Angustia
Mi sobrina tiene un ataque de angustia y la receta es meterle un dedo por el culo.
Angustia
Mi querida sobrina tiene un problema psicológico, sufre de un problema hereditario de angustia que se transmite por rama materna, lo cual le impide realizar sus actividades normales cuando sufre los ataques, la verdad nunca me había tocado presenciar una de sus crisis, ya que hace muy poco que regresé a vivir con la familia y no sabía que hacer. Estábamos solos y nadie me había explicado como sacarla del problema. Así que hablé por teléfono con mi cuñado para ver como podía ayudar.
Mira Ramón, esto es algo muy delicado, pero como no hay nadie para ayudarla vas a tener que hacerlo tú.
No te preocupes, si quieres la llevo al hospital, le dije muy preocupado.
No, no es necesario, una doctora que sufre el mismo mal nos recomendó una cura casi milagrosa, me da pena decírtelo, pero no hay más remedio.
Dime, por mi no tienes que preocuparte, ya sabes que estoy dispuesto a cualquier cosa para ayudar.
Mira, la única solución posible es la de meterle un dedo en el culo y dejar que te agarre la verga.
Ah, caray, un dedo en el culo y la mano en la verga. Mejor espero a que llegues, no creo que puedo hacer algo así con mi sobrina.
Ella no puede esperar tanto, puede tener un infarto o inclusive puede intentar suicidarse, no hay otra solución, debes hacerlo y rápido.
Nunca pensé que mis obligaciones familiares me obligaran a tanto, pero al ver sufrir a mi sobrina, me dejé de remilgos y puse manos a la obra.
Me acerque dulcemente a mi sobrina, que conocedora de la medicina, me dejó levantarle la falda y quitarle el calzón, rápidamente, porque la crisis empeoraba, me quité el pantalón y traté de meterle la verga en el culo, ella alcanzó a esquivar mi embestida y tomó mi mano, ensalivó mi dedo índice y empezó a metérselo en el culo, entonces tomo mi verga con su mano y como por arte de magia empezó a tranquilizarse lentamente.
Por el nerviosismo, que provocó en mi la enfermedad de mi sobrina estuve a punto de administrar la receta de manera equivocada, debía tenerlo en cuenta en el caso de futuras crisis. "El dedo en el culo y la mano en la verga" traté de memorizar.
Mientras reflexionaba en el posible efecto adverso que una mala aplicación del medicamento pudiera provocar en una crisis tan grave, mi sobrina empezó un doble movimiento de vaivén, apretando mi dedo índice y masajeando mi verga. Sus lágrimas dejaron de fluir y su rostro se iba relajando poco a poco.
Como la receta no contemplaba contraindicaciones, acomode mi pulgar para tocar su clítoris y acoplándome a su bamboleo, empecé un movimiento suave, delicado y giratorio, en agradecimiento a las sensaciones que estaba provocando mi sobrina. En ese momento me di cuenta que la receta era prodigiosa, porque mi sobrina empezó a sonreír, ya no quedaba mucho de su angustia anterior, al contrario, se la veía cada vez más relajada y agradecida.
Pero la medicina estaba surtiendo efecto, no solo en ella, a mi también se me estaban olvidando todos mis problemas, me dejaba ir en la embriagadora sensación de placer que me estaban dando la mano y el culo de mi sobrina, hasta que no aguante mas y terminé mojando toda su ropa.
-¡Gracias, tío¡ Creo que jamás había salido tan rápido de una crisis, ¿Me dejas hacer algo por ti?
A pesar de que había eyaculado abundantemente y el orgasmo había sido avasallador, mi verga seguía erecta como cuando era yo un adolescente, así que le pedí que me dejara metérsela en el culo.
-No tío, eso no puedo hacerlo, la doctora me lo prohibió, dijo que si dejaba que alguien me enculara, la receta no serviría en adelante, porque cada vez necesitaría una verga mas y mas grande para curarme de mis ataques, ya que mi culito se iría ensanchando y perdería sensibilidad. Pero si quieres me la puedes meter en mi panochita, nada más no saques tu dedo de mi culo, debe estar ahí al menos media hora para que no me vuelva la angustia.
Así que como pudimos nos desvestimos y le acomodé la cabeza de mi instrumento a la entrada de su panochita peluda, no era virgen pero estaba apretadita, por lo que deduje que los ataques no deberían ser tan frecuentes, si es que quien la ayudaba recibía las mismas muestras de agradecimiento.
Era delicioso mantener la cabeza de mi verga en la entrada de su vagina, tal vez me hubiera quedado así, durante el resto del tratamiento, pero mi sobrina empezó a moverse para absorber cada vez mas de mi verga y no tuve más remedio que seguirle el juego.
Nunca pensé que mi sobrina cogiera tan rico, mi verga se sumergía en una exquisita humedad, las paredes de su vagina apretaban rítmicamente mi falo, hasta que no pude soportarlo más y eyaculé prematuramente sin dejar de moverme, ahora era la mía, después de dos descargas, casi continuas, podía aguantar casi indefinidamente la tercera, fui acelerando mis movimientos hasta que mi querida sobrina no pudo soportarlo más y tuvo un orgasmo convulsivo que casi me tira de la cama.
La enfermedad de mi sobrina es incurable, lo cual la imposibilita para salir a trabajar en alguna oficina, por lo que le aconseje que trabajara en una casa de citas, al lado de la cual puse un pequeño consultorio en el que me dedico a tratar pacientes con accesos de angustia. Nunca olvidaré la receta, "la mano en la verga y el dedo en el culo". Mis pacientes siempre agradecen la efectividad del tratamiento y mi sobrina tiene un timbre con el que me hace acudir rápidamente a curar sus males.
Los ahorros que vamos juntando nos permitirán retirarnos en unos dos años, iremos a una playa, parece que eso también ayuda a curar la angustia.
Por favor, no apliquen la receta sin antes consultar a un especialista.
Para solicitar consulta pueden llamar al Tel 5 .. o acudir a la calle