AÑO 2112 - Capítulo II
Una joven procedente de los asentamientos exteriores trata de encontrar un empleo que le permita abandonar la pobreza y disfrutar de las comodidades de la vida en la ciudad.
CAPITULO II
En la zona de cuarentena, cientos de personas venidas de los asentamientos esperaban ser las beneficiarias de uno de los escasos permisos que se daban para poder acceder a la residencial. El examen era duro y exigente y de los pocos que lo superasen, solo podrían acceder aquellos que estuviesen completamente sanos y no presentasen disfunciones genéticas. Pero no bastaba con eso, también debía estar disponible algún trabajo acorde a sus aptitudes, y eso ya era más complicado ya que cada vez más se optaba por los replicantes como mano de obra en detrimento de los humanos. Otro problema era buscarles acomodo en una ciudad atestada, donde conseguir una simple habitación se podía llevar la mitad de la paga. Pero si se quería que la economía prosperase hacía falta gente que consumiese todo lo que se producía, y para eso los replicantes no servían y en los asentamientos la pobreza era tal, que apenas se podía hacer negocio.
El otrora floreciente oficio de la prostitución tan apenas tenía futuro. Las personas no podían competir sexualmente con los replicantes, incluso a pesar de ofrecerse a un precio mucho más económico, las exigencias a las que eran sometidas no eran tolerables para un ser humano. Los niveles de perversión que la sociedad había alcanzado solo eran asumibles para los replicantes. Aquellas jóvenes sanas que tenían la suerte de acceder a trabajar para alguien rico debían ser conscientes de que sus obligaciones irían más allá de las puramente laborales. No había mucho donde elegir, o aceptabas tu destino o te quedabas fuera.
L- ¡Número 115856-B!
M- ¡Aquí, yo!
L- Pasa a ese despacho y espera. Enseguida te atenderán.
Una joven pobremente vestida sostenía férreamente entre sus manos una tarjeta que podía darle el pasaporte a la residencial. Sentada en una desvencijada silla esperaba con inquietud a la persona que le diese el resultado de las pruebas. Fuera, el bullicio era infernal, cientos de personas aguardaban ser llamadas con la esperanza de ser los elegidos para desempeñar los escasos trabajos que se ofertaban.
S- Buenos días
Una mujer seria, con el pelo recogido y que vestía como un hombre, entró en el despacho y se sentó al otro lado de la mesa.
S- ¿Eres 115856-B?, déjame ver tu tarjeta.
La joven le entregó su preciada documentación.
S- Según estos informes tienes la calificación A. Podrías tener acceso a algún empleo. El informe dice que aun eres virgen.
M- Si, todavía lo soy.
S- Bien, si sabes utilizar adecuadamente esa circunstancia te podría facilitar mucho las cosas. Ahora no tengo disponible ningún puesto de servicio de hogar, pero sí puedo ofrecerte un trabajo en una fábrica de componentes industriales que necesita cubrir el coeficiente humano en la plantilla. Entrarás al servicio personal del director. Si no presenta ninguna queja en el plazo de treinta días, el trabajo será tuyo. De momento te alojarás en la comuna y si finalmente eres aceptada te buscaremos un alojamiento definitivo. ¿Sabes firmar?
M- Si, tengo los estudios primarios convalidados por el Sistema.
S- Cierto, lo pone en el informe. Firma aquí.
La joven firmó un documento que no tuvo tiempo de leer pero que le permitía salir del asentamiento y entrar por primera vez en su vida en la residencial.
S- Toma, con esto vas al final del pasillo y allí te adjudicarán el destino. ¿No traes otras ropas?
M- No tengo otras
S- Así no podrás entrar. Pasa antes por la sala de desinfección, allí te podrás dar una ducha y te darán algo más decente para ponerte. Cuida bien lo que te dan porque solo es un préstamo. En el plazo de un mes deberás devolverlo o pagarlo, así que tienes que comprarte algo pronto.
M- Muchas gracias, así lo haré.
Tras una ducha de vapor le hicieron entrega de un buzo como los que había visto vestir a las personas que asistían en el asentamiento. Todo lo que llevaba puesto se lo requisaron, incluida la ropa interior. En su lugar le dieron únicamente unas bragas de celulosa. Una celadora le acompañó hasta unos barracones desde los que se podía divisar perfectamente la residencial.
S- Por ahora te alojarás aquí. Mañana te acompañarán a tu nuevo empleo y cuando termines tu turno deberás regresar aquí, hasta que se te asigne otro alojamiento.
Y la hicieron pasar a una sala donde habría una veintena de camas dispuestas unas frente a otras, con una taquilla a su lado. No se percató de que en la sala había otra chica.
K- Bienvenida a la residencial
M- Perdona, no te había visto. ¿Vives aquí?
K- Esto es solo provisional. Pasa y acomódate donde más te plazca. Ahora estamos solas tú y yo. Esta mañana realojaron a la otra chica que había. ¿Así que eres virgen?
M- ¿Por qué me lo preguntas?
K- Porque si no, no estarías aquí, te habrían llevado a la sala común, donde llevan a todos los hombres y a las mujeres que no son vírgenes. Aquí estarás segura, nadie puede violarte.
M- ¿También tú eres virgen?
K- No, ya no lo soy, pero lo era cuando me trajeron aquí. Pronto me buscarán realojo.
M- ¿Qué quieres decir con que ya no lo eres?
K- ¿No tienes ni idea de porqué estas aquí, no es así?
M- Mañana me llevarán a la fábrica donde me han asignado y si soy aceptada me buscarán realojo. Entretanto se decide mi futuro me han traído aquí. Como a ti, ¿no?
K- Si claro, como a mí. Por cierto, me llamo Karen.
M- Yo soy Marie.
K- Siento ser yo quien te lo diga, pero no estás aquí por casualidad. Te han traído para preservar tu virginidad porque alguien ha pagado mucho dinero por ella. Como hicieron conmigo y como han hecho con todas las que antes han pasado por aquí.
M- ¿Y quién ha pagado por mi?
K- Tu nuevo jefe, quien si no. Mañana o a lo sumo pasado perderás tu inocencia. Luego te seguirán manteniendo aquí mientras tu jefe quiera disfrutarte en exclusiva. Cuando se haya aburrido de ti, te buscarán un realojo y llevarás una vida independiente, trabajando en la fábrica si es que te aceptan y permitiendo que tu jefe o quien él decida, te usen sexualmente cuanto les plazca. Así son las cosas aquí. Pero aun así tenemos mucha suerte por poder salir de los asentamientos. Muy poca gente de fuera lo logra y las chicas debemos pagar este peaje. Aquí no hay lujos, pero tampoco se pasa hambre.
M- ¿Tú has pasado por todo eso que me has contado?
K- Claro, como todas, ya te lo he dicho. Y pronto pasarás tú también por esa experiencia, así que ándate preparada y procura complacer en todo momento a tu jefe. De ello depende tu empleo y que no te devuelvan a los asentamientos.
M- ¿Te dolió?, quiero decir, cuando perdiste la virginidad.
K- No pienses en ello, da igual si duele como si no, complace en todo a tu jefe y te ganarás una vida. Piensa solo en eso y en nada más.
M- ¿Y tu ya te has ganado esa vida?
K- Creo que si. Todavía no sé donde me van a destinar, pero creo que he sabido complacerles adecuadamente.
M- ¿Complacerles, hablas en plural?
K- Escucha Marie, ahora eres la novedad y puede que tu jefe te quiera en exclusividad o prefiera compartirte con sus amigos. Eso no lo sabrás hasta que suceda. Pero todo esto pasará pronto y tu vida volverá a la normalidad. Con tu trabajo podrás ganar dinero y el respeto de todos, y otra chica nueva ocupará tu lugar y reclamará el interés de tu jefe.
M- ¿Y tú como lo sabes si aun no has salido de aquí?
K- No soy la primera que pasa por esto, a mi también me avisaron y aunque llevo poco tiempo, mi propia experiencia confirma la veracidad de todo lo que me contaron.
M- Estoy asustada Karen
K- Tranquila y descansa que te hará falta. Mañana será un día muy intenso para ti y debes estar con fuerzas suficientes para afrontarlo.