Andrea y yo, atendemos a 4 marineros

Arreglamos con Andrea, mi mejor amiga, travesti hasta el tuétano como yo, que me ayudaría en la atención de los marineros rusos.

ANDREA Y YO, ATENDEMOS A CUATRO MARINEROS

Arreglamos con Andrea, mi mejor amiga, travesti hasta el tuétano como yo, que me ayudaría en la atención de los marineros rusos. Andy, así le digo, tiene la particularidad de que sus tetas son enormes, todavía recuerdo la envidia que provocaban cuando yirábamos por Godoy Cruz.

Cacho, un amigo que me consigue clientes, me había llamado avisándome que había conseguido para mi, clientes de un buque ruso, recién anclado y en principio eran cinco o seis marineros que vendrían en busca de mi atención a cambio de buen dinero. No sabía con cuanto se quedaría de comisión Cachito, pero se que a mi me iban a pagar bien y como había sido una semana de mucho trabajo, "invité" a laburar conmigo a mi amiguita.

Andy es tan pero tan puta, que apenas le dije que eran marineros, me pidió por favor que no la dejase afuera.

A las cuatro en punto y con nosotras dos preparadas, llegaron los marineros. Gracias a dios, eran cuatro. La puta de Andy, reclamaba --¿dónde están sus amigos?¿no eran más de seis...?. Solo recibió un codazo en las costillas de mi parte, como para que no abriera más la boca, al menos para hablar...

Lo primero que hicieron estas bestias, fue ponerse a compartir una botella de vodka y a desnudarse, nosotras mientras le hacíamos una función de streep-tease, con toques lésbicos. Sus porongas, erguidas apuntaban al techo y nosotras nos agachamos y empezamos a chupar los cuatro miembros alternativamente. Quedamos desparramados en el piso del living y el sillón de 3 cuerpos que tengo. Uno de ellos sentado, era sometido a una chupada de pija espectacular que Andy le propinaba, mientras otro de sus compañeros se entretenía chupándole el culo. Yo acostada boca arriba le chupaba la pija al que le chupaba el culo a Andy y los otros dos se entretenían con mi orto metiendo sus dedos y lenguas. Muy pronto, los dedos y lenguas fueron tracados por la primer pijota. El "camarada" me ensartó sin miramientos ni contemplaciones. Pensé que me desmayaba, mis piernas enroscadas en su cintura, hacían que mi culo quedara ensartado en su choto, al ver esto, el que le chupaba el culo a Andy, sacó su pistola de mi boca y penetró a mi amiga de la misma manera, que segundos atrás hicieron conmigo. Solo que la putarraca, gritó --¡Así, matame papito...!—El otro marinero, ocupó mi boca vacía con su enhiesta verga.

El cuadro era digno de la mejor película pornográfica, las dos eramos brutalmente cojidas por el culo y la boca.

De todos modos, ya no sufríamos, nos estábamos comiendo cuatro formidables porongas, de unos tipos que supongo dirían barbaridades que yo no entendía. Y la verdad, tanto Andy como yo, estábamos disfrutando con este servicio.

La cara de satisfacción de mi amiguita cuando el marinero que se la metía en la boca se la fue llenando de leche, la delataba y al acabarle el otro en el culo, y quedar liberada me estampó un beso en al boca, compartiendo el semen ruso conmigo. Ni que decir que al que se la había estado chupando yo, nos acabó en la cara mientras nos besábamos y el restante me llenaba el orto con sus descargas. Nuestras caras, cubiertas de la crema tibia recién largada se escurría por nuestras tetas y los marineros apretaban nuestros cuerpos con brutas caricias, desparramando el semen que brotaba de nuestros abiertos culos.

Obviamente, nosotras ardíamos y seguíamos una lujuriosa batalla en el piso, donde nuestras armas eran los chupones y dedos metidos en su culo y el mío. Nuestros cuatro clientes, seguían repartiéndose una segunda botella y sus herramientas parecían despertarse, prestamente empezamos a chupar y masturbar alternativamente las cuatro porongas. Nos pusimos juntas, pegaditas, en cuatro, ofreciendo nuestros culos mientras seguíamos besándonos en la boca.

No tardamos en ser penetradas, mientras nuestros besos fueron interrumpidos con sendos chotos que fueron a parar anuestras golosas bocas.

El ruso que me cojía esta vez, parecía que me iba a partir, pues podía sentir que después de sacarla casi toda de mi orto, me la clavaba violentamente hasta que sus huevos hacían tope con mi culo y a cada sacudida la pija que tenía en la boca, se enterraba en mi garganta. Durante varios minutos nos sacudieron a las dos de esta manera, al rato cambiaron y el me cojía a mi se la clavó a Andy y el otro, la emprendió con mi ojete, ya a esta altura abierto como un tajo de mujer.

Mientras esto pasaba, podía ver a mi lado, las tetas de Andy bambolearse por las envestidas que el ruso le daba y como era ensartada por la boca, no permitiéndole emitir mas sonidos que algún gemido. Después de largos minutos de intercambios, nos fueron llenando de leche nuevamente.

Caímos exhaustas en el piso, abrazadas, acariciándonos y besándonos, nuestros culitos dejaban escurrir el semen vertido por los cuatro sementales, que aunque no lo crean, volvían a darle al vodka mientras se masturbaban en busca de otra erección.

Yo no se si era la bebida o el tiempo que habrían estado embarcados, la cuestión que sus pijas, habían dejado su posición de letargo y miraban al techo nuevamente.

Arrastramos con Andy a dos de ellos hasta el piso y nos montamos una arriba de cada uno de ellos, haciendo que sus porongas desaparecieran en nuestros abiertos culos. Los otros dos, que seguían dándole a la paja, desparecieron de mi vista. Enseguida me di cuenta donde estaban, sentí como la pija de uno intentaba colocarse junto a la que ya tenía llenando mi orto, me relajé más y lo dejé hacer. De a poco, su gordo choto fue entrando en mi ocupado culo, sentí que me partían, hasta que sentí a mi amiguita gemir más fuerte. El cuarto ruso, ya le había metido también su poronga y se movía haciendo un mete saca que hacía delirar a la puta de Andy.

Yo, para no ser menos, si bien sentía que me estaban partiendo al medio, también gozaba como una perra. No se exactamente cuanto tiempo nos estuvieron sometiendo a esta doble penetración, pero parecía que no terminaba más y realmente, pese al dolor del principio, lo estaba disfrutando.

Cuando salieron de esa posición, nos hicieron señas de que nos besáramos entre nosotras y mientras lo hacíamos, arrodilladas y abrazadas, nos fueron acabando en la cara, los cuatro fueron largando sus descargas de leche, la cual recogíamos con dedos y lenguas y degustábamos como marranas.

Así besándonos lesbicamente con Andy, llenas de leche, los rusos acabaron su vodka y su faena.

Cuando se fueron, casi a los empujones, con mi amiguita repartimos el dinero, nos vino bien a ambas y nos metimos en la bañera llena de agüita tibia y reparadora. Ahora nosotras, nos tomábamos unos whiskys, mientras charlábamos amenamente. La verdad, hacía mucho que no hacíamos algo juntas y me encantó. Quedamos en volver a repetir apenas se nos presentara la oportunidad.