Ángela, mi mejor trofeo

Ángela, una mujer de apenas 20 años y con fuertes valores, conoce el sexo, por primera vez.

Os voy a contar, la historia de Ángela, quizás, de todas, es la que más cambió su vida, no por la radicalidad, como podría haber sido, por ejemplo, ser

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, pero sí, a nivel personal, pues, la conocí en una misa, con eso, os cuento ya mucho...

Ella misma, nos va a contar su historia

Sobre mí

Mi nombre, es Ángela, apenas tengo 20 años, os voy a contar, la historia de cómo, al salir de una misa, conocí a Alfonso, un abogado penalista, que ha sido el primer, y único hombre que he conocido, a nivel sexual, pero, antes, me gustaría contaros algunas cosas sobre mí, para que sepáis, la situación en la que vivía, antes de conocer a Alfonso.

Mi familia, mis padres y mi hermana, es toda del Opus Dei, ultracatólica, por supuesto, yo también lo soy, a pesar de todo, mi padre, cirujano plástico de profesión, es un hombre muy conservador y muy machista, que considera que, el sitio de la mujer, es en su casa, cuidando al marido, y, el marido, trae el dinero a casa, por ello, ni mi madre, ni mi hermana ni yo, tenemos estudios, más allá de los básicos, es decir, la ESO, en mi caso, y, en el de mi hermana, y, el Graduado Escolar, en el de mi madre.

Mi hermana, es algo mayor que yo, y, muy parecida a mí, físicamente, también se cuida mucho.

Estudié en un colegio, solo para chicas, y, con uniforme, muy religioso, a la vez que, también, muy caro.

Por ello, mi único objetivo en la vida, era estar lo más guapa posible, cuidarme al máximo, rezar mucho, y, estar siempre disponible y bien físicamente, por si aparecía un hombre, con valores, con el que contraer matrimonio, para tener

hij@s

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Al no tener ninguna ocupación (ni estudiar ni trabajar), mi día a día, consistía, en ir al gimnasio, lo que me permite tener un cuerpo bastante bueno, en especial, en la zona abdominal, se puede rallar chocolate en ellos, y, en salir con amigas, de fiesta, de compras, en fin, a disfrutar de la vida, aunque, siempre, con cierto recato, al menos, a priori.

Sí que es cierto que he tenido algo de suerte, al tener un cuerpo, para el pecado, soy morena, pelo liso y largo, muy cuidado, mis tetas, están operadas, y, sí, son enormes, pues elegí el mayor tamaño posible de prótesis, quería lucir, lo mejor posible, ya puestos, fue un regalo de mi padre, al cumplir los 18, tengo un bonito culo, que intento marcar, aún más, con la ropa, sobre todo, llevando leggins de cuero, que me hacen un culo, aún mejor.

No llevo ni piercings ni tatuajes, aunque, eso es algo que, con Alfonso, y, a espaldas de mis padres, cambió, ya os contaré...

Algunas de las cosas que hago, como fumar, tiene que ser, a espaldas de mi familia, pues, es algo que no entenderían, aunque, a mí, me encanta fumar, empecé a los 15, con amigas.

Con el alcohol, aunque también empecé a los 15, en algún botellón con amigas, sí que hay más tolerancia, no tengo problemas en beberme, delante de mis padres, una cerveza o un vaso de vino, lo entienden y me dejan, sin problemas.

El tema de la cocaína, la probé, gracias a Alfonso, antes de conocerle, era algo impensable, por mi parte.

Por supuesto, a los 20 años, aún no había tenido apenas, contacto con hombres, no era algo que buscara especialmente, a pesar de que, a los 18, mi padre, ya me había dicho que, en cuanto que encontrara a alguien especial, se lo dijera, que, él, lo iba a aceptar.

En cuanto a mi forma de vestir, intento ir siempre a la moda, me encanta leer revistas de moda, de corazón, es la única lectura que, mi padre, me permite, realmente, leo pocos libros, y, cuando lo hago, ha de ser, si mi padre no está, porque, podría enfadarse.

Ir de compras, como ya he dicho, es algo que suelo hacer, casi siempre, con mi madre, que tiene muy buen gusto al vestir, o, con amigas, me encanta quemar la tarjeta, comprando ropa, aunque, después, apenas me la ponga, porque, tengo demasiada.

Los domingos, mis padres y yo, nos levantábamos pronto, en torno a las 8, para ir a misa, a una parroquia, muy cerca de nuestra casa, en Pozuelo de Alarcón, ya que, debido al dinero generado por la clínica de mi padre, vivíamos en una gran casa, en esa localidad, además, de la casa de la playa, en Oviedo (Ya sé que, Oviedo, no tiene playa, pero, como no es algo que nos guste mucho, es, digamos, la casa para el verano, para, estar frescos), y dos casas más, para el fin de semana, en Burgos (Lugar de origen de mi padre) y en Ciudad Real (Lugar de origen de mi madre)

Además, por cuestiones de trabajo de mi padre, tenemos también, algún pequeño apartamento, a modo de inversión que, algún paciente, le ha regalado, por hacerle alguna operación, digamos, al margen de la Ley, pues, mi padre, acepta, casi, cualquier operación.

Como iba diciendo, los domingos, vamos a misa, en torno a las 10 o las 11 de la mañana, según como vayamos de tiempo, al acabar, tomamos el aperitivo, en algún bar de Pozuelo, y, después, volvemos a casa, a comer en familia.

Pues bien, fue en la salida de misa, de uno de esos domingos, cuando, por primera vez, vi a Alfonso.

El primer encuentro, con Alfonso; domingo, al salir de misa

Mi padre, ya conocía a Alfonso, porque, le estaba ayudando, con algunos problemas legales, de un colega de profesión, en su hospital, de hecho, en alguna ocasión, ya habían comido juntos, porque, mi padre, tuvo que declarar en un juicio, como testigo, y, Alfonso, estuvo ayudando a mi padre, a preparar la declaración.

Al salir de misa, ese domingo, mi padre, reconoció a Alfonso, le saludó, y, así fue, como todo empezó.

Íbamos a ir a tomar el aperitivo, así que, mi padre, invitó a Alfonso, a que se adobara, Él, aceptó, por lo que, los 5 (Alfonso, mis padres, mi hermana, y yo), nos fuimos al bar, con terraza, a disfrutar del tradicional, aperitivo dominical.

Ver a Alfonso, despertó en mí, algo que nunca había sentido, normalmente, no me fijaba en los hombres, pero, con Alfonso, era diferente, notaba, que había algo, que sentía algo, que, hasta ahora, no me había pasado nunca.

Yo apenas veía porno, quizás, con amigas, por curiosidad, pero, tampoco es que tuviera mucha idea de sexo, sabía que, algún día, tendría que follar, pero, no tenía prisa.

Mientras disfrutábamos del aperitivo, Alfonso, sacó un puro, y, se lo empezó a fumar, yo, que llevaba casi todo el fin de semana, sin fumar, tenía ya muchas ganas, pero, claro, estando en familia, lo veía imposible.

Lo que más me gustó de Alfonso, ese día, es que, aparte de verle fumar, se notaba un cierto aire de misterio, a la vez que, de tristeza, en su mirada, como si hubiera sufrido mucho, pero, a pesar de todo, hubiera disfrutado sufriendo, y, el sufrimiento propio, fuera algo que le gustara.

Durante el aperitivo, sí que es cierto que, noté, alguna mirada de Alfonso, y, yo, también le miraba, pero, ese primer día, la cosa, no fue a más.

Días después, en un restaurante de Madrid ciudad

Al acabar el aperitivo, volvimos a casa, ya que, Alfonso nos comentó que, a pesar de que le invitamos a casa a comer, no podía ser, porque, al parecer, tenía otra cita, de carácter laboral, a las 16:00, y, ya iba a ir con retraso, si comía con nosotros.

Días después, yo fui a cenar, con una de mis amigas, a un restaurante de Madrid ciudad, y, por casualidad, vi que, en ese mismo restaurante, estaba, Alfonso, hablando con un amigo.

Ese día, me había vestido, de forma muy elegante, incluso me puse, un abrigo de cuero, muy bonito, que tengo, y que, levanta miradas, cuando me lo pongo.

Por educación, y, todo sea dicho, porque tenía ganas, ya que, en los días que pasaron hasta ese nuevo encuentro, sí que había pensado un poco en Él, fui a saludarle.

Ángela (Yo): “Alfonso, ¿Eres tú?, soy Ángela, nos conocimos el otro día, en la salida de misa”

Alfonso: “Ah, sí, claro, ¿Qué tal estás?” (Nos dimos dos besos, en la mejilla, a modo de saludo)

Yo: “Bien, aquí, de cena con una amiga, ¿Y tú?

Alfonso: “Pues, ya ves, tomando un vino con un amigo”

Yo: “Bueno, si tienes tiempo, cuando acabemos de cenar, podemos ir a tomar algo los dos solos, o, si prefieres, y, a tu amigo, le parece bien, podemos cenar los 4, y, después, ir a tomar una copa por ahí”

Alfonso, consultó con su amigo, que aceptó la propuesta, de, cenar los 4, y, después, ir a tomar algo, y, seguir la noche.

Durante la cena, nos bebimos una botella de vino, y, estuvimos charlando, ahí fue cuando supe que, Alfonso, estaba soltero, y, solo en la vida, prácticamente, pues su trabajo como abogado penalista, le absorbía, casi todo su tiempo, y, no había encontrado una mujer que fuera la adecuada, que se adaptara, a lo que Él, podía ofrecer.

Al acabar la cena, fuimos a un bar de copas, a tomar una copa, y, seguimos la charla; yo, cada vez, estaba más caliente, no sabía lo que me pasaba, supuse que el alcohol, y, hablar con Alfonso, me estaban haciendo sentir, algo extraña, estaba disfrutando mucho, era una sensación, totalmente nueva para mí.

Eran las 00:30, cuando, Alfonso, dijo que ya se tenía que ir, porque, al día siguiente, tenía cosas que hacer, pero que, si quería, me podía acercar a mi casa, yo, acepté, pues, no tengo coche y, así, me evitaba el taxi, además de poder disfrutar de la compañía de Alfonso, un rato más; seguro que, mis padres, iban a estar de acuerdo en que me llevara, a casa, Alfonso.

Durante el trayecto en coche, hasta mi casa, me entraron ganas, de besar a Alfonso, era la primera vez, que me pasaba eso, con un hombre, me estaba empezando a gustar, y, yo, no sabía qué hacer.

Finalmente, llegamos a mi casa, mi padre, salió a recibirnos, ya sabía que, Alfonso, iba a llevarme a casa, porque, así se lo comenté, por

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, justo al salir del bar de copas, ya con destino a mi casa.

Mi padre, se alegró mucho, al ver a Alfonso, de hecho, nos invitó, a la última copa, y, estuvimos, cerca de una hora, charlando, me di cuenta de que, Alfonso y mi padre, compartían ideología política (Ambos son de Falange, aunque suene algo antiguo; de hecho, mi casa, está llena de banderas de España, con águila) hasta que, ya sí, Alfonso, se fue, se despidió de mí, con un beso en la mejilla, y, lo dicho, se fue.

Me subí a mi habitación, y me puse a intentar dormir, pero, esa noche, me costó mucho dormirme, además, no me había atrevido, a pedirle a Alfonso, su número de

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, por si acaso, mi padre, se enfadaba conmigo.

Por supuesto, durante parte de la noche, hasta casi volver a mi casa, fui fumando, todo lo que pude.

Al día siguiente

Al día siguiente, mi padre, me sorprendió, diciéndome que, Alfonso, le había pedido mi número de

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, porque quería hablar conmigo, y, me preguntaba, si se lo podía dar o no.

Yo, le respondí que sí, pero, disimulando mi alegría, claro está, a ojos de mi padre, sólo debería ser alguien que, me hizo el favor, de acercarme a casa en coche...

Ese mismo día, pero, ya por la noche, en torno a las 22:00, recibí un

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, de un número, que no conocía, era de Alfonso

Simplemente, me decía que, si en algún momento, necesitaba algo, o, me veía en algún problema legal, que no dudara, en contactar con Él, que me intentaría ayudar.

Yo, le respondí que, de acuerdo, que lo tendría en cuenta.

Durante dos días, dudé, de si intentar o no, pedirle una cita, aunque fuera, para tomar un café, en solitario, los dos, hasta ahora, bien por mi familia, bien por mis amigos o los suyos, no había habido forma, de vernos, a solas.

Un encuentro, casual, con Alfonso

Sin embargo, no hizo falta que yo intentara, romper el hielo, de nuevo, la casualidad, apareció en mi vida.

Estaba sola, en Madrid ciudad, había ido de compras, salía de una peletería, en la que me había comprado un abrigo, del que me había encaprichado, días atrás, cuando, Alfonso, volvió a aparecer en mi vida, por casualidad.

Ese día, me había vestido con una falda de cuero, y, de nuevo, me atreví a ponerme, el mismo abrigo, del día del restaurante, me había dado suerte.

Eran las 19:00, y, Alfonso, salía de ir a ver a un cliente, a su casa, y, se dirigía, de vuelta a su despacho, cuando, nos tropezamos, y, ahí estaba.

Empezamos a hablar, y, con mucho esfuerzo, por ambas partes, logré convencerle, para ir a tomar una cerveza, a un bar que estaba cerca, bueno, al primero que encontramos, en la misma calle de nuestro casual encuentro.

En realidad, era la primera cita con un hombre, para mí, y, para Alfonso, también era de las primeras, con una mujer, pues, su trabajo, no le dejaba apenas tiempo, para relacionarse con mujeres.

Me estuvo explicando que, buscaba una mujer, que quisiera sentirse, un trofeo, que no le importase sentirse “abandonada” si, Él, le dejaba plantada, en mitad de una cita, o, incluso, a medias de un polvo, por culpa de su trabajo, si, el móvil de emergencias, que me enseñó, le sonaba.

Al acabar de tomarnos la cerveza, me preguntó, si quería ir a cenar con Él, a algún sitio, aunque, antes, tenía que pasar por su despacho, a cerrar el día, que tardaríamos unos 15 minutos, en lo que pasaba por su oficina, a despedirse y recoger, hasta el día siguiente.

Yo, le dije que sí, avisé a mi padre, de que me había encontrado con Alfonso, y, de que me iba a cenar con él, que me había invitado, y yo, había aceptado su invitación.

Evidentemente, estaba ante la oportunidad de mi vida, podría llegar el momento de follar, y, era algo que deseaba, cada vez con más ganas, que pasara.

Pasamos por su oficina, me la estuvo enseñando, era bastante grande, y, muy bien situada, muy cerca del estadio de mi equipo, zona

Bernabéu

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En torno a las 21:15, al final, se demoró el cierre, y, tuve que esperar un buen rato a que, Alfonso, terminara su trabajo, salimos de la oficina, y, fuimos a cenar a un restaurante; tuvimos que improvisar, así que, nos metimos en uno que, a los dos, nos pareció atractivo, con tapas y raciones.

Lo que pasó durante la cena, y, después, con Alfonso, os lo contaré, en el próximo capítulo.

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