. La casualidad quiso que me topara nuevamente con Javier en uno de los comercios de chucherías y recuerdos de la costa.

Seguimos el paseo juntos. Javier me propuso que fueramos a la playa. Me acompañó hasta el hotel para que me pusiera la bikini, mientras èl iria hasta su departamento a colocarse unos shorts de baño. Minutos más tarde nos reunimos en la entrada de la playa.

Recostados sobre la arena, charlando, nos quedamos toda la tarde compartiendo unos mates y tomando sol. Su compañía era agradable, era un seductor nato. Un jòven atractivo, simpático y solo en un lugar de vacaciones era toda una tentación para una chica soltera y sin compromisos como yo.

No tardó demasiado en caer el sol... tampoco Javier tardó demasiado en acercase a mi boca para besarme dulcemente. Los besos dulces pasaron a ser besos apasionados. La gente comenzó a irse de la playa. El anochecer llegó entre besos y caricias.

El celular sonó... era Beto que quería saber como estaba y para decirme que cuando quisiera, él se escaparía para la costa a pasar un par de días encerrado conmigo para sacarnos las ganas que teniamos de cogernos. No podìa contestarle, Javier estaba a pocos metros de mi, así que le prometí comunicarme más tarde en el hotel.

De la playa nos fuimos directo al departamento de Javier. No parabamos de besarnos por el camino. En el ascensor comenzaron las caricias y las manos que recorrian mi cuerpo me hicieron estremecer... noté su pija dura que quería saltar de adentro de la malla de baño.

Entramos al departamento... estabamos en llamas. Los besos eran intensos, las manos era mortales. Comenzó a quitarme la remera, se quitó la suya, me sacó el corpiño de la bikini y empezó a besar mis pechos.

Poco tiempo pasó hasta que terminé sobre el sillón del comedor, desnuda con las piernas abiertas y su lengua lamiendo mi concha. Me mojé hasta manchar el sillón de tela con un lamparón. Unos minutos despúes estaba lamiendo su miembro desde la punta hasta los testículos, y de los testículos hasta la punta... en un ida y vuelta desenfrenado y hot.

Se incorporó, se tiró arriba mio, me separó las piernas dulcemente mientras me besaba y muy lentamente me penetró. Las ultimas veces que habìa cogido lo había hecho con los tìos... dos hombres de 50 años. Javier era un jòven fuerte, que podía penetrarme una y otra vez sin que la pija perdiera su dureza.

No me daba tregua... cada embestida era más fuerte y màs profunda. Su ritmo era impresionante. Yo tenía un orgasmo tras otro.

Finalmente Javier lanzó su primera lechada sobre mi cara... el esperma había caído por todas partes, hasta sobre mis ojos... minutos más tarde, despuès de una ducha, retomó las penetraciones... esta vez en mi posición preferida... en 4 patas.

Estabamos agotados... pero seguiamos... él había buscado miel de la cocina. Su fantasía era verterla sobre mis pezones y sobre mi clìtoris y lamer todo hasta que no quedase ni una gota. Ese juego me volvió loca.  Tomé el pomo de miel y lo derrame sobre su verga tiesa, comencé a lamerla con mucho placer... seguí succionando la jalea mientras sacudia su pija... la agité sin darle respiro.... en pocos minutos la mezlca de miel con esperma habian formado una crema que no podìa desperdiciar. Con mi lengua limpié hasta el ultimo residuo de nèctar.

Nos quedamos dormidos, abrazados el resto de la noche y hasta parte de la mañana.

De nuevo el telófono... y Beto del otro lado: << amor, gatita... estoy llegando a San Bernardo en 2 horas... no puedo aguantar más, quiero verte y tenerte>>

Javier no entendía bien por qué mi tío me llamaba tan seguido. Traté de inventar algo creible.

Iban a ser una vacaciones complicadas.