Angustia (el día después)

En frentar a mi mujer seria una incognita.

Los dos días siguientes a aquella noche fueron una mezcla de silencios, creo yo producidos mas por no saber que decir, que a no querer hablar. Nos mirábamos furtivamente, y cuando surgía algún asunto que nos hacia hablarnos, alargábamos la conversación como si ya no quisiéramos parar de hablar. Así temas banales como la prensa rosa, motivaba largas exposiciones y alegatos como si se tratara del futuro del planeta. Al estar de vacaciones el constante contacto y roce era inevitable, para purgar la culpa que sentía comencé a participar activamente en las tareas de casa, recogía la mesa, secaba el baño luego de ducharme, me ofrecía a poner la colada, cosas que habitualmente no realizaba, ya he de reconocer que me he criado en un ambiente machista, y obviamente esas actividades no estaban dentro de mi rutina. Tanto se notaba que hasta los niños se burlaban de la situación. A mi mujer también parecía divertirle, aunque no decía nada al respecto. Pero había llegado a un punto que ya no podía aguantar mas, necesitaba hablar de lo ocurrido. Y al 3 día aprovechando que nos quedamos solos en casa, le dije a mi mujer que necesitábamos hablar.

Sobre que. Contesto ella con cara de picardía.

No te hagas la tonta. Sabes que me resulta difícil afrontarlo. Necesito saber como estas. ¿Estas molesta?... ¿te gusto?, ¿te sientes incomoda?, en fin tu sabes de que hablo.

La respuesta a todo es si. Dijo, ya con cara seria.

Si me molesto. Fue algo inesperado. Lo hiciste sin consultármelo. Me sentí utilizada, avergonzada. Una cosa eran nuestras bromas y otra es encontrarte de repente en una situación semejante.

Si me siento incomoda, mas que incomoda ansiosa de no saber la influencia que tendrá en nuestra vida. Es difícil asimilarlo en tan corto tiempo, pero supongo que solo el tiempo lo dirá.

Siguió hablando durante largo rato dando vueltas sobre lo mismo. Sabía que estaba evitando contestar la pregunta, que en el fondo a mí me intrigaba más: ¿le habría gustado?

¿Te gusto? Le pregunte directamente, con un hilo de vos ya que sentía un nudo el la garganta.

Si. Contesto bajando la vista. No te lo voy a negar, si me gusto. En un primer momento me resulto incomodo, la situación me supero y lo que pasaba por mi mente bloqueaba lo que estaba sintiendo, pero paulatinamente ese choque inicial se fue diluyendo y me deje llevar por el torbellino de sensaciones, hasta el punto de no saber decirte con claridad que fue lo que sentí. Me parecía que estuviera drogada, como flotando. Me avergüenza reconocer que si me gusto, fisiológicamente me gusto mucho. Pero psicológicamente hay muchos aspectos que necesito aclarar, ¿Cómo se te ocurrió llevar a cabo algo así?,¿Cómo pensabas que podría reaccionar?, ¿Qué piensas de mi luego de aquello?,¿Cómo te sientes tu?, son demasiadas las inquietudes que tengo , y que me debes explicar.

No sabia por donde comenzar, pero pensé que lo mejor seria empezar por el principio, le conté de lo que experimente al sabernos observados en el río, las conversaciones con X respecto de todo aquello, la confusión que me provoco la confesión de X, el morbo de la complicidad que se produjo entre los dos cuando me mostró aquellas fotos de su esposa, el descubrimiento de un mundo liberal en Internet, trate de expresarle la influencia que había tenido aquello en la decisión de llevar a la realidad nuestro juego intimo. Ella escucho con atención. Solo me interrumpió para confesar que ella había tenido la sospecha de que X podía habernos visto aquel día, que aquel temor también le producía una mezcla de morbo y vergüenza. El otro asunto que llamo su atención fue la exhibición que me dio X de las fotos de su mujer. Eso despertó en ella la vena cotillera que toda mujer lleva dentro. Y fue en ese aspecto donde se centraron la mayoría de sus preguntas, se ve que era una forma de consuelo el saber que no solo a ella la habían involucrado en esta suerte de intercambio de favores. Aparte de que no podía ocultar la aversión que sentía hacia la pareja de X. El rumbo que llevaba la conversación me agradaba, ya que era muy morboso el interés que mostraba mi mujer por que le contara detalles de aquellas fotos, así la tensión que había en un principio se fue cambiando por ambiente de complicidad que me facilito revelarle todo lo que sentí al llevar a la realidad nuestra fantasía. Ya entre bromas dudaba que no me hubiera sentido celoso, ya que ella sabía lo machista que podía llegar a ser yo.

Llegados a este punto la excitación que sentíamos ambos producida por todas aquellas revelaciones era palpable. La forma de hablar, el brillo de los ojos y tono tan abiertamente sexual de nuestras preguntas.

Así que fue la excitación que te dio el ver a la esa mujer lo que te empujo a compartirme. Pinchaba con ironía mi mujer. "a lo mejor es el próximo paso que piensan dar ¿no?, ahora tu te la follas a ella.

Si supieras que no la había pensado de esa manera, pero es una posibilidad. Habrá que plantearlo. Le Pinchaba yo. Lo que si es cierto es no que no fue mayor el impacto que causo en mi ver aquellas fotos, que el tuyo al ver y sentir aquella polla. Cuando la viste desaparecieron todos los escrúpulos que tenias en ese momento ¿no?

No me vas a negar que es impresionante. Dijo, ya sin ningún reparo. Nunca me habías comentado lo grande que la tenia.

Tu que crees, que nosotros los hombres nos vamos enseñando las pollas para medirlas, uno es mas reservado y de verdad que jamás lo había notado, y mira que no han sido pocas las veces que hemos compartido vestuario, pero no aprecie nunca nada. Coño que uno es hombre y no va por hay viéndole la polla a los demás. Además no hagas ilusiones y confórmate con lo te ha tocado, algo mas chica pero siempre cumplidora, al menos hasta ahora. Le dije tomándome el paquete ya en un gesto de invitación sexual.

Ya la excitación era mucha, yo por mi parte ya tenía una erección impresionante, y ella ya en un ofrecimiento abierto comenzó a hacer insinuaciones sobre que tetas me parecían más bonitas las de ella o las de la otra y cosas así, lo que lógicamente provoco que termináramos pegando un soberano polvo.

Realmente me sentí muy afortunado ya que la situación se había resuelto mejor y mas rápido de lo esperado, aun quedarían cosas que aclarar pero el primer paso ya había sido dado, al fin y al cabo nos queda vida por delante para terminar de superarlo. Lo que nos faltaba por afrontar era la influencia de aquel evento sobre nuestra relación con X. Desde aquella noche no habíamos vuelto a hablar, es mas lo había estado evitando abiertamente. El tampoco había dado muestras de vida, o sea que tampoco me había resultado muy difícil atrasar aquel encuentro, pero sabía que tarde o temprano tendríamos que afrontarlo y aclararlo.

Fueron pasando los días ya con mayor normalidad, continuábamos hablando pero ya como si habláramos de una experiencia más, era una sensación muy tranquilizadora. Pero seguía evitando a X, incluso llegue a faltar a mi habitual cita con el domino de los viernes. Es que realmente no sabía como abordarlo. Pero la ocasión se presentaría dos semanas después de aquello.