¿Año nuevo vida nueva?

Relato de cómo en la noche de fin de año, yo con mis 18 años recíen cumplidos, seguí haciendo lo de siempre, follar con locura y disfrutar al máximo.

Hoy me toca levantar temprano, es Fin de Año y quiero irme para la peluquería, depilarme un poco, ponerme guapito y estar bien para la Gran Noche.

Bueno me presento, soy Edu, tengo 18 años recién cumpliditos, tengo el pelo Rubio oscuro, mido 1.74 , peso 50 y largos, es decir, soy delgadito, pero tengo un buen cuerpo con unos abdominales marcados.

Siempre me han gustado los deportes acuáticos, practico el surf, el kitesurf, el bodyboard, el piragüismo y demás. Por lo que, estos deportes me mantienen en forma.

Saco muy buenas notas en clase y soy demasiado ligoncete para mi gusto. Todo esto hace de mi un chico algo atractivo que, la verdad, disfruta de bastantes chicos.

Sí, soy homosexual, siempre he creído serlo desde varias experiencias en mi niñez, pero eso es otro tema del que no hablaremos hoy.

A lo que iba, después de prepararme durante todo el día me puse el traje que me había comprado para esa noche. Un traje negro, con una camisa negra y una corbata gris oscuro. El negro resalta mi piel morenita por la playa y mi sonrisa y, la verdad, me favorece bastante.

Después de la cena familiar, mis primos y yo decidimos irnos de fiesta a celebrar la entrada en el nuevo año. Estuvimos bailando toda la noche, y cuando ya daban las 6 de la mañana no me había ligado a ningún chico. Si es verdad que mi pequeña ciudad en donde vivo no tiene casi ningún homosexual, de hecho, empecé a ligar cuando salí de ella. Mis primos, en cambio, si habían tenido más éxito, ya habían caído dos, y la verdad que estaban bastante bien, lo reconozco.

Tengo que comentar que ya llevaba bastantes copas encima, y los chupitos de tequila a los que me invitaron no ayudaron a mejorar la situación. En una de éstas, en la que uno de mis primos se había llevado a su ligue a la playa y lo estábamos esperando en la salida de unos bares. Se nos acercaron dos chicos, uno no estaba muy bien, ni me llamó la atención, pero otro...

Era increíble, tenía el pelo corto pero con algún mechón de color castaño, estaba bastante bebido porque se tambaleaba, y tenía un aire de ser un chico de bodyboard, se le veía de lejos, tenía un collar surfero y unos labios carnosos que, la verdad, me derretían, mediría un poco más que yo y tenía un verdadero cuerpazo, no fue más que verlo y ya me estaba poniendo algo contento, estaba claro que este chico tendría como mucho los 17 recién cumplidos.

Se nos acercaron muy borrachos y nos empezaron a contar sus vidas, que suerte la mía que "mi chico" me pasase el hombro por encima y me mirase borracho perdido, con unos ojos marrones que la verdad me dejaron sin habla. Su otro amigo empezó a hablarnos de, como no, bodyboard y una ola que aquí llamamos el frontón. Mientras contaba la historia, "mi chico" me miraba y movía la cabeza afirmativamente, y yo hablaba con ellos con aparente tranquilidad, pero sinceramente, me estaba muriendo de ganas de besar esos labios que tenía tan cerca.

Después de un rato de historias, se acercó un amigo de ellos y se los llevó pidiéndonos disculpas, su amigo cuidador parecía algo mayor, quizá 18 años. Así que entre risas, mis primos y yo los despedimos. Tengo que comentar que yo nunca he tenido pluma, al contrario, soy bastante macho pero, aún así, les he dicho a mis primos mis preferencias sexuales.

A los 5 minutos de habérselos llevado, "mi chico" volvió subiendo unas escaleras por las que, cuando se lo llevaron se cayó provocando unas risas entre mis primos y yo. Se nos acercó, nos saludó y se dirigió al bar a supuestamente: "buscar a mi amigo".

Cuando lo echaron del bar que ya estaba cerrando, volvió a bajar las escaleras y fue ahí cuando yo decidí actuar, no iba a dejar escapar a este nene que me estaba volviendo loco. Les dije a mis primos que ya nos veríamos para el chocolate con churros y bajé las escaleras detrás del nene.

Él se fue yendo por una calle en busca de sus amigos y yo cuando llegó a un cruce, lo agarré del brazo y le dije:

  • Ey tío, ven un momento que te tengo que decir una cosa, ¿pero no te enfades eh?

Él sonrió y me respondió:

  • Vale tío.

Lo cogí del brazo y lo llevé a la pared del edificio de la calle. Lo apoyé y me puse enfrente.

  • Tío, me gustas muchísimo, te estuve mirando antes y bua... Estamos empezando el año, así que... ¿Qué te parece si nos enrollamos?

Lógicamente, mi respuesta esperada era o un empujón o un no rotundo. Pero cuál fue mi sorpresa cuando me respondió:

  • Ufff, no sé tío. Joder, es que no sé...

Sonreí, esto está hecho. Sencillamente, me acerqué y le besé esos labios que tanto deseaba. Le fui besando primero lentamente para que no se arrepintiese y luego más intensamente. Él fue abriendo su boca y me metió su caliente lengua con sabor a porros y alcohol. Pero yo ya estaba realmente caliente y no iba a parar. Le fui tocando el abdomen, estaba muy bien ejercitado, le acariciaba con delicadeza esos abdominales por dentro de su camiseta. Fui subiendo mi mano hasta llegar a sus pecho que fui acariciando más rápidamente. Él, mientras, me había desfajado la camisa del traje, y me estaba metiendo la mano por la parte trasera del pantalón, acariciando las nalgas recién depiladas.

Poco a poco, me fui calentando hasta que decidí bajarle el pantalón, me encontré con un boxer rojo (típico en fin de año), bastante mojadito, lo cual era buena señal. Dentro de mis ligues tengo fama de buen mamador, de hecho la mayoría me suele pedir a gritos que pare porque no quieren correrse tan pronto.

Le fui lamiendo el boxer, poco a poco, para que sufriese un poco, hasta que me dijo:

  • Joder tío, me va a estallar la polla!, métetela en la boca ya joder. Porfa...

Sonreí. Le bajé el boxer con delicadeza y fui destapando ese miembro, tendría unos 18cm, mi marca preferida. Me la metí en la boca sin pensármelo dos veces y recibí con gusto ese líquido preseminal que sobresalía de su polla. Le lamí la polla de arriba a abajo y se la fui chupando con mi ritmo normal, es decir, al principio lento y luego, progresivamente, más rápido. Así estuve un rato hasta que por sus convulsiones en el abdomen me supuse que estaba a punto de correrse, porque no me decía nada el cabrón, tan sólo gemía y me agarraba del pelo fuertemente.

Como estábamos tan sólo una calle por detrás del edificio de la guardia civil, le pedí que viniese a la playa que estaba a menos de 5 minutos de allí. Al principio me miró con cara molesta porque según me dijo:

  • Joder tío, con lo a gusto que estoy aquí.

Pero yo no me iba a desvestir en medio de esa ciudad en la que conocía a tanta gente y justo al lado de la policía. Así que me lo llevé de la mano hacia la playa, con cuidado de no encontrarme con sus amigos porque estaba claro que sino me lo quitarían de las manos y, la verdad, ahora venía la parte más interesante para mí.

Cuando llegamos a la playa, me lo llevé a un rincón al lado de unas casas donde podríamos follar tranquilos y lo tumbé en la arena. me quité la chaqueta que ya tenía sudada, me fui desabrochando la camisa pero me quedé con la corbata. Él me besó el abdomen, y me comenzó a chupar la polla, la verdad es que yo estaba disfrutando pero quería follármelo ya, así que le aparté de mi polla y le quité el pantalón y su boxer.

La seguía teniendo dura, y estaba levantada mirando al cielo esperando un buen culo que le diese caña. ¿Y que mejor caña que mi culo?

Me subí encima de él y le dejé llevar la iniciativa, gemí con locura, porque sus 18cm me estaban dejando el ojete bien abierto. Nunca me han gustado muy grandes, yo creo que se debe a mi pasado hetero en el que me enrollaba con muchas chicas.

Le miré, y tenía una cara de auténtico placer, me decía cosas como: venga puto muévete bien duro, ohhh!, salta salta!, venga puta!. Al decirme puta le solté una ostia en la cara y ante su cara de asombro le dije, soy un tío, no me cambies de sexo jodido marica. Le agarré la cabeza y lo besé con fuerza mientras subía y bajaba mi culo recibiendo su rica polla.

Después de un tiempo, me puse apoyado en la pared de la casa que teníamos al lado, y él me fue dando grandes embestidas. Notaba como su polla salía y entraba en mi culo y no podía evitar gemir de placer. Fue aumentando la velocidad y la fuerza, lo que más me gusta. Así que ya me estaba masturbando mientras con rapidez, hasta que solté toda mi leche en la pared de la casa. Siempre he sacado bastante leche así que los pobres dueños notarían unos chorros de semen en su pared al día siguiente.

Corrido ya, me di la vuelta y le dije mi frase preferida:

  • Nene, no he desayunado aún, ¿me das leche?, déjame tragármela y comérmela toda.

Mi nene, estaba ya gimiendo cuando me acercó la polla a la boca, y me fue soltando unos grandes chorros de semen, inundando mi boca de leche. Me la tragué toda sin dudarlo, me encanta la leche. Lo miré y me metí su polla en la boca y empezé a mamársela brutalmente, él no paraba de gemir y pedirme que parara, me decía Joder para! ohhh! Para! me tiraba del pelo con fuerza, pero yo no iba a parar hasta recibir mi ración de leche extra, así que no tardó en correrse de nuevo, gritando de placer y soltando semen extra que fue directo a mi garganta ya que tenía su polla dentro cuando se corrió.

Después de esto, se tiró a la arena y yo me apoyé en su pecho, lo acaricié , y luego nos besamos mirando las estrellas. Al rato, decidí marcharme para tomarme mis churros con chocolate así que me despedí de él sin saber su nombre ni darle mi número. Es lo mejor, un chico anónimo, hetero, que mañana se despertará con remordimientos. Saber su nombre y tener mi número sólo conseguiría que me viniese diciendo durante días que no contara a nadie lo sucedido, etc.

Un año nuevo, 2011, un chico más. ¿Así empiezo el año?,¡bufff la que me espera!