Aniversario

Hoy se cumplía un año de la consagración de su matrimonio.

Hoy se cumplía un año de la consagración de su matrimonio.

Nunca se le escapa ninguna celebración, es mas, ella, siempre tenia algo que celebrar, algo así como una excusa para ser mas mimosa de lo que ya era por naturaleza y a la vez disfrutar de su amado cada día, cada hora, cada minuto y segundo...

La ultima semana había sido la mas dura de todas las pasadas en el nuevo trabajo, mucha presión y muy poco tiempo para organizar nada. Solo un pequeño detalle, pero que sabia que a él le gustaría.

La mañana se hizo lenta y no tuvo tiempo siquiera de parar para tomar café o lo que fuese. Pero esa fue la suerte, porque cuando estaba completamente sola en la oficina porque los demás estaban en el descanso, llegó un mensajero, un chico joven y apuesto que preguntaba por ella. Traía una rosa roja preciosa, y era para ella.

Se la entregó a la vez que le sonrió pícaramente y se marchó.

Acercó la rosa para olerla y vio que traía una tarjeta.

Decía: ¡te esperamos a la una en el restaurante del hotel de la esquina, un menú delicioso y yo! No te retrases mi amor, estaré esperando ansioso.

Lo único que hizo esto fue mantenerla revolucionada durante la mañana en la que le costó concentrarse. Se sintió mal por no tener nada preparado, pero es que en realidad su idea era hacerlo para  por la noche, después de trabajar para tener mas tiempo y hacer las cosas como a ella le gustaban; sin prisas en lo que a su amado se refería.

Barajó la idea de pedirle al jefe para poder llegar una hora mas tarde después de comer, pero... y se le pedía explicaciones... ¿a quien le importaba?. Aunque después de ver la rosa allí, todos se darían cuenta, además Manuel y su jefe eran amigos, y siempre tomaban algo a media tarde juntos, así que ya debería saber algo desde la tarde anterior.

Buff, que rabia tener solo tres horas para saborear tan suculenta oferta...

El resto de la mañana el jefe estuvo muy simpático con ella, ayudándole incluso con el trabajo como queriendo que dejase todo listo antes de irse a comer..... estaba claro que algo sabia y lo que hacia era que ella se ruborizase, no le gustaba que todos supieran lo que iba a pasar este mediodía.

Faltaban quince minutos para la una, y ya había terminado su trabajo; el jefe no dejaba de observarla con sonrisa pícara a través de los cristales de su despacho.

Estaba inquieta.

A la una en punto cogió su bolso y su rosa y se dispuso para marcharse. Pasó por el despacho del jefe para decirle que se marchaba ya y dejarle los documentos sobre la mesa.

Que tengas una buena tarde- dijo él sonriendo.

Hasta luego- respondió ella.

Cuando ya salía por la puerta se oyó un -Hasta mañana en voz baja......

No quiso volver a preguntar..... y se fue con la duda.

Cuando llegó al lugar de la cita él estaba tomando algo en la barra y ella se acercó por detrás maullándole al oído. Se giró casi bruscamente y le comió la boca de una forma casi salvaje, mmmmmmm- gimió ella.

Notando ya una tímida erección por su parte.

Le sonrió pícaramente acariciando su paquete sin pararse en él mas que un segundo.

El camarero los llevó hasta la mesa que tenían reservada, era casi como estar solos en aquel comedor; con un biombo calado que no dejaba casi verlos.

De nuevo le sonrió, se notaba que estaba todo tan bien organizado por él...

Les sirvieron un vino y el primer plato y los dejaron solos por un buen rato; por allí no pasaba prácticamente nadie, solo el camarero y sería en caso de que Manu diese orden de ello.

¡Magnifica velada!

Manu comentó que tenía la tarde libre, que había zanjado unos asuntos de urgencia esta mañana y que no tenía porque aparecer por allí, su jefe no se pasaría hoy.

Su rostro se volvió triste y se lamentó por no tener la misma suerte y tener que dejarlo solo en una tarde tan especial.

En cambio él sonreía de nuevo, parecía que no le importaba... no podía ser.

Un mensaje suena en el móvil de ella, y detrás un toque. Lo toma del bolso, lo mira y le dice, lo apagaré mientras estamos aquí, seguramente es cualquier tontería.

Noooooo!!- exclamó él.

Léelo y luego lo apagas si quieres.

Muy extrañada, desbloqueó el móvil para ver quien era.

La llamada es de mi jefe- dijo mirándole.

Seguía sonriendo...

Ella, ya mosqueada se dispuso a leer el mensaje... también era de su jefe: No podría haceros esto a ti y a Manuel, os tengo mucho aprecio. Nos vemos mañana en la oficina. Que tengáis una buena tarde......

Se incorporó y por encima de la mesa le dio un beso en los labios a su amado. Como has podido hacerlo- le preguntó a él.

No creo que pase nada por que faltes una simple tarde, simple tarde para ellos y compleja para nosotros.....

Apagó el móvil, lo guardó en el bolso y colocó eso y la bolsa que acababa de recoger en la confección a un lado de la mesa. Sin decir nada.

Comieron tranquilamente, prodigándose caricias y mimos.

Llevaba un traje-chaqueta negro, con una blusa blanca de raya muy finita. Zapato de tacón fino, que se sacó a media comida para masajearle las piernas a él... y viendo lo nervioso que se ponía fue subiendo poco a poco hasta llegar a su miembro, acariciando entre sus pies, mmmmmm.

Fresas con nata de postre..... mmmmm.

Recordando con ello, ciertas noches de placer y lujuria desenfrenada...... Una conversación amena en la que salió a colación Escocia, su luna de miel, veinte noches y veintiún días inolvidables para ambos, afortunadamente.

Manu se retiró un momento diciendo que enseguida volvía y antes de marchar, le dio un simple pero tierno beso en la mejilla... solo eso.

Al cabo de diez minutos aproximadamente, que para ella fueron eternos; llegó el camarero con una minúscula bandeja de plata portando algo que dejó sobre la mesa.

Una chapa también de plata con una llave colgada.

Habitación 303...

.........

El camarero hizo un  gesto retirándole la silla para que emprendiese su camino hacia el placer y la lujuria...

Y haciendo gala de la amabilidad que los caracteriza, tomó la bolsa y el bolso para acercárselos a ella.

El camino al ascensor se hacía interminable; y también incomodo, porque o era una impresión suya o todos los recepcionistas y botones del hotel se le quedaban mirando como con una sonrisa de complicidad... ¿Acaso todo el restaurante y hotel estaba compinchado? O ¿ era esa característica gracia que se decía que tenía al caminar acompañada del taconeo de sus zapatos y el contoneo de sus caderas?!

Seguramente la respuesta era la  A -pensó ella sonriendo a todos y bajando luego la cabeza levemente, en un gesto de timidez.

Sola en el ascensor, y nerviosa como una adolescente en su primera cita, dejó las bolsas a un lado para retocarse el pelo dándole volumen con sus manos y acomodarse la falda.

A la altura del segundo piso el corazón latía mas fuerte que si se hubiese pegado una carrerita...

Habitación 303... Una puerta diferente de las demás le decía que esa habitación era lo mas parecido a una suite.

No podía negar que la situación era tan intrigante como excitante...

De la manilla de la puerta de esa habitación colgaba un antifaz negro, de los que se utilizan para dormir, esos que ambos usaban tan a menudo en sus juegos.

Sus manos no atinaban que hacer, pero de sobra sabía que tenía que ponérselo. A pesar del tembleque de manos que la invadía habitualmente en estas situaciones, logró colocárselo y cuando echó mano del pomo para abrirse paso, alguien lo hizo desde dentro.

Era Manu... o no??

No era capaz ni siquiera de dar un paso adelante de no ser por el olor a su perfume y su voz suave al pronunciar un suave mmmmm, imitando el ronroneo típico de ella.

Un movimiento suave pero firme hacia delante, y la puerta se cerró a su paso.

Mónica! Estas temblando. -dijo al posar sus manos desde atrás en su cintura- Tranquila gatita...

Y así fue, consiguiéndolo pausadamente; esas manos firmes sujetando su cintura y pasando luego a sus hombros, le inspiraban confianza.

Empujó suavemente sus hombros haciendo un gesto para girarla y verle la cara. Sus manos todavía temblaban ligeramente, le besó en la frente, un beso húmedo y sonoro.

Luego la soltó y a los pocos segundos ella percibió que se había colocado a sus espaldas, con las manos colocadas cuidadosamente sobre sus hombros hizo que se acercara a la pared y le cogió las manos con las suyas, para apoyárselas en ella.

Comenzó un recorrido con su lengua alrededor del cuello y llegando a la orejita... luego la otra, haciendo el recorrido de vuelta con lascivos mordisqueos.

Digamos que era una forma rápida y además placentera de hacerle gemir y que fuese creciendo, y él lo sabía, por supuesto que lo sabía!

Las manos se deslizaban desde la cintura, hasta las nalgas... de nuevo a la cintura,  yendo ahora al vientre con un ligero cosquilleo propiciado adrede. Los dos se reían.

Para entonces Mónica ya estaba mas tranquila y se encontraba como en su propia casa, además, ¿qué diferencia había? Estaban los dos solos, lo mismo que en su hogar.

Trató de alcanzarlo echando sus manos hacia atrás, aunque solo fuese rozarlo, pero en este gesto el se retiró.

Esto es lo que quieres saber, verdad viciosilla?!!- le dijo restregándole su miembro enorme y duro sobre sus nalgas.

Se quedó muda. Como si fuese un desconocido el que la descubría en su "travesura". Luego reaccionó:

Mmmmmmmm...

Mmmmiauu!!!

No desesperes gatita, a su debido tiempo lo tendrás -dijo acariciándole la cabeza... y le cogió una mano para darle algo. Una prenda de un tacto suave y de la que él dijo: Con esto, sin lugar a dudas, nos transportarás a mi y al que buscabas hace rato, a límites del placer insospechables.

Ella misma se los colocó, aun estando contra la pared aprisionada por su Señor. Le llegaban por encima del codo. Echó sus brazos por encima de los hombros hacia atrás, para al menos acariciarle la cara deleitándolo con el tacto de los nuevos guantes de raso de los que no conocía ni el color. Luego le apretó colocando las manos en su culo y trayéndolo mas cerca, para notar su dureza...

Le siguió el ritmo, así que al poco rato estaban ambos restregándose cuerpo contra cuerpo, con fuerza como queriendo ser uno solo, mmmmmmm.

Uhmmmmmmmmm... -ronroneaba ella con voz baja y agitada- Mmmmmmm, siento tu pecho rozar con mi espalda, tus pezones duros recorriendo un camino, tu miembro erecto buscando consuelo...

Gatita... -ten paciencia- le susurraba al oído mordisqueándolo después. Algo que a la gatita le volvía loca.

Mmmmmmmmiau...

Acarició sus pechos suavemente, aprovechando para regocijarse con sus gemidos y jadeos. Las manos enfundadas en guantes de raso se posaron sobre las de él guiándole en su delicado quehacer.

Bajó por sus caderas, rozándolas solamente con las yemas de sus dedos haciendo un pequeño gesto para desde ahí empezar a subir su faldita y observar complacido sus piernas luciendo unas medias negras de liga, acariciando el borde con sus dedos húmedos.

Se retiró unos centímetros para tener mejor vista, y se agachó quedando así el culito de ella a la altura de su cara.

El tanguita negro de látex lo detuvo por un momento, intentando dar crédito a lo que veía. En medio de su sorpresa fue gratamente sorprendido. Comenzó a lamer primero una de sus nalgas y luego la otra, dibujando círculos, empapándolas con su saliva, recorriendo el borde del tanga, rozando lascivamente la piel erizada de ella...

Con un dedo apartó el tanga ligeramente hacia un lado y se sorprendió al ver hasta que punto había hecho que ella se mojara. Con dos de sus dedos recorrió su sexo desde el clítoris hasta el ano, repartiendo sus jugos y tratando desesperadamente de obtener mas. Frotaba ahora con un poco mas de presión pero sin detenerse todavía en ningún punto concreto, yendo de principio a fin, colaborando en subir la tensión placentera de ella.

Instintivamente el cuerpo de ella adoptó una postura mas cómoda e idónea, apoyada en la pared de pechos y manos y con el culito en pompa mostrando todos sus encantos.

Pedía mas, mas juego, mas presión, mmmucho mmmas!

La penetró con un solo dedo para ver su reacción, solo pudo saber que estaba muchísimo mas mojada de lo que aparentaba. Dos dedos dentro y su culito pegó un respingo como queriendo escapar de eso... se trataba solo de un acto reflejo, enseguida volvió a la postura inicial  incluso haciendo fuerza para clavarse un poco mas en sus dedos. Pero él los retiraba; si ella bajaba medio centimetro, él retiraba un cm de sus dedos...   haciendole sufrir... En cuestión de segundos, tres dedos la penetraban y se hacían poco, su conejito caliente y chorreante pedía mas, mucho mas; Mas juego, mas fuerza, mas presión mas dedos... Cuatro dedos... gemía desaforadamente, estaba a las puertas del cielo... y pedía mas!!!!

Él estaba mas que sorprendido, pero caliente como pocas veces, sus gemidos y el misterio de la cita habían contribuido a ello.

Seguía jugando con esos cuatro dedos en su interior y con otro en su ano, tratando de lubricarlo, descansaba unos segundos para "sorber todo ese placer" con su boca sedienta, mmmmmm; Volverla mas loca a ella si cabe, y luego jugar de nuevo con esos dedos majestuosos.

Cada vez mas cerca de sumergirse en ese maravilloso orgasmo y por su parte, el miembro a punto de estallarle, peleando por salir de su prisión.

Su cuerpo ya se convulsionaba, se retorcía de placer, gemía como una gatita en celo. Le penetró el culito con un vibrado no demasiado grande, casi de un golpe... Ahhhhhhhmmmmmm, aquello mas que un gemido fue un grito un grito de agradecimiento por supuesto. Ya faltaba menos.

Al ritmo de esos dedos bailando en sus entrañas y ese vibrador haciendo suyo el culo... oohhhhhhh siiiiiiiii

assiiiiiiiii, mmmmmmmmmm...... se sumió en el mas profundo orgasmo; Corriéndose en su mano como nunca lo había hecho antes, con la piel de gallina y el bello erizado... uffff!

Él, por su parte, llegó a casi a correrse al mismo tiempo que ella.

En un descuido se dio la vuelta, todavía con los ojos vendados y se agachó para darle un beso en los labios,  paso sus dedos ávidamente por su paquete y comprobó que la sesión había causado casi tanto efecto en él como en ella...

Se incorporó, quedando él todavía agachado.

Le tendió una mano, indicándole que se pusiese en pie. Y lo llevó hasta la cama mientras se quitaba el antifaz, señalando el lugar exacto en que debía acomodarse él...

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