Annie la modelo transexual
Historia de Annie, como una niña se convirtió en toda una modelo.
Esta historia es completamente ficticia.
Mi nombre artístico es Annie, así me llamo por primera vez mi productor. Soy una chica transexual, tengo 24 años, delgada, rubia, ojos azules, 1.70 (88-60-90) y me gustaría contarles mi historia:
Cuando era pequeña me ponía cosas de mujeres, me encantaba lucir como una, mis papás, varias veces me encontraron vestida o vistiéndome, así que me llevaron con un sin numero de psicólogos y psiquiatras pero nada, yo seguía amachada con mis cosas de mujer.
A mis 11 años al ver que ningún progreso había, y que cuando me obligaban a actuar como niño me hacían sufrir, mis padres reunieron a toda la familia en la sala de nuestra casa y se sentaron a hablar conmigo: -¿Qué es lo que deseas? ¿Por qué te comportas así?, preguntó mi papá. Yo, permanecía en silencio. - ¿Te crees niña o qué cosa, explícame? continuaba mi papá. Yo seguía en silencio total. Mi mamá intervino: - Hijo, queremos que seas feliz, pero explícanos por favor, ¿qué sientes, qué tienes, por qué eres así? Yo empecé a llorar, a la vista de toda mi familia, me sentía altamente presionada. Y digo, en voz muy quedita: -Yo me siento niña, estoy triste por no serlo, y quiero serlo. Mi familia, no lucia muy sorprendida. Y mi papá responde: -Eso era lo que necesitábamos saber, que tu mismo nos lo dijeras. Continuó mi papá: - Queremos que seas feliz, hijo, así que trataremos de entenderte, te ayudaremos a ser una niña, y en un futuro toda una mujer. Yo no lo podía creer, ¿Cómo? ¿Qué ustedes que?, ¿era un sueño?, me pellizque para saber si en verdad no estaba soñando. Mi mamá dijo: - A partir de ahora te llamaras Andrea (es el nombre de mi difunta abuela) y toda la familia te conocerá así.
En la mañana siguiente mi mamá me llevo de compras, ella misma tiro toda mi ropa de niño y me llevo a escoger mi nueva ropa de niña. Armamos todo un nuevo guardarropa, mientras tanto mi papa hizo todo los cambios en el registro civil, para cambiar mi sexo y nombre ante la ley. Mi madre me dijo que querían que entrara a una secundaria como niña, así nadie me conocería y empezaría mi nueva vida. Pero antes necesitaba ser tratada y ayudada para ser mas mujer.
A mis escasos 11 años fui llevada con el especialista para ser tratada con hormonas, mi madre me dijo que si era buena niña, a mis 18 años me iba a operar el busto o a lo mejor antes si era necesario. Fue la mejor época de mi vida, un sueño hecho realidad, mis padres y familia me apoyaban para ser mujer, e iba a empezar una nueva vida.
Perdí un año de escuela, así que entre hasta los 12 años entre a primero de secundaria, pero no fue perdida total ya que ese año lo invertimos en convertirme en una verdadera niña, y ¡lo logramos!
Ya para cuando entre a primer año de secundaria, medía 1.55 mts., pesaba 45kg, tenía el pelo largo castaño claro, algo de busto y cadera, una voz muy dulce y... un pequeño amigo. Mis padres me dieron la opción de quitarme de una vez o mantener mi pequeño pene, yo decidí quedármelo por un tiempo, hasta que decidiera que hacer con él.
No era de tardarse, el primer día de clases me sentí soñada, llevaba mis pequeños zapatos negros, mi faldita a cuadros y mi blusita blanca, ¡era toda una colegiala!. De inmediato, robe miradas desde los niños de mi edad hasta los mas grandes, la pase muy bien en la escuela secundaria, hice muchos amigos, nadie sospechaba de nada, hasta tuve mi primer beso, ahhh; en verdad me sentí muy bien y me di cuenta que había pasado la prueba de adaptarme a la sociedad con mi nueva identidad.
Fue una época muy especial, las cosas fueron mejorando cuando cumplí 16 años: mi cuerpo ya era la de una jovencita, medía 1.65 mts., pesaba 50kgs, me teñí el pelo de rubio, mis caderas y pechos estaban mucho más desarrollados, gracias a la terapia de hormonas, siempre usaba faldas cortas o pantalones ajustados, robaba miles de miradas a mi alrededor, tenía un novio muy lindo desde hacía un año, desde mis 15 años, era muy guapo, tenía 18 años y salíamos a pasear y a divertirnos, pero solo hasta ahí.
En esta especial época de jovencita preparatoriana, me pasó algo fenomenal: un día que iba de compras con mi madre, un hombre alto, maduro, americano, fijo su mirada en mí, no me pareció extraño, ya que era para mí común, y seguí con mis cosas. Cuando para nuestra sorpresa se nos acercó a mi mamá y a mí, y dijo en inglés: - ¿No te gustaría ser modelo de ropa? - ¿Cómo? Pregunté incrédula en su idioma, pensando que era una broma para hacerme platica. - Sí, modelo. Soy dueño de una línea de ropa juvenil y ando de visita en mis tiendas en este país, y cuando te vi, te encontré ideal para mi marca. Contestó el tipo americano. Mi mamá que estaba escuchando todo, se sentó a platicar con el señor americano. Mi mamá, volteo a verme y me preguntó: - la decisión esta en tus manos, ¿Quieres ser modelo?. Yo no tardé en contestar viendo que la cosa era en serio: - ¡claro que sí!, me encantaría. Así fue como comenzó mi carrera como modelo de ropa de jovencita. El americano, me bautizó con el nombre de Annie, y desde entonces siempre me llamó así y todos los demás en el medio. De inmediato comenzaron las fotografías, el peinado y maquillaje profesional, citas, desfiles, un sin fin de cosas, al principio salía en catálogos de ropa para joven, faldas cortas, blusas, jeans, zapatos, sandalias, accesorios, luego poco a poco fui convirtiéndome en una imagen de la marca de la tienda en mi país. Mi novio terminó conmigo pues no teníamos tiempo para vernos, fue una lástima. Sin embargo, no tuve mucho tiempo para deprimirme o pensar en él, ya que andaba totalmente ocupada.
Mis 16 años fueron fantásticos, mi cuerpo se seguía desarrollando, y yo encantada con mi trabajo y profesión. Cuando cumplí 17 años, me operé mis pechos, los cuales se veían divinos, talla 36B, no eran muy grandes, pero para mi complexión quedaban como anillo al dedo. También la marca de ropa en la cual trabajaba, al ver mi avance, me invito a modelar ropa interior para jóvenes, Claro que sí, (pensé yo), pero había olvidado a mi pequeño amiguito entre mis piernas.
Mi pene, era muy pequeño a penas 11cm, había sido muy específica con los doctores que me atendían de que quería que fuera completamente funcional, así que gracias a tratamientos especiales, podía lograr una erección cuando me excitaba, y de vez en cuando me masturbaba, siempre con la ayuda de un vibrador que había comprado para desvirgar mi anito, así que cuando estaba sola, me iba a la regadera o algún lugar apartado, donde me penetraba con el vibrador y acariciaba a mi amiguito. Mi pene era la única cosa de hombre que tenía en el cuerpo, pues ya todo lo demás era la de una joven de 17 años.
Así que, fui a hablar con mi jefe, el americano maduro, llegue a su oficina, vestida normal, con zapatos de tacón de punta, mini falda, una blusa ombliguera y algo escotada, sin brassier, lo cual dejaba ver la silueta de mis pezones, para mi vida diaria eso era vestirme normal. Y le comencé a hablar acerca de la nueva propuesta, él encantado de la idea pensaba que todo iba a hacerse, yo le comenté que tenía un pequeño problema: - Mira, no puedo modelar ropa interior. Comenté. - Pero ¿por qué?, si estas divina, perfecta, ¿qué lo impide? ¿Algún problema con alguien?, me preguntaba el americano. - No, con nadie, solo conmigo. Le dije. - Pero, ¿cuál problema contigo, te sientes mal, estas enojada, molesta? Decía mi jefe. - Es que, bueno, hay algo que fui que no sabe nadie, y que me impide serlo. Dije. - ¿Qué cosa, preciosa? Dímelo, tal vez te pueda ayudar. Expresaba el hombre. - Es que , pues, antes era bueno, nací como niño, y todavía conservó algo de eso. Confesé. - ¿Cómo? ¿Una mujer tan bella como tú? No lo puedo creer. Decía asombrado mi jefe. - Sí, y como prueba, acérquese un poco. Insistí. El hombre americano y yo siempre habíamos tenido una relación profesional, sin embargo, siempre lo había sorprendido mirándome lujuriosamente, pero nunca había insinuado nada, él era como dije alto, medía como 1.85mts, era rubio, y no se había casado nunca, algunos decían que era bisexual, pero yo no hacía caso de eso, me parecía atractivo.
El americano se acercó a mí, le pedí que me abrazará fuerte, muy pegado a mi cuerpo, sentí sus manos fuertes en mi espalda, y oía su corazón latir fuertemente como el mío, pues recargaba mi cabeza en su bello pecho, también sentí cómo comenzó a excitarse, yo también comencé a sentir crecer mi pequeño pene. - Abrázame lo más fuerte que puedas. Le dije, hasta que pudo sentir mi pene con su cuerpo. Yo por otro lado estaba sorprendida de lo que sentía, me di cuenta que su miembro era gigantesco, mucho más que el vibrador que tenía. A pesar de que me sintió, se quedó abrazado de mí. - Sí, te siento, Annie, me doy cuenta que eres un chico. Dijo. Pero un chico muy especial, volteándome a ver con sus ojos. Me quedé prendida de sus bellos ojos, lo voltee a ver con mucha dulzura, y también con mucha excitación, poco a poco él se fue acercando a mis labios, hasta que nos besamos. Las cosas se pusieron más calientes. Comenzamos a besarnos apasionadamente mientras estábamos abrazados, el comenzó acariciándome mi cuello, luego fue bajando hasta llegar a mis caderas, él me besaba el cuello e iba bajando también; yo nunca había sentido tanta pasión de un hombre, a pesar de que había tenido dos novios más jóvenes que él. El luego, pasó sus manos de mis caderas a acariciar mis pechos, mientras me continuaba besando, WOW, nadie me había acariciado mis pechos, no lo había permitido hasta ese momento, me sentí muy excitada, estuve a punto de eyacular por sus caricias en mis pechos, se sentía muy rico.
Siguiendo con los besos apasionados, él me recuesta sobre su escritorio, y me arranca la blusa, pasea sus manos y su boca sobre mis pechos, ah, que sensación ., yo trataba de besarlo, pero estaba pasmada por tanto placer, sólo podía gemir y gemir de tanto placer, en verdad estaba haciendo mucho escándalo
Él se pone en pie y se quita de un jalón la camisa, y también se baja los pantalones que tenía, mostrándome a su gran miembro, NO LO PODÍA CREER, era gigantesco, no sé tal vez mediría como unos 25cms, era enorme ante mis ojos me preguntó si alguna vez había hecho sexo oral, le contesté que era virgen y que nunca había tenido ningún tipo de acercamiento sexual.
Me ayudó a sentarme, yo estaba sin blusa, pero todavía con mi falda corta y zapatos, estaba de pie sin camisa con los pantalones hasta los tobillos, quedé justo frente a él. Yo te voy a enseñar. Dijo mi jefe. Acércate con tu boquita a mi miembro, sugirió. Me fui acercando poco a poco, con algo de miedo al ver esa tremenda cosa. Con tu lengüita lámelo, ordenó. Lo comencé a lamer como una paleta, solo con mi lengua. Logré arrancarle algunos gemidos de placer. Muy bien hermosa, ahora, mételo en tu boquita como si chuparas un popote. Mmm, comencé a hacerlo así, aunque no me la podía meter toda a mi boca. Que rico, hermosa, bien ahora muévete rápidamente, sacándolo y metiéndolo en tu boca. Lo hice así, hasta que me cansé. - Muy bien, amor, ahora acuéstate. Me ordenó. - Volví a acostarme en su escritorio, algo cansada en mi mandíbula. Quédate quieta y disfruta. Comenzó a besarme de nuevo mis pechos y a pasear su lengua por mi abdomen. Con sus manos me bajó la falda y con sus dientes mi tanguita. - Si que eres un niño muy lindo. Dijo al ver mi pequeño pene erecto. Lo besó y comenzó a lamerlo. YO SEGUÍA GIMIENDO DE PLACER, MUCHO MÁS QUE ANTES. Temía que alguien nos escuchara pero no podía contenerme pues sentía muy rico. Que hombre, pensé yo. Se dio cuenta que casi iba a eyacular, cuando me pidió que me diera la vuelta, así que me puso en cuatro y empezó a saborear mi anito, metió su lengua y luego un dedito
¡Que RICO!, gritaba yo, SÍ, SÍ, no podía creer tanto placer en mi cuerpo, siguió así, hasta que dijo: - Prepárate, te va doler un poco. Yo, no sabía a que se refería, cuando de repente metió parte su miembro en mi anito de un jalón, haciéndome gritar de dolor y placer, así lo fue sacando y metiendo hasta que pudo meter todos sus 25cm de carne. WOW, no podía creer que todo eso me podía caber
Siguió bombeando dentro de mí, hasta que logró que yo eyaculará, y poco después el también lo hizo dentro de mí ¡Que experiencia!.
Acabamos cansados, nos besamos, y me dijo que si saldría en modelos de ropa interior, pero sólo ciertos modelos que él escoja para no hacer que se note mucho mi amiguito.
Nos vestimos, y él mandó traer otra blusa para mí, ya que la que traía estaba rota, pues él mismo me la arrancó.
Nos despedimos, y empecé a vivir mi vida ya como una mujer .
++++++ Por favor enviáme tu opinión acerca de esta historia, quiero seguir escribiendo, yo soy Tv de closet y tengo muchas ganas de convertirme en una mujer de verdad, busco amigos y consejos. Besos. Annie. fireflowe21@hotmail.com