AÑO 2112 - Capítulo XIV

Marie se interesa por todo lo que le ocurrió a su amiga Karen

CAPITULO XIV

Desde que Marie se encontró con Karen, el interés por conocer sus vivencias y contarle las suyas propias fue en aumento. Así que en cuanto pudo quedó con ella.

M- Hola Karen

K- Hola Marie, ¿por qué hemos quedado en el edificio más alto de la residencial?

M- Porque es aquí donde me trajo Brian cuando le conocí.

K- Así que tu marido se llama Brian

M- Si, Brian. Me acompañó a comprarme algo de ropa y luego me trajo aquí, para que tuviera ante mis ojos todo lo que se me ofrecía. Creo que en ese mismo instante me enamoré de él.

K- Es una historia bonita. Amor a primera vista. ¿Brian era tu jefe?

M- No, bueno, era también mi jefe, claro, pero solo era el ayudante del verdadero jefe que pagó por mí.

K- Huy, me parece que eso ya no suena tan bonito.

M- Imagino que sería algo parecido a lo que ye sucedió a ti.

K- Yo no tuve la suerte de encontrar a alguien que se enamorase de mí. A mi solo me querían para follar. Desde el primer momento me lo dejaron muy claro, si no estaba follando no tenía nada más que hacer.

M- Te dejaron pocas opciones. A mí cuando no follaba me mandaban a fregar los sótanos.

K- Pues algo es algo. Yo me pasaba el día sentada en un cuartucho del que solo salía para follar o para volver a los barracones. Cuando el jefe me desvirgó todo lo que se me podía desvirgar, perdió el interés por mí y empezó a llevarme a fiestas que organizaba con sus amigotes, así se evitaban pagar el alquiler de replicantes.

M- ¿Y estabas tu sola para todos?

K- Yo sola, Marie, yo sola para complacer a todo un grupo de salidos.

M- ¿Y cuando te conocí ya te habían llevado a esas fiestas?

K- Si, ya había estado en una

M- ¿Y por que no me lo contaste?

K- ¿Qué querías que hiciera, aconsejarte que te suicidases antes de que pudieses contar con una oportunidad de salir adelante? Además, a ti no te ha ido tan mal.

M- Yo al menos tuve que complacer a uno solo. Pero ver como la persona que amas y que te ama no puede ponerte la mano encima y por el contrario tiene que ver como cierras tras de ti la puerta del despacho de su jefe sabiendo lo que va a pasar dentro, también es muy fuerte.

K- Visto así también tiene lo suyo.

M- Nunca le he contado nada de lo que sucedió dentro de aquel despacho, esas experiencias podrían resultar dolorosas para las personas que me quieren. Diana, la mujer a la que acompañaba el otro día, era la mujer del jefe.

K- ¿Y como es que ahora estás con ella?

M- Se enteró de todo, se divorció de él y lo echó de la empresa, pues es suya por herencia de su padre. Porque me reclamó primero como su asistenta para alejarme de él y luego porque hicimos buena relación, pero el caso es que ahora estoy con ella. Y Brian, mi marido, es  el nuevo director de la empresa.

K- …y vivieron felices y comieron perdices. Hija, tú no puedes quejarte, historia con mejor final no la conozco.

M- Bueno, tú tampoco has terminado tan mal.

K- Cuando te conocí aun no me habían ofrecido el trabajo de modelo. Uno de los que asistieron a esas fiestas pensó que podía dar para modelo y me sacó de allí. No se si lo hizo por compasión o de verdad creía en mis capacidades, el caso es que me fui con él un tiempo y luego me buscó el trabajo de dependienta.

M- ¿Vives con el?

K- No, que va, comparto piso con otras dos chicas del centro comercial. Lo único es que de vez en cuando quiere estar conmigo y tengo que complacerle. No me importa, es bueno conmigo. Lo hago a gusto.

M- ¿Qué pasaba en esas fiestas?, ¿quieres hablar de ello?

K- Contigo puedo hablarlo, se que sabrás entenderme. Como te digo, una vez me hubo estrenado y reestrenado cuantas veces quiso, su interés por mi se reducía a llevarme como puta para sus fiestas. Decía que yo podía hacer lo mismo que las replicantes y que si me negaba me devolvería a los asentamientos.

M- ¡Que cabrones, tendríamos que haber sido valientes y denunciarlos!

K- No te creas, estuve a punto de hacerlo, ya no le veía salida a esa situación y prefería volver fuera y pasar hambre que morir reventada por alguno de esos salvajes.

M- ¿Te hacían daño?

K- Me drogaban, pero solo para controlar mi voluntad, porque me seguía enterando de todo. Cuando media docena de hombres borrachos y hasta el culo de drogas te usan como si fueses una replicante diseñada para resistir un millón de pollas, si, entonces te hacen mucho daño. ¿Alguna vez te han caneado?

M- ¿Qué es eso?

K- Así lo llaman en el argot cuando te ponen el culo casi en carne viva de los azotes que recibes.

M- ¿Eso te hacían?

K- Algunas veces si. Se excitaban cuando me quejaba y cuando lloraba, y cuanto más rojo me lo ponían más se excitaban. La mayoría de estas veces acababa recibiéndoles a todos por detrás, uno tras otro, hasta que ya no era capaz de sentir si los tenía dentro o no.

M- No entiendo como lo soportaste, lo que tuve que hacer yo es una tontería comparado con lo que me estas contando.

K- Yo tampoco lo sé, es complicado. Llega un momento en el que pierdes la capacidad de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, en el que te sientes culpable de todo lo que sucede y aunque no te guste, entiendes que no puedes evitarlo y te dejas llevar. Otras veces piensas que ya no puedes más y que es mejor abandonar y escapar de tanta depravación. Lo que pasa es que mientras tanto comía tres veces todos los días y dormía en una cómoda cama. No se si me entiendes, me sentía muy confusa.

M- Claro que te entiendo. Durante mucho tiempo yo sentí agradecimiento por aquel hombre que me usaba a su antojo y me impedía disfrutar de mi amado. Al final comprendí que lo que me sucedía no podía justificarse y cada vez me entregaba con más desagrado. Gracias a que Diana empezó a sospechar algo y me retiró de su lado.

K- La primera vez que me prestó hizo algo que no imaginaba que pudiese ocurrir. Me marcó para que los demás supiesen en todo momento que era de su propiedad.

M- ¿Qué te marcó?, ¿pero tu a donde fuiste a parar?

K- Era un pervertido y un sádico. Me perforó un pezón y me colocó un aro con sus iniciales.

M- ¡Por Dios, que dolor solo con pensarlo!

K- Lo llevé puesto hasta que pude salir de allí.

M- No entiendo como pueden permitir que pasen estas cosas. Tendría que estar más perseguido. No se puede usar a las personas como si fuesen replicantes.

K- Las cosas son así en este puñetero mundo. Los que tienen el poder se conceden derechos y prerrogativas que a los más pobres no nos pertenecen. Simplemente somos sus siervos. Y en esta sociedad donde el sexo se tiene normalmente con replicantes, una muchacha virgen es una delicatesen por la que se pueden llegar a pagan ingentes sumas de dinero. Y una vez satisfecho su capricho, pasas a ser solo una puta a su servicio o algo desechable.

M- ¿Y porque no nos avisan fuera lo que nos espera aquí dentro?

K- Porque al mismo tiempo es un pasaporte para escapar del hambre y la miseria. Tu virginidad solo es una ofrenda que debes entregar para ser admitida en el mundo de los privilegiados. Solo depende de la suerte que tengas de caer en una u otras manos.

M- Pero el tráfico sexual de humanos está prohibido.

K- Y lo está, aquí no hay humanas prostitutas, solo replicantes prostitutas. Tú eres una trabajadora como cualquier otra. El problema no es ese, el problema es que no adquieres la ciudadanía hasta que no llevas un tiempo suficiente dentro de la residencial y tus informes hayan sido positivos. Entre tanto solo te admiten mientras tengas trabajo. Si te despiden, se acabó. Desterrada a los asentamientos y sin posibilidad de una segunda oportunidad. Por eso abusan de nosotras, porque no tenemos elección.

La charla con Karen hizo que Marie se replantease muchas cosas. No podía esperar justicia, eso aquí no existía, la vida se regía por conveniencias e intereses y debía ser suficientemente lista y fuerte si quería abrirse camino en esta sociedad injusta. A pesar de estar casada con un ciudadano, ella todavía no tenía la carta de ciudadanía y tampoco sabía cuando se la podían conceder, así que lo más inteligente era que las personas de las que dependía su futuro se sintiesen satisfechas con ella. La palabra clave era complacer. Esa era la llave que le garantizaría alcanzar su libertad.

Consciente de su situación, Marie trataba por todos los medios de asegurarse el apoyo de quienes le podían ayudar.

M- Brian, cariño ¿por qué no tengo la ciudadanía todavía si estoy casada contigo?

B- Son las leyes. Lo hacen para evitar matrimonios de conveniencia. Pero tú no debes preocuparte por eso, nadie va a dejarte sin trabajo. Si fuera preciso te contrataría en la empresa en un puesto menor, tengo facultades para ello.

M- La verdad es que no me preocupa demasiado, mis circunstancias son bastante buenas en comparación con otras chicas en mi situación.

B- No debes pensar en esas cosas, estos son tiempos difíciles y nos estamos recuperando de lo que pudo haber sido nuestra total extinción. Todos pasamos por dificultades y las cosas quizá no sean como deberían, pero tratamos entre todos de salir adelante. En este oasis de vida estamos más de veinte millones de personas y fuera la cifra es mucho mayor. Todos quieren entrar pero no todos caben. Tú al fin y al cabo has tenido suerte, disfrútala.

M- Eso es lo que pretendo, disfrutar a tu lado, contigo, haciéndote feliz. No quiero que por mi culpa te sientas incómodo porque yo sea el freno para cualquier cosa que desees.

B- ¿Y eso a que viene ahora?

M- Solo quería decírtelo, que lo supieras. Si alguna vez deseas a otra mujer no te reprimas por mi, tan solo te pido que después vuelvas a mi lado para seguir siendo felices.

B- Pero que estas diciendo Marie, yo solo te quiero a ti.

M- Eso ya lo se y por eso confío que si tienes alguna aventura será solo pasajera. No me importa, de verdad, tú tuviste que soportar mucho más mientras yo estaba con el Sr. Perso, y supiste esperarme resignadamente. Jamás me lo has recriminado. Yo quiero ser igual de condescendiente contigo.

Brian no entendía a que venía de repente esa actitud tan sumisa de su preciosa Marie. Quizá sintiese miedo de que la repudiase o tal vez le estaba poniendo a prueba. Por un momento estuvo a punto de confesarle su desliz con Carlota, pero finalmente no se atrevió. Entonces se acordó de la invitación tan directa que le hizo para realizar un trío con Marie. Eso le permitiría dar rienda suelta a sus fantasías con esa provocativa mujer y al mismo tiempo hacerlo sin tener que ocultárselo a Marie. Era arriesgado, pero era una posibilidad que su amada esposa le brindaba.