AÑO 2112 - Capítulo XII

Marie está decidida a darle un impulso a su relación con Brian

CAPITULO XII

Diana y Marie habían ido juntas a la zona comercial para pasar la mañana viendo tiendas.

D- ¿Qué tal con tu marido?

M- Bien, estamos muy contentos de poder trabajar para ti

D- Me refiero en lo personal, ¿va todo bien?

M- Si claro, ¿por qué lo preguntas?

D- Me ha comentado Carlota que el otro día vio a Brian muy estresado y le dijo que no le quedaba tiempo para dedicártelo a ti y que cualquier día le dejarías por otro.

M- ¿De verdad que le dijo eso?, pues no tiene de que preocuparse, yo amo a Brian y bajo ninguna circunstancia le abandonaría. Es verdad que nos vemos poco y cuando llega a casa solo tiene ganas de descansar, pero eso no cambia para nada mis sentimientos hacia él.

D- Entonces casi no follais

M- No lo que me gustaría, pero la vida de una pareja tiene sus altibajos, ya llegarán momentos mejores.

D- ¿Nunca has follado con nadie más?, bueno, a excepción del cerdo de mi ex marido

M- No, nunca

D- ¿Ni con un replicante?

M- No, tampoco, no los necesito

D- Pues yo diría que ahora te vendría bien alguno

M- No creo que le gustase a Brian que lo hiciese

D- Todavía no llevas mucho tiempo aquí dentro y aun no comprendes algunas cosas. No hay nada de malo en tener sexo con replicantes, esta aceptado, es más, es muy recomendable. Yo tengo sexo con replicantes siempre que me apetece, lo hacía estando casada y sigo haciéndolo ahora. A veces, nos juntamos Carlota y yo para montarnos una fiestecita. Te aseguro que es muy excitante.

M- Estoy segura de que es así, pero yo no quiero. Se que Brian sufrió mucho sabiendo lo del Sr. Person y no quiero volver a hacerle el más mínimo daño.

D- ¿Te hizo pasar malos ratos el cerdo de mi ex?

M- Preferiría no hablar de eso Diana, no creo que nos ayude a ninguna de las dos recordarlo. Ya está pasado y debería quedar en el pasado.

D- Marie, eres una buena persona. Comprendo lo que me quieres decir e imagino por lo que tuviste que pasar, pero aun así te prestaste a estar una vez más con él para poder probar su infidelidad. ¿Sabes?, Carlota me dijo que yo no debía ver ese vídeo, pero quise hacerlo, no se, por rabia quizá. Lo que te hizo, en fin, como decírtelo, nunca le permití que me lo hiciese a mi, es algo que me da mucho asco…

M- No me arrepiento de lo que hice, necesitabas mi ayuda y yo sentía que debía ayudarte, pero lo cierto es que Carlota no me dejó otra opción. En cuanto a lo otro, bueno, tu eras su esposa, podías negarte si no te gustaba, pero yo dependía enteramente de él, no podía negarme a nada.

D- ¿Sabes Marie?, pues que tienes toda la razón, el pasado debe quedarse en el pasado. Hay que disfrutar del presente y mirar hacia el futuro. Hablaré con Carlota y le pediré que monte una fiestecita. Si te quieres apuntar, estás invitada. Descubrirás a una Carlota que ni te la imaginas.

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Las tribulaciones de Brian le impedían sopesar las cosas con claridad. Desde lo de Carlota estaba confundido. Necesitaba arrepentirse de lo que había hecho pero no le era posible. Cada vez que recordaba esa escena se volvía a excitar y sentía deseos de repetirla. Carlota era una mujer muy excitante aunque no lo pareciese. Era bella pero muy seria y resultaba bastante distante, pero cuando decidía romper esas barreras se convertía en una Carlota completamente distinta, carnal y pasional, que dejaba ver su lado más femenino y provocador. No como Marie, dulce y entregada pero que no le transmitía esa fiereza sexual que se desbordaba en Carlota. ¿Por qué su amada Marie no le seducía de la misma forma?, ¿Por qué nuca le había follado con la pasión que lo hizo Carlota? Eran tan distintas que no dejaba de compararlas y cuanto más lo hacía, más deseaba follar nuevamente con Carlota.

De vuelta a casa, la realidad se imponía y sus fantasías con Carlota debían quedar en un segundo plano.

M- Hola mi amor, ¿como te ha ido hoy en el trabajo?

B- Como siempre cariño, mucho trabajo y muchos problemas. Y a ti ¿Qué tal con Diana?

M- Casi me da vergüenza responderte, pero es que lo de Diana no es trabajar, es como pasar el día con una amiga.

B- Me alegro por ti cariño, te mereces todo lo mejor que te pueda suceder.

M- ¿Quieres que hable yo con Diana para que te pongan ayuda?

B- ¡No!, eso ni se te ocurra. Sería como rendirme y admitir mi fracaso, y no puedo hacerlo.

M- Pero es que necesitas ayuda, tu solo no puedes con todo el trabajo…

B- A veces tengo a Carlota que viene a ayudarme. Ella sabe perfectamente lo que hay, ¿no es la amiga de Diana?, pues que se lo cuente ella si quiere.

M- Pero es que te veo tan deprimido, me entristece tanto verte así, siempre estás cansado y ya casi ni hacemos el amor.

B- Cielo, yo te quiero igual aunque no lo hagamos. Además, últimamente estábamos cayendo en la monotonía.

M- ¿A que monotonía te refieres?, ¿quieres decir que te aburre hacer el amor conmigo?

B- No cielo, no me has entendido, yo no he querido decir eso, hacer el amor contigo es maravilloso, lo que ocurre es que a veces se necesita un poco de fantasía para volver a dar un impulso a la relación.

M- ¿Fantasía?, ¿qué clase de fantasía?

B- Marie, mi amor, es mejor que no hablemos de estas cosas, enseguida te molestas y yo no quiero que te molestes conmigo. Lo importante es que te quiero.

Aquella conversación le dio mucho que pensar a Marie. Enseguida relacionó la palabra fantasía con las perversiones que el Sr. Person le obligaba a practicar. ¿Sería eso lo que también quería su amado Brian? Ella estaba dispuesta a satisfacerle y hacerlas para él, era su esposo y le quería, y en esas circunstancias no podía haber nada de sucio en hacerlo. Pero por otro lado temía que si ahora las hacía, Brian podría pensar, y con buen criterio, que todo eso lo había aprendido con su antiguo jefe, lo cual podría despertar todo tipo de recelos y resultar muy peligroso para la estabilidad de la relación. Aquello podría explotarle en cualquier dirección.

Esa misma noche decidió que debía hacer algo.

M- ¿Cariño, te has dormido ya?

B- ¿ehhh?

M- No te duermas aun, cielo

B- Estoy muy cansado Marie, y mañana tengo que madrugar

M- ¿Y si mañana se acaba el mundo?

B- No digas tonterías, duérmete que ya es muy tarde

Ante el fracaso de su intentona, Marie decidió pasar directamente a la acción y desapareció debajo del edredón.

B- ¿Quieres estarte quieta de una vez?, así no puedo dormir

Pero Marie hizo oídos sordos y deslizándose bajo las sábanas colocó su boca entre las piernas de Brian mordiendo suavemente su pene por encima del pijama.

B- ¿Se puede saber qué haces?

Bajo las sábanas, una tenue voz se oyó escapar de una boca llena

M- mmm, jugar

Esta vez Brian ya no dijo nada. Marie se había deshecho de la parte de abajo de su pijama y se la estaba chupando, y lo hacía de forma distinta a como se lo había hecho hasta ahora. Quizá fue eso lo que impulsó a Brian a dejarla seguir. Brian levantó el edredón y la vio. Vio como se afanaba en chupársela y sintió que aquella vez era distinto. Marie alzó los ojos y le sonrió, para acto seguido metérsela por completo dentro de la boca.

B- Ohhhh, cielo, pero que bueno…

Marie estaba descubriendo alguna de sus cartas ocultas con la esperanza de que estimulase suficientemente el apagado interés sexual de su esposo, asumiendo el riesgo de que al hacerlo despertase recelos sobre como había adquirido esas habilidades secretas.

Durante su vida en pareja el sexo oral había sido una práctica muy habitual, aunque durante todo ese tiempo Brian jamás se había corrido en la boca de Marie. Nunca se lo había pedido y ella prefería no hacerlo pues le recordaba las desagradables y copiosas eyaculaciones que tenía que tragar del Sr. Person. Pero esa noche era el momento para superar los malos recuerdos y brindarse a su marido sin ninguna cortapisa.

B- Marie, cariño, ¿que me estas haciendo…?

En la cabeza de Marie solo una idea ocupaba sus pensamientos; hacerle disfrutar como nunca, provocarle un orgasmo de fantasía para que no tuviera que buscarlo fuera de casa, ni siquiera con replicantes. Sabía por el Sr. Person que seguir chupándosela mientras se estaba corriendo le proporcionaría un placer especial y tenía decidido que esa noche su amado Brian iba a sentirlo por primera vez de su boca.

B- Para Marie, para ya que me voy a correr…

Pero Marie continuo chupándosela con más ahínco todavía, preparándose para recibirle en cualquier instante.

B- Marie, no sigas, para ya, ¡Marie, que me corro…ohhhh!

Brian no pudo controlarse más y eyaculó por primera vez en la cálida boca de su hermosa Marie que a pesar de ello continuaba chupándosela mientras sentía como se venía una y otra vez  irremediablemente, desproporcionadamente, salvajemente, sin posibilidad de escapar de aquella maravillosa prisión. En ese momento recordó a la joven replicante japonesa a la que tiempo antes había compartido con su amigo Adrian y que también se la había chupado hasta correrse en su boca. Esa asociación de ideas le disgustó.

B- Ya basta Marie, no tienes que hacer estas cosas

Marie apareció bajo las sábanas con una sonrisa y todavía con restos de semen en sus labios. Brian se lo limpió y le arreglo el pelo.

M- ¿Es que no te ha gustado?

B- Ha sido maravilloso, pero tú eres mi esposa y no debes comportarte como una fulana cualquiera

M- No me comporto como una fulana, soy tu mujer y precisamente por ello debo hacer todo lo que esté a mi alcance para que seas feliz a mi lado, y hacerte lo que te he hecho no de es ser una fulana, es de ser una amante y complaciente esposa.

B- Perdona cariño, no quería decirte eso, es que, bueno, antes de conocerte, me hizo eso mismo una replicante y me lo has recordado. Pero no quiero que pienses que te considero una fulana por hacerlo, no, para nada, eres lo que más me importa en este mundo.

M- Me dijiste que nuestro sexo era monótono, que nos  faltaba fantasía… yo solo quiero complacerte y hacerte feliz, y para ello estoy dispuesta a hacer todo lo que me pidas. Hoy he querido darte una sorpresa, pero necesito conocer todo aquello que te gusta y te excita, quiero que pienses en mí en todo momento y que cuando llegues a casa estés deseando hacerme el amor de mil formas distintas sabiendo que me tienes a tu entera y total disposición. Solo si eres feliz yo seré feliz.

El comportamiento desinhibido y provocador de Marie le había dejado un poco descolocado. Por un lado le había gustado mucho lo que le había hecho y sobre todo como se lo había hecho, tan sorpresivamente, pero por otro rompía con esa imagen idílica que se había formado sobre ella de esposa dulce y fiel, quizá para evitar pensar en los días que Marie pasó al servicio sexual de su jefe.