Anestesia
El deseo pudo más que la razón.
Juan y Ana son una guapa pareja que llevan cinco años de matrimonio aparentemente son felices, pero íntimamente Juan es la persona mas desgraciada del mundo, Juan es un hombre bien parecido, metro ochenta, moreno, suficientemente dotado para hacer feliz a una mujer, sobre todo por su inacabable capacidad de imaginarse fantasías sexuales, que su mujer a la que quiere mas que a nada en este mundo, educada rígidamente y con una autoestima muy baja, llena de complejos no se sabe por que, ya que aunque bajita tiene unas curvas rotundas, unas tetas perfectas, ni grandes ni pequeñas, pezones pequeños, compactos y rosados, no comparte, incluso llega al extremo de que aun no la ha visto totalmente desnuda en todo este tiempo, cuestión que ha ido sumiendo a Juan en una leve depresión, pues se da el caso de que cuando se masturba solo disfruta imaginándose a su mujercita haciendo todo lo que el quiere, por eso ha ido planeando la manera de satisfacer toda su curiosidad y no hacer daño a su mujer.
Ana tiene la costumbre de picar algo de comer mientras ve la televisión todas las noches hasta muy tarde, cuestión que Juan cree que Ana hace a propósito para evitar sus invitaciones diarias a practicar sexo y así sus relaciones se espacian de tal manera que no llegan a hacer el amor dos veces al mes, por eso Juan ha tomado la decisión y ha comprado una droga a la que llaman la Pastilla de la Violación, que le han dicho que utilizan los listillos para drogar alguna chica en la disco y luego aprovechan para ayudarla a salir fuera y fuera se la cepillan.
Esta noche Juan ha puesto la droga en la bebida de Ana y esta la ha bebido, a los pocos minutos le comenta a Juan que le ha entrado mucho sueño de repente y que luego apague la tele que ella se va a dormir, al poco rato Ana duerme profundamente, Juan intenta despertarla para asegurarse de que está totalmente dormida, y en efecto está totalmente dormida.
Juan enciende la luz, retira totalmente las sabanas, se desnuda totalmente y empieza a quitar muy despacito el pantalón del pijama de su mujer dejándola con unas minúsculas braguitas negras, luego con mucho cuidado también le quita la chaqueta del pijama, y ahí estaba su preciosa mujer en sujetador y braguitas como nunca antes había estado: totalmente a su merced, Juan estaba totalmente excitado, la punta de su tiesa polla destilaba una gran cantidad de liquido lubricante, pero se controló y empezó ha disfrutar como un verdadero sibarita de los diferentes aromas y sabores que le ofrecía su anestesiada mujer.
Ana estaba tumbada, Juan comenzó por besar el cuello de su amada, mientras acariciaba con su mano el espacio entre el cuello y las tetas de esta, separó cada tirante del sujetador, bajándolos por los brazos para dejar libres las preciosas tetas , fue bajando los besos y lamidas desde el cuello hacia las tetas mientras con la mano masajeaba una, con la boca chupaba y lamía la otra muy despacio alrededor del pezón, por arriba y por debajo despacio, acercándose cada vez mas al pezón ,hasta que muy lentamente llegó a la cima del mismo lo introdujo en la boca lamiendo con su lengua alrededor de la puntita, que se ponía cada vez más dura y erecta, luego pasó su boca al otro pezón mientras con la mano pellizcaba el pezón lubricado de saliva que iba dejando libre, después de un buen rato lamiendo y chupando Juan se incorporó un momento para disfrutar de la visión de las tetas de su mujer con los pezones morados, duros y llenos de su saliva, cosa que le excitó muchísimo.
El siguiente paso de Juan fue separar las piernas de su mujer, ponerse en el medio, encima de ella pero sin tocarla, y fue bajando su lengua por el vientre de su mujer, lamiendo alrededor del ombligo, luego en el mismo ombligo, en este momento Ana soltó un leve gemido y su cara mostraba una ligera sonrisa, Juan se asustó pensando que le había pasado el efecto de la droga , pero Ana dormía un húmedo sueño. Juan siguió con su exploración oral, pasó por encima del monte de venus de su mujer (aún con las braguitas ) y se dedicó a lamer el interior de los muslos desde abajo hacia arriba haciendo continuos quiebros y zigzags hasta el limite de las braguitas, separó las piernas de Ana un poco más y se entretuvo oliendo el aroma de aquel fruto que tanto tiempo tubo prohibido pues Ana nunca le había dejado tocarle el chocho, mucho menos comérselo y como mucho le había dejado masturbarla, pero solo con las braguitas puestas, el pensar que cuando quisiera podría ahora acceder a ese chocho que tanto deseaba lo ponía a mil y la espera y el sentimiento de estar haciendo algo prohibido hacía que todo su cuerpo viviera una excitación desconocida para el.
Preso de esta excitación juntó de nuevo las piernas de su mujer para quitarle las braguitas con los dientes, una vez despojada de estas, abrió de nuevo las piernas a su mujer y se metió entre ellas para ver en primer plano ese chocho que lo tenía obsesionado, era un chocho precioso con un vello casi rubio, una vulva de piel muy blanca y se adivinaban unos labios vaginales muy rosados y húmedos , los lametazos anteriores habían tenido algún efecto lubricante, Juan se metió un dedo en la boca ,lo humedeció perfectamente y se puso ha hacer lo que tanto tiempo había soñado: hurgarle en el chocho a su mujer, primero fue separando los labios mayores, observando cada pliegue , humedeció de nuevo esta vez varios dedos notando el sabor de aquel chocho por primera vez y separo mas los labios superiores apareciendo unos rosados labios interiores coronados por un diminuto clítoris que empezaba a ponerse colorado, toda la zona comenzaba a ponerse muy húmeda, y mas húmeda se puso cuando Juan comenzó a pasar su lengua, primero por los alrededores apenas tocando el vello que recubría aquella maravilla, luego mas hacia el interior y hacia arriba, el olor de aquel coño lo embargaba y a cada lametazo notaba aquel clítoris cada vez mas duro y el cuerpo de Ana sufría algunos pequeños temblores, al mismo tiempo que lamía cada vez más rápido aquel clítoris introdujo dos dedos en la caliente y apretada vagina de Ana , notaba aquel fabuloso y húmedo calor en sus dedos y comenzó a follar aquel chocho con sus dedos al mismo tiempo que lamía, chupaba y sorbía aquel clítoris, hasta que se corrió, se corrió el solo sin tocarse la polla para nada y siguió comiendo y follando aquel chocho mientras se corría, su mujer en un profundo sueño temblaba y gemía muy despacito y su chocho estaba cada vez mas mojado, en esto Juan retiró sus dedos de la vagina de Ana y comenzó a follarla con su lengua, levantó las piernas de su mujer y fue metiendo y sacando su lengua de aquel chocho que cada vez estaba mas húmedo, poco a poco fue deslizándose hacia abajo, hacia el culo virgen de su mujer, alterno lamidas en su clítoris con penetraciones vaginales y lametazos al ojete de aquel culo, en el interludio de esta sesión lubricó con los jugos del chocho de su amada el dedo índice y comenzó a introducirlo en ese ojete virgen, unas nuevas lamidas a toda la zona y el dedito en el culo ya entraba y salía con suavidad, intentó introducirle la lengua pero aun estaba muy cerrado así que le dió unas lametadas más por todo chocho, culete, culete, chocho, luego impregno dos dedos en un bote de vaselina que tenía en la mesilla de noche y los introdujo muy despacio en el culo de ella al mismo tiempo que le lamía el clítoris, comenzaron a entrar con cierta holgura por lo que empezó a follarla con los dedos primero muy despacio y luego mas deprisa sincronizando cada penetración con las lamidas que le daba en todo el chocho, Ana se estremecía en silencio, en esto Juan coloco un gran cojín en el centro de la cama, le dió la vuelta a su mujer con el culo hacia arriba y el cojín debajo para hacer que el culo se ofreciera mejor, la polla de Juan que nunca dejo de estar totalmente erecta a pesar del orgasmo que había tenido, penetro el chocho de Ana una ,dos , tres veces, la saco la impregno bien con vaselina, la apoyo contar el ojete y muy despacito empezó meterla, muy despacito, la metía un poquito y esperaba, luego otro poquito así hasta que el capullo ya estaba en el interior del culete ,en este momento empezó a moverse adelante y atrás, adelante, un poco mas adelante y atrás, un poquito mas adelante y atrás, hasta que de repente la metió toda hasta el fondo, respiro un momento y comenzó a bombear en el culo de su mujer como un poseso, en esto su mujer despierta poco a poco en medio de un orgasmo brutal, gimiendo y gritando de placer como si se muriera al mismo tiempo que Juan cambiaba el culo por el chocho de su mujer y la follaba de muevo, luego otra vez al culo hasta que se corrió de nuevo llenándolo el culo de leche a su señora.
Y esto es todo Ana denunció a Juan por violación, está en la cárcel y ella en tratamiento psicológico, por que las fantasías son eso fantasías y no se pueden realizar si no dejan de ser fantasías.