AÑO 2112 - Capítulo XIX

Los recuerdos de los primeros días de Marie en la empresa vuelven a inquietar a Brian

CAPITULO XIX

Ni a Brian ni a Marie les apetecía demasiado hablar sobre lo sucedido en casa de Carlota. Para Brian solo era un calentón y una forma de realizar una fantasía, y para Marie, bueno, para Marie la cosa no estaba demasiado clara. Es cierto que accedió en un principio por satisfacer a Brian, pero después de haber sentido lo que sintió estando con el replicante, aquellos encuentros sexuales empezaban a gustarle y a resultarle atractivos. Además le habían servido para no tener que reprimirse ante su esposo por el temor a que ciertas prácticas le recordasen tiempos pasados. Ahora el sexo anal ya no era tabú y lo podían practicar y el sexo oral profundo y finalizado en su boca era lo que más morbo le producía a Brian, y ella disfrutaba haciéndoselo. Algo habían ganado con esas experiencias.

Por otra parte, la relación de Marie con Diana también parecía haber ganado enteros. Había mucha más confianza entre ellas, hasta el punto de compartir intimidades y aconsejarse mutuamente. Esto hacía que Diana se interesase cada vez más por el pasado de Marie.

D- Nunca me has hablado de tu vida en el exterior

M- Aquello ya forma parte del pasado y no creo que lo encontrases interesante

D- ¡Pero como puedes decir eso a estas alturas! A mi me interesa todo lo que afecte a tu vida, eso no lo olvides nunca, y tengo la seguridad que no te resultó nada fácil sobrevivir en condiciones tan precarias. Además, las amigas se lo cuentan todo.

M- Te agradezco todo lo que haces por mi, y sobretodo que me consideres tu amiga

D- Déjate de tonterías y cuéntame tu historia

M- Pues tampoco hay mucho que contar; nuestros padres nos entregaron a una organización que se ocupa de los niños abandonados en el exterior porque no podían hacerse cargo de nosotros…

D- ¿Tienes hermanos?

M- Si, un hermano mayor que yo. Él fue quien se ocupó de mí durante todos estos años.

D- ¿Y tus padres, sabes algo de ellos?

M- No, desde que nos entregaron ya no hemos vuelto a saber nada de ellos

D- Pobre niña, ¿y de tu hermano sabes algo?

M- Desde que ingresé en la residencial ya no hemos vuelto a tener contacto, era algo que sabíamos que ocurriría, pero a pesar de ello no hizo otra cosa en todo el tiempo que tratar de sacarme de los asentamientos para que tuviese un futuro.

D- Un ángel de la guarda…

M- Si, mi ángel de la guarda y de muchos más. Ahora colabora con la organización y se ocupa de otros niños en nuestras mismas circunstancias. Él es feliz así.

D- ¿Fue quien te consiguió la plaza?

M- Él se preocupó por encontrarme una salida, por que recibiese la mejor educación posible y porque conservase la virginidad. Fue la organización quien me ofreció la posibilidad de encontrar un empleo.

D- Se que tu hermano lo hizo por tu bien, pero me parece tan rastrero eso de comerciar con la virginidad.

M- Nunca me explicó abiertamente la razón para mantenerme virgen, supongo que en el fondo también le repugnaba la idea, pero imagino que pensaba que era un billete demasiado preciado como para romperlo.

D- Este mundo es una mierda, es triste reconocerlo pero ya no queda sitio para todos, se trata de pura supervivencia, aunque me alegro mucho de que tú hayas podido superar todas las adversidades y ahora pueda disfrutar de tu compañía.

M- Y yo de haberte podido encontrar a ti.

Mientras, en el despacho de Brian, las visitas de Carlota se hacían cada vez más frecuentes.

C- ¿Qué tal el sexo con Marie?

B- Bien, gracias por preocuparte

C- Es que tu dulce Marie es una bomba sexual, me come el coñito mejor que ningún replicante

B- ¡Quieres dejar ya ese tema!, estoy muy ocupado con las previsiones de fabricación para el mes que viene

C- Claro, claro, como tú digas… Por cierto, ¿ya has probado ese culito tan delicado y abierto como una ostra?

B- Si Carlota, ya lo he probado

C- ¿Y que tal?

B- Bien, muy bien, como tú bien dices delicado como una ostra.

C- Si, un culito precioso, como el de Diana

B- Para Carlota que te veo venir. Diana es mi jefa y para mi resulta embarazoso cualquier contacto sexual con ella

C- Pues no parecías muy cohibido mientras ella te la chupaba

B- ¿Y que querías que hiciese si fue ella quien se abalanzó?

C- No sé, ¿quizá follartela?

B- Venga Carlota, eres una jodida comprometedora y lo peor es que siempre te sales con la tuya.

C- ¿De verdad? ¿y que tal si te digo que ahora tengo ganas de follar?

B- ¿Es que no puedes parar un momento? ¿Qué pasa si entra León y nos pilla?

C- Cierra la puerta con llave… o mejor aun, ¿por qué no le llamamos y nos hacemos un trío?

B- ¿Un trío? ¿ya no te conformas solo con una polla?

C- …si yo te contara…

Carlota había encontrado a su  víctima propiciatoria. Se sabía capaz de despertar su deseo y eso significaba que le tenía a su merced. Se aprovechaba de esa dualidad que tanto confundía a Brian, por un lado el amor que le profesaba a Marie y por otro el morbo sexual que ella le provocaba. Jugaba con él a su antojo y eso le proporcionaba una inmensa satisfacción y al mismo tiempo un morbosos deseo de probarle hasta donde era capaz de llegar.

Cuando más ensimismada estaba hurgando en como arrastrarle  hacia ella, la puerta se abrió bruscamente.

L- ¡Sr. García, le requieren urgentemente en proyectos¡

B- ¿Qué ocurre León, a que viene tanta excitación? ¿hay algún problema?

L-  Creo que no, señor, muy al contrario, si no estoy equivocado creo que han culminado el proyecto.

B- ¿En serio lo han logrado? ¡Esto es la bomba León, la bomba!

Y ambos salieron corriendo del despacho dejando sola a Carlota

C- … pues hasta luego.

Desde que se prohibieron todos los combustibles fósiles para luchar contra el calentamiento global, la energía solar ha sido casi exclusivamente la fuente de energía que ha movido a la sociedad. Su desarrollo ha permitido abaratar costes y llegar hasta todos los rincones de las zonas habitables, aunque el principal problema seguía siendo el mismo que dificultó su implantación desde sus inicios; el almacenamiento. Se había avanzado mucho, se producía incluso más de la que se necesitaba, hasta el punto de que todo funcionaba a base de energía solar, pero todavía quedaba mucho por hacer en materia de almacenamiento.

Eduard Person comenzó hace años un proyecto para conseguir mediante el uso de técnicas y materiales novedosos, un nuevo tipo de batería capaz de almacenar el doble de energía que las actuales, lo que supondría un avance histórico sobre todo en materia de autonomía en la movilidad. Y ese pretencioso y casi utópico proyecto, finalmente había dado sus frutos. El equipo de proyectos creado y dirigido por Eduard Persons lo había logrado.

Una vez comprobado el logro en el laboratorio, Brian llamó inmediatamente a la Sra. Jordan para darle la noticia.

B- ¿Diana, perdón… Sra. Jordan?

D- ¿Qué ocurre Brian?

B- El proyecto BAR es una realidad -(Batería de Alto Rendimiento)- el equipo de investigación lo ha logrado. El Sr. Person tenía razón, ¡lo hemos conseguido!

La noticia había dejado a Diana confundida. Por supuesto que se alegraba ya que eso le iba a dar el liderazgo en el mercado y sus beneficios crecerán como la espuma, pero por otro la hacía sentir culpable por el castigo que le había infringido a su ex esposo. En definitiva había sido él quien había hecho posible el proyecto. Sentía que debía hacer algo.

D- Hola Eduard

P- ¿Diana? ¡que sorpresa! ¿a que se debe tu llamada?

D- Quería saber de ti…

P- Ya, claro, ahora te preocupas por mí. Pues bien, estoy bien, todavía con el culo un poco dolorido por la patada que me diste, pero bien, gracias.

D- Quizá me excedí un poco…

P- ¿Se puede saber a que viene ahora tanto remilgo?

D- Tengo una noticia que darte

P- ¿Te vuelves a casar?

D- ¡No seas idiota!, te hablo en serio.

P- ¿Entonces?

D- Me ha llamado Brian, el proyecto BAR se ha culminado con éxito

P- ¿De verdad? ¡Bien!, ¡lo sabía!, sabía que se podía conseguir, sabía que estaba en lo cierto…

D- Y lo estabas, desde luego que lo estabas, y te estoy muy agradecida por todo tu trabajo.

P- ¿Agradecida?, ¿eso es todo?...

D- Si, agradecida y un poco arrepentida por el trato que te di. No me entiendas mal, lo nuestro se acabó, tú te lo cargaste, pero esta empresa es lo que es gracias a ti, y eso tengo que reconocértelo.

P- Vaya, que sorpresa Diana, al final va a ser que tienes corazoncito…

D- Déjate de tonterías. Este proyecto no ha hecho mas que empezar. Hay que presentarlo al mundo, comercializarlo y distribuirlo, y para eso me vendría bien un poco de ayuda.

P- ¿Me estas pidiendo que vuelva contigo?... quiero decir a trabajar

D- Creo que es de justicia y además quien mejor que tú para vender tu propio invento. ¿Te apetece viajar y ganar mucho dinero?


El revuelo montado por toda la empresa al saberse que se había logrado culminar el proyecto fue espectacular. Hasta los replicantes habían adquirido consciencia de la importancia del logro. Fue una explosión de alegría generalizada. En medio de tanto alborozo, Brian se hizo un pequeño corte en la mano y fue al botiquín a buscar algo para curarse. Nada más entrar, los recuerdos del primer día de Marie en la empresa se visualizaron en su mente; su cuerpo desnudo, sus muslos ensangrentados… Sin saber porqué, un impulso le hizo abrir la taquilla donde dejó la ropa que ese día le hicieron vestir… y allí estaba todavía, arrugada y en el suelo, la camisa semitransparente, la faldita corta y los zapatos de tacón, tal cual se quedaron ese mismo día. Brian recogió la ropa y la olió. Todavía mantenían el olor de Marie. Decidió llevársela a su casa.

De vuelta a casa al finalizar la jornada, Marie ya había llegado.

B- ¿Ya estás en casa?, hoy no te ha entretenido Diana

M- Me dio la tarde libre. Tenía cosas que hacer y no me necesitaba. ¿Y a ti como te ha ido?

B- Hemos tenido un día grande, el más grande de todos, el proyecto BAR ya es una realidad y eso supone que la empresa puede crecer como la espuma.

M- Algo le he oído comentar a Diana. Ha estado muy nerviosa todo el día. Tienes que estar orgulloso de lo bien que van las cosas desde que eres el director.

B- En esto poco tengo que ver, es un proyecto impulsado por el Sr. Person. Yo solo le di continuidad .

Brian cambió totalmente el sentido de la conversación.

B- He traido esto –dijo depositando una bolsa sobre la mesa-

M- ¿Qué es?

B- Descúbrelo tu misma

Intrigada, Marie extrajo su contenido

M- ¿Pero esto?... ¿No son las ropas que me diste para que me pusiese cuando me llevaste ante el Sr. Person?

B- Si, las mismas. Las encontré en el mismo sitio que las dejaste. Nadie las había retirado.

M- ¿Y para que las traes a casa?

B- Quiero que te las pongas

M- No Brian, no me pidas eso, no me traen buenos recuerdos

B- Marie, apartando esa experiencia de nuestras vidas nunca conseguiremos superarla. Póntelas y vamos a hacer que en el futuro solo te traigan buenos recuerdos. Cuando las encontré me recordaron a una preciosa niña hermosa y virginal, una niña a la que de haber podido hubiese estrechado entre mis brazos y a la que no hubiese dejado escapar. Póntelas ahora para mí.

Marie dudó por un momento, pero sintió que las palabras de su esposo eran sinceras y que debía hacerlo.

M- ¿Cómo aquel día?, ¿sin ropa interior?

B- Si, como aquel día, sin ropa interior.

Marie cogió la blusa y la desplegó frente a ella

M- Pero está muy arrugada, no ve va a quedar bien.

B- Tú póntela y no te preocupes por eso.

Marie se dio la vuelta y se quitó el vestido que solía ponerse para estar en casa. Giró la cabeza levemente y miró a Brian como pidiendo aprobación. Después se quitó el sujetador y finalmente se deshizo de las bragas. Brian la miraba como lo hizo el primer día, como si nunca antes la hubiese visto desnuda. Vista desde atrás su figura era espectacular; su espalda, su culo, sus piernas, todo era perfecto y proporcionado. Marie se calzó en primer lugar los zapatos, en esta ocasión sin los problemas de la primera vez, pues solía llevarlos todos los días. Ahora su figura resultaba todavía más esbelta y bonita. Después se puso la falda, esa falda plisada y negra que moría tan solo unos centímetros por debajo de su culo y que mostraba unas piernas que se antojaban largas a pesar de su corta estatura. Y finalmente se abrochó la blusa. Sin que Brian se lo pidiera se soltó el pelo, tal y como hizo en aquella ocasión. Lentamente se giró hasta situarse de cara a su amado. Sus sensuales pechos se transparentaban y sus emergentes pezones se marcaban sobre la suave gasa. Estaba perfecta.

M- ¿Así es como te gusta?

B- Así es como quiero que vistas cuando estés en casa, incluso en mi ausencia.

M- ¿Así? ¿Esto te parece adecuado?

B- Por que no, así estás preciosa.

Durante unos segundos no cruzaron palabra alguna. Tan solo la miraba ensimismado.

B- ¿Cómo que quitó la virginidad? ¿Que te hizo en el despacho?

M- Brian por favor, no me gusta este juego

B- No es un juego, quiero hacerte exactamente lo que él te hizo. A partir de hoy yo ocuparé su lugar en tus recuerdos. Dime que te hizo.

Marie no veía la necesidad de rememorar todo lo ocurrido, pero no quiso oponerse y se dejo llevar por los deseo de Brian.

M- Primero hizo que me lavase mis partes.

B- Bien, pues hazlo.

Marie tomó un recipiente y lo llenó de agua tibia. Después cogió una esponja y se limpio a conciencia.

B- ¿Y Después?

M- Me hizo recostarme en el sofá

Sin que Brian le tuviese que decir nada, ella se levantó la falda y se recostó sobre el sofá, con las piernas abiertas y semiflexionadas.

M- Luego se arrodilló frente a mí y comenzó a lamerme

Brian hizo lo propio y empezó a lamer a Marie

B- Indícame exactamente y paso a paso todo lo que te hizo, hasta el más mínimo detalle

Marie asintió con la cabeza mientras disfrutaba de los placeres orales de su esposo.

M- También me lamía el ano

Brian siguió con precisión sus instrucciones.

M- Luego se chupó un dedo y me lo metió por el ano mientras me seguía lamiendo

Todo aquello que Brian le hacía, la forma de recordarlo con tanto detalle, hizo que Marie experimentase un flashbak hasta el momento de su desfloración.

M- Me dijo que tenía un himen muy cerrado…

“P- Tienes un himen muy cerrado, quizá te duela un poco cuando te penetre.

M- No se preocupe señor, no me quejaré

P- Eres valiente y eso me gusta. Ven, incorpórate y colócate de rodillas. Voy a mostrarte algo a ver si te gusta.

Person se deshizo de sus pantalones y dejó su pene erecto frente al rostro de Marie

P- ¿Te gusta?

M- Es el primero que veo, quiero decir tan cerca y en este estado

P- ¿De verdad? Eres una caja de sorpresas. Cógelo en tus manos.

Marie cogió el pene erecto de su jefe y lo acarició con cuidado

P- Escucha pequeña, esto que tienes ahora entre tus manos te ha de hacer mujer, así que mejor es que lo lubriquemos un poco antes de penetrarte, para que todo sea más fácil. Métetelo en la boca.

Toda su vida sexual se reducía a unos besos y a unos toqueteos por encima de la ropa. Había estado muy vigilada por su hermano en ese aspecto y carecía de toda información y experiencia más allá de los chismorreos que le contaban sus amigas. Era consciente de que no estaba preparada para lo que le esperaba, pero su voluntad y determinación estaban por encima de todo. Era su oportunidad para abandonar los asentamientos y no podía desperdiciarla, así que puso en práctica lo poco que le habían contado.

Al acercar su boca al pene de su jefe sintió un olor que en un principio no le resultó agradable. A pesar de ello se lo introdujo en la boca y comenzó a chuparlo como ella suponía que debía hacerse. Pronto su jefe la corrigió.

P- Eh, pequeña, que esto no es un caramelo para chupar. Tienes que metértelo entero y presionar con los labios para que yo sienta como entra y sale de tu boca. Así es como se hace.

Marie asintió sin dejar de chupársela. Trató de concentrarse en lo que estaba haciendo y empezó meterla y sacarla de su boca, despacio, pensando todo bien antes de hacerlo. Instintivamente puso una de sus manos bajo sus testículos mientras con la otra sujetaba la polla. Eso pareció gustarle al Sr. Person que empezó a forzar unas penetraciones cada vez más profundas, hasta que en una de ellas Marie a no pudo contener una arcada.

P- Bueno, bueno, no vamos a insistir mas por hoy, aprendes rápido y no dudo que en poco tiempo podrás dar cuenta de toda entera. Ya lo verás, solo necesitas un poco de práctica. Ahora ponte de pie.

Marie obedeció presurosa mientras trataba de limpiarse de las babas producidas por la arcada.

P- Ha llegado el momento de la verdad. Recuéstate sobre la mesa.

Marie no entendió las instrucciones y trató de tumbarse boca arriba sobre la mesa.

P- No, no, así no. Boca abajo.

Person la guió y la colocó en posición. Le separó los brazos con las palmas de la mano hacia abajo y la cabeza apoyada sobre una mejilla. Levantó su falda colocándosela sobre la espalda y con unos pequeños golpecitos en los pies hizo que abriese las piernas.

P- Bien pequeña, espero que este pequeño coñito virgen valga todo el dinero que he pagado.

Marie cerró los ojos y apretó los dientes. Estaba convencida de que aquello le iba a doler. No tenía experiencia en penes, pero lo que su jefe le iba a meter no le parecía para nada pequeño.

Estaba tensa, quizá demasiado tensa. Recordó que alguien le había dicho que era mejor relajarse porque si no ofrecería más resistencia a la penetración y resultaría más dolorosa. Hizo lo que pudo por relajarse, pero en cuanto sintió el pene de su jefe restregarse por su vagina buscando el camino para penetrarla, instintivamente se puso de puntillas.

P- Relájate Marie, no te tenses o te dolerá.

Era difícil relajarse cuando estaba sintiendo como algo tan duro y grande trataba de meterse por un sitio pequeño donde nunca antes había entrado nada.

Tras algunos forcejeos infructuosos, finalmente Marie sintió como la polla de su jefe se abría camino directamente en sus entrañas. Un pinchazo seguido de un fuerte escozor invadió su sexo y no pudo evitar ponerse nuevamente de puntillas. Pero ahora ya no había escapatoria, ya la tenía dentro y no había posibilidad de marcha atrás.

Marie trataba de contener cualquier signo de dolor o malestar, no quería que su jefe considerase mal aprovechados los dineros que se había gastado en ella, pero cada vez que sentía su pene introduciéndose tras un fuerte golpe de cadera, una desazón invadía su cuerpo. No podía sentir nada más, su dolorido himen roto le impedía encontrar signo alguno de disfrute. Aguantó como pudo una tras otra todas sus acometidas, las cuales resultaban cada vez menos dificultosas, producto sin duda de la lubricación que su propio sexo sangrante le proporcionaba, hasta que el Sr. Person se corrió de forma discreta, para no llamar la atención de sus empleados ni del propio Brian que esperaba tras la puerta, fuera del despacho.

Cuando Person terminó, se quedó recostado sobre la espalda de Marie. Entre jadeos le susurro al oído.

P- Ha estado Bien ¿eh?

M- Si, muy bien –respondió complacientemente Marie-…”

B- ¿Te ha gustado así?

Cuando Marie recobró el sentido de la realidad comprendió que quien la había estado follándola sobre la mesa había sido su esposo, quien todavía permanecía jadeante con su polla dentro de ella.

B- Gracias Marie, gracias por contármelo, lo necesitaba.

Al retirarse de ella, un hilillo de esperma se escapó del sexo de su esposa, deslizándose por el interior de sus muslos. Esta vez ya no había sangre.

Este es el último capítulo que tengo preparado por el momento. Sigo escribiendo en la serie para volver a publicar lo antes posible.

Agradecería que quien me haya leido en este tiempo me diese su opinión, buena o mala, es igual, lo importante es que sea sincera, para saber si merece la pena continuar publicando la serie o no.

Espero vuestros comentarios.

Gracias a todos y a todas.