Animando un cumple con mis amigas (2)

Cuando creía que la cosa había terminado, supe que aún quedaba bastante por hacer... y recibir.

Entonces Javi, que se había corrido dentro de mi culo hacía unos momentos, se levantó y supongo que se vistió para ir a ver qué pasaba. Me relajé, seguía sin ver nada, me aparté un poco la leche de mis ojos con una mano para poder ver quién era el chico que se había apuntado a la fiesta, pero me escocían los ojos y los cerré rápido. Me limpié con el edredón de la cama y le pude ver, era Mario, el chico que conocí al entrar a la casa con Marta. No me imaginé que me acabaría foyando, como tampoco imaginé que acabaría así, como una puta… Me miraba sonriendo, me acarició el pelo y me dijo: Eres buena putita eh. Me sentía fatal. Pero ya había pasado todo, así que me iría a la ducha y nos iríamos Marta y yo.

Me levanté para decirle a Marta de irnos a ducharnos y sacarnos todos esos litros de semen de encima (Dios! Sólo de pensarlo me daban ganas de vomitar…), cuando Mario me cojió del hombro y me dijo: tranquila nena, ¿dónde vas? – A ducharme, ¿pasa algo? – Sí que pasa, que la fiesta no se ha acabado… - yo estaba flipando, o sea que me habían foyado por el coño, el culo y la boca, me habían llenado de semen, y todavía no se había acabado la fiesta!! Entonces entró Javi, qué oportuno siempre. Mario lo miró y le dijo: ¡Xavito! Que la putilla se quiere ir a duchar… Javi me miró y me dijo: Bueno, pues que vaya…¿no? – Miré a Mario con cara de ‘jódete cabrón’, le hice una mueca de burla y me levanté. Al pasar por el lado de Javi, éste me cojió de la mano y me dijo: Pero no seas egoísta nena, llévate a tu amiguita contigo ¿no? Que nos lo queremos pasar bien jajaja – Se rió mirando a Mario. – Venga anda, ves y dale un beso, déjala que pruebe nuestra leche, que la pobre sólo tiene 2 poyas, y tú lo mismo, prueba las de ellos. Me guiñó un ojo y me hizo el gesto con la cabeza.

Fui hacia Marta sin chistar, quería acabar ya e irme a casa, estaba cansadísima de aquella noche, sólo quería dormir! Marta estaba estirada en la cama, medio dormida, tenía el maquillaje corrido, parecía una bruja por Dioss!! Además estaba bañada en semen, vamos, como yo… Tenía grumos de semen por todo el pelo y la cara, los ojos se intuían, pero sólo eso. ¡¿Pero con quién se ha acostado, con Nacho Vidal?! A mí entre aquellos dos no me habían llenado ni la mitad que a ella! Miré a Javi, a Mario, y, queriendo estar a la altura de sus expectativas, empecé a chuparle toda la cara con la lengua, barriendo aquella capa blanca de flujos masculinos, a saber de cuántos chicos era. Los miré de reojo, no hay nada que excite más a un tío que una tía a la que se acaba de foyar se trague su semen, y más si está desparramado por ahí y es ella la que va a recogerlo con la lengua… Una vez acumulado un poco en su mejilla, abrí la boca y lo succioné, pasé la lengua para recoger lo que había quedado fuera de mi boca, y mirándoles de nuevo, me lo tragué, no sin notar unas arcadas de asco, que procuraba disimular. Pasé mi lengua por sus párpados, por su nariz y su frente, para llevar todo el semen a su mejilla, y volver a succionarlo, no sin antes mirarles. Entonces la besé en la boca, para entregarle un poco del semen de mis hombres, a duras penas lo degustaba, y yo me tragué con los restos de semen de sus labios. En ese momento, y satisfecha de lo que acababa de hacer, le dije: Marta, vamos a ducharnos va, levanta. Ella se levantó con una cara de miedo, entre el maquillaje, los restos de semen y aquellos pelos de bruja que se le habían quedado… se puso la mano en la cabeza, me miró y se levantó de la cama. La cogí y los chicos nos llevaron al baño.

Parecíamos dos putas, desnudas, con restos de semen por todo el cuerpo, y ellos con camisetas, calzado y la poya al aire…  Javi había echado a todos los invitados después de haber venido la Urbana. Entramos al baño, y los 4 chicos entraron con nosotras. Les miré y les dije: Iros porfa, que Marta está muy cansada… Entonces Javi soltó: A nosotros nos la pela cómo esté ella o tú, queríais animar la fiesta y lo habéis hecho, así que ahora no os vengáis atrás. Mientras os ducháis queremos que os liéis entre vosotras y os toquéis. ¿O os da vergüenza? – Entonces se me acercó y me dijo al oído: Sé que no me vas a defraudar putilla. Eso me excitó por dentro, aunque hice ver que estaba cansada, nos metimos en la ducha, abrí el agua ¡Dios!¡Estaba helada! Marta dio un salto hacia mí, la cogí como pude. Ellos reían a carcajadas. Parece que a los tíos les gusta ver a las chicas sufrir… He llegado a esa conclusión. Entonces Jose cogió el grifo del agua y lo dirigió hacia nosotras. Nos quedamos quietas, muertas de frío, mientras todos reían. Nos mojó de arriba abajo, nos dijo que nos sentáramos en el suelo de la ducha, lógicamente a esas alturas no íbamos a decir que no, nos sentamos y nos mojó el pelo.  Liaros ¿no? Que para eso os hemos metido aquí! Jajaja La empecé a besar, ella a mí también, nos tocábamos las tetas, el pelo, me sentía bien con ella. Cerré los ojos para no ver sus caras de cerdos disfrutando de nosotras borrachas… Llevábamos un rato morreándonos, cuando ocurrió una cosa que nunca me habían hecho, ni nunca me han vuelto a hacer… Noté un chorro fino en mi cabeza, que bajó a mi cara, con lo que no pude ver lo que era, porque agua no era, porque sería más chorro… no? Además tenía un olor raro, pero enseguida supe lo que era. Algún hijo de puta se estaba meando en mi cara, pero lo peor de todo no fue eso, sino que llevada por la inercia, me dejé hacer, como una vulgar perra. El chorro se detuvo en nuestras bocas, que seguían besándose ajenas a lo que caía encima nuestro. Oí risas a carcajadas, ¿Qué haces loco? Jajaja, o ¡Qué buena tío! ¡Aparta aparta! ¡Yo también quiero! Enseguida noté como nos iban cayendo más chorros de orina encima, con el alcohol que debían haber bebido, tenían mucho que descargar encima nuestro!

Al fin acabaron. Abrí los ojos y les vi con una cámara de video, la del principio supongo, y con unas poyas enormes entre las piernas. Javi nos dijo que nos ducháramos, que íbamos como perras. Nos levantamos y nos duchamos rápido, mientras seguían mirándonos. Nos secamos y salimos sin toallas, total, ya nos habían visto todo y más…

Javi se me acercó y me dijo: Bueno Kris, ya se ha acabado todo, ¿te lo has pasado bien? – Bueno… sí. Y bajé la mirada. Si quieres quedarte a dormir aquí, que tengo camas de sobras, para no llegar a casa a estas horas y apestando a alcohol… tú misma. Tranquila que vas a estar muy cómoda eh, en una habitación sola. Nadie te va a molestar. ¿Qué dices? – Miré a Marta, ella no quería. Entonces Javi miró a Marta y me dijo: A ella no la conozco, sólo te ofrezco cama a ti, que eres mi amiga. Ella si quiere se puede ir tranquilamente a su casa. – Marta dijo que vale, que se iba. Fue rápido al salón en busca de lo que quedaba de su ropa… A saber qué y cómo se la habían dejado…  Le dije que bueno, me quedaba pero durmiendo en una habitación sola, que quería descansar. Miró a los otros y me dijo que claro, iba a dormir solita y tranquila, que nadie me iba a molestar. Me llevó a una habitación al lado del baño, junto a las otras, pero sola. Tenía una cama. No tuvo tiempo ni de decirme dónde estaban las cosas. Me estiré y le dije que ya me las arreglaba solita… cerré los ojos. Supongo que 4 tíos, con una chica desnuda estirada y borracha en la cama, no se iban a quedar parados. Noté cómo dos chicos se estiraban conmigo, en la misma cama. Me acariciaban el culo, que quedaba al aire, a la vista de todos, me metieron un dedo por el culo, no tenía fuerzas ni para decirles que parasen… Ellos, mientras tanto, seguían en sus peripecias, metiéndome un dedo por el coño, ahí no… pensé, que me duele mucho… Sólo oía risitas entre ellos, y notaba cómo se gesticulaban, sin decir nada, pero no podía ni moverme, tenía los ojos cerrados y respiraba por la boca. Noté que uno se ponía de rodillas a mi lado, se movía hacia mi cabeza, y aprovechaba que tenía la boca medio abierta para meterme suavemente la punta en ella. Cerré la boca a duras penas, no quería más mamadas, ni leches… Noté que me tapaba la nariz, para obligarme a respirar por la boca. Allí me di cuenta que no podía hacer nada, que lo mejor era no resistirse, que era inútil, porque me tenían a su antojo. No podía excitarme más, pues me dolía todo el cuerpo, y si  tenía un orgasmo más me desmayaría… Noté cómo me iba metiendo cada vez con más fuerza la poya en la boca, me cojió de la barbilla y me subió la cabeza para metérmela mejor, no se atrevió a meterla hasta el fondo por temor, supongo, a que me ahogara, al rato me la sacó, cuando ya escuchaba su respiración hacerse más fuerte. Supuse que se estaba haciendo una paja a pocos cm de mi mejilla derecha. El otro chico seguía metiendo dedos en el coño y el culo, alternando.  De golpe noté lo que estaba esperando, un chorro de semen caliente cayendo en mi mejilla y mi oreja derechas, me salpicaba en el pelo. Noté cómo se deslizaba por mi mejilla y caía por mis labios. Por no poder, no podía ni tragarme esas gotitas… Cuando finalizó la corrida, pasó la punta de su poya manchada de semen por mi párpado cerrado. Entonces se retiró a mis pies, y vino el otro. Me hizo lo mismo que el primero, sin originalidad, primero en la boca a duras penas, y luego la paja en la cara derecha de mi cara. No podía oír mucho por el tapón de semen en mi oreja… Apagaron la luz, y se fueron. Respiré tranquila y caí rendida al sueño.

Desperté a las dos del mediodía, en la misma posición. Boca abajo y mirando hacia la derecha. No me acordaba de las corridas en mi cara derecha. Noté algo pringoso en mi oreja y mi ojo derecho, entonces caí. Recordé todo lo que había pasado la noche anterior, cómo había sido la muñeca hinchable de todos esos cerdos… Cuando entró Javi para ir al lavabo y me vió despierta.

J: Hombree mira quién tenemos aquí! Jajaja. Qué gran putilla eres eh Kristinita. Y me guiño el ojo. Le miré por el ojo izquierdo, el que no estaba pringoso de semen. Iba en bóxers. Se me acercó y me dijo al oído: Va. La última y te dejo ir.

Yo: ¡Que no Javi! Para porfa, que estoy destrozada.

J: La última, que sé que lo sabes hacer muy bien…- y me dio un beso en la frente.

Yo: Que no, ya te hice todo lo que me pediste ayer, ahora no me vengas con chorradas.

J:¿ No quieres desayunar? Porque si no tomas mi leche no vas a desayunar nada hoy. No te voy a dar nada que no sea mi semen.

Yo:¡ Pues me voy a desayunar al bar de la esquina! Pero déjame por favor.

Entonces me cojió del pelo bruscamente y me llevó la cabeza a su paquete. Grité, pero me metió todo su paquete en mi boca. Me caí al suelo, pero seguía cojiendome del pelo, así que no veía escapatoria, más que hacer, de nuevo, lo que me pedía Javi. O lo que me ordenaba, más bien. Subí las manos, pero me dijo: Sin manos, que sé que lo haces mejor. Sólo con la boca perra.

Le bajé los bóxers con la boca, mientras seguía cojiéndome del pelo. Nunca imaginé que bajar unos simples bóxers con la boca fuera tan difícil. Entre la goma, la poya, los pelos, el culo que hace de tope… Ingeniería pura! Una vez bajados, saltó su poya, dándome en la nariz. Subí la boca para metérmela, pero se movía. Traté de encajarla, pero el muy cabrón jugaba conmigo, y con mi paciencia. La movía aposta. Al ver que no podía, me dediqué a sus huevos. Los chupé mirándole, los succioné, el muy cerdo no se había ni molestado en ducharse. Aquello olía a muertos! Seguí chupando, mientras le miraba. Esa es otra cosa que les encanta a los tíos: que mientras se la chupemos les miremos a los ojos. Parecía hacer efecto, porque me soltó el pelo y se apoyó con las manos en la cama. Intuí que le estaba gustando esa mamada, y seguí haciéndolo igual de bien. Le chupé la entrepierna, entre el ano y los huevos. ¡Dios! Si los huevos apestaban aquello era insoportable.. Me detuve un rato ahí. Con mis ojos sólo podía ver sus huevos y la raíz de su poya, y parte de su barriga. Cuando decidí que ya tenía suficiente, pasé la lengua en el trayecto de vuelta y subí hasta su Señora poya. Entonces vi que se reía, y noté que tenía pelos de su entrepierna en mi boca. Pensé en escupirlos, pero cortaría toda la fantasía de aquel momento para él. Pasé la lengua por mis labios y me los tragué todos. Nunca pensé que llegaría a tanto… Pues lo hice. Su poya no olía nada bien, pero mejor que su entrepierna seguro. Así que me puse a chuparla por los lados, para acostumbrarme a su olor. Cuando vi que aceleraba la respiración me la metí toda de golpe. Aguanté ahí unos segundos, me quería coger de la cabeza, pero al ver que yo misma me quedaba parada unos segundos con su poya dentro de mi esófago, vio que no era necesario. Eso me hizo sentir bien, supe que lo estaba haciendo mejor de lo que él esperaba de mí. Intenté aguantar más. Lo hice. Hasta que me ahogaba, no podía más. La saqué, respiré un segundo y me la volví a meter entera.

Qué buena puta eres nena. Sigue así. Tú vales zorra. – Me decía.

Eso me excitó y seguí. Cada vez aguantaba más con su poya dentro de mi garganta, hasta que me tiró del pelo y me dejó la cabeza en posición. Se hizo la paja de su vida. Me dejó, de nuevo y para variar, los ojos escociéndome y la boca con el desayuno que me había prometido.