Aniversario de una gata caliente. 23-3-221

Un día lleno de amor, erotismo y lujuria que debía contar

ANIVERSARIO DE UNA GATA CALIENTE.

23 de marzo del 2021.

Mi marido me ha llamado para invitarme a cenar. Al volver de dar clase mis hijos se han quedado en la piscina del edificio aprovechando el buen tiempo y felices de quedarse a dormir con mis padres que estaban tomando el sol.

Tengo tiempo para mí. Comienzo a llenar la bañera, agua caliente y sales. Me desnudo, me toco los pezones, se ponen duros como pequeñas falanges, me gusta verme así en el espejo . Abro el placard para ver que me pongo. La terraza donde vamos está de moda, pienso y elijo: blusa y pollera para lucir pierna. Una camisa beige de Adolfo Domínguez que tiene años pero sé que le gusta a mi chico, y además se puede llevar sin corpiño, porque eso también lo decido, voy a lucir mis tetas, turgentes y de pezones erectos. La falda negra, a la rodilla, me destaca las caderas y el culito y tiene botones delanteros para abrir y enseñar pata. Medias negras con dibujos de flores que no necesitan liguero y culotte color carne. Lo dejo en la cama y veo como va la bañera. Casi a punto.

Voy a por un whisky con hielo y agua, lo pongo en un vaso de plástico para evitar cristales si se rompe, un cenicero de metal, el paquete de puchos y el encendedor y estoy casi preparada para el placer. Lo dejo todo en el borde del baño , me pongo un gorro para no mojarme el pelo y decido ir a por un dildo por si acaso. Elijo uno de látex negro, enorme y con él en la mano me sumerjo en el agua.

El entrar y tumbarme en el agua caliente es el comienzo del relajo. Enciendo el Lucky y dejo vagar la mente por el día. A la vuelta de clase he llevado a su casa a la hija de mi amante, madre casi recién parida de un hermoso niño, nos cuidamos por el puto Covid y no hacemos el amor como antes, pero acariciarnos, masturbarnos mirándonos a los ojos, saber que estamos una junto a la otra nos hace bien. Hoy solo hemos hecho eso : mirarnos.

Dejo el cigarrillo en el cenicero, tomo el whisky y bebo un trago, el ardor frío en la garganta hace que me de cuenta que tengo la poronga de goma en la mano y como un acto reflejo juego con él como si masturbara un capullo. Doy una calada al pucho y lo apago, lo dejo a los pies de la bañera. La pija me lleva a pensar en algunos de mis alumnos y vuelvo a sentir las miradas cargadas de ganas de cogerme de algunos de ellos, y eso que casi no les provoco, lo que ocurre es que estoy “buenorra” como dice mi marido y los chicos están en la edad de matarse a pajas .

Mi mano libre busca mi concha, pongo los dedos entre los muslos y los cierro, me acaricio suave, lenta, decido masturbarme por puro relajo. Dejo el dildo en el agua para tomar otro trago, mi mente busca el recuerdo de los dedos de Alejandra acariciándome mientras yo jugaba mimando los pechos llenos de leche . ¡ Qué bien te toca la concha una mujer enamorada! Revoloteo la mente sobre las ventajas de comernos entre nosotras o cuando te come un hombre. He encendido otro pucho en la meditación y sigo pajeándome lentamente mientras pasan por mi mente algunas de las chicas con las que he estado y las cositas que hemos hecho.

Vuelvo a la realidad de golpe, el golpe que me da en las nalgas la polla de plástico al moverme para apagar el cigarrillo. El agua se ha enfriado un poco, me levanto, quito el tapón y dejo que baje el nivel de la bañera. Tengo el aparato en la mano, lo acaricio, vuelvo a poner el tapón y abro el agua caliente volviendo a sumergirme.

Estoy bien lubricada, tumbada separo los muslos y me meto el pedazo de tranca en el coño. Solo cinco dedos. Es como el corcho de una botella de champan , me llena toda la vagina, lo siento en las paredes apretando ¡ una delicia! Me calienta que me deseen, es algo visceral en mí, hay mujeres que les molesta cuando ven la lujuria en los ojos de los hombres, a mi me pone cachonda, me excita excitar. El amigo que me mete mano disimulado cada vez que nos vemos, mis alumnos, hombrecitos, que me devoran las tetas con la mirada.

Muevo muy poco y muy despacio el dildo hacia dentro y hacia fuera, gozando del roce en lo más sensible de mi vagina, cierro el agua para que no se desborde la bañera y muevo la espada para que me roce el clítoris. Estoy en una nirvana de placer. Va siendo el momento de llegar. Unos mete y saca rápidos, pararme, sacarlo, chupar el cabezón, me gusta mi sabor íntimo y agarrar el teléfono de la ducha , poner el agua templada caliente y en chorro y dirigirlo a mi concha, el golpeteo del agua ayudándome con los dedos , me da el último paso al orgasmo, un venirme largo, en que la bajada de la cima es un camino que parece no acabar pero que acaba.

Dejo que el agua caiga sobre mi cuerpo, disfrutando del placer de ducharme con agua caliente. Recuerdo a mis suegros que suelen decir que, cuando ellos eran niños, no había agua caliente para ducharse como ahora, que se bañaban con cubos de agua que tenían que calentar en la cocina.

Me seco, me pongo la braguita, las medias, la blusa, me peino, ahora tengo melena, la pollera, elijo dos cadenitas de oro, una para el cuello , otra en la muñeca izquierda, unos zapatos negros con taco medio, vamos a ir andando al restaurante, está cerca de casa y estoy casi preparada para la llegada de mi chico, que abre la puerta apenas quince minuto después. Me da un beso bien dado, de los de lengua.

  • Gata estás para comerte.

  • Eso...luego, si querés- le digo con mi voz más insinuante- pero ahora ¿ voy bien?

  • Una belleza, excitante , con unas tetas que se la levantan a un muerto pero a la vez elegante y sencilla. Cuelgo la chaqueta, agarro un jersey y nos vamos, que he reservado en el primer turno.

Está guapo. Con su pantalón gris, la camisa verde musgo, los mocasines y el pullover verde oscuro al hombro, se le ve un hombre atractivo, con poder, bien follado ( es mi aportación a su estilo) , un seductor maduro. Agarro un chal por si refresca. Con los barbijos en la mano estamos dispuestos para salir.

Vamos dando un paseo hasta el restaurante, nos acomodan, lo hacen en una mesa en la vereda, bajo los árboles. Está de moda, es un sitio para, a parte de comer, que te vean y lucir estilo. No desentono, en un descuido me abro un botón más de la camisa para lucir canalillo.

Mi marido me mira devorándome , como dice la canción, me esponja que con tantos años juntos todavía me vea apetecible. Pide unas cervezas tiradas, las traen, brindamos y le pregunto :

  • Lalo, ¿ qué festejamos? Mañana es fiesta, hace buena noche...pero ¿por qué esta salida los dos solos ?

  • ¿ Tú eres una gata?

  • Sí, soy tu gatita.

La llegada de la camarera con la entrada me ha parado. Cuando se retira sigo en voz baja :

  • Tu gatita putita .

Me inclino un poco para que disfrute de mis tetas. Me ha puesto cachonda y los pezones se han disparado y se marcan bajo la tela.

  • Eres una gata caliente... ¿ verdad? Luciendo unas tetas de escándalo. Una gata que busca guerra.

  • Sí, una guerra con vos... para que me rompas.

Me animo a ponerle cachondo para cuando lleguemos a casa. Me apetece una buena cogida.

  • ¿ Sabes quién era la gata por excelencia?

Me descoloca, son esas cosas que tiene mi chico con las que no sabes cómo seguir.

  • No.

  • Liz Taylor , la gata sobre el tejado de zinc caliente, otra versión dice La gata caliente sobre el tejado de zinc. Hoy hace 10 años que murió.

Me quedo sin saber cómo seguir, pego otro sorbo y le miro con cara de interrogación, aunque lo de gata caliente suena bien y hace que respire hondo para lucir pechuga.

  • Tú quisiste ser una gata ...colorada y caliente que paseas sobre el tejado de TR luciendo tu sexualidad, incitando a los machos ...y hasta alguna hembra.

  • Una gatita para vos, acá ya sabes lo que es ser una gata. Una putita mimosa y eso me has hecho vos. Pero Liz y yo no nos parecemos en nada, ella es muy blanca, yo morocha, ella tiene los ojos- me quedo pensando

  • Violeta decían . Me la recuerdas en dos cosas , en la altura, la misma que tú y en las tetas que tienes ahora , como las suyas de joven y en la forma de mirar pidiendo marcha.

  • Solo la recuerdo en tres películas: Cleopatra, Gigante y la Gata, y además las vimos hace mucho tiempo . Me gustaron y ella estaba guapa, mucho mas que yo. Ahora me veo más en la Sayek, mas delgada pero de ese tono de piel y casi ese tamaño de tetas.

Se dedica a disertar sobre los films y la vida de Doña Liz, me enternece y me encanta cuando saca esa vena de “sabio ” . Llega el plato principal y pide otras “Birras” sin perder de vista mi escote. Estoy a gusto, la cena es buena, el ambiente muy agradable y mi hombre está en período de maestro cultural, que en ciertas cosas lo ha sido para mí, y puede que la cerveza me ponga más risueña con una mezcla de calentura y mimos, que hace que la pechuga se abalcone poderosa.

  • De postre creo que te va a gustar el helado con chocolate. Uno para los dos.

La noche ha refrescado , así que me pongo el chal sobre los hombros, y de paso me abro un botón mas. La blusa es una delicia, aprieta y sujeta las lolas que quedan semicubiertas por el escote. Me doy cuenta que no me quita los ojos de las tetas.

  • Mientras viene el postre , voy al baño, que tanta cerveza me ha dado ganas de hacer pis- le digo mimosa.

Me levanto , me calzo el barbijo y con suave contoneo voy al baño. Entro, me quito la bombacha y sin apoyarme suelto una gran meada, lo necesitaba. Decido ser un poco mala y no me la vuelvo a poner, me la meto en la cartera. Salgo, me lavo las manos y vuelvo a la mesa, mas de uno me sigue con la vista, me esponja.

Apenas me siento llega el postre , una bocha de helado de crema cubierto de chocolate caliente en una copa con dos cucharillas. Para comerlo tenemos que inclinarnos un poco hacia adelante y ahí vuelvo a lucir mis tetas ante la mirada devoradora de mi marido. Me incita ser un poco perversa.

  • ¿ Qué le parece a mi toro las pechugas de su vaquita?

  • Eres una gata buena y calentorra.

Meto la mano en la cartera, saco la braguita y con la mano cerrada para que no pueda verla nadie se la doy a mi hombre.

  • Voy sin nada debajo.- le susurro al tiempo que lamo la cuchara de helado con la punta de la lengua como si le lamiera la punta de la pija. Sé que el saberme desnuda le va poner mas caliente y eso quiero, ser una gata un poco puta.

-Gatita, gatita que divertida eres. Sabes ponerme contento.

  • Como decía Mae West.

  • No solo así, me divierte como eres, como entras en todos los juegos jugándote tú, como sabes disfrutar y hacer disfrutar a los tuyos de cada momento del día, lo buena gente que eres...me gustas mucho y me haces muy feliz.

Si tu pareja por mas de veinte años te dice eso, te pega un subidón de romanticismo y felicidad que se te sale por cada poro del cuerpo y pasas a ser un señora un poco tonta que busca hacer feliz a su chico.

  • Bobo, es que vivir contigo ha hecho que sea así. Te quiero mucho mas que el primer día, es el estar juntos lo que me hace divertida- me doy cuenta que hay que poner un poco de humor para no caer en la lagrima fácil- y me ha puesto las tetas mas grandes, que te las estás comiendo con esos ojos de perverso que tienes. ¿ Por qué no pagas y nos vamos a casa a tomar una copa?

Le gusta la idea, pagamos y nos vamos dando un paseo hacia casa, la primera cuadra me lleva de la cadera bajando para tocarme el culo , luego me toma de la mano hasta llegar al edificio. Siento una extraña sensación, donde se mezcla el amor, el romanticismo y el deseo. Llegamos a casa, abrimos la puerta, nos quitamos los barbijos y nos besamos. Es un beso lento, pegados los cuerpos, con las lenguas intimando, yo con los brazos rodeando su cuello y él con las manos en mi cintura y los dedos cayendo sobre mis nalgas.

  • Te quiero- le digo al separarnos- Por qué no preparas dos copas mientras me cambio .

  • Dos Caminantes

  • Con hielo y agua el mío.

Voy al dormitorio, sé lo que quiero ponerme, me lo ha recordado el cartel de la Gata sobre el tejado de Zinc. Saco un camisón de seda azul cielo, corto, con encajes en el escote, me desnudo y me lo pongo, me miro en el espejo, tengo un aire a lo Liz , descalza vuelvo al salón. Mi hombre me mira y sonríe. Me ofrece el vaso y un Camel que enciende con la llama del suyo acercándose a mi.

Estamos sentados uno frente a otro, con la mesa baja entre nosotros, donde apoyamos los vasos y está el cenicero para la ceniza. Solo nos miramos, mi respiración profunda levanta y baja mis senos, los pezones quieren romper el fino calado del escote. Bebemos y fumamos comiéndonos con los ojos. Me gusta mi macho.

Doy un trago, me meto el hielo en la boca, juego con él. Saco mi mirada más seductora y entregada y le ronroneo :

  • Vamos a la cama o lo hacemos acá.

  • Acá.

Se pone de pie, yo le imito. Quedamos parados frente a frente.

  • Quiero verte desnudo, mi amor. Y quiero que me tomes por detrás.

Sé que eso le encanta y quiero regalárselo. Mientras él se va quitando la ropa, yo me toco la concha subiéndome un poco el camisón. Ya no es un niño, no tiene cuerpo de atleta pero está bueno, el andar y nadar le tiene en forma, el pelo negro que se encanece, los ojos pardos que me miran con humor y lujuria, la polla levantada , me doy cuenta que me gusta mi hombre.

Brindamos con los cuerpos rozándose, me acaricia las tetas y juega con mis pezones, yo no me quedo atrás, le agarro la pija y se la meneo, se pone más dura. Dejo el vaso y me giro, pegando mi espalda a su cuerpo, ha dejado la copa y son sus dos manos las que toman posesión de mis senos, los soban jugando con las palmas y los dedos. Yo muevo las nalgas contra su verga dura, me restriego.

Me dejo caer en el sofá ofreciendo mi retaguardia a su arma. Me embadurna el ojete con saliva y mete primero un dedo, luego dos. Yo respiro hondo esperando, apoya la punta del cipote en mi esfínter y empuja. Me mete el cabezón, para. Siento como me he dilatado para recibirle. Y él la va metiendo despacio, llenándome con su ariete. Nos quedamos parados, viviendo el instante.

  • Te quiero..Lalo- le susurro.

  • Y yo a ti, Elena.

Vivo ese placer que me viene cuando mi marido me toma por detrás, donde se mezcla la molestia, más que el dolor, con la sensación fuerte de dilatada, de poseída por mi macho. Empieza a moverse, despacio, disfrutando de mi entrega. Yo noto en mi estrecho agujero ese deslizar y suelto mi primer gemido de hembra tomada.

Me dejo caer en el sofá para liberar una mano y llevarla al clítoris, quiero venirme al ser sodomizada. Me acaricio mientras mi hombre me encula , el placer me empieza a inundar, como un vaso que se va llenando, así voy yo.

Se mueva cada vez más rápido, mas hondo, yo acelero mi masturbación, quiero que lleguemos a la vez.

  • Mi vida cuando vayas a soltarme la leche...avisa.

  • ¿ Quieres correrte a la vez... gata?

  • ¡Aaahhh!...Sí ...mi dueño.

Sigue dándome duro. El va y ven de la verga en mi culo, se acelera aún más.

  • Mi vida ... ¡ya!

Yo también estoy a punto del desborde. Mis dedos, su semen que se derrama en mi interior mientras me sujeta las caderas para soltar su carga, hacen que yo estalle chillando en el orgasmo .

Nos quedamos tumbados, jadeantes, satisfechos.

  • Anda , vamos a que te lave la polla.

Nos levantamos y vamos al baño, yo me cubro el culo con el camisón para que no caigan gotas de su leche en el camino. Mientras me desnudo , él echa una enorme meada, nos metemos en la bañera, pongo la ducha en agua tibia, le agarro la pija con una mano y tiro del prepucio, dejo el glande libre, y le suelto el chorro , con los dedos voy haciendo que los restos de mi mierda vaya saliendo. Está morcillona, dejo caer un chorro de gel y le unto bien toda la zona. Le desencapullo y le lavo bien el glande , deteniéndome en la piel que lo cubre. Está limpio como la colita de un bebé. Se ha vuelto a endurecer.

  • Se pone contenta con tanta limpieza. Creo que vas a tener que hacer algo con ella.

Me abraza y me pego mimosa, levanto la cara para darle un beso de los tiernos … Y DE PRONTO ME PASA ALGO TERRIBLE. La cena, la cerveza, el whisky y la leche de mi marido por el culo me hacen un efecto indeseado. Intento ir a la taza a la carrera, pero Lalo no me suelta:

  • ¿ Qué te pasa?

  • ¡ QUE ME CAGO!

El cabrón me impide moverme y comienza a reírse.

  • ¡ POR FAVOR!- le suplico.

  • No , nena, no te voy a soltar. Así que...

No puedo mas, me abro de piernas, me inclino un poco, sacando el culo lo más hacia fuera que puedo y saltan las heces en una explosión. Sin darme cuenta he apoyado mi rostro en el torso de mi marido, estoy entregada y no sé si avergonzada.

  • Mi gatita cagona ha soltado su carga, ahora papá va a limpiarla muy bien.

Su mano acaricia mi cabeza como si fuera una niña que necesita mimos. Agarra la ducha y dirige el chorro a mi culo, pasa la otra mano para quitar cualquier resto, se entretiene en la raja entra mis nalgas. Le beso el pecho, voy lamiendo hasta llegar a su teta izquierda y sintiendo los latidos de su corazón le beso, le chupo y le muerdo el pezón. Enchufa el agua a nuestros pies para acabar de lavarnos. Me doy cuenta que estoy muy caliente. Mis mordiscos y lamidas se hacen más fuertes, de hembra cachonda.

  • Necesito hacer el amor- le suplico.

  • Nena, vamos a la cama.

Me toma de la mano, salimos, nos secamos los pies en la toalla de piso, agarra un toallón que deja sobre la cama cuando llegamos al dormitorio y se tumba sobre él.

  • Quiero que me cabalgues como tú sabes y eres: una gata caliente sobre el...

– Obelisco.

Mientras me coloco, le meneo la pija, la tiene dura, pero hago que se ponga como una piedra. Y me dejó caer en su polla. Siento el placer de estar empalada por una buena verga. Empiezo a subir y bajar despacio, sé que tengo una larga cogida por delante. Mi marido no tiene 30 años y aunque intuyo que ha tomado una pastilla para festejar el aniversario de la Taylor va a tardar en correrse, lo que es una delicia porque estoy romántica, caliente y juguetona.

Lalo aprovecha mis suaves movimientos para tomar posesión de mis tetas, las acaricia y deja que mis pezones excitados rocen con la palma de su mano, es un juego delicioso, soy yo con mi arriba y abajo la que marco el ritmo de la caricia. Uso mi vagina como estrujadora de su verga, aprieto y cedo, aprieto y cedo, subo y bajo, subo y bajo.

Él está en la gloria , no tengo más que verle la cara de placer que tiene y yo gozando de un polvo divino, de esos que no echas todos los días, de los de recordatorio. Los pezones los siento vibrar con una sensualidad que me llega al coño. Añado una pequeña rotación a mis movimientos. Mi hombre sonríe al ver como estoy jugando con su polla en mi cueva, porque sé que va a durar sin soltar la leche y perder su dureza. El polvo sigue sin prisa, sin pausa, gozoso.

  • Dime cositas que me gusten- le pido mimosa.

Me mira con humor, está disfrutando no solo de la cogida también de la situación que hemos ido creando, yo igual.

Y lo suelta, muy serio, con voz profunda:

  • Nena , pa lo gorda que estás, lo poco que sudas....Gorda de tetas, aclaro.

Y se ríe, mientras con las manos me empuja hacia atrás, dejando al alcance de sus dedos mi clítoris y se mueve dando un ritmo rápido al taladro de su pija.

  • ¡ Que cabrón eres!- le digo muerta de risa. Es un chiste que siempre me ha gustado desde que se lo oí a mi suegro hace muchos años.

Al echarme hacia atrás y subir y bajar rápido como premio a su humor, se ha producido un roce mágico: ese roce en esa parte de nuestra vagina que nos lleva al más allá del orgasmo, esa zona que puede producir efectos colaterales. Lo compruebo repitiendo los movimientos, con el mismo ritmo y apretando un poco más los músculos vaginales. No tengo duda, me puede llegar un squirt junto a la venida.

Le miro con sorna y placer y le digo intentando parecer seria:

  • Mi querido esposo, la gorda, de tetas, cagona como hace un rato, va a ser en nada una gata caliente y meona....ASÍ QUE SIGUE TOCÁNDOME EL BOTÓN y moviéndote así que me voy con todo.

Mi marido no se hace repetir las ordenes, me sigue acariciando el clítoris, yo sigo buscando el mismo contacto y me acaricio los senos, con las palmas y a medida que voy llegando me concentro en los pezones tiesos , duros y plenos de sensibilidad. Sé que se va abrir la compuerta, intento seguir con los ojos abiertos , pero no puedo, una riada me recorre, me aprieto los pezones para tener un placer más intenso si es posible y me voy como un torrente mientras lanzo un largo y tembloroso gemido:

  • UUUUAAAAAHHHHH

  • Nena, ¡que gusto ver como te corres!, eres mejor que una estrella del porno.

Me voy recuperando, empalada, medio derrumbada sobre mi hombre. Él mueve las caderas, le miro la cara y tiene esos ojos de sinvergüenza que me vuelven loca.

  • Nena, yo todavía la tengo dura.

  • Voy a ocuparme de ella, es mi pija preferida.

  • Guarra, que no me entere que tienes otra.

Al levantarme la verga sale de mi , toda tiesa, totalmente empapada de mis flujos. Me bajo de la cama , le miro con ojos vicio, le agarro la polla con la mano derecha, no voy a necesitar escupir para que deslice fácil, empiezo mover arriba y abajo mientras me inclino y me la meto en la boca, uso mi lengua para lamer bien toda mi esencia de mujer. Y le masturbo , le lamo, le beso , le chupo, la lengua , los labios, los dientes, toda la boca. Empiezo a oír sus gemidos de placer. Sigo, quiero hacerle una mamada de recuerdo, creo que voy por buen camino, cuando comienza gritar, bajo pero gritos de lujuria.

Paro la chupada, quiero que me suplique.

  • NO PARES ...CABRONA ¡ QUE ESTOY A PUNTO!

  • ¿No quieres que pare tu gatita? ...pídelo con buenos modos.

  • Mi putita ¡llévame al cielo!

Sigo meneando la polla a punto de estallar.

  • ¡Dime más cositas!

  • Te quiero, mi vida.

Y ahí vuelvo a chupar y menear la verga hasta que suelta su leche que trago golosa.

Me tumbo a su lado y le beso.

  • Ha sido una buena celebración , creo...¿ Te apetece que use camisones cortos de seda que luzca las lolas?

  • Estas bien siempre, mi amor.

Y me besa.