Angela - Amor imposible (2)

Continua el relato de mi aventura con Angela. Por fin podemos estar solos.

Angela – Amor Imposible (2)

Continúo con la historia de Angela, una niña con la que viví una aventura.

En los siguientes días nos vimos en el trabajo normalmente, solo que ahora las miradas decían mucho y ahora buscábamos cualquier pretexto para platicar. Unos días después, ya sin poder resistir las ganas de repetir el episodio vivido, le ofrecí darle un aventón a su caso a la salida del trabajo, lo que aceptó de muy buena gana y no sin sonreírse con sensualidad, con esos labios que prometían algo mas.

Ya en camino a su casa le invité a platicar, me indicó por donde irme hasta encontrar un lugar donde nos podíamos estacionar lejos de miradas indiscretas. No bien terminé de apagar el motor, la abracé y acerqué mi boca a sus labios que me esperaban medio abiertos.

Sus labios son carnosos, hechos para besar. Nos fundimos en un beso que conforme pasaban los minutos se hacían cada vez más ardientes. Con toda calma, dirigí mi mano hacia uno de sus senos sin encontrar resistencia y comencé a masajearlo, recorriéndolo poco a poco mientras ella me atraía hacia ella.

Ya con mas confianza, bajé mi mano a su cintura e introduje mi mano debajo de su blusa y toqué por primera vez su abdomen. De piel muy tersa, emprendí el coro recorrido hacia su brassiere, levantándolo levemente y liberando uno de sus senos. Su respiración comenzó a agitarse y sus besos se volvieron mas apasionados. Levanté su blusa por arriba de su seno y pude apreciarlo, pequeño, de pezón marrón no muy grande y erecto. Por un momento me separé de ella y la contemplé, lucía bellísima con ese brillo de excitación en su mirada, el cuerpo relajado. Nos miramos por unos segundos y posteriormente bajé a su seno, el cual comencé a besar lentamente, recorriéndolo y conociéndolo. Su cuerpo se arqueó levemente acentuando el contacto.

Recorrí con la lengua su pezón el cual reaccionó de inmediato a la caricia poniéndose duro y arrugado. Continué con mi labor hasta no dejar un rincón sin ser explorado. Mientras tanto, con una de sus manos, terminó de levantar su blusa y descubrió el otro seno que recibió en ese momento toda mi atención. Estuvimos así durante un tiempo hasta que comencé a explorar su cintura y mas abajo. Por encima de los entallados jeans, recorrí su vientre hasta posicionarla encima de su vagina, el resultado fue el movimiento circular que empezó con la cadera.

Por unos minutos continuamos con aquello mientras que con sus manos acariciaba mi cabello y espalda. En un momento dado, volvió la vista a la calle y vió a un para de personas que se acercaban por la calle. Me empujó rápidamente y se acomodó la blusa mientras yo me quedé viéndola sin comprender bien lo que había pasado.

Viene gente – me dijo.

Miré hacia la calle y ví a lo que se refería, me enderecé en mi asiento y me compuse un poco yo mismo. Nos habían hechado a perder el momento.

Vámonos por favor

Tienes razón.

El grupo se acercaba y eran varios jóvenes de no muy buena facha, inmediatamente encendí el auto y me dirigí a su casa. Me pidió que la dejara a una cuadra de su casa para evitar los comentarios de los vecinos, así que estacioné el auto y dándonos un último beso muy apasionado nos despedimos, sin necesidad de decir mas palabras.

Durante los días siguientes repetimos la experiencia varias veces, siendo las caricias cada vez mas intensas. Uno de esos días, estaba platicando con un amigo, Carlos, que sabía de la relación que sostenía con Angela, ese día, él tenía que ir a ver una casa que tenía en renta y me invitó a acompañarlo a la hora de la comida, inmediatamente se formuló el plan en mi cabeza y le pregunté si nos podía acompañar Angela. Entendiendo rápidamente mis intensiones, se sonrió y me dijo que no había problema y que nos prestaría una de las recámaras mientras el revisaba otras cosas.

Busqué a Angela y le comenté que iríamos con Carlos a ver su casa, al explicarle noté en su mirada que entendía mis intensiones y sonriendo muy sensualmente, aceptó.

Llegada la hora, Carlos pasó por nosotros y nos fuimos a su casa. En el trayecto hablamos de cualquier cosa y nos iba platicando Carlos de la situación de la casa haciendo breves insinuaciones sobre las recámaras.

Finalmente llegamos a la casa y nos dió el recorrido, era una casa de tres niveles con dos recámaras completas, una vez que regresamos a la sala, encendió el televisor.

Nos vemos en un rato – le dije a Carlos, y tomando a Angela de la mano nos dirigimos a las escaleras.

Aquí los espero – fue todo lo que dijo.

Con cierta prisa subimos a la primera planta y escogimos la primera recámara, de pequeñas dimensiones, una litera y un para de cajas, cerré la puerta una vez que entramos y la abracé. Comenzamos a besarnos y rápidamente comencé a acariciarla, llevando mis manos a su trasero, ella se pegó a mí y respondió las caricias iniciando un movimiento de caderas que me encendió de inmediato. Rápidamente tuve una erección y al notarle me separó de ella.

Encuérate – me dijo con la voz entrecortada. Se retiró de mí y apagó la luz, afortunadamente la luz de la ventana, aún con cortinas, era suficiente para admirarla.

Con prisa los dos nos despojamos de la ropa y ella se acostó en la cama. La observé denuda por primera vez y mi erección se incrementó, los senos pequeños y firmes subían y bajaban con su respiración, su vientre plano, la ancha cadera , su bello púbico y esas piernas que tanto me gustan.

Lentamente me acosté encima de ella y me coloqué directamente entre sus piernas y comenzamos a besarnos con toda la pasión que habíamos estado guardando. No me cansaba de besar sus labios carnosos, fui descendiendo por su cuello y hombros hasta llegar a sus senos que para entonces ya conocía bien, pero era la primera vez que los tenía completamente libres. Mis manos no estaban ociosas así que mientras una de mis manos se encargaba del seno que no recibía mis besos, la otra recorría su cadera, sus piernas, sus nalgas y finalmente comencé a explorar su vagina.

Con cuidado acaricié su clítoris que gracias a su excitación estaba completamente expuesto, lentamente introduje un dedo y me encontré que estaba completamente húmeda. Un par de minutos después me dijo.

Penétrame – y se pegó a mis labios.

Sin pensarlo más, me levanté un poco y dando una última mirada a su cuerpo, tomé mi miembro y lo dirigí a la entrada de su vagina. El primer contacto con los labios mayores fue una sensación que a la fecha recuerdo y hace que me excite nuevamente. Ella al sentirlo, alzó un poco las caderas pidiendo más. Lentamente lo fui introduciendo mientras ella me abrazaba fuertemente. Durante esos largos segundos no dejábamos de vernos y podía ver en su rostro como lo estaba disfrutando.

Una vez que entró todo comenzó el entra y sale, lento al principio, pero ella misma pedía más. Comenzó a gemir y yo aumenté el ritmo, en un momento dado me dijo – cógeme – fue todo lo que necesité. El ritmo se incrementó increíblemente y empezamos un ritmo frenético.

aahhhhhhh ooohhhhhh – se empezó a escuchar en la habitación.

Cógeme mas fuerte.

Con esa orden, pasé mis manos por debajo de sus caderas, tomé una nalga en cada mano, con ese movimiento ella abrió más las piernas, haciendo mas profunda la penetración. Estuvimos así varios minutos hasta que ella misma me pidió:

cógeme de perrito

dame ese culito – le dije

Bajé el ritmo de la cogida y me salí de ella. Ella no perdió el tiempo y dándose la vuelta se puso de rodillas y bajó la cabeza a la almohada, con ello me dio un increíble panorama de su culo y pude admirar su ano por primera vez, oscuro y pequeño y su vagina expuesta, abierta y en espera. El solo espectáculo de verla así me excitó aún mas, me puse detrás de ella y nuevamente dirigí mi pene a su vagina.

Dame verga, soy tu perra

Lo que tu digas, mi amor

Con tal invitación, la volví a penetrar, esta vez con fuerza y sin darle tiempo comencé a bombear con todas mis fuerzas. Debido a que estábamos en la parte de debajo de una litera me tuve que agachar, lo que me obligó a tomarla de las caderas y al tenerme que recargar un poco en su espalda, aproveché para tomar unos de sus senos, separando una de mis manos de su cadera.

El sonido de mi vientre rebotando en esas nalgas en algo que sigo recordando y me excita cada vez. Estuvimos otro par de minutos hasta que ya no pude aguantar más y se lo dije.

Me voy a venir, aaggghhh – le dije acercándome a su oído.

Con eso, movió mas la cadera provocando que no durara ni un momento más. Sintiendo la presión de mi venida, rápidamente saqué mi verga de su conchita y apuntando a su espalda terminé masturbándome, viendo el resultado quedar regado en su espalda y nalgas.

Terminados los espasmos, me abracé a su espalda un momento y ella recargó su cuerpo sobre la cama y nos quedamos así unos minutos en lo que recobramos el aliento. Poco a poco nos recobramos y escuchamos ruidos provenientes de la televisión, recordando que nos estaban esperando. Al unísono y sin necesidad de decir palabras nos separamos, busqué algo con que limpiarla y nos comenzamos a vestir.

Una vez que terminamos, prendió la luz y nos fundimos en otro beso, como sellando lo que acabábamos de disfrutar. Sin más, nos terminamos de arreglar y salimos de la recámara y bajamos a la sala. Mi amigo estaba arreglando algunas cosas en la cocina. Al vernos se sonrió – después nos diría que por nuestras expresiones sabía que todos había salido bien.

En un momento nos vamos – dijo sin dejar de sonreír y continuó con lo suyo. Angela y yo nos sentamos en un sillón, la abracé y nos quedamos en silencio disfrutando de nuestra compañía y del momento.

A los pocos minutos Carlos terminó y emprendimos el regreso al trabajo, donde continuamos nuestras labores normalmente, solo que ambos con una gran sonrisa de satisfacción.

En otras entregas les contaré otros episodios.

jonasleea@hotmail.com