Anna me mostro algo mas que su cultura...
Ese domingo ella llego puntualísima para almorzar trayendo un ramillete de flores, la conocí en la biblioteca hace unas semanas cuando la ayudé a inscribirse para el uso gratuito de los computadores. Anna es ucraniana y no habla muy bien español, pero si habla inglés y en este idioma fue que nos comunicamos...
Ese domingo ella llego puntualísima para almorzar trayendo un ramillete de flores; la conocí en la oficina de turismo hace unas semanas cuando la ayudé a inscribirse para el uso gratuito de los computadores. Anna es ucraniana y no habla muy bien español, pero si habla inglés y en este idioma fue que nos comunicamos.
Después de ese día nos vimos unas 4 o 5 veces más y conversamos bastante, incluso en 2 ocasiones salimos a tomarnos un café y fue así que pensé en invitarla el domingo a almorzar a mi casa, ya que ella está en la ciudad de paso y no conoce a casi nadie.
Yo estaba sola ya que mi compañera de casa había ido todo el fin a la playa, así que tuve la cocina solo para mí y me lucí preparando comida india, bien picosa, que me encanta.
Cuando Anna llego, yo acababa de tener una discusión fuertísima por teléfono con mi hermana, lo que me dejo muy mal y al verla sonriente en mi puerta, con su ramo de flores, no puede evitar darle un gran abrazo Creo que fue en ese momento que todo comenzó ya que ella me estrecho fuertemente y al sentir el calor de su aliento en mi cuello mi corazón empezó a palpitar con tal fuerza que la solté bruscamente de vergüenza a que diera cuenta.
Le dije que me acompañara a la cocina para buscar vino para el aperitivo, me siguió y mientras yo sacaba las copas y el vino, las nueces y pasas, unos chocolatitos rellenos y todo, sentía que no me despegaba la vista de encima. No sabía si era por el abrazo tan efusivo que le di, por mi cara de haber llorado o por la forma en que la solté cuando me sentí tan vulnerable a su llegada.
Nos sentamos al lado de la estufa ya que era invierno y estaba algo frio, serví las copas y empezamos a conversar como siempre, pero con vino en vez de café.
Juro que no me di no cuenta cuando nos terminamos la botella y entre risas fui por otra.
Al calor de las risas, de las confesiones de vida y del vino, me fui sintiendo cada vez mas cómoda con ella y el sentimiento era reciproco ya que Anna se había acercado más a mí y en la conversación me tocaba las manos, la espalda o el cabello, como si fuéramos amigas de toda la vida.
Pasadas un par de horas o quizá más, recordé que la invitación era a almorzar, así es que entre nuevas carcajadas y un leve mareo me levanté de la mesa y me dirigí a la cocina a buscar los platos.
Anna fue tras de mí, pero no me di cuenta hasta que sentí el roce de su cuerpo en mi espalda, asomándose para ver por sobre mi hombro.
El sobresalto me hizo soltar la cuchara, pero no quise tener una reacción más exagerada para no incomodarla o quedar en ridículo, ya que pensé que era "rollo" mío imaginar que ella tenía un interés más allá de la amistad hacia mí sin embargo el roce no quedo ahí.
Anna me abrazo por la espalda mientras me decía, riendo, que la comida olía muy bien y que se sentía muy contenta de haber aceptado la invitación. Me preguntó si yo estaba divirtiéndome, si me sentía cómoda. Yo estaba confundida ya que no sabía si las preguntas eran inocentes o no, pero decidí responder como si lo fueran y le dije que estaba muy contenta, que estaba pasando una excelente tarde y que su compañía me era muy grata, mientras trataba de retomar el servicio de los platos
Dejé los platos servidos y ella, aun detrás de mí, me estrecho con más fuerza y acerco su boca a mi cuello; lentamente empezó a besarlo deslizando sus labios desde mi hombro hasta mi nuca y de a poco comenzó a frotar su muslo contra mis nalgas.
Una corriente eléctrica me recorría, yo sentí que debía detenerla, pero no podía ni hablar. Sentí un ardor enorme, sentí como comencé a mojarme y me dio muchísima vergüenza. Solo me quedé ahí, parada y quieta, conteniendo la respiración mientras mi amiga de la oficina de turismo separaba mis piernas presionando con la suya, besaba mi cuello y me acariciaba el vientre mientras yo sentía mi cabeza dar vueltas producto del vino y del deseo que crecía en mi entrepierna.
En una fracción de segundo sentí cierta claridad y quise separarme de su abrazo pero ella, estrechándome más fuerte y con una voz profunda y seria me susurro que solo me dejara llevar, que nada malo iba a pasar y si yo quería, luego de esa tarde no nos veríamos más pero que solo por esa tarde la dejara disfrutar
No sé qué paso en mi mente, pero me sentía como hipnotizada por esta mujer de largo cabello negro y ojos verdes transparente. El calor de su aliento me embriagaba más que el vino y sentía la firmeza de su muslo en cada insistente y profunda presión contra mis nalgas. Involuntariamente comencé a separar las piernas y escuché salir de su boca una especie de suspiro, después del cual llevo su mano derecha directo a donde su muslo me empujaba
Con su mano derecha entre mis nalgas comenzó a frotar mi vagina por sobre mi tanga. Sentía mucha vergüenza ya que en esos cortos minutos me había mojado mucho, pero eso a ella parecía animarla aun más y yo ya no podía ocultar mi respiración agitada. Sentía que la concha me ardía.
Con su mano izquierda -y aun sujetándome por la espalda- comenzó a subir desde mi vientre en dirección a mis senos, lentamente, al mismo tiempo que me llevaba contra la ventana, empañada por el calor del interior de la casa y el frio de afuera.
Una vez que me tuvo frente al vidrio me dijo que desabotonara mi blusa yo obedecí como autómata, luego me dijo que desabrochara mi brassier pero eso lo dudé. Notando mi incomodidad saco su mano derecha de mis nalgas y me lo desabrocho ella misma en 2 segundos. Quedé a torso desnudo, vestida solo con el pantalón que llevaba y entonces Anna, de pie detrás de mí, en un abrazo en que apoyaba sus manos sobre mis muslos y empujando mi cadera con la suya, me empujo contra el vidrio frio de modo que mis pechos lo tocaran. El frio endureció mis pezones inmediatamente y pude sentir un escalofrío que recorría toda mi espalda.
Anna comenzó a acariciar mis muslos en movimientos lentos ascendentes y descendentes que cada vez se acercaban más a mi entrepierna. Yo seguía sin saber qué hacer, los brazos a los lados, sin voluntad, con los pechos pegados al vidrio y sintiendo que me quemaba por dentro.
Cuando sus manos estaban comenzando a rozar mi entrepierna ella me giro abruptamente y quedamos cara a cara, yo no podía dejar de mirar su boca entreabierta y repentinamente me acerqué a ella, tomé su cara entre mis manos y la besé.
Nunca antes había besado a una chica y sin embargo no me sentí nerviosa haciéndolo. Mi lengua entro en su boca suavemente, rozando la suya, y el beso fue volviéndose cada vez más apasionado. Anna parecía beber mi saliva con ansias y yo succionaba su lengua como si fuera otra cosa
Las hábiles manos de mi amiga estrechaban mi cintura primero, acariciaban mi espalda después y finalmente fueron a mis pechos. Comenzó a masajearlos con la palma abierta y con gran firmeza pero delicadamente.
Yo la cerré en un abrazo y mis manos descendieron hasta sus nalgas, las que comencé a acariciar dirigiéndome hacia el centro y abajo, tratando como de separarlas.
Anna comenzó a pellizcar mis pezones y entonces
(continuara)