Ange

Mi Tia Angelina me había atraido desde mi adolecencia, y tiempo despues, unos dias de estrecha convivencia entre los dos me permitieron cumplir mi fantasia de poseerla y convertirme en su amante.

He escuchado decir que en materia de preferencias e inclinaciones sexuales no existen reglas establecidas, y que por tanto los matices personales deben respetarse y aceptarse en tanto no representen alguna situación en detrimento de la integridad física o emocional de los involucrados; así que desde que en mi adolescencia me di cuenta de la enorme atracción que las mujeres mayores ejercían en mi, y de que esas mujeres eran casi siempre parientes bastante cercanas, con rapidez fui haciendo a un lado la inicial sorpresa e incomodidad que esto me provocó, y con la mayor naturalidad pude ir aceptando esta particularidad de mi persona; de esa forma, durante mis sesiones fantasiosas en materia erótica, cada vez con mas insistencia se fueron haciendo presentes en mi cabeza las imágenes de todas mis Tías, tanto consanguíneas como políticas.

Como casi todas ellas vivían en la capital de nuestra entidad, en la región central de México, las épocas en las que me deleitaba la vista con ellas coincidía con los periodos vacacionales durante los cuales se reunía el grueso de la familia en nuestra localidad; incluso cuando por motivos de continuar con mi preparación profesional, yo también abandoné temporalmente el terruño, estas atractivas damas continuaron presentes en el mosaico de mis fantasías insatisfechas, y dada la relación de parentesco existente, y lo impensable del asunto, siempre consideré que tales pretensiones se quedarían ahí para siempre, sin sospechar que el futuro me depararía una enorme y agradable sorpresa.

Todo comenzó allá por el año de 1990, cuando yo había concluido mis estudios profesionales y por afortunados azares del destino comencé a trabajar para una empresa del ramo financiero en la ciudad capital de nuestra entidad, nada menos donde vivían, en compañía de sus respectivas familias, tres de mis adorados objetos del deseo; entre ellas, desde un primer momento había yo identificado a mi favorita, y esa no podía ser otra mas que mi Tía Angelina, la mayor entre mis parientes consanguíneas y la que guardaba la personalidad y el atractivo que mas se amoldaba a mis preferencias; ella ha mantenido siempre una imagen de madurez y alto perfil social, pues desde que mis primos, sus hijos, cursaban la educación primaria, recuerdo que dedicaba buena parte de su tiempo en atención de actividades relacionadas con la sociedad de padres de familia de los planteles, así como en el circulo de amistades de su esposo, quien por aquel entonces era un importante funcionario en la banca estatal; estoy seguro que su físico le permitía encajar sin problemas en cualquier situación; desde que recuerdo ella siempre ha recogido sus largos y oscuros cabellos hacia atrás, rematando su peinado en un alto y voluminoso chongo, lo que resalta los maduros rasgos de su bello rostro, el cual adorna con un discreto maquillaje, sabedora de que no necesita mas que eso; el ajuste de sus blusas permite apreciar unos senos de muy buen tamaño, firmes y bien desarrollados, cuyo volumen contrasta agradablemente con su cintura, que aunque lógicamente muestra acumulación de grasa, aun conserva una dimensión apetecible; pero la verdadera fiesta comienza mas abajo en su anatomía, pues sus pantalones vaqueros o sus largas faldas ajustadas encuentran imposible esconder las suaves curvas de sus caderas, deliciosamente amplias que preludian el nacimiento de sus muy bien torneadas piernas, y que son el marco perfecto para su increíblemente llamativo trasero, conteniendo a su espectacular par de voluminosas y antojables nalgas; una cola de ensueño sin duda alguna.

Pues bien, por aquel entonces contaba yo con 23 años de edad, y ella andaría por los 45; dado que ahora vivíamos en la misma ciudad, yo aprovechaba para poder verla, a ella y a mis otras tías, tantas veces como me fuera posible, disfrazando mis intenciones con visitas familiares que ellas siempre recibían de buen grado; sin embargo debido a las obligaciones del trabajo llegó una temporada en la que pude deleitarme con la presencia de ellas en muy pocas ocasiones; sin embargo, un día, cerca de la hora de salida de mi oficina, mi secretaria me pasó una llamada sin avisarme de su procedencia; para mi muy grata sorpresa identifiqué de inmediato la agradable voz de mi Tía Angelina; ella notó mi sorpresa, pero tras los saludos iniciales comenzamos a conversar de cosas intrascendentes, alargando mi curiosidad por el motivo de su llamada; al poco rato me preguntó sobre algo de disponibilidad de tiempo para dedicarle a ella esa misma tarde, lo cual despertó una mayor emoción en mi, y de inmediato me manifesté a su disposición; me pidió que pasara al negocio familiar, mismo que consistía en un establecimiento de abarrotes, frutas y verduras que ella atendía alternándose con mis primos, dos hombres y dos mujeres.

Por supuesto que acudí con puntualidad a su cita, y para mi suerte la encontré sola en la tienda; disfruté brevemente de su suave beso en mi mejilla como saludo, y ante la afluencia de clientes, ella comenzó rápido a comentarme el motivo de su llamada; como siempre, sus compromisos sociales la tenían atareada y estaba por llevarse a cabo un evento importante en el plantel educativo de la menor de mis primas; de hecho no era en la escuela, sino que la misma había encargado a mi Tía la organización de un evento de celebración de un día que concluiría en algún tipo de cena baile con el fin de recaudar fondos, y en el cual además se estaría realizando una recepción a importantes invitados de otras ciudades; un evento de mucha importancia sin duda, tanto para ella como para la escuela; en virtud de que mis primos se encontraban muy ocupados con sus asuntos personales, había decidido recurrir a mi, dado que a mi tío, su esposo, no le agradaba involucrarse en tales asuntos; según ella misma me contó, era una situación por la que entre ellos se generaban discusiones frecuentes, y el había optado por apartarse de ella en momentos como aquel; ese día debía pues recoger algunos documentos relacionados con los locales en los que se iba a realizar el evento, así como trajes, atuendos diversos para alumnos y maestros, y hacer ordenes de bocadillos; con mucho gusto pasé la tarde con ella llevándola en mi vehiculo a efectuar sus quehaceres, disfrutando de su grata presencia; cuando la dejé en su casa por la noche, mi tía no cabía en agradecimientos, pero sin duda quien había pasado mejor el rato era yo mismo.

Al día siguiente seguía recreando los momentos de la tarde noche anterior, cuando recibí de nueva cuenta un telefonazo de su parte; debía otra vez recurrir a mi, en razón de que los múltiples aspectos de la organización a su cargo así la obligaban; pasamos otra tarde de ajetreo por diversos puntos de la ciudad, y estoy seguro que en dos o tres ocasiones ella me sorprendió mientras yo embobado observaba con atención su bella figura; no se si percibió la naturaleza de mi fijación, pero me respondió en cada vez con una de sus amplias sonrisas; cuando, cansados de ir y venir, la estaba dejando frente a su domicilio, y sobreponiéndose a la pena, comenzó a balbucear haciéndome saber de lo mucho que se sentía presionada por el evento, lo que se agravaba debido a que no contaba con quien le apoyara; mirándome con una mezcla de pena y preocupación me pidió que continuara ayudándola durante el resto de la semana, incluido el día sábado en el que se realizaría la festividad; me hizo saber que con el fin de dar seguimiento a los detalles del evento, ella esperaba que me vistiera formal ese día y la acompañara al mismo, pues daba por descontado que nadie en su familia le apoyaría en eso; como hipnotizado le ofrecí mi ayuda para todo lo que hiciera falta, así que a partir del día siguiente me involucré mas en el asunto, llegando incluso a dejar por ratos mis deberes en la oficina para acudir presuroso en respuesta a alguno de sus llamados.

La semana se pasó rápido en tan agradable compañía, y a cada momento mi Tía se mostraba mas agradecida y cariñosa conmigo, robusteciéndose de una forma mas madura el lazo afectivo que existía entre ambos; yo seguía viendo como algo fantasioso a la excitación que ella me provocaba con su sola presencia, sin embargo el día jueves, lo recuerdo bien, sucedieron un par de situaciones que comenzaron a calentarme la cabeza mas de la cuenta; mientras esperábamos en la trastienda de un almacén, estando solos, a que nos mostraran el avance de un juego de mantelería, ella aparentemente sin éxito trataba de rascar su espalda contra unos rollos de tela; de pronto tomó mi mano y sonriéndome la dirigió pidiéndome que le ayudara; tuve la gran impresión de que ella intencionalmente me había conducido a recorrer con mis uñas la totalidad de su dorso, incluyendo la cintura y muchas áreas que evidentemente por si misma podía alcanzarse sin dificultad; por supuesto que yo disfruté enormemente del momento, pero mi sorpresa sería mayor, al igual que mi disfrute, cuando mas tarde, ya en su propio negocio y una vez cerrada la cortina cuando estábamos a punto de salir, ella volvió a quejarse de otro ataque de comezón, pero esta vez al pedir que rascara de nueva cuenta su espalda, se levantó el borde inferior trasero de su blusa de tejido de punto; tratando de disimular el emocionado temblor de mis dedos, introduje mi mano y sentí la tersura y tibieza de su piel y comencé a rascarla por donde ella me indicaba; casi dejo escapar un gemido cuando mis dedos tropezaron con los tirantes de su brassiere, mientras ella movía cadenciosamente su dorso; estuve a punto de llevar mi mano mas allá de donde me indicaba, pero repentinamente ella me tomó de la muñeca y se apartó.

Al día siguiente, el viernes previo al evento solamente pude, para mi pesar, acompañarla durante la tarde, sin embargo sus muestras de acercamiento volvieron a hacerse presentes; constantemente tomaba una de mis manos entre las suyas, aun cuando yo conducía, y la mantenía entre las suyas por largos periodos de tiempo, mientras que por momentos se sentaba en el coche mucho mas cerca de mi que lo que había acostumbrado en días previos; yo trataba de apartar la inverosímil idea de intentar estrechar mas el contacto entre ambos, pero su cercana presencia hacia volar mi imaginación; hasta que esa noche, cuando la llevaba a su casa mas tarde de lo habitual y comentábamos los faltantes para el gran día, sucedió algo impensable que terminó por trastornarme; una vez que dejamos su tienda bien cerrada, al subir a mi vehiculo ella volvió a sentarse muy cerca de mí; comenzó a expresarme lo agradecida que estaba de que le estuviese dedicando tanto tiempo; intencionalmente sujeté el volante con la mano izquierda mientras dejaba mi derecha sobre el asiento junto a ella; el ardid dio resultado y en breve ella volvió a tomarme la mano entre las suyas; con todo tacto le correspondí apretando un poco sus dedos y así trascurrimos buena parte del trayecto, en el que ella me soltaba solo para permitirme cambiar la marcha y de inmediato me volvía a tomar la mano; lo mismo sucedió una vez que dejé el ultimo semáforo y me enfilé por la larga y desierta calzada hacia su casa, y mientras ella seguía dándome indicaciones para el día siguiente, de manera aparentemente impensada jaló mi mano y la depositó sobre su pierna izquierda; la sorpresa y la excitación se apoderaron de mí, y mientras trataba de seguir sus palabras pude percibir en mis dedos la firmeza de su muslo bajo su falda; mientras seguíamos en marcha yo trataba de adivinar las consecuencias de llevar mi mano mas allá, pero ante la perspectiva de un conflicto innecesario me limité a disfrutar de lo que tenia a mi alcance; ella suavemente apartó mi mano llevándola a la palanca de velocidades cuando nos aproximamos a la esquina que marcaba el inicio de la manzana en la que vivía; con el corazón desbocándoseme pude entender las ultimas indicaciones que ella me daba; esa noche tardé en conciliar el sueño debido a la gran excitación que aun sentía.

Al día siguiente pasé temprano por ella y en medio de muchas prisas procedimos a finiquitar los últimos preparativos; un poco después de medio día volví a presentarme en su casa para irnos al inicio de los eventos programados, y en todo el trayecto no había podido hacer a un lado los eventos de la noche anterior; al verla salir de su casa el corazón me dio un vuelco, pues si bien ella acostumbraba a vestir con elegancia, ese día había puesto mucha mas atención a su arreglo; su cabello estaba peinado como siempre en su clásico chongo, pero había remarcado mas su maquillaje y ese detalle le venia muy bien a su rostro; pero lo que me dejó mudo fue el resto de su atuendo; ella había elegido un largo vestido de color verde claro de tejido de punto, con botonadura al frente, lo bastante estrecho para resaltar poderosamente las suaves curvas de sus femeninas formas; una mascada blanca como accesorio alrededor de su cuello, y unas botas negras de tubo corto pero de altos tacones resaltaban su figura; con su habitual sonrisa subió al coche y me saludó con un beso; llevaba el nerviosismo y la emoción a flor de piel, así que de inmediato me puse en marcha; la primera parte del día se desarrolló en el auditorio de la escuela, y me hice cargo de algunos detalles mientras ella fungía como maestro de ceremonias durante la entrega de algunos reconocimientos; grande fue mi sorpresa al ver que los alumnos brillaban por su ausencia, salvo los que tenían alguna encomienda directa con el evento, y la mayor parte de los presentes era gente mayor, exalumnos y quienes se relacionaban con aportes económicos a la Institución, así que al igual que mi prima quien cursaba estudios ahí, los jóvenes se encontraban ausentes.

la siguiente fase del programa consistió en un recorrido turístico de varias horas por la ciudad, lapso que mi tía y yo aprovechamos para finiquitar los arreglos del salón en el que se culminaría con el día; a ese lugar nos permitieron el acceso hasta muy entrada la tarde, y yo esperé hasta que la gran mayoría de los coches de los numerosos invitados habían llegado; el salón cuenta al lado con un estacionamiento cerrado de tres pisos, y mi tía Angelina me acompañó a acomodar nuestro vehiculo, pocos instantes antes de que diera inicio la velada, con el fin de poder ubicarle en cuanto fuésemos a salir y para bajar todas las cosas que necesitaríamos; al comenzar a subir por la rampa me di cuenta de que el lugar se encontraba prácticamente a su capacidad, y al llegar al primer piso uno de los empleados me detuvo y me explicó que mas arriba no había lugar disponible; acto seguido me condujo hacia el interior de esa primera planta, señalándome un sitio en el que otro coche se disponía a salir; con gusto me di cuenta de que se trataba casi del cajón de estacionamiento mas recóndito de aquel piso, y mientras maniobraba para entrar, mi mente comenzó a sopesar las posibilidades de intimidad que aquel sitio ofrecía; al bajar del coche, el encargado de la planta nos comentó que en la misma se encontraban estacionados vehículos que usaban el lugar como pensión por una o mas noches, y que por lo pronto no se moverían, por lo que no habría tanto problema para salir; con prisa nos dirigimos al salón que ya se encontraba lleno de invitados.

De inmediato dio inicio una serie de participaciones por parte de personajes importantes en el grupo, mientras yo ayudaba a mi tía como podía en la atención de requerimientos de la gente que participaba en el evento; durante este lapso me di cuenta de las numerosas miradas masculinas que mi tía atraía por dondequiera que se paseaba, y comprobé que no era el único que estaba gratamente impresionado por esta mujer; un poco mas tarde ella misma me pidió que buscáramos una mesa para poder degustar de la cena; cuando por fin nos habíamos sentado y disfrutábamos de los platillos, ella fue numerosas veces interrumpida por los invitados, quienes se acercaban a felicitarla por la organización de todos los eventos del día, y cuando le permitían sentarse, ella se volvía y se deshacia en agradecimientos hacia mi; y de nueva cuenta comenzó a permitirse acercamientos mas íntimos, pues cuando ya nos retiraban los cubiertos, ella puso sus manos sobre mis rodillas, por debajo de la mesa; yo le correspondí con un fuerte apretón en sus dedos, mientras que ella no dejaba de sonreírme agradecida; posteriormente se le solicitó que pasara al estrado para recibir una ovación emocionada de todos los presentes, y para mi sorpresa me pidió que la acompañara; su emoción era evidente, pues un evento que le había preocupado y hasta quitado el sueño por varios días, estaba teniendo un desarrollo de lo mas afortunado; acto seguido dio comienzo el baile; las luces se hicieron mas tenues en todo el salón, y una orquesta hizo sonar sus instrumentos; nos encaminábamos a nuestra mesa pero ella me tomó otra vez de la mano y sin mediar palabra nos dirigimos hacia la pista; caminando detrás de ella y sabiendo que pronto danzaría con aquella mujer tan especial, sujetándola por su talle, supe que esa noche debía intentar obtener de ella lo que siempre me había ilusionado; nos mezclamos entre la gente y, para mi sorpresa, ella se estrechó discreta pero íntimamente a mi cuerpo, permitiéndome sentir sus deliciosas formas; comenzamos a bailar siguiendo un ritmo suave, y yo me permití percibir la cercanía de ese monumental cuerpo junto al mío; el aroma de su perfume y su cabello me llenó la nariz y comencé a sentirme como en un sueño; de tanto en tanto ella me soltaba para seguir recibiendo felicitaciones de gente que se acercaba, pero de inmediato ella volvía a acercarse estrechamente y seguíamos bailando; en ningún momento noté alguna mirada indiscreta que nos siguiera mientras bailábamos; al cabo de un rato ella me pidió descansar y nos acercamos a la mesa; de inmediato un mesero se acercó con dos copas que nos llenó con vino; ante una duda inicial de su parte, yo le acerqué la copa y ella bebió de buen grado; antes de volver a la pista nos tomamos otras dos rondas, por lo que yo esperaba que ella perdiera aun mas sus escrúpulos en el resto de la noche; el tiempo pasó con gran rapidez en medio de aquel disfrute, y cuando nos dimos cuenta la gente comenzó a retirarse; alrededor de las 2:00 AM la música concluyó, y mi tía subió de nueva cuenta al estrado para agradecer a todos por su presencia e invitarles para el próximo año; los encargados del salón y de la música se acercaron a mi para comenzar a finiquitar los detalles pendientes, mientras el salón se vaciaba con rapidez; de esa forma estuvimos otro rato ocupados despidiendo a quienes mas se demoraban en salir; al poco tiempo, mientras las puertas principales de acceso se cerraban tras el transporte de la orquesta, el encargado del lugar pasó también a despedirse, indicándonos que en la ultima planta del estacionamiento, que salía hacia una calle mas arriba por la parte de atrás del estacionamiento, quedaría únicamente el velador, quien bajaría para atendernos en alguna necesidad si se lo pedíamos, y que por tanto el mencionado camino de salida quedaría abierto hasta que lo necesitáramos; tras pagar una suma adicional a los últimos dos meseros, y sin perder su bonita pero cansada sonrisa, mi tía me pidió que nos fuéramos, cerca ya de la 3:30; con presteza acudí a nuestra mesa y recogí su bolso y mi chaqueta, la cual coloqué sobre sus hombros; salimos del salón hacia la solitaria rampa de acceso a los cajones de estacionamiento, mientras ella me tomaba del brazo y comenzábamos a subir; yo rezaba por que la planta donde teníamos el coche estuviera vacía de gente, y viendo que pronto tendría que proceder a acercarme a ella, mi corazón parecía desbocarse.

Yo sabia que no tendría mejor oportunidad que la que me propiciaba la penumbra e intimidad de aquel estacionamiento, así como el ambiente de comunión y cercanía que en ese momento se daba entre mi Tía Angelina y yo; mientras caminábamos ella permanecía bastante cerca de mi, bien sujeta a mi brazo, así que su cadencioso andar me permitía sentir las deliciosas formas de su cuerpo en un continuo roce con el mío; mientras la tensión del momento aumentaba en mi interior, mi Tía seguía hablando, quedo pero entusiastamente, de los pormenores en el desarrollo de la fiesta y de lo bien que había salido todo; avanzamos por el piso en penumbras, hacia el cajón del fondo mientras yo atisbaba en los vehículos estacionados tratando de comprobar que éramos a esa hora los únicos presentes en ese lugar; divisé nuestro coche y supe que el desenlace estaba cerca; la llevé hasta la puerta del pasajero de la camioneta que yo conducía en ese entonces, y que quedaba hacia el rincón mas oculto de la planta, a un lado de un ultimo coche que no parecía tener a nadie en su interior; quité el seguro de su puerta y mañosamente tomé mi chaqueta de sus hombros y su bolso y los arrojé hacia el asiento; antes de que ella intentara subir al vehiculo, la tomé de sus hombros y la jalé hacia mi con la mayor naturalidad posible; al principio ella cedió a mi movimiento, un poco azorada quizás, por lo que sin dejar pasar un instante con presteza busqué besarla; los primeros roces de mis labios con su boca parecieron no causarle mayor reacción, pero pronto percibí que la tensión se apoderaba de su cuerpo, aunque por unos instantes me dejó apretar sus labios entre los míos; de pronto ella intentó con brusquedad apartarse, pero ya había ido yo demasiado lejos, así que bajé mis manos a su cintura y de nuevo la acerqué a mi; otra vez pude llegar a su boca, sin embargo sentí como sus manos se posaban en mis hombros e intentaban apartarme; quedamos ahí en la oscuridad buscando nuestras miradas, y solo acerté a decir ,__ Por favor Tía, es solo un Beso !__; aparentemente su confusión aumentó, y esta vez me permitió un contacto mas largo con su boca; aunque aun me daba cuenta de la tensión en sus músculos, me dejó hacer mas con sus labios, y por momentos me pareció que iniciaba a corresponderme; pero volvió a apartarse de nueva cuenta y el asombro era lo único que salía por sus ojos; permanecimos unos interminables segundos en esa posición, yo tan cerca de ella pero sin saber que hacer; __ estos son besos sensuales ___, me dijo ___ y tu y yo somos Tía y sobrino; esto no está bien __ concluyó; __ Tía, yo lo sé, y espero que me perdones __ le respondí, pensando que mi acometida llegaba a su fin, y le espeté __ sucede que durante todos estos días me he sentido bastante apegado a ti, al grado de comenzar a verte con otros ojos ___; pero no está bien! __ volvió a decirme; sin embargo me daba cuenta de que ella no armaría un escándalo, y de que se lo estaba tomando con mucha calma, y eso me envalentonó al darme cuenta de que mi atrevimiento difícilmente terminaría en un problema familiar; ___ Por favor Tía, te lo suplico, toda la tarde he tenido la ilusión de que me dejes acercarme a ti ---; ella me miraba con una mezcla de asombro y curiosidad, y finalmente comenzó a mover su cabeza en señal de desaprobación; me sentí perdido, pero tan cerca de ella no iba a retirarme sin hacer otro intento; con cuidado acerqué mi rostro al suyo, y me sorprendió que ella no hizo el intento por retirarse; permanecí muy cerca de ella unos instantes, tratando de adivinar sus pensamientos a través de sus ojos; nuestro aliento comenzaba a mezclarse y ella no daba señales de huida, así que terminé mi recorrido y me apoderé de sus labios; esta vez sentí casi de inmediato como ella tímidamente correspondía a mi boca, entreabriendo sus labios y permitiendo una leve entrada de mi lengua; sentí como sus dientes se cerraban apenas sobre mi labio inferior, y al cabo de un rato ella trataba de seguir el ritmo de mi vehemencia; sus manos seguían en mis hombros pero ya no me empujaban, y sintiendo aumentar mi emoción nos entregamos en un intercambio de besos que se fueron haciendo cada vez mas apasionados; mientras yo buscaba y llegaba a su cuello perfumado, noté como ella se giraba para atisbar a la entrada a la planta del estacionamiento previendo la llegada de alguien; con mas fuerza la tomé por su cintura y mi lengua recorrió su cuello hasta sus oídos; por momentos ella hacia un pequeño intento por zafarse de mi abrazo, pero al instante cejaba y seguía dejándome hacer; eché un vistazo al acceso y entendí que por un buen rato ella y yo estaríamos solos en aquel recinto, así que me decidí a ir por todo; mientras volvía a encontrar su deliciosa boca, localicé con mis dedos la botonadura frontal de su vestido, y cuando su mano me tomó para detenerme, ya había yo zafado dos botones; sin dejar de besarla regresé al resto de los mismos y mientras intentaba zafarlos ella volvió a hablarme, __ No, por favor, no; esto es demasiado__; sin hacer caso a sus ruegos y eludiendo su mano, el resto de sus botones fueron cediendo, y su vestido quedó abierto hasta su cintura; __ No, alguien puede venir; Por favor, esto no está bien; No, déjame, no quiero hacer esto__;

estos y otros varios débiles ruegos no fueron suficientes para persuadirme; abrí las solapas de su vestido y lo bajé por sus hombros, aunque dejando sus brazos aun dentro de las mangas en previsión de necesitar acomodarlo nuevamente con rapidez; de inmediato resaltaron sus redondas chichotas retenidas apenas por un sostén cuyas breves copas color amarillo se veían rebosantes de piel; sin perder tiempo y pasando por alto su evidente nerviosismo, me abalancé sobre aquel tesoro, besando y lamiendo sus hombros, su pecho y el nacimiento de sus senos, aspirando su aroma y percibiendo la suavidad de su piel mientras la sujetaba con desesperación rodeándola por su cintura; ella poco a poco fue aceptando mi vehemencia, tratando de dominar su tensión, y quizás comenzando a tener algún disfrute de nuestro contacto; en cuestión de segundos mis dedos se deslizaron por debajo de las copas de su brassiere, y pude por fin tener acceso directo con aquellas deseables chichonas; con inmenso placer sentí como mis manos se llenaban de su redonda carnosidad, y como sus pezones se ponían erectos con gran rapidez, al tiempo de que la respuesta de su boca se traducía en un claro apasionamiento al corresponder a mis alocados besos; en seguida me asaltó la impaciencia por comerme sus senos, pero ella estaba rápidamente entrando en el juego, aunque de tanto en tanto volvía la vista sobre su hombro para seguir vigilando lo que hubiera sido una inoportunisima entrada de quienes aun se mantenían en el edificio, así que con un rápido movimiento ella misma deslizó los tirantes de su sostén y a su vestido hasta sus codos, doblando las copas de su prenda hacia abajo y permitiendo escapar a sus aprisionados pechos; anonadado contemplé por unos instantes la forma de sus antojables senos, con una redondez rayando en lo artístico, grandes, un poco colgados en virtud de su edad paro bien plantados, coronados por unos antojables pezones de amplias aureolas color café claro, que se mostraban erectos y absolutamente apetecibles; por un instante continué con las caricias de mis manos sobre aquel tesoro, pero no pude resistirme mas y con mis labios busqué aquellas delicias; mis sentidos se embotaron cuando por fin pude meterme sus tetas en mi boca, y comencé a besarlas, a lamerlas, a chupar sus pezones alternándome de un biberón al otro, mientras mi Tía Angelina me ayudaba ofreciéndome una y luego la otra, dejando escapar suspiros y suaves ronroneos, mostrando lo que disfrutaba de mis caricias; una vez que sus tetas estaban al alcance de mi boca mis manos estaban libres para continuar con la conquista de mas terreno, así que de inmediato fui en pos del que para mi es la mayor tentación que atesora esta mujer; recorriendo su cintura dejé que mis manos bajaran por las amplias curvas de sus caderas, acariciando un poco la parte superior de sus muslos, para luego encontrar su increíble trasero; por sobre su falda pude percibir entre mis dedos el sabroso volumen de sus grandes, redondas y firmes nalgas, y me di cuenta además, al sentir los bordes de la prenda, que llevaba puesta una pantaleta exquisitamente breve que debía dejar al descubierto la mayor parte de su maravilloso trasero; es sorprendente a veces ver los matices en las reacciones de las mujeres, pues extrañamente aun cuando yo tenia a mi completo alcance sus senos desnudos, las caricias por debajo de su cintura volvieron a ponerla nerviosa; tomándome de las muñecas intentó detener mi acometida sobre sus pompas mientras miraba con nerviosismo hacia la entrada del piso;

__ Nos van ver, alguien puede venir __, me dijo, al tiempo que cubriéndose un poco los senos con sus manos iniciábamos un breve forcejeo que no hacia mas que aumentar mi deseo de tenerla; __ Por favor Tía, déjame llevarte a otro sitio; si aquí te pone nerviosa, vamos a donde tu me digas, pero por favor, déjame tenerte esta noche __; ella se quedó mirándome por unos instantes, sorprendida con lo que me había escuchado; temeroso de que su reacción fuese la de detener todo ahí, con prisa busqué otra vez sus labios, y ella correspondió con calidez a mi beso; se apartó un poco de mí y me espetó __ ¿Crees que alguien pueda entrar? __; aun sin estar totalmente seguro de mis palabras mi único camino era tranquilizarla, __ Tía, los coches que iban a salir de esta planta ya se han ido, nadie mas vendrá a entrar aquí, y el velador solo bajará si le llamamos __; continuamos mirándonos por unos segundos, mientras me daba cuenta de que ella trataba de creer en lo que le decía; sin perder mas tiempo volví a abalanzarme sobre ella; en un instante sentí su cálido abrazo envolviéndome el cuello mientras me besaba con un apasionamiento que no me había mostrado hasta ese momento, y de nueva cuenta me agaché un poco y proseguí mamando sus deliciosas tetas; sabia que cualquier ruido extraño iba a echar a perder mi aventura, así que con prisa volví a bajar mis manos y a sujetar otra vez su suculento trasero, pero ahora tomé el borde inferior de su vestido y con un rápido movimiento se lo levanté dejando al descubierto la parte un inferior de su cuerpo;

mi Tía Angelina se estremeció al verse en situación tan vulnerable, pero no hizo intento alguno por hacerme retroceder; descubrí que bajo su vestido no llevaba fondo, y que sus piernas se adornaban con un par de largas medias de color oscuro que llegaban hasta muy arriba en sus muslos, y que se sostenían en su sitio mediante unos aditamentos de elástico con broche; y como punto final pude ver que remataba su atuendo con una breve pantaleta de color también amarillo que completaba el juego con su brassiere, y cuyo liso diseño se estrechaba mucho en la parte de atrás, dejando apreciar casi la totalidad de la piel de sus nalgas al descubierto; recorrí con mis manos sus preciosos muslos, sintiendo la textura de sus medias y la firmeza de su piel; con desesperación me apoderé de su trasero y jugué a estrujar sus calzones tratando de romperlos; metí mis dedos por debajo de su prenda y pude al fin tocar su velludo monte de Venus, pudiendo percibir una abundante humedad en los pliegues de sus labios vulvares, algo que me sorprendió dada su edad; en ese punto ambos sabíamos que seriamos uno del otro, así que con prisa y estorbándonos, nuestras cuatro manos jalaron su pantaleta hacia abajo, y yo terminé quitándosela por completo cuando ella levantó sus pies alternadamente para que saliera, y la arrojé al interior del vehículo; con presteza me arrodillé en el suelo y ella entendió lo que iba a hacer, pues con sus manos mantuvo levantado su vestido, mostrándome de frente su monte de Venus; la empujé hacia atrás hasta recargarla contra el costado de la camioneta, y cuando acerqué mi rostro a su entrepierna el aroma de su maduro sexo me inundó la nariz; con gran desesperación abrí mi boca y comencé a besar su pubis, bajando lentamente hacia los pliegues de su vulva, mientras su abundante mata de pelos se desperdigaba por mi cara; nunca había percibido una pucha con un aroma tan delicioso como la suya, y una urgencia por comerme aquel manjar me invadió;

mi Tía Angelina comenzó a disfrutar de la sesión de sexo oral que yo le prodigaba, y un leve temblor en sus piernas y su zona púbica se fue haciendo cada vez mas evidente; una de sus manos se posó en mi cabeza y me sujetaba contra su entrepierna, mientras yo alternaba mis labios y mi lengua a lo largo de su raja, sintiendo la erecta protuberancia de su clítoris, por el que comencé a pasar mi lengua con toda la suavidad que me era posible; mi Tía Angelina comenzó a dejar escapar algunos gemidos entrecortados que de pronto aumentaban en sonoridad, pero era evidente que hacía un esfuerzo por no hacer ruido excesivo; la lengua y la quijada comenzaban a dolerme cuando el temblor de sus caderas fue haciéndose mas fuerte, hasta que de pronto su cuerpo entero comenzó a sacudirse en medio de violentos espasmos; ella emitió un largo gemido en medio de la explosión de su clímax, el primero de muchos mas que desde entonces ha tenido conmigo, y me percaté de como sus piernas perdían fuerza, al punto que comenzaban a doblársele, por lo que aun de rodillas y con mi cara en su vulva, la sujeté por su trasero y la sostuve; una serie de orgasmos siguieron sacudiendo su cuerpo; cuando recuperaba un poco el control, mi Tía se deslizó hacia la puerta de la camioneta aun abierta y se dejó caer en el asiento, recargándose en sus codos y echando la cabeza hacia atrás; solo se enderezó un poco para verme cuando escuchó el ruido de mi cinturón y el ziper de mi pantalón cuando yo al fin liberaba mi pene erecto y babeante;

__ ¿Vas a penetrarme? __, me preguntó, como si aun tuviera dudas sobre el desenlace del rato que pasábamos juntos, pero al mismo tiempo fijando su mirada en mi tranca erecta y palpitante, una costumbre muy arraigada en ella, como disfrutando de antemano del trozo de carne que la va a empalar; jugué un poco con mi verga y luego me acerqué a ella; mi Tía Angelina clavó una firme mirada en mis ojos, al tiempo que levantaba y separaba sus piernas; yo aparté su vestido levantándolo y descubrí ante mi su fabulosa raja semiabierta; con prisa toqué con mi falo su clítoris y lo hice recorrer sus labios y entre su monte de Venus, mientras ella permanecía expectante; me coloqué finalmente en la entrada de su orificio del amor, y con un suave movimiento empujé hacia delante; mi endurecida verga se deslizó por el interior de su vagina, y mi Tía Angelina emitió un sonoro gemido, mientras yo percibía la tibieza y la abundante humedad de las paredes de aquel agujero delicioso, y todo mi palo se perdía en el interior de aquella cueva; después de bombear suavemente dentro de ella por unos instantes, con cuidado levanté mas sus piernas y coloqué sus chamorros sobre mis hombros; ella se acomodó mas a su gusto y sentí como sus caderas iniciaban con un movimiento mas enérgico; en mi nueva posición podía, por encima del toldo del vehiculo, vigilar la entrada al piso del estacionamiento, y este lucía tan desierto como al principio; nuestros movimientos se hicieron cada vez mas fuertes y pronto me encontraba bombeando con frenesí dentro de ella, mientras mi Tía solo atinaba a proferir gemidos que denotaban la intensidad del placer que sentía; un penetrante e inconfundible olor a sexo comenzó a emanar en el ambiente, y cuando trataba de aspirarlo con apetito voraz, percibí un movimiento cerca del acceso al piso; sabía que no debía asustar a mi Tía Angelina, sopena de que se molestara conmigo, amen de concluir precipitadamente nuestra sesión, así que solamente reduje el movimiento de mis caderas; alguien se encontraba parado como a 30 metros de nuestra posición, pero tras unos breves instantes dio media vuelta y se alejó; sabía que no íbamos a tener mucho tiempo mas, así que en cuanto desapareció yo reinicié con mas intensidad mis acometidas dentro de mi Tía; sin embargo la presencia de alguien en las cercanías, el velador probablemente, me había quitado concentración y ahora no dejaba de prestar atención en dirección de la entrada a esa planta; mi Tía Angelina comenzaba a dar señales de cansancio y pronto comenzó a pedirme, __ vamos, termina, alguien puede venir; estoy empezando a ponerme nerviosa __;

mi placer subía en oleadas y volvía a bajar sin poder permitirme culminar con el clímax, y yo sabia que ella tenia razón, sin embargo mis acometidas volvieron a rendir el fruto esperado, y esta vez en medio de un espasmo su espalda se arqueó levantándose del asiento de la camioneta, mientras sus dedos se clavaban en mis hombros anunciando la llegada de otra serie de estremecedores orgasmos que hacían sacudirse a todo su cuerpo; sus convulsiones me quitaban ritmo y por un momento empecé a temer que no pudiera yo alcanzar a venirme; sin embargo cuando ella se tranquilizó un poco tomó una rápida decisión; con aparente brusquedad se levantó en el asiento y empujándome un poco me dijo ___ ¡Ahora te vienes por que te vienes!, vamos a cambiar la posición__; de inmediato plantó sus pies otra vez en el suelo, y dándose la vuelta se inclinó por delante del asiento sobre el piso de la camioneta, en cuyo borde apoyó sus rodillas; de esa forma quedaba empinada, ofreciéndome así un acceso si restricciones a su espectacular par de sabrosas nalgas, y a penetrarla en mi favorita posición de "perrito"; con presteza me acerqué por su retaguardia, observando como su vulva sobresalía entre su enormes y estéticas nalgonas, y sin perder tiempo apunté a la entrada de su vagina; introduje mí ansiosa verga con un movimiento rápido y mi pelvis hizo un chasquido cuando choqué con su trasero; con ansias acariciaba sus nalgas mientras la cogía por detrás, masajeándolas, apretándolas, pellizcándolas, dándole suaves nalgadas, tanto como me lo permitía el estrecho espacio en el que nos habíamos acomodado; tener a mi Tía Angelina, la mujer de mis sueños eróticos, a mi merced en esa posición tan deliciosa, poseyéndola, haciéndola mía sin restricción alguna, por fin llevó mi placer a las alturas que esperaba; en medio de sacudidas en mi espina dorsal mi pene arrojó con violencia mi semen hacia los ovarios de mi sensual Tía, mientras la sujetaba con brusquedad por sus caderas y arremetía sin miramientos contra sus nalgas, pero ella no me dijo nada, y se limitaba a mirarme por sobre su hombro, sonriéndome evidentemente feliz ante la intensidad del orgasmo que me había provocado; tras unos instantes mas, mi pene casi flácido salio del paraíso, y con premura nos dedicamos a arreglar nuestros atuendos; tras limpiarse y sacar mis mecos de su vagina, mi tía solamente se acomodó y abrochó su vestido, el cual lucía bastante arrugado, y procediendo no a ponerse sus pantaletas, sino a guardarlas en su bolso; yo acomodé mi atuendo mientras ella intentaba recomponer un poco su peinado;

en ese momento no sabía cual sería su reacción después de la lujuria que habíamos experimentado, pero cuando puse el motor en marcha mis temores se disiparon; sin asomo de pena, mi Tía Angelina se acomodó muy junto de mi en el asiento, rodeándome la cintura con su brazo y recargando su cabeza en mi hombro; con prisa subí por la rampa hacia los otros dos pisos, y ante la mirada desconcertada del vigilante nocturno del lugar, salimos hacia la calle de mas arriba; las calles estaban desiertas como es natural a tales horas, pasadas las 4:00 am, y eso agregado a los momentos de plena comunión que habíamos pasado mi Tía y yo, propiciaron un ambiente de gran intimidad; recorrimos el camino a su casa con mucha calma, despacio y prácticamente sin hablar mientras ella seguía acurrucada a mi lado; ya sobre la calzada que conduce a la entrada de la colonia en la que vive, ella me pidió que saliera del camino, señalando una bien cuidada y abundante arboleda que limita un parque publico y el área de una escuela universitaria; busqué y encontré un espacio junto a unas bancas, cerca del camino principal, y aparqué; sabia que algo teníamos que hablar sobre lo sucedido antes de que nos despidiéramos esa madrugada, pero no adivinaba a ciencia cierta que era ni en que términos; una vez detenido el coche permanecimos unos instantes en silencio, hasta que me aventuré a decir, __ ¿estuve bien? __; ella pareció sorprenderse y divertirse un poco con mi pregunta, y comenzó a reír despacio; __ quiero que entiendas __, me dijo__, la gravedad de lo que acabamos de hacer __; __ si mi marido se entera que he sido de otro hombre me mata__, prosiguió__, y si se sabe que ese hombre eres tu, mi sobrino, nos mata toda la familia__; procedí a tranquilizarla, haciéndole saber que a mi vez entendía cabalmente la situación en la que nos habíamos involucrado, y que lo que menos debía temer era que alguien aparte de nosotros pudiese enterarse; __ es mas Tía__, le dije__, quiero que sepas que deseo a partir de ahora que me consideres tu amante__; un amante__, respondió__, es lo que he considerado tener desde hace algún tiempo, pero para mi es difícil relacionarme con plena confianza con alguien ajeno a mi familia__; por supuesto que ella se mostraba reticente a aceptar mi propuesta, y yo esgrimía lo mejor posible el argumento de que alguien tan cercano a ella como yo podía brindarle la seguridad del anonimato y la total discreción necesaria, mas aun cuando entre nosotros ya había ocurrido una aventura inicial; ella no dejaba de manifestar que dado nuestro parentesco la situación se tornaría mucho mas peligrosa y comprometida; yo la volvía a abrazar y a besar, pero en ella no desaparecía la sombra de duda natural en su sentir; después de un largo rato, ella me tomó de las manos y a su vez me cuestionó sobre el hecho de que la hubiera buscado esa noche, aduciendo que a mi edad yo bien podría encontrar a una chica mucho mas joven que ella, y que por supuesto, no guardase alguna relación de parentesco conmigo; de inmediato pasé a contarle sobre mis secretos sentimientos hacia ella, y pasé a dejarle bien claro que yo la veía como una deliciosa mujer, y no como parte de mi parentela; seguimos conversando por un rato mas, hasta que por fin, después de las 5:00 am, logré que mi Tía Angelina por fin aceptara el establecimiento de nuestra relación como amantes; la llevé a su casa con prisa, justo antes del amanecer, y prometí buscarla mas tarde; esa misma noche volví a hacerla mía, cuando la visité en su negocio comercial a la hora en la que ella, sola de nuevo, procedía a cerrar las cortinas metálicas del local; recuerdo que aproveché la estiba de unos costales con granos en la trastienda, para recostarla y cogerla un par de ocasiones luego de bajar lo suficiente sus ajustados pantalones; de hecho a partir de esa fecha y por un lapso de algunos tres meses pude verla por dos o tres veces a la semana, pero durante ese periodo ella todavía tardó en aceptar sin cortapisas nuestra relación, y seguramente en respuesta a sus sentimientos encontrados, únicamente me permitía cogerla en rápidas sesiones, para lo cual aprovechábamos la trastienda de su negocio, o bien salíamos en vehiculo a suburbios apartados en las orillas de la ciudad, quedándonos en el interior del coche, o al aire libre entre las altas hierbas de algunos arroyos, pero yo me moría de ganas de desnudarla por completo y meterla en una cama; esto ocurrió como ya dije, al cabo de varios meses, cuando ella seguramente adquirió la suficiente confianza y apego a la relación como para aceptar acompañarme a un motel; a partir de ahí mi Tía Angelina y yo fuimos amantes por un lapso de casi siete años; pero mas que amantes nuestra situación derivó en una estrecha comunión, ya que en muchas ocasiones era yo la única persona en la que podía confiar sus situaciones familiares y personales, y a quien podía pedir ayuda; de esta forma, incontables veces durante nuestros encuentros yo solamente la abrazaba y la escuchaba con absoluta atención para que se desahogara.

Hasta que un día ella me hizo saber que en aras de revivir su matrimonio y recomponer a su familia mas cercana, debía terminar lo que existía entre nosotros; desde entonces no hemos vuelto a tener mas aventuras sexuales, pero hasta la fecha nos une un gran sentimiento de comunión y un gran apego mutuo. Nunca nadie, estamos bien seguros, ha podido darse cuenta del gran secreto que compartimos mi Tía Angelina y yo. Desde luego que por siempre estaré agradecido con el destino, pero sobre todo con esta maravillosa y asombrosa mujer, gracias a quien pude conocer la plenitud en una relación amorosa y sensual, aunque debo agregar que esta historia la cuento sin que ella lo sepa; Angelina es su nombre verdadero, ella sigue unida al hombre con el que se casó, que es el padre de mis primos, y espero se me disculpe por no mencionar sus apellidos ni mi identidad.