Angie

Desde el momento en que la ví supe que esta vez era distinto...

ANGIE

La observé caminando por la oscuridad de las calles que circundan la Clínica Bíblica en San José, Costa Rica y que son el sitio de reunión de la mayoría de travestis de mi país.

Sus largas y firmes piernas, eran la continuación de aquel delicioso culo que se contoneaba dentro del ajustado vestido blanco, una delicada blusa de seda contenía a duras penas un par de pechos deliciosamente firmes y desafiantes. Su rostro blanco contrastaba dramáticamente con su negrísima cabellera, que ondulaba naturalmente sobre unos hombros anchos pero de suave caída, completando una bella imagen de mujer. Era tan sensual que por un momento dude de que pudiese ser una travesti, esas bellas criaturas que hacen que quien pruebe el sexo con ellas no desee nunca mas otra cosa que eso

Decidí aprovechar la oportunidad, ya que desde que me casé, mi mujer me hacía casi imposible salir a buscar a alguna de esas bellezas, y ya que hoy tenía la oportunidad, no pensaba dejarla pasar.

Inicié el ritual que tantas otras veces había llevado a cabo: La miré mientras pasaba a su lado con mi coche y me detuve unos cinco metros delante de ella. Por el retrovisor la vi acercarse, por lo que baje mi vidrio para conversar con ella.

  • Hola Papi- me dijo con esa deliciosa voz afeminada pero grave de los travestis,

  • Hola amor- le contesté, pero por algún extraño motivo, en esta ocasión al escuchar su voz y aspirar su suave perfume, un escalofrío recorrió mi espalda y por un momento me sentí como un adolescente ante su primer beso.

Observando su rostro confirmé que mi primera observación había sido correcta: era verdaderamente hermosa y difícilmente se podía percibir en su bella cara que no se trataba de una mujer natural.

-Vamos a ir ? – preguntó

  • Y cuanto cobras ? pregunté,

.Cinco mil por sexo oral y diez mil en el Motel con derecho a "todo"

Para ubicaros mejor, les diré que diez mil colones son el equivalente de veinte dólares.

  • Entonces vamos al Motel le dije. Ella dio vuelta frente a mi parabrisas como para mostrarme todo lo que me iba a saborear y abrió la puerta del pasajero y se sentó a mi lado.

  • Me llamo Angie- me dijo extendiéndome su mano.

  • Luis le dije- y al tomar su mano sentí una descarga eléctrica que me paro todos los pelos del cuerpo. " tranquilo, pensé para mis adentros, no es la primera vez que lo haces. " Sin embargo algo de aquella hermosa criatura me hacia sentir diferente, seducido, mas allá de la simple excitación de la situación.

Iniciamos la típica conversación trivial: siempre estas por acá , nunca te había visto y bla bla bla. Mientras manejaba hacia el motel acaricié una de sus piernas y le dije:

  • Estas fría amor-

-Sí, me respondió pero mas aún porque no llevo nada bajo el vestido-

Diciendo esto dirigió mi mano hacia el centro de sus piernas subiéndose la falda y poso mi mano sobre uno de los más deliciosos penes que hubiera visto nunca, era largo unos veinte centímetros, mas bien delgado y circuncidado. Estaba semierecto, pero conforme lo fui acariciando se fue poniendo duro y caliente. Comencé a apretarlo con ansias, con ganas de estar ya en la habitación del motel, entonces me dijo:

  • Suavecito amor que no estoy lubricada-

Nos encontrábamos detenidos en un semáforo, no habían más coches en la calle, así que solucione el problema de su lubricación: Baje mi cabeza y comencé a lamer aquel delicioso falo, saboreando cada centímetro, escuchando como se le aceleraba la respiración mientras sostenía mi cabeza con ambas manos. De repente un pitazo de un coche me saco de mi ensueño, el semáforo había cambiado y atrás de mi carro otro auto que había llegado a la esquina esperaba a que me moviera. Me levanté y continué conduciendo, saboreando aun en mi boca el aroma de aquella hermosa verga.

Llegamos al motel, llamado La Maison Doree e ingresamos a una de las cocheras. Como todo un caballero le abrí la puerta del coche a mi bella dama y la recibí afuera con un beso apasionado. Sus labios eran carnosos, su lengua golpeaba suave como la mar en calma y mientras nos abrazábamos sentía su deliciosa picha frotándose contra mi pantalón. Metí la mano entre sus piernas y acaricie de nuevo su miembro, estaba duro y depilado, acaricie mas abajo y me encontré con dos enormes testículos suaves y tersos.

  • Uy mi amor, le dije sonriendo, como que estos huevitos están bien llenos-

  • Aunque lo digas en broma es cierto respondió- Estaba de visita en casa de mi madre y desde hace mas de quince días que no tengo relaciones, pero si te portas bien toda esta lechita puede ser tuya me dijo- y llevándose la mano a sus deliciosos testículos los acaricio y luego me ofreció la palma de su mano para que se la lamiera.

-Entremos papi, que me estoy poniendo muy caliente-

Abrí la puerta de la habitación e ingresamos …..

( continuara )