Andrei el rumano, 3ª parte
Giré la cabeza para ver al cura, y mis ojos se fueron directamente a su rabo, menudo rabo que se gastaba el curita tenía una verga larga he hinchada a tope, y colorada que parecía a punto de reventar. No te asustes, Dani, anda ven y agárralo ya verás que es cómo el de cualquier otra persona.
Aquí continuamos con el relato, justo donde lo dejamos en Andrei el rumano 2ª parte.
Nos vestimos y una vez listos, salimos del monovolumen, y nos dirigimos hacia la iglesia; Solo teníamos que cruzar la calle, y ya estábamos frente a la iglesia.
¿Por dónde hay que entrar? Le pregunté a Andrei.
¿Es por la puerta principal de la iglesia?
No, vamos a aquella puerta que es donde tiene la vivienda, me contestó Andrei.
Al llegar allí, Andrei levantó la tapadera de una cajita transparente, y pulsó un interruptor, que no era otra cosa que el timbre.
Esperamos unos segundos, y al poco rato se abría la puerta. Buenas noches, Andrei, dijo el cura al abrir la puerta; era un cura joven y bien parecido, y digo cura, porque llevaba la sotana puesta si no… no sabría que era; hoy veo que vienes acompañado, Andrei. Sí, dijo Andrei, este es Dani, el amigo de quien le he hablado.
Pasar, pasar, que ahí fuera hace frio.
Cuando entramos, el cura cerró la puerta, y nos invitó a que lo siguiéramos. Así que este es tu amigo, y dices que se llama Dani, ¿no es así? Sí padre, le contestó Andrei.
Eres muy guapo, Dani, me dijo el cura. Me alegro conocerte, y de que quisieras acompañar a Andrei. Abrió la puerta a una sala donde había encendida una televisión, y mientras nos mandaba pasar, apoyó la mano sobre mis hombros, bajándola suavemente por mi espalda, hasta llegar a mi culo. Ahí la dejó y muy disimuladamente me acariciaba diciéndonos que pasáramos, y que nos sentáramos en el sofá que allí había.
¿Queréis beber algo? Nos preguntó.
No, contestó Andrei, hemos terminado de beber unas cervezas en el monovolumen, y al menos a mí, ahora mismo no me apetece. ¿Y tú que dices, Dani? No, yo tampoco quiero, le contesté.
Entonces ahora mismo venís de tu casa rodante, ¿no es así? Sí, contestó Andrei.
Ya veo, ya, y menudo olor que traéis encima, oléis a sexo que se nota a mil leguas de distancia.
Será mejor que os deis un baño para quitar ese olor de encima.
Anda, pasar a la ducha y vamos a ducharos, para quitaros ese olor a sexo que traéis.
Nos llevó a otra estancia, y de allí, nos llevó a un enorme baño, donde sacó de un armario una botella de champú, la colocó en el suelo de la ducha, y nos ordenó que nos desnudáramos, y entráramos a la ducha, mientras él iba a por unas toallas.
Cuando llegó el cura con las toallas, Tanto Andrei cómo yo, ya estábamos desnudos esperando a que el agua saliera lo suficientemente caliente.
Bonitos cuerpos, dijo el cura dejando las toallas, sobre una repisa. Bueno pues voy a aprovechar, y me ducharé con vosotros. Y sin esperar más, empezó a sacarse su sotana, sin que debajo de esta tuviera nada puesto. Vamos que el cura se quedó en pelotas, nada más sacarse la sotana.
Mira cómo me habéis puesto, al ver tan bonitos cuerpos. Giré la cabeza para ver al cura, y mis ojos se fueron directamente a su rabo, menudo rabo que se gastaba el curita tenía una verga larga he hinchada a tope, y colorada que parecía a punto de reventar.
No te asustes, Dani, anda ven y agárralo ya verás que es cómo el de cualquier otra persona. Se acercó a mí, y cogiendo mi mano la llevó a su foronga. Anda acaríciala me dijo. Dani, tienes un trasero muy bonito y bien hecho, da gusto mirarlo, y echando su mano a él, me empezó a acariciarlo, y acariciarlo da más gusto todavía.
Me puso debajo del chorro de agua, y sin dejar de acariciarme el culo, fue buscando con su mano la entrada a mi esfínter. Una vez puso su dedo en la entrada empujó con su dedo hasta que lo hubo metido dentro. Veo que ya estás bien abierto, me dijo, mientras con la otra mano acariciaba mis huevos y polla.
Poco a poco me fue dando la vuelta, y tan pronto me tuvo de frente, llevó su boca hacia la mía, empezando a morderme los labios, hasta meterme la lengua dentro de mi boca, y succionarme toda ella. Luego me fue empujando con sus manos en mis hombros, hasta que me hube agachado quedándome a la altura de su verga.
Anda abre la boca y chupa cómo si fuese un caramelo.
Abrí la boca, y empecé a chupar aquella foronga que me daba el cura. Mientras yo chupaba la verga del cura, Andrei, metía un dedo en mi culo, luego lamía la parte de atrás de mis huevos, dándome mordiscos sobre el perineo, haciendo que volviese a dar gritos de placer, cómo me había hecho en el monovolumen. Tuve que dejar de chupar la verga del cura, para poder gemir. De vez en cuando, chupaba el glande de la polla del cura, y lo hacía con tanta fuerza, que el cura se estremecía. Si que eres bien maricón, me decía el cura, gimes cómo una perra en celo, menuda putita que nos hemos topado, decía el cura.
¡Ohhh! ¡ohhh! ¡ooohhh! Andrei, Andrei, por favor, gritaba y lloraba de placer, sintiendo la boca de Andrei lamiendo la parte de atrás de mis huevos, y dar mordisquitos en mi perineo a la vez que me iba introduciendo un dedo en el ano.
Después de un buen rato en el que me estuvieron haciendo gritar y llorar de placer, el cura me hizo poner de pie, ordenándome que le abrazara el cuello con mis brazos, y cogiéndome por los muslos de mis piernas, me levantó en sus brazos. Abraza mis caderas con tus piernas, me dijo, y tu Andrei, ayúdame a sujetarlo por sus cachetes.
Así, así, ahora colócale la cabeza de mi pija en la entrada de su ano. Cuando la coloques en su esfínter, avísame para irlo bajando y abrirle el esfínter poco a poco.
Nada más colocar su glande sobre mi esfínter, este empezó a abrirse y dejar que aquella foronga fuese entrando en mis entrañas.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Grité al notar cómo iba entrando la polla del cura.
¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡ahhh! Suspiraba y tartamudeaba en un gemir constante mientras me iba entrando y saliendo aquella foronga de mi culo.
Así, así, pedazo de maricón que hemos encontrado, decía el curita, mientras me follaba el culo.
Te gusta que te metan la polla en el culo, ¿eh? Joder que zorrita que tenemos para follar, toma polla zorra, que eres una zorra, toma, toma, me decía el cura mientras me daba por el culo manteniéndome sobre sus brazos.
Mientras el cura me follaba de aquella manera, Andrei, me iba besando por la espalda, y con su mano acariciaba los huevos del curita.
Después de un buen rato en el que el cura no dejó de darme por el culo mientras estaba en sus brazos, me puso de pie, sacó su polla de mi culo, me dio la vuelta, y ordenándome que me apoyara sobre los hombros de Andrei, me cogió por las caderas, y abriéndome las piernas, me volvió a meter su rabo de una sola estocada, ¡ohhh! ¡ohhh! ¡ooohhh!, grité en un suspiro de placer.
El muy hijo puta del curita, me había clavado tan fuerte y a fondo su foronga, que me hizo poner de puntillas, y casi me levanta en el aire.
¡Ay que culo tienes! Menudo culo que nos hemos encontrado, pedazo de maricón que eres Dani. ¡Ay que culito! Tienes un culito divino, y que zorra nos has salido, te vamos a dejar el culo bien abierto, pedazo de maricón, te vamos a preñar bien preñado de leche este culo divino, pedazo de zorra.
¡Ohhh Dios! El cura me clavaba su pija tan a fondo, que me levantaba en el aire con sus arremetidas. Se escuchaba caer el agua de la ducha, y la pija del cura cuando entraba en mi culo, chof, chof, chof. Aquello me estaba haciendo delirar. Estaba aferrado con mis manos sobre el cuerpo de Andrei, y cada vez que abría los ojos, veía la grandiosa he hinchada pija del rumano, pasaba la lengua por mis labios, con ganas de saborear con mi lengua aquella hermosa pija; dios, la boca se me hacía agua; sin pensarlo más, mientras el cura metía y sacaba la polla de mi culo, abrí la boca, y agachando la cabeza un poco más, tragué la verga del rumano.
Cada vez que la pelvis del cura golpeaba mi culo metiendo su polla en él, mi boca tragaba más la foronga de Andrei. ¡Ohhh! ¡ooohhh! Dani, suspiró Andrei al notar mi boca tragar su polla. Andrei me apretó más fuerte con sus manos, al notar cómo le chupaba su polla, mientras el cura seguía dándome por el culo. Empezó a acariciarme y apretar los pezones, haciendo que delirara aún más de placer.
Estaba siendo ensartado por 2 sabrosas pollas, la del cura que cada vez me abría más el culo, y la pija de Andrei, que, a cada culeada del curita, entraba más en mi boca.
Ahora el cura cada vez arremetía con más fuerza, y en una de las ocasiones me salió la polla de Andrei de la boca, y no era capaz de volverla a meter en mi boca. Fue cuando Andrei, sin dejar de sujetarme, se agachó, llevando su cabeza a mi entrepierna, abrió su boca, y empezó a chupar mi pobre polla que se bamboleaba y soltaba gotas de semen, a causa de las enculadas que me daba el cura.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Empecé a gritar y gemir al notar la lengua de Andrei lamer y luego chupar mi pobre polla. No tardé nada en empezar a correrme, ¡ahhh! ¡ahhh! ¡aaahhh! ¡ahhh! Empecé a gritar mientras mi pobre polla empezaba a escupir semen en la boca de Andrei. Me corro, me corro, gritaba yo mientras el cura seguía metiendo y sacando su pija en mi culito.
¡Ay que gusto! ¡Ay que gusto! Decía el cura clavándome más a fondo su polla, cuando noté cómo me apretaba más con sus dedos, y casi me tenía en el aire, cuando empezó a correrse dentro de mí.
¡Ay que culo! ¡Ay que culo maricón! Soltaba el curita mientras terminaba de eyacular dentro de mi culo.
Cuando terminó de soltar todo su esperma en lo más hondo de mis entrañas, el cura sacó su polla de mi culo, y pegándose a mí, me mordía el hombro derecho. Asido maravilloso, decía el curita, vaya culito más rico que tienes, Dani, pero mira cómo hemos dejado a Andrei, tendremos que remediar algo para aplacarlo. Sin pensarlo más, me agaché y sujetando la pija de Andrei con mis manos, la llevé a la boca, empezando a chupársela.
Mientras yo le chupaba la polla al rumano, el curita le acariciaba el culo y le mordía el cuello y lo morreaba. Con una de sus manos el cura fue buscando la entrada del ano de Andrei, tan pronto la tuvo en su esfínter, presionó con un dedo para írselo metiendo dentro.
Andrei, abrió un poco sus piernas dejando que el dedo del curita entrase a la vez que gemía, ¡ohhh! ¡ohhh! ¡ooohhh! Y empezaba a correrse dentro de mi boca.
Yo chupaba y a la vez meneaba la polla de Andrei con mi mano, mientras tragaba todo su semen.
Cuando terminó de eyacular y yo de dejarle reluciente aquella hermosa pija, nos dispusimos a ducharnos, y una vez hecho, salimos yendo a la sala donde tenía la televisión el cura.
Una vez allí, el cura nos volvió a ofrecer de beber algo, pero tanto Andrei cómo yo, le dijimos que no, que teníamos cervezas y unos bocadillos para cenar en el monovolumen. Bueno, cómo queráis, dijo el cura.
Espero verte alguna vez por la iglesia, Dani, me soltó el cura mientras me acariciaba el culo con su mano.
Puede ser, le contesté, aunque no soy mucho de venir a la iglesia.
No te preocupes, no hace falta que vengas a rezar, con que vengas a confesarte de vez en cuando, me daré por satisfecho, me soltó el cura mientras me apretaba el culo con su mano.
Nos despedimos del curita en la puerta, y nos volvimos al monovolumen, Andrei y yo.
Cruzamos de nuevo hacia el bajo del viaducto, llegamos al monovolumen, Andrei abrió la puerta y ambos entramos, cerrando luego Andrei la puerta. Andrei sacó 2 botes de cerveza y cogió los 2 bocadillos, y allí sentados, nos dispusimos a comer los bocadillos y beber esa y otra cerveza más.
Mientras comíamos los 2 bocadillos, Andrei me dijo que si me había gustado haber estado con el cura.
Sí le contesté, pero ahora mismo estoy cansado, y noto el culo todo abierto y algo dolorido.
No te preocupes, cuando terminemos de comer, si quieres nos tumbamos un poco, y cuando quieras puedes marcharte.
Después de terminar los bocadillos, bebimos otra cerveza mientras fumábamos un par de cigarrillos, luego nos fuimos a acostarnos en aquella cama que tenía Andrei.
Andrei se quitó la ropa, y se metió entre las sábanas de aquella rústica cama.
Si no quieres quitarte la ropa, te puedes tumbar igual, pero estarás más cómodo sin ella, me dijo Andrei.
Dudé un momento, pero terminé haciéndole caso a Andrei. Así que me dispuse a quitarme la ropa igual que había hecho él, y me metí entre las sábanas y pegado a Andrei.
Estuvimos hablando un buen rato, hasta que nos empezamos a dar pequeños besos, luego a acariciar y meternos mano, luego abrazar, y eso fue el comienzo de otra fabulosa follada.
Andrei, terminó por sacarme el slip que era lo único que tenía puesto, haciendo yo lo mismo a él.
Nada más sacarle el slip, la polla de Andrei me golpeó la cara; joder el muy cabrón ya estaba al palo; cogí con mis manos aquella hinchada y colorada pija, llevándola a mi boca.
Andrei, por su parte hizo lo mismo que yo, y quedándose el debajo, empezamos un rico 69.
Ya llevábamos un buen rato chupándonos las vergas, cuando él sacó mi polla de su boca, y agarrando mis huevos con su mano, empezó a lamerlos por la parte de atrás, dándome pequeños mordisquitos, lo mismo con el perineo, y lamiendo con su lengua mi esfínter.
¡Dios! Aquello me hizo temblar de gusto, y tuve que dar unos gritos de tanto placer que estaba sintiendo; ese día tenía toda esa zona de lo más sensible, cada vez que me rozaban con la lengua o labios esa zona, me derretía de gusto; fue tanto el placer que me estuvo dando, que cuando ya no podía más, me monté a horcajadas sobre Andrei, le sujeté la polla con mi mano derecha, y apuntándola a mi esfínter, me la clavé a fondo dentro de mí.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Suspiré de placer al notar la polla de Andrei dentro de mí. Cómo un poseso, comencé a galopar sobre aquella foronga.
Subía y bajaba sobre la polla de Andrei, cómo si me fuese la vida en ello. En una de las ocasiones, al querer morderle la boca, al agacharme para acercarme a su boca, la polla de Andrei salió de mi culo, y mientras le mordía los labios, intentaba llevar de nuevo su polla a la entrada de mi ano.
Espera un momento, dijo Andrei tan pronto pudo. Deja que me levante, y vayamos para el asiento, que allí estaremos más cómodos.
Dejé que se levantara, me cogió de la mano, y después de sentarse sobre el asiento, me dijo que ahora me sentase a horcajadas sobre él.
Nada más subirme a horcajadas sobre él, Andrei colocó su pija sobre la entrada a mi ano, y mientras yo me sentaba, aquella foronga volvió a estar dentro de mí.
Ahora mientras yo lo cabalgaba, el mordía mis labios, luego pasó a mi cuello y pezones, hasta que, entre fuertes gemidos, yo me empezaba a correr sobre su pecho y vientre.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Andrei, gritaba yo, ¡ooohhh! ¡ohhh! Andrei, me corro, me corro, ¡ohhh! Andrei.
Yo ya no podía más, había quedado extenuado, pero Andrei, sujetándome por las caderas, me puso de espaldas al asiento, y llevando mis piernas a los respaldos de los asientos, empezó a follarme duramente. Metía y sacaba la polla de mi ano a toda velocidad, hasta que estalló soltando toda su leche en lo más profundo de mis entrañas.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Dani, ¡ooohhh! Ya ya me corro, ¡ohhh! Que gusto, ¡ohhh! Que gusto Dani.
Cuando terminó de eyacular, Andrei dejó que su polla fuese saliendo ella sola poco a poco, mientras mordía mis labios, hasta dejármelos hinchados y colorados cómo si fuesen tomates.
Una vez repuestos de aquella follada, Andrei buscó una toalla con la que limpiarnos un poco, y después de fumar un cigarrillo cada uno, miré la hora que era, y cómo iban dar las 4 de la madrugada, le dije a Andrei que sería mejor que me fuese.
Puedes quedarte a dormir conmigo si quieres, no creo que hagamos otra cosa que no sea dormir. Al menos yo estoy seco y agotado.
¿A qué hora tienes que levantarte? Me preguntó Andrei.
No tengo que levantarme a ninguna hora, estoy de vacaciones.
Pues quédate, y cuando despertemos te vas.
Tienes razón, así que los 2 tal y cómo estábamos; desnudos por completo; nos volvimos a acostar en aquella rústica cama que Andrei tenía.
Nos acurrucamos los 2 juntitos, y los 2 abrazados, nos quedamos profundamente dormidos.
Cuando despertamos eran ya las 10 de la mañana, así que, sin tentar a la suerte, nos vestimos, y después de darme unos besos, abrió la puerta y nos despedimos.
Ahora iba para mi casa, iba superfollado, y el culo lleno de semen, bien abierto, y oliendo a sexo por todos mis poros.
Nada más llegar a mi casa, me fui directo para la ducha, y después de un buen baño, me fui a tumbar al sofá, hasta que llegó la hora de comer.