ANÉCDOTAS DE ROMEO : Los 3 matones del instituto.

Ufff... No quería, pero cuando empecé a recibir polla... Que cachondo me pusieron.

Siempre fui el empollón de la clase, cuando llegué al instituto eso no cambio, y los matones del instituto fueron los primeros en darse cuenta, eran tres, siempre iban juntos, se llamaban Nestor, Edgar y Robert.

Cada vez que salía del instituto se quedaban en una vieja caseta fumando, cada vez que pasaba para ir a casa les veía, hasta que un día volviendo a casa, Nestor que era el más delgado de los tres me salió al camino.

  • ¿Dónde vas?

  • A casa.

  • ¿No quieres venir un rato con nosotros?

  • Tengo que llegar a casa pronto, tengo muchos deberes que hacer.

  • Pero seguro que te da tiempo hacerlos, aunque llegues más tarde.

  • No sé Nestor... - Dije sin saber bien que decirle.

Robert salió de la caseta, él era el que mejor estaba de los tres y a las niñas le gustaba.

  • ¿No quieres se nuestro amigo? - Cogió mi mochila. - Anda vamos, solo será un ratito.

Entramos a la casera abandonada, allí se encontraba Edgar, sentado en un viejo sofá abandonado, que no tenía respaldo, el tiempo lo había destrozado.

  • Siéntate. - Me dijo Nestor cediéndome el sitio, Me senté y Robert dejó mi mochila en el suelo, acto seguido se sentó a mi lado.

  • Nunca nos hablas, no nos comemos a nadie. - Comenzó a tocarme las piernas mientras decía esto.

  • Bu... Bueno, vosotros... Tenemos gusto diferentes.

  • No tan diferentes... - Mencionó con una sonrisa maliciosa Edgar.

  • No parecemos más de lo que crees. - Añadió Nestor.

  • ¿Te gusta que te follen el culito? - Preguntó Robert sin parar de manosearme las piernas.

  • ¡Eh! No, no. - Me quedé muy cortado.

  • No pasa nada, a nosotros nos gusta follar culos. - Dijo Edgar.

  • Podemos ser muy buenos amigos. - Añadió Robert con una sonrisa en los labios. Cuando miré a enfrente Nestor se había sacado la polla y estaba pajeándose.

  • Creo... Que tengo que irme chicos. - Dije.

  • Después te acompañamos a casa ¿Vale? - Aclaró Robert.

  • Así no vas solito. - Dijo Edgar.

Robert me agarró la mano y la llevó a su paquete, el la pasaba de arriba abajo por su bulto, estaba muy duro. Soltó mi mano y se quitó la camiseta, Nestor continuaba pajeándose, edgar también se quito la camiseta.

  • Quitatela tú también. - Mientras decía esto Robert me la quitó.

  • Mmmmm mira que rico estás. - Me manoseo los pezones y después se echó sobre mi a chuparlos.

  • Ro... Robert para por favor.

  • Calla, te va a gustar.- Dijo Nestor, cuando mire Edgar también se estaba pajeando.

Tenía a Robert encima, manoseándome el culo y mordisqueandome los pezones, no quería pero me estaba poniendo a cien, su lengua me ponía los pezones como piedras y el manoseo en mi culo me la estaba poniendo dura.

Nestor y Edgar se acercaron con las pollas fuera, mientras Robert seguía cegado con mis pezones como si fuera a mamar leche de ellos. Robert se levantó y me quitó los pantalones y los slips, él también se desnudo. Me giró sobre el sofá y me abrió las nalgas, metió su cara dentro de mi raja, no pude evitar gemir, enseguida Nestor y Edgar comenzaron a alabar a Robert diciendole cosas como : Mira a la puta le gusta, ves como si es una zorrita. Esos comentarios mas que ofenderme me ponían más cachondo de lo que ya estaba, cuando Robert terminó de comerme el culo, los otros dos comenzaron a manosearme.

  • ¡Eh! Yo seré el primero en abrirlo. - Dijo Robert autoritario y los otros dos se pararon.

me giro de nuevo sobre el sofá, poniéndome boca arriba, los otros dos ya estaban desnudos también y Robert apunto su polla hacía mi culo, me la metió firme sin parar.

  • Aarg, que bien entra. - Jadeo Robert. - ¡¡Dios, esto es mejor que un coño!! - Iba diciendo mientras la metía. Yo no podía contener el gemir, eso era mucho mejor que cualquiera de mis dildos, que polla más deliciosa tenía Robert. Comenzó a moverme, me follaba seguido, mientras yo comencé a pajear a los otros dos, que también jadeaban de placer, los gemidos de los cuatro se escuchaban en la caseta, Robert me follaba duro y Nestor comenzó a metermela en la boca sin parar, yo recibió polla por mis dos agujeros, mientras pajeaba a Edgar. Cambiamos de postura, Rober se puso debajo de mi, mi espalda se pegaba a su abdomen y pecho y me la metía así, mientras de pie en el colchón con mi cabeza entre sus piernas estaban recibiendo el rabo de Nestor, Edgar se canso de la paja y comencé a sentir como su polla se presionaba con la de Robert, que placer y dolor al mismo tiempo, no quería que parara, quería más y más. Mis gemidos salían ahogados y todo comenzó a ir un ritmo increíble, ambos me follaban, yo gritaba de placer, aunque los gritos salían ahogados por la follada de boca que me estaba pegando Nestor, después de un rato así, Edgar le cambio el sitio a Nestor, pero continuaban follándome los tres a la vez, yo recibí y recibía hasta que Edgar se me corrió en la boca, muy lejos de sacarla y correrse en mi cara, me la metió hasta el fondo de la garganta e ingeri toda su leche caliente, Nestor y Robert continuaban follándome, con diferencia la polla que más placer me daba era la Robert, Nestor comenzó a convulsionarse, se notaba el palpitar de tu polla.

  • ¡Córrete fuera! - Ordenó Robert, Nestor la sacó y comencé a escuchar sus gemidos mientras se corría. Robert se me echo encima sin sacarla, cogiéndome muy fuerte y empezó a follarme durisimo, yo me agarré a él y gemía sin parar, me lamió la cara y acabamos dándonos lengua sin parar, comencé a sentir algo por mi cuerpo y comencé a correrme sin poder evitarlo, poco después todo el cuerpo de Robert se tenso, y empezó a lefarme el culo, mientras gemía comiéndome la boca, noté toda su leche caliente dentro de mi.

Después de eso todas las tardes me follaban, yo me dejaba hacer y ellos me hacían de todo, se pasaban unos a otros mi boca y mi culo, igual se la chupaba a Nestor mientras Robert me comía el culo, eso se fue agravando y llegó momento que lo hacíamos cada vez que teníamos oportunidad, en las baños del instituto o del centro comercial, en la caseta, en casa de alguno cuando no estaban nuestros padres, en el campo o lugar apartado, también tuvo sus ventajas en el instituto, nadie se metía conmigo, gozaba de la protección de los matones del instituto, aunque muchos se preguntaban ¿Por qué?